Sintió su beso aterciopelado en el cuello, un beso cálido que le erizó la piel. Nunca la habían besado de esa manera.
Su aliento ardiente la marcó. Lo amó sin escrúpulos.
Ella, la tímida, le entregó el corazón a un desconocido.
La noche, impertinente celestina, los unió en un fogoso juego de seducción.
Atrás quedó la fiesta de disfraces que cruzó sus destinos.
_ Quítate el antifaz _ le suplicó ella entre caricias y besos.
_ Imposible,es mejor así _ contestó.
Arrogante, la penetró rasgando el velo de su inocencia. Ella gozó hasta el delirio.
"¿Quién este hombre, fuego líquido que me consume?".
Por un instante perdió la conciencia, tan profundo fue el orgasmo. Él, entonces, desapareció.
De lejos lo vio regresar a la fiesta. Quiso llamarlo, pero...¡no conocía su nombre!
Al alcanzarlo lo vio abrazado a su hermana, se besaban, era su cuñado.
Huyó de la fiesta y escondida en la buhardilla hojeó con rapidez su libro de hechizos.
Sobre la mesa dispuso una vela en forma de ataúd. La embadurnó con grasa de gato.
La encendió y esperó hasta que se consumiera. Con firmeza recitó un conjuro: "Hipnos, dios de los sueños, haz que el maldito sueñe con lo temible hasta transformarse en locura. Hostígalo con pesadillas que no podrá soportar".
Concluyó el rito colocando los restos de la vela en una bolsa pequeña que enterró debajo de su rosal preferido.
Pasaron cinco semanas. El hombre apareció ahorcado.
Mientras paladas de tierra húmeda caían sobre el féretro, una joven vestida de luto ocultaba una sonrisa siniestra tras un velo de lágrimas...
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.