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Augusto Salvador


De Madrid a Santander. Pedro Díaz de Alarcón "Ya allí el calor era soportable, el aire elástico, la vegetación risueña. Había un río surcado por lanchas y cuajado de bañistas"...


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II


Ya allí el calor era soportable, el aire elástico, la vegetación risueña. Había un río surcado por lanchas y cuajado de bañistas; había espesas arboledas; hermosas Casas de Baños, y un paseo llamado las Moreras (donde estudié, la tarde de un domingo, el mujerío vallisoletano), y había un Campo Grande, paseo nocturno mucho más extenso que el Prado de esa Villa y Corte.

Todos pronostican á Valladolid un porvenir muy lisonjero. El ferrocarril, que llama ya á sus puertas, desarrollará los elementos de riqueza que posee de muy antiguo aquel país, juntamente industrial, ganadero y agrícola. En la actualidad tiene fábricas de papel continuo, de tejidos, de pan, de productos químicos, de harina, de calderería, de cerveza, de curtidos, de botones, de cola, de chocolate, de loza fina, de telas metálicas, de fundición, de cintas, de pasamanería, de platería, de herrería.....—Muchas de estas cosas en pequeña escala; pero con grandes condiciones de vida y prosperidad.

En cuanto á bellezas artísticas, á monumentos históricos, á glorias nacionales, Valladolid es, como si dijéramos, la Sevilla del Norte.

Visité la Catedral, ó, por mejor decir, el fragmento de ella que hay construído; pero, estudiando los planos y proyectos de Juan de Herrera, que guarda el Cabildo, comprendí que si el grande arquitecto no hubiese abandonado esta obra por la del Escorial, España tendría hoy un templo del Renacimiento digno de figurar al lado de San Pedro de Roma. En las proporciones á que ha quedado reducida, todavía la Catedral vallisoletana impone al alma su ruda y solemne magnitud..... Parece un elefante de piedra, una pagoda índica, una montaña ahuecada. Todas las profanaciones que legó á este grandioso edificio el malhadado Churriguera desaparecen y quedan enterradas bajo la noble gentileza de aquella fachada dórica, tan pura y colosal, y de aquellas naves corintias cuyas pilastras equivalen á otros tantos monumentos.

Pero mi carta no tendría fin si hubiese de enumerarte, no digo describirte, todo lo que el artista y el poeta encuentran en esa inmensa necrópole de nuestra historia que se llama Valladolid.—No diré, pues, más que lo principal.

Vi el Convento de San Pablo con su fachada gótica de filigrana, y el contiguo de San Gregorio, más famoso que de mi agrado. Aquel tour de force de reducir á ojivas, doseletes y columnas los caprichosos giros de una vegetación extravagante, parecióme pueril y necio. Reconozco el artificio, la rareza, la originalidad; pero niego el arte, la poesía, la propiedad, la belleza.—Prefiero, pues, la fachada de San Pablo.

Pasé por el Ochavo, lugar del suplicio de D. Álvaro de Luna.—Hace poco tiempo había visto sus cenizas en la Catedral de Toledo, y aun tenía que ver su Palacio convertido en casa de locos, y la Iglesia de Ajusticiados (San Andrés), en que depositaron todavía caliente su ensangrentado cuerpo.

Templos contemporáneos de Peroansúrez, de Doña Urraca y de Alonso el Sabio; esculturas de Pompeyo y Leoni, de Gregorio Hernández, de Jordán, de Juan Juni, de Felipe Gil y de Gaspar Becerra, todo pasó ante mis ojos en rápida confusión..... En el Museo de Pinturas vi tres cuadros atribuídos á Rubens, uno de ellos hermosísimo, que llaman la Virgen de Fuensaldaña, y representa el poético instante de la Asunción de María.—Estos tres cuadros nos fueron robados por los franceses en 1808; pero los españoles los reconquistamos con las armas en la mano en el ataque de Vitoria.

Recuerdo además un Bodegón, de Velázquez; una Santa María Egipciaca, de Rivera; una Cena, de Vinci; una Cabeza de San Franciscoy un San Pedro Advíncula, del dicho Rivera; nueve cuadros de la Vida de la Virgen, de Lucas Jordán..... y, en fin, una multitud de lienzos notables, si no de primer orden, de Palomino, Zurbarán, Murillo, Vandik, Rubens, Valentín Díaz, etc.—El que no puedo menos de citar nominatim es una Magdalena de Correggio, digna de figurar entre las primeras obras de este inmortal artista.

Algo más despacio visité el Palacio de Felipe II, ó bien la que era morada principal de los Reyes de España cuando el melancólico hijo de Carlos V tuvo la humorada de hacer á Madrid capital de sus Reinos.—No vale mucho por dentro ni por fuera aquel vasto edificio; pero contiene pormenores preciosos y recuerdos interesantes..... Entre los pormenores, citaré los bustos de medio relieve de Berruguete, que adornan el patio interior, y, entre los recuerdos, el haberse alojado allí Napoleón el Grande cuando vino á nuestra tierra á empequeñecerse.

Con todo lo cual, y haber recorrido salones en que se habían celebrado Cortes y Concilios; casas particulares que fueron palacios de Reyes; Alcázares convertidos en conventos; la casa de Alonso Pérez de Vivero (ahora cárcel pública); el Palenque de mil torneos, antiguo Campo de la Verdad, hoy Campo Grande, donde murió un Carvajal á manos de D. Pedro Benavides, siendo Juez del combate el mismo Fernando IV el Emplazado, salí de Valladolid después de tres días inolvidables, á las tres de la tarde del 9 de Agosto, víspera de San Lorenzo.

May 31, 2018, 8:07 p.m. 0 Report Embed Follow story
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