Soy la mamá de Enigma. Tengo ochenta y dos años y un hijo que está como un cencerro. De pequeño ya era feo, pero es que ahora... En fin... Su nombre real no es Enigma, su nombre real es otro que no pienso decir, por motivos que tampoco pienso decir. Se puso ese nombre porque trabaja en un circo ambulante. A veces sueño que se muere y me deja sola. Entonces, me despierto con un sobresalto y al instante ya estoy más tranquila, sabiendo que sólo ha sido un sueño, que mi hijo sigue vivo y me deja sola.
A continuación, os dejo una crítica del célebre escritor Jordi Lacasa Mora, sobre un reportaje que habla de mi único hijo, Enigma. Cualquier parecido con la realidad se aproxima mucho a la realidad:
"... El reportaje del Popular 1 habla de un pavo al que llaman Enigma; o a lo mejor es su nombre real, que ya sabemos cómo va en los USA el tema de los nombres propios o impropios. Enigma trabaja en un circo rollo burlesque, y aunque no supiera hacer nada y saliese al escenario y se quedara quieto mirando al público, la peña ya soltaría la pasta sólo para contemplarlo. Además de lo típico de haberse limado los colmillos rollo Nosferatu y haberse dejado la lengua bífida con bifidus activo y ostentar piercings hasta en las orejas, lleva tatuado el cuerpo de arriba abajo como si fueran piezas de puzzle de un color azulado en varios tonos, desde el azul cielo al azul infierno, que es probablemente el lugar de donde ha sido expulsado este engendro maligno. Y lo más chulo son dos implantes en forma de pequeños cuernos que luce el nota en la chorla. A ver si lo pillo en Internet, pues esa revista es antigua y sabe Dios qué nuevas movidas se le habrán ocurrido a esa cabeza enferma, con estropicios irreversibles tanto por fuera como por dentro. ¿Quién lo sabe? Nadie. Eso es un Enigma".
En fin, "eso" es mi hijo, el pequeño y el mayor. ¿Qué le dices a un tío que se va a trabajar con esa pinta? ¿Que se lleve merienda? Cuando acaba el ensayo en el circo ya es de noche, y sale con sus amigos: el payaso malvado, el enano cabrón y la mujer hipster, o algo así. Mi pequeño no me cuenta nada ni me quiere, pero una noche les seguí por los bares disfrazada de vieja alcohólica y comprobé con mis ojos rojos lo bajo que ha caído mi hijo por culpa de las malas compañías que se beben mi pensión de viudedad.
Llega a casa de madrugada. Le oigo tropezar con los muebles mientras me hago la dormida, o la muerta, que para el caso es lo mismo; para el caso que me hace, me refiero. Porque sé que no vendrá a decirme nada. Cuando era pequeño era mío. Era mi hijo.
Sola en casa todo el día, ahogo mis penas en alcohol de quemar neuronas.
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.