Jimin es un enfermero particular.
Se dedica a la asistencia de pacientes en estado de convalecencia de manera privada. Es decir, que es contratados por las familias de personas enfermas y se hace cargo de estas personas en la comodidad de sus hogares.
Su último contrato fue para atender, según la madre de su paciente, a un joven hombre, postrado en una cama por un reciente accidente de carreras.
El hombre es -o era-, al parecer, corredor de fórmula uno y en su última competencia, su auto de carreras salió volando por los aires y el hombre quedó atrapado entre la chatarra en la que se convirtió el ligero auto.
Los cuidados serían de tiempo completo. Tendría que mudarse temporalmente a la casa del joven hombre y cuidar de él las veinticuatro horas del día, ya que l hombre vive solo y su madre y hermanos trabajan jornadas completas, no pudiendo cuidar ellos mismos de su pariente, a excepción del día domingo, que es cuando Jimin podría salir y descansar de su trabajo.
Entonces, Jimin debía preparar su maleta y su equipo de enfermería, para dirigirse a la casa del joven señor Min.
Por advertencia de la madre, Jimin debía ser muy cuidadosos y sobre todo paciente. Su hijo Yoongi tenía un humor del demonio y ahora que se encontraba convaleciente, ese humor se había multiplicado. Jimin no tenía problema con eso. En su profesión, se adaptaban a los pacientes difíciles y sus constantes cambios de humor por la frustración de sentirse enfermos y débiles. Sin embargo, trataría de no acercarse al señor Min, más de lo necesario.
Era un alivio que no tuviera que estar de sol a sol a su lado. Solo debía asearlo una vez al día, ayudarlo a alimentarse, darle sus medicamentos a tiempo y vigilar que no tuviera demasiado dolor o incomodidad.
Otra cosa que había aprendido del señor Min, por boca de la madre, es que su paciente era naturalmente dormilón. Dormía por si estuviese cansado y por si no. Más como un pasatiempo que por la necesidad de reposo, y dado ese pequeño detalle, Jimin podría nada más dejarlo dormir todo lo que él quisiera y enfocarse en otras cosas. Como preparar la siguiente dosis de medicamento y los alimentos según la dieta ordenada por el médico del señor Min. Llamar a los números de emergencia y a la familia si sucedía algún percance que él como enfermero, no pudiera controlar.
***
Cuando Jimin se instaló en la casa, recibió un pequeño tour por las diferentes habitaciones, recibiendo indicaciones, enterándose de que la cocina siempre estaría abastecida, tanto para el paciente, como para él y que tenía entera libertad de hacer lo que creyera conveniente. Por último, la madre de su nuevo paciente, lo guió hasta la habitación de este. Irónicamente, era la habitación contigua a la que él tenía asignada, pero fue el último lugar que se le mostró.
Al entrar en el cuarto, notó dos o tres cosas bastante interesantes para su ojo crítico.
La habitación era totalmente oscura. O sea, que las paredes estaban pintadas del azul más oscuro que Jimin haya visto antes, casi rozando el negro, que era el mismo color de las sábanas de la cama y los muebles en la habitación. Aun siendo el cuarto de un corredor de carreras, no había nada que resultara un indicio de la profesión del hombre.
Solo se veía neutra y oscura.
Y, por último, Jimin se dio cuenta de que el hombre que era ahora su responsabilidad, era más joven de lo que imaginó. Quizás unos dos o tres años mayor que él y Jimin apenas tenía veintiséis. Muy delgado y realmente pálido, pero no parecía que fuese por mala alimentación o enfermedad, sino más bien su contextura y aspecto natural. El cabello celeste y los ojos felinos y como una confirmación de lo que había dicho antes la madre del hombre, un ceño fruncido y un gesto de estreñimiento crónico y preocupante.
La señora Min hizo las presentaciones, pero como era de esperarse, el hombre en la cama solo puso los ojos en blanco y se hubiese girado sobre sí mismo de haber podido. Jimin no le dio importancia.
Jimin recibió las últimas indicaciones y se quedó a cargo de una casa de medianas dimensiones y un muchacho necesitado de cuidados personales por un tiempo aproximado de dos meses, según las indicaciones del médico de la familia Min.
Así, la nueva y temporal vida laboral del enfermero Park dio inicio y al principio, aunque pensó que sería fácil lidiar con aquel hombre, se equivocó monumentalmente. El joven Min era odioso, con todas sus letras y los ratos en los que Jimin se veía en la necesidad de convivir con el hombre era un pleito de nunca acabar.
Era como lidiar con un niño berrinchudo.
Casi obligarlo a tomar sus medicamentos. Alimentarlo prácticamente a la fuerza y ni hablar de tener que asearlo y cambiar las sábanas o tratar de estimular sus extremidades para evitar el entumecimiento en lo que se esperaba la recuperación total de la movilidad natural y la desinflamación de ciertos nervios y músculos, así como que un hueso roto en su muñeca volviera a estar de una sola pieza.
Un mes completo se había vuelto una penitencia literal para Jimin. Hasta ese momento.
Para cuando se habían cumplido cinco semanas. Un poco más del mes, Jimin se iba a la cama, totalmente agotado y no precisamente del cuerpo. Era verdad que el agrio hombre dormía como oso en invierno, pero cuando estaba despierto y Jimin debía atenderlo, siempre salía de aquella habitación tan mentalmente cansado, que sólo tenía fuerzas para tomar un baño caliente y lanzarse a la cama en calzoncillos y ni siquiera molestarse en cubrirse con las mantas.
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