athanatos Αθά νατος

¿Cómo se siente vivir a la sombra de alguien? ¿Cómo se siente el abandono de un padre y una madre en los que pusiste toda tu fe y toda tu esperanza? ¿Es fácil aceptarse a uno mismo? Para conocer las respuestas a todas esas preguntas pasen y lean. Se recomienda leer primero Inútil.


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Salvajes-Capítulo único

Notas de autor: Antes de comenzar a escribir esta historia, debo aclarar que el “reloj biológico” de los aeternianos comienza a funcionar a partir del final del parto, nada más llegar este a su fin, y lo mismo se aplica para el resto de los animales de Aeternia. Sucede lo mismo con la vegetación aeterniana teniendo en cuenta las condiciones de esta para nacer y crecer. Si no hubo un parto o no hubo algo por el estilo, es decir, si una persona no terminó de ser gestada, su “reloj biológico” no empezará a contar tiempo de vida. Aclarado eso, comenzaré a escribir.

Salvajes

12 del primer mes del 6499 D.C, ubicación desconocida, 19:00

Las calles de la gran ciudad que formaba todo el territorio de la Monarquía Constitucional de Shiakam se veían llenas de alegría aquella tarde. El cielo casi oscurecido por completo mostraba que estaba completamente despejado en aquel día de verano. El verano estaba cerca de terminar, pues le quedaban sólo tres días más contando lo que quedaba de aquel. Las farolas alumbraban las calles de Shiakam con su intensa luz naranja. Las luces de colores diversos alumbraban las calles también colgando de cables negros enganchados a estructuras de forma segura y estando colocadas en diversos edificios. Además de eso, un número muy superior de luces decoraba y alumbraba a la vez las casas y los locales de los diferentes negocios. El ambiente tenía música muy alegre y muy cargada de marcha en aquel preciso instante transmitida constantemente por altavoces gigantes y negros de quince metros de alto y cuatro metros de largo distribuidos en puntos estratégicos de grandes zonas del área metropolitana. La luna de esa noche sería una luna llena sin lugar a dudas. La música cambiaba cada vez que terminaba una canción y una nueva canción muy popular y conocida por la inmensa mayoría comenzaba a sonar nada más terminar la anterior, manteniendo así un ambiente musical y alegre constante con un volumen muy moderado, puesto que la música estaba lo suficientemente alta como para que todos la oyeran sin importar dónde estuvieran y lo suficientemente baja como para que nadie tuviera problemas para oír con normalidad a los demás en el ambiente festivo y/o futuros problemas de audición. Las mesas de todas las plazas y de varias calles tenían grandes cantidades de comida y bebida muy variadas, habiendo incluso bebidas alcohólicas muy fuertes para los mayores de edad. Había espectáculos de teatro públicos y hasta varios espectáculos públicos de ilusionismo, y todos eran gratuitos. Lo mismo sucedía con sesiones de cine públicas al aire libre, las cuales, al igual que los espectáculos de teatro, estaban relacionadas con algún momento de la vida de Chronus y Raiha, llegando a representarse el momento en el que ambos hermanos mordieron el fruto prohibido y/u otros momentos muy memorables de la historia de dichos gemelos que habían sido recogidos en el Testamento de los Gemelos.

Aquel ambiente era el ambiente propio del Festival de los Gemelos, una festividad cuya celebración se llevaba a cabo durante el día 12 del primer mes de cada año antes del final del verano con el propósito de homenajear a los primeros gemelos aeternianos, Chronus y Raiha, los progenitores de la aeternianidad, pues Adam e Eve eran los padres biológicos de dichos gemelos, mas no eran considerados los progenitores de la aeternianidad por haber engendrado a Chronus y Raiha, ya que se les reservaba un lugar más alto, el más alto de todos los lugares, además de que Adam e Eve no eran aeternianos, sino humanos, por lo que sólo Chronus y Raiha podían ser considerados los primeros aeternianos. Para celebrar con gran alegría el hecho de que hubieran existido Chronus Waitus y Raiha Waitus se celebraba el Festival de los Gemelos, pues no existiría la aeternianidad sin ellos. Se les agradecía también haber sido los creadores de muchas de las bases de lo que sería la mayoría de los inventos más útiles para los aeternianos de la actualidad, tales como el calendario aeterniano y las primeras casas con chimenea. Tal era la estima que se les tenía a los mismos que habían probado el fruto prohibido. Por eso se los llamaba nuestros grandes padres habitualmente.

De hecho, que un par de gemelos sesquizigóticos naciera en el día del Festival de los Gemelos se consideraba un suceso que era motivo de una inconmensurable alegría. Tal era la importancia de los gemelos sesquizigóticos en Aeternia.

Algunas personas bailaban solas y otras bailaban con sus seres queridos y/o incluso con personas a las que no conocían de nada. La gente reía y sonreía sin parar y la alegría sólo se acrecentaba en toda la nación de Shiakam. Los policías podían disfrutar de la celebración del festival mientras estuvieran muy atentos y siempre preparados para tomar acciones en el caso de que fuera necesario tomarlas. Incluso ellos merecían disfrutar un día tan glorioso como el día del Festival de los Gemelos, la festividad más importante de toda Aeternia. El día siguiente era un día no lectivo y en el que estaban cerrados casi todos los negocios, pues sólo abrían quienes decidían trabajar el día posterior a la celebración del glorioso Festival de los Gemelos. Para que todos pudieran disfrutar al máximo aquella festividad se hacía que por ley no abriera la academia de cada nación durante todo el día siguiente, pues Chronus y Raiha merecían ser homenajeados como era debido y cualquiera que quisiera honrarlos disfrutando aquella festividad estaba en su derecho de comer, bailar, beber, disfrutar con sus seres queridos y hacer lo que le diera la gana mientras respetara a las otras personas y al resto de los seres vivos. Ciertamente, Chronus y Raiha no habían escrito en el Testamento de los Gemelos cuál era su fecha de nacimiento por no considerar importante que la gente supiera cuándo ellos habían nacido, ya que ya existía la primera versión del calendario cuando ellos estaban escribiendo esa parte del Testamento de los Gemelos, y era algo muy claro que sus padres les habían dicho bastante tiempo atrás cuál sería su fecha de cumpleaños de haber existido un calendario anteriormente, por lo que la fecha de celebración de aquella festividad era una fecha aproximada, mas no la verdadera fecha de nacimiento de los primeros aeternianos. El Festival de los Gemelos se celebraba desde las 17:30 hasta las 5:00.

Todas las naciones de Aeternia celebraban de la misma manera y el mismo día con los mismos horarios aquella festividad, y eso se debía a que todo el continente aeterniano, Stellia, así como sus grandes masas de hielo, estaba en la misma estación durante todo el año y siendo alumbrado por el sol durante todo el día si dicho astro podía transmitir su luz sin que alguna zona de dicho continente fuera la excepción. Como las festividades eran las mismas en todas las naciones de Aeternia, tanto athanasianos como darsianos y shiakanos celebraban exactamente lo mismo en la misma fecha durante todo el año.

En la zona norte del territorio de la Monarquía Constitucional de Shiakam, zona en la que el rey y la reina de aquella época bailaban sin preocuparse por algo entre la gente sobre la cual reinaban, dos personas recibían con mucha frecuencia la atención de casi cada persona que se percataba de su presencia.

—Siempre es lo mismo. Si es que parecernos a ellos es toda una maldición—Dijo con un tono de inmensa molestia un sujeto rubio de ojos verdes claros con piel caucásica.

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Salvo por el peinado, los colores de la vestimenta y el calzado y las características propias de un aeterniano no ascendido, es igual que Adam incluso en altura. Es tan musculoso como un varón sano puede llegar a serlo, siendo que Adam no es musculoso. Su cola es de lobo albino, por cierto. Tiene 183 años de edad y aparenta 25 años.

—Yo estoy igual que tú, pero no quiero verte mal, y mucho menos en este glorioso día de celebración—Le contestó inmensamente preocupada y muy seria una rubia de ojos verdes claros que también se sentía muy fastidiada por llamar tanto la atención debido al parecido con ambos.

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Salvo por el peinado, los colores de la vestimenta y el calzado y las características propias de una aeterniana no ascendida, es igual que Eve incluso en altura. No es musculosa. Su cola es de lobo albino, por cierto. Tiene 183 años de edad y aparenta 25 años.

Ellos caminaban de la mano sujetándose románticamente la mano el uno al otro sin hacer fuerza alguna entre la multitud. En la derecha estaba el rubio mayor, quien tenía cerrado sin hacer fuerza el puño derecho. En la izquierda estaba la rubia menor, quien tenía el puño izquierdo cerrado sin hacer fuerza. Ella miraba fijamente el lado izquierdo del rostro de su hermano mayor en aquel preciso instante y este sólo miraba muy molesto al frente con una mueca de desagrado en sus labios masculinos.

—Tienes razón, Evenia—Sonrió el rubio mayor con calidez inmensa y radiante a la rubia menor y la miró fijamente a los ojos justo después velozmente—Tú y yo somos nosotros mismos y debemos disfrutar sin pensar en esos malnacidos divinos.

—Adamis, sólo pásalo bien conmigo en el festival. No te pido nada más—Dijo como respuesta una sonriente Evenia sonriendo de la misma manera que su amado rubio mientras un sonrojo tan intenso como el color de un tomate maduro terminaba de cubrir sus mejillas femeninas.

—Por supuesto que nos vamos a divertir mucho, Evenia—Dijo Adamis sonriendo con calidez inmensa y radiante a su hermanita menor sin dejar de mirarla fijamente a los ojos.

