La crisis de los veintitantos. Follow story

Todo el mundo sabe y habla sobre la “peor” o la más complicada etapa del ser humano: la pubertad. Es cierto que es una pesadilla cuando tu voz tiene más gallos que un grifo, todos los cambios hormonales, las terribles espinillas y pasar del corpiño al bra. Sí, es un espanto, nadie te aguanta, ni tú mismo. Sin embargo, todos estamos conscientes de lo fea que es la pubertad, incluso después de vivirla es muy fácil identificar a un puberto y decir “ah es que está puberto” y punto, de igual manera que la famosa menopausia, “está menopáusica” es la justificación para todas las señoras.

Pero nadie jamás nos dijo ni nos advirtió lo terrible que es la etapa de los veintitantos. Cuando era una puberta, mis mayores preocupaciones eran sobre cualquier salida en la noche, pedir permiso, qué me iba a poner, si me encontraría al niño que me gustaba, ó cosas de la escuela como pasar química, no tener ninguna llamada de atención y saber todos los mejores chismes, y eso era lo único que me quitaba el sueño. De puberta imaginaba mi vida sobre cómo sería “cuando fuera grande”, no faltaban los típicos juegos que usábamos para predecir nuestro futuro, como el sacapiojos y mi favorito...

En el cual escribías en el centro la edad a la que querías casarte, escogias a tu crush del momento, dónde ibas a vivir, luna de miel y cualquier otro aspecto que quisieras saber de tu futuro. Sin embargo, tus amigas se encargaban de ponerte otras opciones espantosas porque no toda tu vida podía ser perfecta, te podrías casar con tu crush, pero ibas a vivir en una choza, ó en vez de carro tendrías un burro. Desde esa época mínimo éramos conscientes de que no todo era color de rosa, o al menos no se la podíamos pintar así a nuestra amiga por pura envidia. Así de fácil era imaginarnos nuestro futuro, cómo iba a ser y con quién, pero al recordar ese juego lo que más me impacta es acordarme de esos números del centro, poniamos cantidades entre 21 a 25, jamás hubo alguna que pensara, “yo quiero ser una mujer luchona independiente trabajadora, así que a los 32”- said no one ever.

Actualmente que me encuentro en la etapa dentro de los 21 a 25 (24 para ser exactos, auch), me doy cuenta de que “mi yo puberta” no tenía ni poquita idea de lo que me esperaba. Claro que de seguro a varias niñas se les cumplío talvez el casarse a los 23 como lo predijeron (espero que no vivan en una choza), pero estoy segura que a las que no, se encuentran la misma crisis de los veintitantos como yo. Nadie nos advirtió que es una etapa en la que supuestamente ya debes de saber perfectamente quién eres y qué quieres en la vida. Pero, ¿Qué pasa si no?.

Te encuentras en un limbo rarísimo donde la mitad de tus amigas ya están anilladas, otras son unas señoras casadas, amas de casa que no tardan en tener hijos, mientras que la otra mitad sigue en la fiesta hardcore, ¿cómo ahí qué? Por otro lado, terminas la carrera que sabiamente escogiste porque te gusta, porque eres bueno o por alguna razón, pero muchas veces el salir de la carrera en lugar de encaminarnos nos nortea todavía más.

Es frustrante ver a tus amigas casadas, ver cómo pareciera que ellas ya lo tienen resuelto, que por lo menos ya tienen la seguridad de que van a estar con alguien para toda la vida, ya no tienen la incertidumbre de qué va a pasar, cómo van a terminar, y yo pensaba “qué a gusto ser ellas”. Otras amigas con trabajos estables desde hace tiempo, en los que simplemente al graduarse pasaron de medio turno a tiempo completo y ahí siguen, a ellas tampoco les pareció llegar esta crisis de los veintitantos.

Pero al mismo tiempo, cuando me llegó una oportunidad de hacer un cambio en mi vida hace unos meses, me di cuenta de que ellas que mis amigas casadas ya no tienen la libertad que un alma libre tiene, ya no tienen las posibilidades de dejar todo e irse solas a viajar por el mundo, o irse a vivir a otro país o cualquier idea que les pueda surgir. (ok lo podrían hacer divorciándose o con sus parejas pero esta más cañon), por otro lado, jamás se me va a olvidar cuando a una de mis mejores amigas que tiene su negocio desde hace tiempo le pregunté, ¿qué le dirías a tu yo pequeño? me contestó: “no trabajes tan chica”. Tal vez pensemos que algunos de nuestros amigos se nos han adelantado por así decirlo, y se vale, a fin de cuentas cada quien vive y decide sus prioridades en la vida, es igual de válido casarte a los 22 ó irte de mochilazo a esa misma edad, nadie es mejor o peor, simplemente cada quien elige qué es lo que quiere vivir, o la vida misma nos brinda esas circunstancias.

Con esto me dí cuenta que esta crisis de los veintitantos únicamente nos pasa a quiénes aún queremos experimentar diferentes cosas, quienes aún queremos explorar qué es lo que realmente nos llena y vivir de eso, quienes aún no estamos listos para sentar cabeza del todo, quienes tenemos hambre por conocer y viajar, vivir al máximo nuestra juventud. OJO, aquí la cosa es que tenemos que encontrar un balance entre el “yolo lifestyle” y el hecho de que en realidad ya no estamos tan chiquitos, he ahí el motivo de la crisis. Porque podríamos irnos de sabático a Thailandia y dejarlo todo, sí, se puede, pero también tenemos que pensar en qué estamos dejando atrás por seguir un impulso así, y repito,todo es cuestión de prioridades, nuestra crisis puede resolverse si sabemos identificarlas, y una vez sabiendo cuales son, aferrarnos a ellas.

Si tu prioridad es viajar, aferrate y hazlo. Ya después trabajarás, si tu prioridad es emprender, porque quieres ser tu propio jefe, trabaja, ya después tendrás tiempo de viajar. Si ya no aguantas tener tu propia familia porque quieres ser mamá joven, hazlo (si es que tienes con quién obviamente) tal vez ya has tenido suficiente tiempo para ir de fiesta.

Todo es cuestión de saber y hacer qué es lo que quieres, y como dije AFERRARTE a ello. No te aseguro que te salga tal cual como lo planees, pero te aseguro a que por lo menos te dará una idea de hacia dónde va tu vida y no significa que vayas adelantado o atrasado en comparación a los demás, incluso puede ser que por más que tengas definidas tus prioridades la vida te sorprenda y tus planes cambien drásticamente, no existen reglas, no hay un verdadero instructivo sobre cómo vivir la etapa de los veintitantos, sólo puedo decirte que hay que disfrutarla, pues es una etapa en la que ya tienes todo para ser o llegar a ser quien siempre has querido, es cuestión de hacer nuevamente nuestro tablero cómo lo hicimos en la pubertad sobre cómo queríamos vivir y poner nuestra edad actual al centro, sólo que esta vez darle un verdadero orden y no elegir al azar, elegir nuestro propio destino.

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