Cierro los ojos y entre brumas la veo.
Se me acerca lentamente,
la sonrisa suave, ojos chispeantes.
El cabello, negro como el carbón,
cayéndole graciosamente sobre los hombros.
La veo y el corazón se me estruja.
¡Cuánto te extraño!, mi alma canta tu nombre,
tiempos idos que no volverán,
tiempos cálidos que entibian mis recuerdos.
¡Madre!, bella palabra que enciende mi espíritu de niña.
Sus consejos sabios iluminaron mi camino.
Su risa cantarina calmó mi llanto.
Su apoyo incondicional alentó mis sueños.
Extraño su aroma a humeante pan casero,
y las noches de cuentos cunado su voz me adormilaba
con las travesuras de Caperucita y la astucia del Lobo Feroz.
¡Madre! Regazo tibio y protector,
siempre estarás viva en mi memoria
y en cada latido de mi corazón.
bella Hada de Luz.
Thank you for reading!
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