La doctora Roberta Ezquerra salió del hospital después de un extenuante turno de trabajo de veinte horas. Había comido un bocadillo que le había preparado su marido a media mañana pero ahora que estaba a punto de anochecer empezaba a notar las rampas en el estómago y la visión algo más borrosa debido al hambre y al cansancio.
Roberta llevaba bastante bien lo de ser la única que trabajaba en la casa, ya que su marido Adolfo cuidaba de su bebé de un año y del hogar. Sin embargo, a él su situación de parado y de amo de casa parecía tenerle bastante irritado en las últimas semanas.
Sin contar aquel mensaje anónimo en el whatsapp al que Adolfo no supo dar una explicación coherente. Roberta había preferido fingir que no había pasado nada, pero tenía más de una prueba que Adolfo podría estar por lo menos hablando con otras mujeres. Sin embargo, en los últimos meses, la prioridad de Roberta había sido volver al trabajo y sobre todo volver a sentirse activa y productiva, después de los doce meses de maternidad pasados en casa.
La doctora Ezquerra bajó con el ascensor hasta el parking subterráneo del edificio para buscar su coche. El aparcamiento estaba desierto a aquella hora de la noche y Roberta sintió un ligero escalofrío que le recorría la espalda mientras echaba un rápido vistazo a su alrededor.
De repente, le pareció oír el sonido de un motor de un coche acercándose. Al darse la vuelta no vio a nadie. Pocos metros después tuvo la impresión de ver una sombra a unos treinta metros de distancia. Roberta subió el ritmo de sus pasos, que ahora eran lo único que resonaba en el enorme espacio diáfano del aparcamiento, hasta alcanzar casi corriendo su coche aparcado. Una vez delante del coche buscó el mando y abrió la puerta del conductor. Casi como si ese gesto le hiciera sentir algo más segura, reunió valor para mirar otra vez a su alrededor. Entonces pudo ver un vehículo al final del parking que de repente encendió el motor y se fue a toda velocidad.
Simplemente será el cansancio, pensó Roberta. Sin embargo seguía teniendo una sensación extraña. Como si alguien le estuviera observando en todo momento.
La sensación siguió acompañándola durante un buen rato mientras Roberta conducía en la oscuridad de la noche urbana. Unos diez minutos después, mientras estaba parada en un semáforo en rojo, notó que había un coche detrás de ella. En un primer vistazo, a Roberta le pareció el mismo coche que había salido a todo gas del aparcamiento antes que ella. Un Mercedes gris plateado. Cuando el semáforo se puso en verde, Roberta salió pitando, intentando alejarse lo máximo posible del coche que tenía detrás. Sin embargo el vehículo la seguía a pocos metros de distancia.
De repente Roberta vio un coche patrulla de la policía aparcado en una gasolinera y giró bruscamente a la derecha para entrar en la zona de aparcamiento delante del establecimiento. El coche que aparentemente la estaba siguiendo continuó su camino recto sin desviarse, aunque a Roberta le pareció ver el rostro del conductor del Mercedes que se giraba hacia ella y la seguía con la mirada al pasar.
Roberta bajó del coche y entró en la tienda de la gasolinera para pedir una coca cola y por lo menos intentar tener contacto visual con los dos agentes de policía que estaban tomando alegremente un café en la barra. Un par de minutos después, Roberta volvió a subirse a su coche y condujo hasta su casa sin ningún problema y sin volver a cruzarse con el Mercedes gris plateado. Cuando entró a su casa, su marido seguía despierto tomando una copa de vino en la cocina mientras miraba su móvil.
―¿Qué miras en el móvil a esta hora de la noche? ― le preguntó Roberta a su marido antes de irse a duchar.
― Los resultados de fútbol― contestó Adolfo sin muchos ánimos y sin levantar la mirada de la pantalla.
Poco después, mientras Roberta estaba a punto de acostarse, llegó un mensaje al whatsapp de Adolfo. El texto decía simplemente:
“Hoy no ha podido ser... He tenido que abortar la misión...”.
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.