—Disfrutaremos el festival al máximo, fratitus—Respondió con las mejillas tan rojas como un tomate Evenia sonriéndole con calidez inmensa y radiante sin dejar de mirarlo fijamente a los ojos.

—Ellos son los del Proyecto NeusArjerus—Dijo una mujer de 60 años que aparentaba 21 años mirándolos de reojo cada cinco minutos por detrás de ellos, a sólo dos centímetros de distancia de sus espaldas gemelares, con un tono muy serio.

—Sí. Son los clones de los Creadores. El infame Proyecto NeusArjerus fue iniciado al mismo tiempo que el… Proyecto Babelu. Fue descubierta su verdadera naturaleza en la misma fecha en la que fue descubierto lo que se hacía durante el Proyecto Babelu. Se encontró un tanque con agua en el que había unos gemelos con cola de volfus albino—Dijo con gran desagrado en su rostro y con un tono de voz muy serio un varón de 75 años de edad que aparentaba 25 años de edad mirando fijamente de frente a la mujer a los ojos.

—Sí. Se suponía que debían investigar con genes de otros animales, y no con genes aeternianos. Debían hallar la forma de poder resucitar especies extintas en un futuro, ya fueran especies ya extintas desde hace milenios o especies que están vivas en la actualidad. Sin embargo…, su perversa científica jefe y el segundo al mando de ella eran unos dementes enfermos que habían usado hebras del código genético de nuestros grandes padres halladas cerca por casualidad del tronco del Athadrassil para extraer ADN de los Creadores de dichas hebras y poder así crear versiones imperfectas de ellos que fueran sus… parejas románticas. Ella se quedaría con el clon del Creador y él con el clon de la Creadora—Dijo con gran rechazo hacia la perversidad de aquellos dos científicos corruptos y hacia el experimento que habían pretendido llevar a cabo usando una fachada tan noble mirando a los ojos fijamente al otro sujeto.

—Sí. Sí. Se dice por fuentes fiables, la policía shiakana misma, que desconectaron primero de la incubadora artificial que era la contenedora de aquel tanque al rubio. Cinco minutos después, la rubia fue desconectada. Ese fue el “parto” de los clones gemelares. Un mes atrás, el veinticinco del undécimo mes, les habían comenzado a meter conocimientos para que sus cuerpos, que eran el resultado de un crecimiento acelerado artificialmente, y sus mentes, obligadas a adaptarse a esos cuerpos constantemente, estuvieran preparados ambos, tanto mente como cuerpo, para una vida plena que fuera adulta. El proceso fue interrumpido cuando se les estaba por enseñar qué eran una madre y un padre, lo último que debían aprender. Sabían qué era un hermano, pero sólo no conocían la definición del término “Padre” y la definición del término “Madre”. Fueron despertados a la vez del sueño inducido por los sedantes que usaban con ellos. Ya no alimentarían e hidratarían a ambos gemelos mediante cables conectados a sus venas. Tendrían que respirar por ellos mismos. Ellos se veían como ahora en cuanto al desarrollo físico cuando fueron hallados en aquel laboratorio. Él no tenía esos músculos trabajados—Dijo ella nuevamente con la misma actitud mirando fijamente los ojos del sujeto con los propios.

—Cierto. Cierto. Un mes antes de empezar a meterles conocimientos, lograron crear una célula fecundada artificialmente sin un óvulo y un espermatozoide mediante el ADN copiado de los Creadores, ADN degradado para servir al propósito de crear nuestra especie. La introdujeron cuanto antes en el tanque y la conectaron mediante un campo de una energía especial de color dorado que provocaría una división celular artificialmente y la veloz formación de dos fetos, y todo ese proceso de aceleración sólo en diez segundos. Aún te puedo decir a cuántos seres vivos experimentales se mató para crear la célula de la que ellos vienen. Fueron doscientos treinta intentos antes de tener éxito en crearla. Todos los intentos anteriores habían terminado en un aborto espontáneo nada más ser activado el campo de energía acelerador. Una vez formados los fetos, el campo se expandió en sólo dos segundos y tomó el tamaño y la forma necesarios para acelerar el crecimiento de dichos fetos y estar hecho para sus formas adultas, no siendo ya dicho campo una esfera perfecta. Los cables y los respiradores, así como el sedante lo haría a futuro, llegaron de inmediato en sólo diez segundos para ambos seres artificiales al mismo tiempo. Todo el proceso de cada etapa del proyecto fue revelado por confesión de los propios criminales perversos. Catorce años y seis meses de abortos espontáneos sólo para satisfacer las… enfermas fantasías sexuales de… dos malditos depravados—Dijo aquel sujeto muy irritado justo al final.

—Hubo que darles una mayoría de edad adelantada e inmediata para que fuera justo para ellos lo de integrarse en la vida social con sus cuerpos adultos y sus mentes adultas… Cálmate. Ellos ya viven como cualquiera de nosotros. Seguro que son muy felices—Dijo tratando de animarlo con una pequeña sonrisa ella mientras lo miraba a él fijamente a los ojos.

—Gracias. Tienes razón—Respondió inmensamente agradecido y muy alegremente el sujeto mirándola fijamente a los ojos mientras sus labios masculinos sonreían con amplitud.

Así era la realidad. Adamis Cionis y Evenia Cionis habían nacido el día 25 del duodécimo mes del año 6315 D.C. Sus nombres les habían sido dados, así como sus apellidos, por Tetia Helser, una científica muy inteligente, y por Metius Reihen, un científico un poco menos inteligente que era su mejor amigo desde la infancia de ambos y su segundo al mando en aquel vil proyecto. Tetia, deseosa de casarse con el Creador, había llamado Adamis al clon de este. Metius había hecho lo mismo con el clon de la Creadora por la misma razón. Por eso la había llamado a ella Evenia. Adamis significaba “Seguidor del Creador” y Evenia significaba “Seguidora de la Creadora”. El apellido de ambos, Cionis, significaba “Quien imita a los Creadores”. Ese apellido lo habían elegido entre los dos Tetia Helser y Metius Reihen porque ellos mismos sabían perfectamente que Adamis y Evenia eran copias de Adam e Eve, mas no Adam e Eve mismos. Condenados a cadena perpetua por todos sus delitos, todos relacionados con el Proyecto NeusArjerus, sin derecho a fianza, Tetia y Metius fallecieron debido a la edad sin ser salvos cada uno en su celda con 200 años de edad. Sin embargo, las muertes de aquellos shiakanos perversos y la justicia hecha a seres tan malvados por las autoridades shiakanas no habían podido sanar las heridas del corazón de cada uno de los gemelos shiakanos artificiales.

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Metius Reihen medía lo equivalente a 1 metro y 90 centímetros de altura y sus medidas eran equivalentes a las siguientes: Copa 0-80-80. Él nunca usaba ropa muy holgada, sino ropa poco holgada, y tampoco usaba ropa ajustada y/o reveladora. Eso era un pantalón vaquero. No era musculoso.

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Tetia Helser medía lo equivalente a 1 metro y 85 centímetros de altura y sus medidas eran equivalentes a las siguientes: Copa C-80-85. Ella nunca usaba ropa muy holgada, sino ropa poco holgada, y tampoco usaba ropa ajustada y/o reveladora, salvo en el caso de la ropa muy escotada, la cual siempre usaba. Eso no era un pantalón vaquero. No era musculosa. Ella era tan curvilínea como Selene Katherine Black incluyendo la talla de pecho, la talla de cintura y la talla de trasero también.

—Sólo ignóralos, Adamis…—Dijo muy triste tratando de alegrar a su amado sin poder luchar ella misma contra su propia tristeza creciente mirándolo fijamente a los ojos con un amor inmenso en sus ojos femeninos.

Ella le sostenía románticamente la mano derecha con bastante fuerza y con suma delicadeza. Él estaba haciendo exactamente lo mismo con su propia mano para hacer sentir bien a su lova frata twina y la estaba mirando fijamente a los ojos también con tristeza creciente y amor inmenso, un amor infinito.

Ambos tenían una mirada triste y de consuelo para el otro que reflejaba la rabia que sentían sólo por recordar cómo había sido el inicio de su existencia como seres vivos y la razón por la que habían sido creados. Todo eso sumado al hecho de que la gente nunca los viera a ellos, sino siempre a los Creadores, cuando los veía a ellos y/o cuando los miraba a ellos hacía que sus corazones altamente sensibles vivieran estando increíblemente heridos.

—Yo… no soy el Creador. No quiero serlo. No quiero que me comparen con él y no quiero… recordar más todo eso que nos marcaría para siempre como las copias de los Creadores, sus clones… ¡Nosotros somos nosotros, y no ellos. No somos esos inútiles que no evitaron nuestra creación. Tampoco evitaron las cuatrocientas sesenta defunciones gemelares anteriores a nuestra concepción! Ellos no nos dieron un cuerpo diferente. Tampoco nos cambiaron la apariencia para que la gente no los viera a ellos cuando nos mirara a nosotros. Ni siquiera nos dieron lo más importante para nosotros después de estar juntos como pareja… Estoy harto de vivir de esta manera, siendo siempre la copia de él. Quiero que la gente sólo me vea a mí… ¡No a ese maldito miserable cuya luz me opaca por completo!...—Dijo lleno de tristeza y de rabia Adamis Cionis con una expresión que transmitía esa tristeza y esa rabia, además de una gran preocupación por Evenia, que era lo más grande, pues la mayoría de su rabia y de su tristeza se debía a lo que ella tenía que pasar por causa de todos los demás.

—Me siento igual que tú, pero… cálmate, por favor. Yo… veo a Adamis, mi amado hermanito. Yo no veo al Creador cuando te miro y cuando te veo. No veo a quien engendró a Chronus y Raiha. Yo… te veo a ti, sólo a ti, Adamis…—Dijo con esa sonrisa de calidez inmensa y radiante Evenia mirándolo fijamente a los ojos con lágrimas cayendo sin parar por esas mejillas femeninas idénticas a las de Eve.

