Cuando ir al supermercado se convierte en un ejercicio de métrica y óptica hay que pensar que la vida está descubriendo sus cartas. Coger un yogur e intentar leer su composición estirando el brazo hasta la posición de lectura y desplazar las gafas sobre la nariz para calibrar el enfoque tiene que provocar una profunda reflexión a la vez de acordarse de la madre del tipo que pega las etiquetas. Es fácil llegar a la conclusión que el tamaño de la letra ha sido una decisión que han tomado unos directivos sesudos a los que les importa un bledo la presbicia.
July 20, 2018, 10:26 p.m. 1 Report Embed 2We process all of our transactions with PayPal. Please don't close this window, and wait until you are redirected...