—Y yo… a ti…, Evenia… Tú eres y siempre serás… yhemia lova vaifa y yhemia lova fratita… Te amo tanto, Evenia… No necesitamos a esos inútiles malparidos. Ellos nunca hicieron algo por nosotros, así que podremos seguir viviendo sin pedirles ayuda… Sólo no estés triste… Rompes mi corazón en un millón de pedazos cuando estás triste, Evenia... Yo lamento haberte preocupado tanto y haber aumentado tu tristeza…—Dijo entre lágrimas de sangre incesantes Adamis mirando fijamente a los ojos a su amada esposa rubia con una sonrisa cálida que era de inmensa calidez y radiante, sonrisa que era sólo para ella.

También ella le seguía sonriendo a su amado esposo rubio como sólo a él le sonreía siempre. Ambos se sentían inmensamente culpables por haber puesto mal al otro, a su otra mitad.

—Yo… te perdono, aunque no hayas hecho realmente algo malo al ponerte mal. Soy tu vaifa y tu frata twina, y por eso siempre te cuidaré como requieras que lo haga y siempre estaré ahí para perdonarte todo lo que hagas… Perdóname tú a mí…—Dijo Evenia con ese amor tan grande que sentía por su amado en esa mirada femenina fija que le seguía dedicando y en esa sonrisa cálida y algo triste que era sólo para él.

—Todo perdonado, aunque no hayas hecho algo malo al ponerte triste. Un maitusfratus siempre perdona a su minafratita. Un vaifus siempre perdona a su vaifa. Ya… no estés triste…, Evenia, mi dulce Evenia…—Dijo Adamis estando en el mismo estado que ella.

Ambos se pusieron bien casi de inmediato y las lágrimas, que ya habían dejado de brotar de los ojos verdosos de ambos, habían dejado marcas en esas mejillas tan claras y unos ojos enrojecidos en el caso de cada uno de los rubios en cuestión. Además, para Evenia, aquellas tres palabras dulces del final que su esposo había dicho habían sido lo mejor de todo lo maravilloso que él le había dicho a ella en un momento tan triste como aquel.

—Tu… dulce Evenia. Siempre me llamas así, pero yo… no me siento dulce—Dijo Evenia tan roja como un tomate maduro por la parte de las mejillas mirándolo fijamente a los ojos con una mirada y una sonrisa que eran de calidez inmensa y radiante, y el tono con el que había dicho todo aquello, tono de una voz femenina que era idéntica a la de Eve, era un tono igual de inmensamente cálido e igual de radiante.

—Eres demasiado dulce. Me darías diabetes si pudieras dármela. No necesito de ti algo más que tu amor puro y sincero, mi dulce Evenia—Contestó con la voz del mismísimo Adam Adamis mientras miraba fijamente los ojos de su gemela y esposa sonriéndole a esta como ella le sonreía y lo miraba a él con el mismo tono usado por la rubia en cuestión.

—Siempre te digo lo mismo, y siempre me dices lo mismo. Yo… soy tan feliz contigo, Adamis. Sólo de ti cuidaré como tú requieras—Contestó inmensamente feliz la emocionada joven rubia sin contener ni un poco su emoción y su alegría femeninas.

—Yo te protegeré como requieras. Dime de quién y/o de qué debo protegerte y te daré la protección que necesites, mi dulce Evenia. Te amo tanto. Eres mi vida, mi luz, mi todo y mi paz interior—Respondió el rubio de corazón atormentado con esa misma actitud amorosa y tierna propia de su ser masculino mirando a Evenia fijamente a los ojos todavía.

—Yo te amo hasta lo inimaginable y más allá de ello, Adamis. Tú eres mío y sólo mío, y yo soy tuya y sólo tuya. Yo… muero sin ti, Adamis, mi caballero andante—Dijo Evenia con esa misma actitud amorosa y tierna propia de su ser femenino mirándolo a él fijamente a los ojos todavía y estando aún tan roja como un tomate por la parte de las mejillas.

Ninguno contenía su inmensa emoción por estar viviendo junto al otro momentos tan románticos.

La gente los miraba de reojo de vez en cuando ya, pues ya el efecto que causaban siempre ellos cuando iban a un lugar no volvería a producirse en ese evento social con las mismas personas alrededor de ambos.

—Tal vez debería invitarla a bailar, hermosa dama—Dijo Adamis actuando como siempre lo hacía cuando estaba con ella en un evento de ese tipo.

Evenia estaba sintiendo que su corazón femenino latía cada vez más rápido y con cada vez más fuerza por las palabras tan dulces y tan radiantes y cálidas de su amado esposo y hermano mayor y por el contacto con el cuerpo de este, así como por la expresión cálida y radiante del rubio mayor.

—Acepto, caballero, pero sólo si luego el caballero acepta tomar unas siete copas con la dama—Dijo Evenia con su actitud de siempre estando tan ruborizada como antes.

—Hecho, hermosa dama, pero la dama tiene que saber que siete copas dejan muy ebrio al caballero aquí presente—Dijo Adamis sonriéndole y mirándola del mismo modo, siguiéndole el juego con cada palabra y con cada acción a ella.

—Entonces, estamos iguales. Tendré que hacerme responsable del caballero tan educado y tan gentil que tengo frente a mí si el alcohol lo termina volviendo loco. Soy una dama de las que juegan con alcohol en su propia sangre, caballero. Si que me responsabilice de usted llegado el momento le parece bien a su gentil persona, yo con sumo gusto bailaré con usted—Dijo Evenia con la misma actitud e igual de sonrojada que antes, siguiéndole aún el juego a él.

—Vamos a bailar. Nunca rechazo a la dama que me encanta tanto ni le rechazo una copa a ella—Dijo como respuesta Adamis tomando la mano izquierda de Evenia románticamente sin hacer fuerza alguna, como ya había estado haciendo con la mano izquierda propia con la mano derecha de su esposa, a la cual aún seguía el juego.

Un tierno y alocado vals entre ambos comenzó con gran alegría en los corazones de los lobos rubios de ojos verdes. Se notaba que eran salvajes en sus miradas. Ese salvajismo heredado de los originales era controlado exactamente con la misma precisión durante aquel vals que desentonaba completamente con el tipo de música que se estaba pudiendo oír en el ambiente. Adamis y Evenia sabían perfectamente lo que pasaría esa noche, pero estaban centrados en bailar y disfrutar el Festival de los Gemelos. Ellos no tenían devoción para Chronus y Raiha, y mucho menos eran devotos a los Creadores. Sin embargo, una celebración tan divertida era algo que jamás se perdería alguno de ellos en condiciones habituales.

Como era evidente, que Adamis y Evenia estuvieran ebrios no les impedía dar su consentimiento para tener relaciones sexuales. Incluso si sólo uno de ellos estuviera ebrio, el otro sabría perfectamente que tenía permitido “aparearse” con él o ella, pues ambos entendían al cien por cien que el alcohol era un desinhibidor y que, si era el uno con el otro, siempre aceptarían tener relaciones sexuales. Esa era una gran diferencia con respecto a las versiones primigenias incompletas de Adam e Eve, que no habían tomado una sola gota de alcohol etílico en su vida por no parecerles bien la sola idea de beber alcohol. Lejos de valorar la castidad y la vida ejemplar, Adamis y Evenia habían preferido valorar una vida llena de vicios, los cuales no incluían otra droga que no fuera el alcohol. Para ellos, era algo sin sentido lo de esperar a estar casado para tener relaciones sexuales, aunque sí creyeran que sólo debían ser tenidas con la persona amada en una relación de pareja. La razón por la que los gemelos Cionis tenían esa forma de pensar tan libertina, llegando al punto de no considerar mala esa vida de vicios y falta de castidad que llevaban desde hacía mucho tiempo, siendo el alcohol el vicio más reciente, pues habían empezado a tomarlo hacía sólo una decamana, era que habían decidido que su moral sería muy diferente de la de los inútiles Creadores y serviría para insultarlos por ende. Unos padres ausentes que no habían estado ahí para Adamis y Evenia cuando más falta les habían hecho no eran dignos de ser considerados padres por ellos y no eran dignos de que todas sus reglas fueran respetadas. De esa perspectiva sesgada y propia de un hijo que se sentía abandonado por sus padres venía el estilo de vida actual de Adamis y Evenia.

Tres horas y media después, sentados en primera fila, uno justo al lado del otro, estando Adamis a la derecha de Evenia y esta a la izquierda del primero, en sillas de plástico de color carmesí con patas de hierro de color negro, ambos estaban mirando fijamente desde el centro de la primera fila hacia el escenario con la mano libre abierta completamente y con la palma de esta completamente relajada sobre el centro de su propio muslo correspondiente a aquella mano. La otra mano la usaban para sujetarle románticamente esa otra mano al otro, como hacían ellos siempre.

—Entonces, hermana, deberíamos morder esa manzana—Dijo imitando con un tono serio a Chronus un actor con un traje que no lo dejaba desnudo y que daba la impresión de que él no llevaba ropa, aunque fuera obvio que no estaba desnudo.

—¿Pero tú estás tonto o qué? Si la mordemos, nos echan. Mejor esperar. La libertad tiene límites. Tenías que llamarte Darsius, y no Chronus, porque eres bien imbécil a veces, amor mío—Dijo la actriz con una molestia bien actuada mientras usaba un traje que era como el del actor, pues hacía parecer que estaba desnuda, pero este tenía unas tallas de cuerpo muy superiores a las que tenía realmente dicha actriz para que su cuerpo femenino se asemejara todo lo posible al cuerpo de Raiha.

La desnudez no era algo tabú en Aeternia, pues esa parte de la cultura aeterniana tenía su origen en la cultura del hombre primigenio.

Toda la gente sentada en las sillas se rio a carcajadas muy intensamente por lo cómico de la escena, dado que aquella obra de teatro era una parodia de lo sucedido en el Jardín Elíseo que incluía elementos de la cultura popular actual, como lo de tomar el nombre Darsius como algo de lo que reírse, costumbre muy extendida que Adam e Eve detestaban profundamente.

—No. No soy tan imbécil como para llamarme Darsius. Ese sería un nombre de imbécil con A mayúscula—Dijo él con tono de restarle importancia a lo que ella había dicho.

Las risas volvieron a estallar entre todo el público.

—Sería con una I mayúscula, doblemente imbécil lovus fratus—Dijo como respuesta muy divertida con una leve risa la que interpretaba a Raiha.

Aún más risas. Las risas eran casi constantes.

—Fillom, no hagáis tonterías. Estoy intentando tener intimidad sexual con vuestra madre—Dijo un actor escondido con un aparato que hacía resonar su voz en todo el escenario con un toque místico muy serio.

—Adam, ¿quieres centrarte en mí? Ellos estarán bien y no harán estupideces. Los criamos a la perfección. No tenemos un darsius personal—Dijo la que hacía de Eve con un tono serio y de urgencia, como si “Adam” hubiera interrumpido un gran momento por algo que no podría pasar.

Tampoco la falsa Eve aparecía en el escenario en esa escena en concreto. Ella usaba lo mismo que el otro actor, un megáfono especial diseñado para cierto tipo de escenas de obras de teatro.

Las risas volvieron a estallar con más fuerza que antes en ese momento. Adamis y Evenia se reían también a grandes carcajadas.

—(Ay, linda risa)—Pensó dejando de reír en ese preciso instante Adamis mientras sonreía como un bobo enamorado hasta más no poder.

La risa de Evenia tenía un inmenso poder sobre el poseedor de mayor intelecto de los dos gemelos.

—Esos dos dioses son tan idiotas. Tal vez por no vigilar a sus hijos por preferir copular fue que pasó lo que pasó. Me creería que por ese motivo no vigilaron a sus hijos por lo inútiles que son incluso como creadores—Dijo entre risas y con desprecio Evenia mirando fijamente los ojos de su hermano mayor con los propios con un sonrojo propio de la ebriedad en su rostro femenino.

—Tú eres tan… hermosa—Dijo Adamis perdido en la mirada, en la voz y en el rostro de Evenia con la cara tan roja como la de ella por la ebriedad sonriendo como un bobo enamorado.

—Si entras en ese modo justo aquí y justo ahora…, te tendré que cuidar mucho en casa—Dijo Evenia en susurro sonriéndole con calidez inmensa y radiante y mirándolo fijamente a los ojos de la misma manera.

No estaban lo suficientemente ebrios como para arrastrar las palabras y no poder caminar bien por sí mismos, así que podían irse sin problemas a casa cuando desearan volver a su hogar.

—Si hablas del Modo Salvaje, no lo necesito. Podría ponerme en celo por ti justo ahora sin ese modo, pero mejor no. En casa mejor—Dijo como respuesta Adamis en susurro imitando la actitud de su lova vaifa.

—Esta loba es muy feliz si eres tú quien la halaga. Te amo tanto, Adamis, mi caballero andante—Dijo Evenia disponiéndose a besar dulce y tiernamente de forma muy salvaje los labios de su amado con lengua desde el principio.

—Este lobo halagará a su loba todo el día. Tu belleza hace palidecer al sol mismo. Tus ojos son ardientes esmeraldas que consumen el Infierno mismo con sólo mirarlo fijamente por un segundo y mi interior, mi corazón, no puede evitar verse quemado por esas llamas tuyas, mi dulce Evenia—Dijo Adamis con la misma actitud que la rubia corrupta a punto de ser besado por esta en los labios con una pasión romántica que él sentía también hacia ella en ese preciso instante.

Un beso apasionado con lengua comenzado por Evenia y correspondido por Adamis se volvió pronto tan salvaje y tan explosivo que era evidente que ellos no eran aeternianos comunes. Tenían lo mejor de los aeternianos y lo más peligroso de los Creadores cuando no eran dioses, un fuego muy difícil de controlar. Cerraron los ojos de inmediato al mismo tiempo y a una gran velocidad y sólo siguieron en ese cosmos en el que sólo ellos existían. Nada de caricias a la espalda. Sólo caricias mutuas de alta intensidad desde el comienzo a las caderas y la cintura alternamente. El irrefrenable fuego de los mismísimos gemelos White se salía siempre de control muy fácilmente en las manos de Adamis y Evenia. Cuanto más duraba ese beso, más pensamientos de aparearse aparecían en la mente de cada uno de los gemelos Cionis. Al cabo de diez minutos, el beso de los ebrios gemelos llegó a su fin y se deshizo un hilo de saliva nada más abrirse velozmente sus ojos al mismo tiempo.

—Querías cuidar de mí muy bien, ¿no? Pues vamos a casa ya mismo. Esta noche, deberás cuidar a tu macho con todo tu corazón, con toda tu mente y con todo tu cuerpo—Dijo Adamis en susurro con una sonrisa traviesa que no era típica de la versión original en momentos como aquel mirándola fijamente a los ojos con todo el amor de su ser masculino entero.

—Tú deberás protegerme de la falta de tu atención como macho. Dijiste que te pidiera protección de lo que quisiera, mi caballero andante—Dijo como respuesta Evenia en susurro con una sonrisa tan traviesa como la de Adamis y con un sonrojo más intenso en sus mejillas, dado que no sólo era el sonrojo producido por el alcohol.

—Por supuesto, mi dulce Evenia. Seremos tú, yo y las sombras, sombras que nos darán la más absoluta intimidad para que yo… juegue con esta volfa—Respondió Adamis en susurro con la misma actitud que su candente esposa y hermanita menor mirándola aún fijamente a los ojos mientras le sonreía todavía de forma traviesa con sus labios masculinos.

—Tal vez no tengas suficiente con lo que siempre es tomado por ti. Como nunca te he negado algo apropiado a ti si te hacía feliz ser consentido de una forma particular, incluso si querías algo sexual…—Evenia acababa de susurrar eso y, de inmediato, acercó sus labios velozmente al oído izquierdo de su amado gemelo y esposo sonriendo traviesamente aún—, puedes apoderarte de mi culo si lo deseas. Mi culo entero te pertenece. Eso significa que no sólo mis nalgas, mi caballero andante. También mi… ano.

—(¿Su ano? Me está… ofreciendo… su ano. Evenia está pretendiendo consentirme tan deliciosamente. Yo… ¡debo aceptar su oferta! Sin embargo, deberé disfrutar su ano con mucho cuidado)—Pensó Adamis con los ojos abiertos como platos y con una erección que sería imposible hacer desaparecer mediante autocontrol, pues no tendría mucho estando sobrio en una situación como aquella, así que mucho menos iba a tener mucho estando ebrio.

—E-Evenia…—Dijo él mirándola fijamente a los ojos mientras susurraba con un tono de inmensa preocupación por su ser femenino. Su expresión era de seriedad y preocupación inmensas y no apartaba su mirada verde brillante de la mirada verde brillante de su hermanita—, ¿tú… estás cien por cien segura de que deseas que practiquemos sexo anal? Si te hago daño, no me lo perdonaré fácilmente.

—Siempre soy muy prohibitiva cuando de mi culo se trata. Lo más caliente que has hecho con él ha sido explotar entre mis nalgas. Yo… he pasado mucho tiempo pensando en qué podía darte para compensar lo que no podía y no puedo darte. Se me ocurrió darte algo que provoca las fantasías de muchos hombres cuando piensan en esa parte de una mujer, mi… ano—Contestó Evenia con una expresión de mucha seguridad en sí misma en su rostro y con bastante seriedad mirando sin un gran sonrojo en su rostro femenino fijamente los ojos verdes de su amado hermano mayor—Quiero darte mi ano. Disfruta esa parte tan apretada. Sé que siempre te he dicho que no quería que lo tomaras porque no debías meterlo por ahí, pero… ya no me importa si es peligroso hacer algo como tener sexo anal. Sólo… métete en mi culo y muévete tanto como quieras y con tanta fuerza como quieras. Ya que no… puedo darte eso, te daré mi culo completo.

Habiendo susurrado ella todo eso, él se dispuso a responder.

—No necesitas darme más de lo que me das siempre, Evenia. Yo… sólo te necesito a ti. Aceptaría encantado, pero…, si tu razón para darme tu lindo trasero es compensarme por lo que no puedes hacer por mí, entonces, no me des tu hermoso y lindo trasero. Si esos desgraciados no supieron hacer algo por nosotros, no vas a pagar tú por eso sintiendo dolor y sufriendo sangrado. Sólo siéntete bien y… goza conmigo, amor mío—Susurró Adamis sonriéndole cálidamente con intensidad y de forma radiante mientras aún la miraba fijamente a los ojos.

—Te amo tanto, Adamis. Mi caballero de brillante armadura, mi caballero andante, tú… mereces mi culo. Eres tan dulce conmigo y piensas tanto en mi bienestar que quiero darte mi culo como muestra de gratitud, además de porque… llevo un tiempo teniendo fantasías con que me lo rompas a base de embestidas salvajes sin parar hasta estar satisfecho—Contestó Evenia con una sonrisa cálida que era intensa y radiante en los labios mirando fijamente de la misma manera los ojos de su amado esposo y compañero de vida con ese sonrojo más intenso que tenía por estar ebria—Si tu loba, contrario a lo que hacen los lobos con el ano, te ofrece su ano, entonces, no tienes por qué pensar que sería malo que tomaras lo que has deseado tomar durante mucho tiempo.

—Si me hubieras dicho antes que tenías esas dos razones también, y no sólo la otra, y me hubieras explicado desde el comienzo esas razones también, y no sólo la otra, yo habría aceptado desde el principio tu oferta. Por lo visto, te gusta que te domine. Te gusta tanto que te domine que me propones lo que sea que permita mi dominio sobre ti. He estado notando eso a lo largo de todos estos años. Tú disfrutas mucho comportarte conmigo como una hembra muy sumisa hecha sólo para satisfacer mis deseos más profundos. Cuando tenga tu trasero en mis manos y mi pene dentro de tu ano, tú… sólo obedecerás todas mis órdenes y te volverás tan loca sólo por ser sometida por mí que quedarás completamente satisfecha al final, ¿cierto?—Respondió en susurro con una inmensa excitación sexual contenida Adamis mientras miraba fijamente los ojos de su amada vaifa al tiempo que le sonreía como siempre a esta.

—Disfruto tanto… que me domines que… no dudaré en serte útil como prefieras, incluso si me atas a la cama. Yo… estaría muy feliz si aceptaras dejarte llevar por todos tus deseos de macho esta noche, incluso por el deseo de penetrar mi ano hasta explotar dentro. Estaría muy feliz si me dijeras lo apretado y caliente que se siente mi culo. Yo… soy una mujer muy atrevida, ¿cierto?—Susurró Evenia con la misma actitud que su amado macho y sintiéndose igual que él.

—Acepto tu hermoso y lindo trasero. No te preocupes por los halagos. Halagaré tu trasero hermoso tanto que sentirás una felicidad indescriptible. Te amo tanto, mi dulce Evenia—Dijo estando a cinco milímetros de los labios de Evenia con sus labios a punto de besar los de ella Adamis mientras le sostenía muy gentil y románticamente las manos como lo hacía siempre en momentos como aquel.

Evenia no podía creer que Adamis fuera tan detallista, tan tierno, tan considerado y tan dulce con ella cuando ella le había ofrecido su ano para que él lo tratara de forma tan salvaje como quisiera. Estaba tan feliz por sentirse amada por él de una forma tan pura, tan dulce y tan intensa que saber que le diría románticas palabras mientras la sodomizaba sólo hacía que ella tuviera muchas más ganas de irse a casa con él cuanto antes, pues no era un juguete sexual para él, lo cual sí sería ella para él en otras circunstancias debido a la forma de consentirlo que tenía siempre, siendo que era fácil hacer de ella un juguete sexual viviente y sólo considerarla uno. Se había casado con alguien que la respetaba tanto que no hacía que dudara del amor que él le tenía a ella.

Nada más ser besada en los labios con ternura y salvajismo con lengua, correspondió a ese beso con una pasión romántica que ella misma no podía controlar y que tampoco quería controlar. Adamis cerró los ojos velozmente de inmediato al mismo tiempo que Evenia y las caricias mutuas a la cintura y las caderas con una intensidad imposible de aumentar aparecieron justo en ese preciso instante. Ambos gemelos dieron por finalizado su beso apasionado y dulce al cabo de unos cinco minutos porque, si llegaban a un beso de diez minutos en esas circunstancias en las que se encontraban, no podrían evitar perder el control en algún baño público, y deseaban perderlo en un lugar privado.

Con toda su fuerza de voluntad, llegaron a su casa y se encerraron lo más rápido posible en su habitación. Ellos no querían aguantar más. Ellos no deseaban contenerse más. Sólo deseaban ceder ante el deseo carnal y ante el amor que se tenían el uno al otro.

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Ambos gemelos se estaban devorando los labios como salvajes que carecían de autocontrol mientras saboreaban la boca del otro completamente sin perder la delicadeza y la ternura. Estaba el mayor de los dos tumbado sobre la cama con la cabeza apoyada sobre el almohadón de plumas. La menor de los dos gemelos sesquizigóticos estaba acariciando sus caderas y su cintura masculinas con una ternura y con un salvajismo propios de un ser completamente lleno de fuego suprainfernal mientras estaba sentada sobre su erecto miembro, el cual ya dolía a su dueño por tanta excitación sexual contenida. Ambos tenían los ojos cerrados y ambos se daban caricias mutuas en la oscuridad de la habitación al mismo tiempo que la ausencia de ropa exterior e interior, así como de calzado, indicaba que estaban a punto de iniciar un coito vaginal en el que ella sería la que estaría encima. Conociendo bien a ambos gemelos, ella estaría encima hasta haber terminado ambos unas once veces. Esa forma de ambos de hacer el amor tan intensa era algo heredado de las versiones primigenias incompletas de las versiones originales, pero existía una clara diferencia: Evenia y su amado esposo eran muy apresurados y no seguían un recorrido, a diferencia de los gemelos White. Evenia prefería hacer todo el trabajo cuando estaba encima de Adamis, por lo que él no la ayudaría sosteniendo esas caderas femeninas que bajarían y subirían sin parar para que ella no sufriera las consecuencias de tener relaciones sexuales en esa postura. De hecho, la propia Evenia disfrutaba sintiendo esas consecuencias porque le recordaban cuánto se había esforzado para cuidar de su adorado esposo como este merecía ser cuidado.

La luz de la luna llena y de las estrellas del cielo despejado de aquella noche entraban muy levemente en la habitación oscura, iluminando apenas un par de centímetros lo que había después de la ventana.

No hacían falta métodos anticonceptivos en el caso de los gemelos Cionis. Tetia y Metius habían trabajado con otros treinta científicos más habiéndoles prometido que el éxito del Proyecto NeusArjerus les daría la experiencia y el conocimiento necesarios para poder iniciar nuevos proyectos científicos más ambiciosos en el futuro. Por eso los treinta científicos habían sido cómplices de Tetia y Metius de principio a fin durante el Proyecto NeusArjerus. Una consecuencia muy negativa de experimentar para crear aeternianos artificiales había sido que estos habían resultado ser estériles. Así era la realidad. Adamis y Evenia no podían tener descendencia entre ellos, y tampoco podían tenerla con otras personas. Se habían dado cuenta un mes después de haberse casado, pues habían hecho una visita al médico porque ella no lograba quedar embarazada. El resultado de los análisis hechos por el médico a ambos gemelos artificiales había sido el siguiente: Esterilidad por ambos lados. Devastados, Adamis y Evenia se habían resignado hacía mucho tiempo al hecho de que nunca podrían tener hijos con su propia sangre. Ellos jamás podrían procrear.

13 del primer mes del 6499, habitación matrimonial de los gemelos Cionis, 6:00

Seis intensas horas de relaciones sexuales sin ningún tipo de autocontrol. Seis horas en las que habían hecho el amor en todas las posturas que ellos disfrutaban usar para tener relaciones sexuales. Seis horas, de las cuales dos y media habían sido pasadas por Adamis y Evenia Cionis estando la menor de los dos gemelos en diferentes posturas mientras su ano era penetrado de forma salvaje y constante con bastante delicadeza por un increíblemente excitado Adamis, quien había estado sosteniéndole las nalgas y hasta nalgueándola cada vez más fuerte sin llegar al punto de herir su cuerpo femenino, el cual él tanto amaba con locura infinita. La vagina de la rubia había sido menos utilizada que de costumbre por Adamis por obvias razones. Para poder soportar el dolor de la penetración anal Evenia había tenido que masturbarse metiéndose sus propios dedos una y otra vez y acariciando su propio clítoris una y otra vez, y todo eso casi sin parar en ambos casos. Estaba dispuesta a repetir la práctica del sexo anal con su amado las veces que fuera necesario para complacerlo a él. Ella misma disfrutaba inmensamente el sexo anal, pero complacerla a ella era de lo que se ocupaba Adamis, y no de lo que se ocupaba ella misma.

Ambos gemelos se encontraban tumbados en la cama mientras permanecían abrazados por la cintura al otro y pegados a este tanto como era posible para cada uno de ellos. Adamis estaba en el centro de la cama junto a Evenia y esta estaba en el centro de la cama junto a Adamis. En el lado derecho del centro de la cama estaba tumbado de costado con la cabeza apoyada Adamis Cionis. Este rodeaba la cintura de Evenia muy gentilmente y con algo de fuerza física y tenía a la rubia siendo acariciada en las nalgas alternando entre la nalga izquierda y la nalga derecha por su mano derecha masculina. Ella hacía lo mismo con su mano izquierda femenina con las nalgas de él, siendo la alternancia entre la nalga derecha y la nalga izquierda. Ambos se abrazaban la cintura con la misma fuerza y con la misma gentileza y ambos se deleitaban con el contacto físico de sus sudorosos cuerpos babeados y muy manchados por fluidos sexuales propios y ajenos, cuerpos desnudos que estaban muy cansados a esas alturas. Ambos se deleitaban sobre todo con las miradas fijas a los ojos y sonrisas de calidez inmensa y radiante que se dedicaban constantemente y, en menor medida, siendo una medida mayor que la que servía para medir su deleite causado por el contacto físico con el cuerpo del otro, con el rostro de su otra mitad, rostro que era inmensamente bello y absolutamente perfecto para cada uno de ellos. Lo que más tenían en sus cuerpos en cuanto a fluidos sexuales era semen, semen mezclado con algunos fluidos vaginales y semen por sí solo. En el caso de Adamis, quien tenía menos semen en su cuerpo por algunas prácticas sexuales realizadas con Evenia y por haber estado en contacto constante con el cuerpo de la ya mencionada su persona masculina, había semen, sudor y algunos fluidos vaginales en partes como el miembro, el inicio de los muslos y el vientre. El pecho fuerte de Adamis tenía bastante semen y mucho más sudor, sudor propio y ajeno, y también saliva, pues también ambos gemelos se habían babeado mucho el uno al otro. Varias manchas de semen estaban en el cabello del rubio mayor y las puntas de la parte baja de su cabello tenían bastante de ese líquido blanco carente de espermatozoides, dado que Adamis no los producía, lo cual hacía que fuera estéril su ser masculino. La cola lupina de Adamis era una de las partes de su cuerpo con más semen, semen obtenido por el contacto con la cola de Evenia, quien no sólo había recibido explosiones de líquido blanco en esa parte de su anatomía femenina por haber sido algo pasiva, sino también por haber usado esa misma cola para masturbar a su macho con gran intensidad como había podido, ya que las colas de los lobos no eran como las colas de los gatos. No podían usarse para agarrar algo con la precisión que a la rubia menor le habría gustado mostrar a su lovus vaifus y fratus twinus. Ella era quien tenía mucho más de todo lo que tenía Adamis en las partes del cuerpo equivalentes a las del rubio mayor porque era ella quien había sido llenada de semen hasta por el ano como si fuera el pavo de Navidad, festividad inexistente en Aeternia. Su cuerpo femenino estaba increíblemente babeado, sudado, manchado con sus propios fluidos sexuales, aunque en menor medida en ese caso, puesto que la mayoría de ellos la tenía Adamis en su cuerpo masculino, y manchado con semen. Tanto semen tenía en el pelo, en el cuello, en los hombros, en las nalgas y hasta en las piernas, así como en los pechos por todas partes, que era evidente que Adamis no había desperdiciado la oportunidad de hacer de su hermanita menor un blanco de eyaculaciones con tanta frecuencia como había sido posible. Evenia tenía cantidades inmensas de semen saliendo de su vagina y, sobre todo, de su ano, razón por la cual sus nalgas tenían tantos restos de aquel fluido blanco, el cual tenía untado en parte en cada parte de su cuerpo, incluyendo sus axilas, y en sus cabellos del color del sol mismo, aunque el sol no fuera amarillo realmente, dado que el sol era naranja tirando a rojo.

¿Cuál era la razón por la que los gemelos Cionis tenían cola de lobo albino, y no cola de otro animal? Eso se debía a la asociación que se tenía establecida en Aeternia de los Creadores con los lobos. Adam e Eve en más de una ocasión habían mostrado un carácter muy similar al de un lobo, un cánido de gran tamaño capaz de imponer el orden en su propia manada mediante el miedo derivado de la superioridad física, pero también muy noble y dispuesto a proteger a su manada yendo detrás de ella cuando viajaban todos juntos. El lobo era fiel a la manada, pero no dejaba de preferir a la hembra a la que elegía por encima del resto de dicha manada. Si un lobo alfa debía elegir entre quedarse atrás con su hembra alfa y dejar de ser líder de la manada y dejar atrás a la hembra alfa y seguir siendo el líder de su manada, iba a elegir la primera opción, porque un lobo y una loba, una vez emparejados, se quedaban juntos y se mantenían fieles para toda la vida. Además de eso, el lobo protegía a otras hembras, aunque estas no fueran su pareja, lo cual no hacían todas las especies animales. Ese carácter tan salvaje y tan imponente a la vez que tan revestido de amor romántico y de amor a los hijos, tanto espirituales como de cualquier otro tipo, había dado a los Creadores un sobrenombre o apodo poco utilizado por los aeternianos pero existente: Volfom Twinom. Ese apodo se traducía como “Lobos Gemelos”. Tetia y Metius, deseando crear clones de Adam e Eve respectivamente, habían decidido darles a dichos clones una cola animal de volfus, y, para ser más exactos, de lobo albino.

—Lamento que mis óvulos sean estériles. Tengo que menstruar y no puedo darte hijos aun así… Soy una hembra incapaz de darle crías a su macho…—Dijo muy triste Evenia mirándolo fijamente a los ojos con tristeza creciente en su rostro femenino.

La culpa por no poder darle lo que ella sabía perfectamente que él deseaba tanto hacía que se sintiera una hembra incapaz de hacer lo más importante para una hembra en términos biológicos. Ella misma deseaba tener hijos, pero su deseo femenino frustrado sólo contribuía al aumento de ese sentimiento de culpa que Adamis tenía que hacer desaparecer cada día.

—Yo no necesito hijos… No necesito hijos si te puedo tener a ti. Eres todo lo que necesito para ser feliz en esta vida y en cualquier otra. Si esos malditos inútiles sin cola no pueden hacer algo por nosotros, entonces, no los necesitamos en nuestra vida. Nunca nos dieron una ayuda para algo. Yo… sólo te necesito a ti. No tienes que hacer bebés para mí para que yo me sienta feliz contigo. Sé muy bien que ambos queremos hijos biológicos, pero no estoy contigo por los hijos que me puedas dar, sino por el amor que me das cada día y porque puedo amarte cada día estando contigo. Ya no sientas más la culpa… No eres culpable y no quiero que te sientas culpable por algo que no es tu culpa. Tú no eres responsable de no poder tener óvulos fértiles. No necesito que los tengas. No necesito que tengas óvulos capaces de convertirse en bebés. Eres la hembra perfecta para mí. No me importa que no puedas darme hijos… Ya no llores más por ese tema… Los hijos no son lo que me mantiene contigo, sino el amor que siento por ti, mi dulce Evenia…—Dijo inmensamente triste Adamis mirando fijamente a los ojos a Evenia mientras le sonreía con calidez inmensa y radiante a ella.

Tanto él como ella lloraban lágrimas de sangre por la tristeza del otro sobre todo y por lo mucho que aquella situación, la de no poder tener hijos propios, les dolía.

—Yo… sé que soy una hembra tan útil para ti como necesitas. Yo… me siento inmensamente feliz por saber que no me consideras una decepción como hembra, pero, aun así, yo no me voy a detener hasta haber conseguido darte hijos. Te daré hijos, pero no sé cómo te los podré dar. Todo método médico es inútil. Todo lo que hagamos por medios científicos podría salir mal y dejarnos peor de lo que ya estamos. Mis óvulos son inútiles. Si fueran óvulos útiles, podríamos hacer que tú produjeras espermatozoides. Sin embargo…, los experimentos genéticos están prohibidos por ley en los términos en los que nosotros necesitamos que los lleven a cabo con nosotros en particular… Yo sólo quiero darte hijos. Soy científica, bióloga y genetista para ser más precisa, pero… no tengo autorización legal para usar mis conocimientos científicos para lo que nosotros necesitamos… Sólo existe una manera de obtener fertilidad legalmente y poder así tener hijos contigo, pero tendremos que tragarnos nuestro desprecio hacia los Creadores y aceptar pedirles ayuda… Tal vez… si les pedimos ayuda…, ellos nos ayuden. Nunca me molesté en leer el Testamento de los Gemelos, y tú tampoco lo leíste jamás, pero… la gente habla cosas que me hacen confirmar que podríamos tener una oportunidad de tener hijos por fin si orásemos a los Creadores…—Dijo con una gran tristeza en su ser y con un gran sentimiento de culpa por no poder tener bebés en su útero, uno aliviado casi del todo por su amado Adamis, la rubia con cola de volfa mientras dejaba justo al final de llorar—Y lamento mucho haberte puesto mal, mi caballero andante…

—Te perdono por eso, aunque no hayas hecho algo merecedor de tener que ser recibidora de mi perdón… Perdóname tú a mí, mi dulce Evenia… Sin embargo…—Dijo con una actitud similar a la de ella Adamis sin llorar lágrimas de sangre ya, pues había parado de llorarlas al mismo tiempo que su amada esposa. Justo después, una expresión dura y de mucho rencor se reflejó en su rostro masculino y la ira empezó a llenarlo a él cada vez más, así como lo había empezado a hacer una tristeza causada por aquel sentimiento de abandono por parte de quienes sentía que deberían haber apoyado a ambos en sus momentos más duros—, no confiaré nuestro futuro a esos… ¡malnacidos! Ellos nos abandonaron en un mundo frío y cruel en el que la gente… ¡nunca nos verá por quienes somos realmente y en el que no podremos tener hijos de sangre! Pudieron haber hecho el milagro de darnos fertilidad cuando estábamos día sí día también tratando de tener bebés… ¡y nunca hicieron ese milagro! Sabían lo que queríamos, pero nunca nos lo dieron… Son unos… ¡inútiles de mierda!...—Dijo Adamis con esa expresión llena de rencor, tristeza creciente y rabia buscando calmarse con las caricias que le daba en el trasero su amada y que él daba en el trasero a su amada.

—Basta ya de rencor… Yo también me siento como una hija abandonada por sus padres, pero… la solución no es renegar de los Volfom Twinom y vivir insultándolos con actos indebidos para sus ojos. Ese rencor nuestro nos ha llevado a enceguecernos por demasiado tiempo… Podríamos haber visto la luz al final del túnel si hubiéramos buscado la ayuda de los Creadores. Los Creadores ayudaron a detener a Darsius Zekuros cuando este casi había logrado iniciar la dominación del mundo, los Creadores dieron a los últimos “niños eternos” y a sus parejas respectivas ciento noventa años más de vida y una vida plena y los Creadores tuvieron algo que ver en el final del Proyecto NeusArjerus… Ellos debieron de aportar pruebas concluyentes que no se habrían podido obtener sólo interrogando a todos los criminales. Ellos lograron aportar esas pruebas con su infinito conocimiento… Ayudaron a hacer justicia y a esclarecer todo y los dos que nos crearon acabaron recibiendo su castigo también para la otra vida, y no sólo para esta. Reencarnarán hasta que se hayan redimido. He estado pensando en estos días que los Creadores aportaron para crear un mundo más justo, uno en el que pudiéramos vivir nosotros también. Si les pedimos ayuda…, ellos nos podrían salvar de todo nuestro dolor. Nos podrían liberar del Modo Salvaje para siempre si se lo pidiéramos… De hecho…, estamos ebrios y despiertos después de seis horas de hacer el amor. Ya habríamos caído dormidos si de nosotros dependiera el asunto. Estamos aquí hablando porque… algo sobrenatural nos mantiene con fuerzas y anula temporalmente nuestra somnolencia… Por favor, Adamis… Detén esta locura de vivir sin pedir algo a los Creadores… Detenla por mí…—Dijo muy triste y suplicando Evenia con la mirada y con la voz a su amado esposo, su lovus Adamis, mientras aún le daba fuerza con la mano derecha como lo hacía siempre.

Adamis pensó en todos los argumentos dados por su amada y también en lo último dicho por ella: “Detenla por mí…”. En ese preciso instante, después de un par de minutos, Adamis miró fijamente a los ojos a Evenia nuevamente y se mostró inmensamente arrepentido por todo lo que por su rencor masculino hacia los Creadores él y su esposa habían tenido que pasar.

—Yo… sé que tú me has perdonado también por lo otro, pero… perdóname por haber estado tan enceguecido como para no pensar en todo lo que tú has pensado desde hace poco y como para no ver que pedirles ayuda a ellos era la mejor forma de solucionar nuestro problema de infertilidad…—Dijo con lágrimas de sangre comenzando a brotar de sus ojos verdosos el rubio mayor mientras miraba lleno de culpa y de tristeza creciente los ojos de su amada hermanita fijamente con los propios.

—Yo te perdono, pues tú eres mi hermanito mayor y mi esposo. No llores o lloraré yo también…—Dijo tratando de combatir la tristeza que verlo mal emocionalmente a él producía en ella mientras le sonreía cálidamente de forma inmensa y radiante y lo miraba fijamente a los ojos con los propios.

—Gracias por siempre estar a mi lado—Dijo Adamis llorando de alegría y muy agradecido por tener a su esposa con él en su vida y dejando la tristeza de lado completamente.

—No me agradezcas, pues es sólo lo que debo hacer como tu esposa y hermanita—Dijo Evenia sonriéndole como siempre le sonreía y mirándolo fijamente a los ojos como siempre lo hacía con ese sonrojo más intenso que de costumbre en sus mejillas femeninas y sin tristeza en su ser femenino.

Ambos se besaron dulce y apasionadamente en los labios con lengua al mismo tiempo y se dejaron llevar, como de costumbre, siendo ese beso lo que les quitó milagrosamente la ebriedad de forma instantánea en sólo cero coma cinco segundos, así como el sueño y el cansancio, haciendo que ellos se sintieran como si hubieran dormido ocho horas. Nada más llegar el beso a su fin, unos diez minutos tras el inicio de este, ambos gemelos rubios abrieron velozmente sus ojos al mismo tiempo y, justo después, separaron su boca de la del otro con un hilo de saliva muy fino uniendo sus lenguas aeternianas.

Nada más deshacerse el hilo de saliva, ambos hermanos gemelos se quedaron mirándose fijamente a los ojos mientras se sonreían como siempre sin separarse y sin soltarse la mano. Se habían estado acariciando el trasero como antes del beso durante dicho beso en lugar de hacer lo de siempre en la ocasión pasada de hacía nada.

—Te amo tanto, mi caballero andante—Dijo felizmente con su tono de voz de siempre, su sonrisa de siempre y su mirada fija de siempre la rubia menor de ojos verdes claros estando tan sonrojada como siempre.

—Yo también te amo, y mucho más de lo que podrías llegarte a imaginar tú misma—Respondió Adamis sin estar sonrojado y con la misma actitud que su esposa y gemela.

Ambos estaban inmensamente agradecidos con los Creadores por todo lo que habían hecho por ellos sobre todo y por cómo los habían llenado de sobriedad, energía y falta de sueño. No haría falta que dijeran a los Creadores cuán agradecidos estaban por esos detalles tan importantes y no hacía falta que se disculparan con ellos, pues los Creadores sabían todo lo que ellos iban a hacer antes de que lo hicieran, por lo que habían sabido que ellos se iban a arrepentir de haberlos despreciado y haberles tenido tanto rencor antes de que se hubieran arrepentido de haberlo hecho. Se sentían en paz con ellos mismos, pues contaban con el perdón de los Creadores sin haber tenido que pedirlo siquiera a los Creadores mismos cara a cara.

—Oh, no. El celo está cerca de comenzar. Deberíamos prepararnos para entrar en celo—Dijo bastante fastidiada Evenia con una expresión de fastidio notable en su rostro idéntico al de Eve.

—Sí. El Modo Salvaje. Debemos ducharnos. Tenemos media hora antes de que el estado de celo nos atrape. Una ducha rápida e inmediata. Tendremos energía extra, así que quiero disfrutarte estando bien limpios los dos, y estás muy sucia, como yo—Dijo Adamis sonriendo con calidez inmensa y radiante mientras pensaba en todo lo que le haría a ella cuando ya no fueran más que bestias completamente irracionales.

—¿Y por causa de quién quedé yo tan sucia, hermanito? No accediste al estado de celo, sino que me tomaste en estado de completa libertad. No necesitas el celo para ser toda una bestia, fratitus, pero eso justamente es algo que amo de ti cuanto y como no te imaginarás jamás tú mismo—Respondió Evenia con la misma expresión que su esposo y con el mismo tono de voz que este mientras permanecía tan sonrojada como siempre y tan feliz como siempre.

Ambos se fueron a duchar de inmediato y tardaron sólo quince minutos en hacerlo. Nada más terminar y sin haber hecho algo travieso en la ducha, volvieron secos a su habitación compartida habiéndose secado completamente cada uno a sí mismo con su respectiva toalla favorita.

El Modo Salvaje. El Modo Salvaje tenía dos formas de activarse. Una era activarlo con un pensamiento tan sencillo como “Sal, bestia interior”. El otro era que se activara por sí solo, lo cual sólo sucedía diez días al mes cada mes de cada año. De forma automática, en sólo cinco segundos, los gemelos Cionis entraban al mismo tiempo en un estado de deseo sexual amplificado en el que sus cuerpos adquirían el aguante necesario para durar sin problemas nueve horas en lugar de seis. En ese estado, todos los deseos sexuales de Adamis y Evenia se desbordaban, y ese desbordamiento los impulsaba a satisfacer esos deseos de forma nada gentil y nada romántica. Se volvían sólo bestias deseosas de copular y de liberar su deseo sexual como les viniera en gana en el momento presente. Sus fundamentos racionales eran anulados temporalmente por completo y sólo el deseo de aparearse acompañado de un comportamiento nada civilizado quedaba en sus mentes y en sus corazones. Ese estado de celo comenzaba en el día 13 de cada mes a la misma hora siempre y terminaba pasados diez días a la misma hora a la que había comenzado. Una vez activado, dicho estado no se podía desactivar si no habían pasado los días que duraba. Había dos modos del estado de celo, el cual los gemelos Cionis habían bautizado como Modo Salvaje. Uno era el Modo Activo, en el cual ellos perdían su mente racional hasta que todos sus deseos sexuales habían quedado satisfechos por completo. El otro era el Modo Pasivo, un modo en el que mantenían la total ausencia de recato, pues no tenían vergüenza en lo referente a la desnudez y en lo referente a tener relaciones sexuales frente a otras personas. A diferencia de lo que pasaba en el Modo Activo, en el Modo Pasivo, conservaban su mente racional y podían actuar mínimamente como seres civilizados, pero no dejaban de estar en celo, por lo que seguían teniendo un aguante aumentado y una libido aumentada. Cuando satisfacían todos sus deseos en un determinado día, pasaban automáticamente en sólo tres segundos de Modo Activo a Modo Pasivo. Cuando llegaba el día siguiente, dos minutos después de despertar, pasaban en sólo tres segundos de Modo Pasivo a Modo Activo. En el Modo Activo, sus cuerpos aumentaban la temperatura a una gran velocidad hasta hacer que sudaran cuanto no lo hacían sin estar en ese modo y un leve sonrojo cubría sus mejillas constantemente. También sufrían cambios físicos, los cuales se mantenían en el Modo Pasivo. Literalmente, se volvían bestias sin raciocinio hechas sólo para tener relaciones sexuales hasta quedar satisfechas, olvidando así complacer a su pareja por sólo buscar complacerse a sí mismos. Afortunadamente, el Modo Activo del Modo Salvaje sólo los impulsaba a buscar tener relaciones sexuales con aquella persona a la que estuvieran vinculados amorosamente o con aquella persona a la que creyeran estar vinculados amorosamente. Además de eso, no se volvían bestias violadoras, sino que seguían por instinto la necesidad de aparearse con el otro con el consentimiento de este solamente.

Qué retorcido era lo que les habían puesto sus perversos creadores. Adamis y Evenia habían sido creados para ser la pareja romántica de alguien que sólo veía en ellos la copia de alguien con quien fantaseaba y por ello habían sido maldecidos con un instinto sexual que los obligaría a tener relaciones sexuales con una persona de sombrías intenciones cada cierto tiempo. Habían sido creados como esclavos sexuales más que como personas, y eso era algo que les había dolido mucho saber nada más enterarse de ello, lo cual había sucedido seis horas después de haberlos “traído al mundo” en aquel laboratorio.

Tumbados como antes en su cama, unidos y dándose mimos mientras eran muy románticos con miradas de amor y ternura, comenzaron a sentir que algo cambiaba en ellos, en sus mentes, en aquel preciso instante.

—E-Evenia, yo te… amo tanto—Dijo Adamis mientras sentía cómo su inteligencia, que no su intelecto, era completamente anulada rápidamente.

Ella sólo pasaba por lo mismo al mismo tiempo y ambos pronto comenzaron a cambiar físicamente en sólo pocos segundos. Sus dientes caninos se alargaron hasta afilarse como los de unos lobos albinos y sus ojos llegaron a presentar justo después un cambio que era imposible de ignorar, pues se veía a simple vista dicho cambio.

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Ignorando el hecho de que está vestida en la imagen, así es como sus ojos se ven actualmente. Así se verá vestida y en Modo Pasivo.

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Ignorando el hecho de que está vestido en la imagen, así es como sus ojos se ven actualmente. Así se verá vestido y en Modo Pasivo.

—¡Ggggrrrrr!—Rugió como una bestia Adamis fuertemente antes de mirar fijamente a los ojos a Evenia en busca de una señal de consentimiento sexual.

—Mrrrrrr—Ronroneó Evenia mientras se tumbaba en la cama con la espalda apoyada en esta y con la cabeza apoyada en la almohada sin dejar de mirarlo con una sonrisa traviesa a los ojos fijamente y con ese característico sonrojo leve del Modo Activo en sus mejillas femeninas abierta de piernas y con la vagina expuesta por completo.

Movía la cola como una loba ansiosa por obtener placer y lo mismo hacía su amado esposo, quien sonrió traviesamente de forma instintiva y se lanzó velozmente sin ninguna delicadeza sobre su cuerpo femenino para acorralarla entre la cama y él mismo. Hecho eso, con las palmas de sus manos masculinas apoyadas cada una a un lado del cuello de ella, le comenzó a besar los labios de forma completamente lujuriosa con lengua sin delicadeza alguna y buscando sólo saborear esa boca que tanto deseaba disfrutar en aquel preciso instante. La vagina chorreante de la joven rubia bestial sería penetrada brutalmente y de forma inesperada para su dueña dentro de sólo diez segundos.

Un ruido de satisfacción ahogado por el beso salvaje e interminable del rubio mayor a Evenia salió de la boca de la susodicha de inmediato. En ese momento, sólo había dos bestias apareándose en aquella habitación matrimonial e iluminada por la luz leve del día.

13 del primer mes del 6499, habitación matrimonial de los gemelos Cionis, 18:30

Ambos gemelos se encontraban vestidos como siempre, duchados y sentados sobre el centro de los pies de la cama como lo harían las versiones originales. Claramente, estaba en la derecha del centro Adamis y estaba en la izquierda de dicho centro Evenia. Ambos se miraban fijamente a los ojos con su expresión de calidez inmensa y radiante de siempre y Evenia estaba tan sonrojada como siempre, pues habían perdido la vergüenza sólo en lo referente al recato.

—Me hiciste beber mucho semen. Menuda bestia estuviste hecho—Dijo felizmente con su actitud de siempre Evenia mirando fijamente los ojos de su amado esposo todavía mientras le sonreía con sus labios femeninos de la misma forma en la que lo hacía siempre.

—Tú no te negaste a beberlo, mi dulce Evenia. Bebiste hasta la última gota sólo porque tú quisiste, y esa sed de semen tuya siempre será así, con o sin Modo Activo—Dijo Adamis con la misma actitud que la rubia sin el sonrojo que esta presentaba en sus mejillas de mujer.

—Es que, como bestia, los deseos no cambian, y eso lo sabes perfectamente, mi caballero andante—Contestó con la misma actitud todavía Evenia mirándolo fijamente a los ojos con un amor infinito hacia su ser masculino.

Sólo quienes controlan la vida y la muerte tienen derecho a cambiar los genes a placer—Dijo una voz masculina idéntica a la de Adamis a este y a Evenia con mucha seriedad.

Y por eso nosotros estamos en camino—Dijo una voz femenina idéntica a la de Evenia con el mismo tono a los gemelos Cionis.

Tanto el Cionis mayor como la Cionis menor miraron hacia todas las direcciones con gran sorpresa, pues jamás habían oído voces en su mente, pero fue de inmediato cuando tuvieron que enfocarse en lo que había frente a sus ojos. Un gran tornado de fuego blanco puro se transformó en muy poco tiempo en dos rubios casi idénticos a ellos, pues la ropa y el peinado eran diferentes y los rasgos animales de tipo salvaje no estaban presentes en sus cuerpos, que se daban la mano románticamente y que les sonreían con calidez nada especial mientras tenían su mano libre cerrada en un puño sin hacer fuerza alguna. Estaban a cinco centímetros de los pies de ambos gemelos con rasgos físicos alterados. En cuanto a la ropa, lo único diferente en el caso de los gemelos White eran los colores, pues ellos usaban los colores de siempre y la ropa y el calzado de siempre.

—Creadores, estáis aquí—Dijo Adamis mirándolos fijamente a los ojos alternando constantemente entre la mirada del rubio y la mirada de la rubia con bastante sorpresa aún en su ser masculino inferior.

La conexión telepática entre los cuatro había sido cortada automáticamente nada más terminar el proceso de transformación del tornado blanco puro de fuego en los gemelos White.

—¿A-A qué habéis venido?—Preguntó igual de sorprendida Evenia imitando a su gemelo y esposo.

—No hay nada que temer. Teníais que entender las implicaciones negativas de vivir con rencor y aferraros a ese rencor. Teníais que entender un poco mejor nuestra naturaleza moral y nuestros métodos. Nosotros queríamos ayudaros en lo que vosotros queríais ser ayudados, pero teníamos que daros una lección primero, y ya la aprendisteis. Con respecto al celo, os dejamos tener relaciones sexuales en ese estado porque sabíamos lo mucho que las disfrutaríais en el fondo. Una última vez antes de ser como los demás sería satisfactoria, ¿no?—Dijo Adam con una sonrisa cálida nada especial llena de un amor muy grande hacia sus hijos espirituales alternando constantemente entre la mirada de uno y la del otro.

Ambos gemelos comenzaron por abrir los ojos como platos al mismo tiempo. Justo después, comenzaron a llorar de la alegría muy emocionados y sintiendo que sus cargas desaparecían al pensar en lo que iban a ganar aquella misma tarde.

—¿H-Hacernos como los demás? ¿Fértiles y… sin celo? ¿Siendo notados por quienes somos?—Preguntó Evenia comenzando a emocionarse cada vez más y más mientras lloraba lágrimas de alegría aún.

—Eso es lo que siempre habéis deseado, ¿no?—Dijo Eve con una sonrisa cálida nada especial y con una mirada que era igual que su sonrisa femenina mostrando ese gran amor de madre espiritual en todo momento.

—Sí, y aceptaremos muy agradecidos vuestro gran obsequio, Creadores—Dijo Adamis con la misma actitud que su lova vaifa y frata twina.

—Ahora bien, necesitamos que disfrutéis el momento de alegría que os acabamos de dar, pues hay mucho que necesitáis saber antes de poder mostraros tan agradecidos y tan felices como estaréis por cuanto recibiréis—Dijo Eve mirando fijamente los ojos de ambos gemelos aeternianos alternamente y de forma constante sonriéndoles cálidamente aún.

Adamis y Evenia lloraron de la alegría y sintieron una esperanza creciente y una gran paz interior durante cinco minutos más, cinco minutos que Adam e Eve usaron para darse un apasionado y tierno beso en los labios de los que ellos siempre se daban. Pasados los cinco minutos y con los gemelos White tan serios como cuando habían hablado con sus copias por telepatía, comenzó el momento de decir lo que había que decir.

—Esa última vez de celo activo fue ciertamente muy satisfactoria, pero yo preferiría ser una bestia en un sentido no literal. Sólo poder actuar según tu instinto siendo habitualmente un ser racional es una pesadilla. Lo único que me gustaría saber es por qué no nos habéis dado respuestas en tantos años, respuestas que nos hicieran ver en qué nos estábamos equivocando—Dijo muy seria y muy curiosa Evenia—El proceso de aprender una lección se habría acelerado si hubiéramos sabido antes lo que necesitábamos saber.

—Si todo el proceso se hubiera acelerado, no habríais aprendido la lección como era debido. Todo tiene su porqué en esta vida. Nuestro plan para la aeternianidad no tiene partes supuestas, y es por eso que siempre conseguimos el mejor resultado. Sólo sabemos. Nunca suponemos—Contestó muy seria y con calma perfecta Eve y, justo después, sin dejar de mirar fijamente aún a su clon a los ojos, se dispuso a seguir hablando con una sonrisa cálida nada especial en los labios—Tú fuiste la primera en comprender que no éramos unos padres sordos, ciegos y desatendidos. Tu inteligencia es sin duda inferior a la de tu hermano, pero tu sabiduría es mucho mayor que la suya.

—Sólo os preguntaremos una cosa, hijos míos—Dijo Adam mirando fijamente los ojos de ambos gemelos alternamente y de forma constante con sus ojos verdes claros divinos mientras sonreía a ambos con calidez nada especial.

—¿De qué se trata?—Preguntaron al unísono los gemelos Cionis alternando constantemente entre la mirada de Adam y la de Eve con gran curiosidad y muy ansiosos por pedir un cambio de todo lo que no les gustaba a ellos de sí mismos por algo que les gustara a ellos de sí mismos a los Creadores.

—Veréis, sabemos que habéis estado rechazando vuestra apariencia similar a la nuestra por todo lo que os ha traído tenerla, pero… ¿acaso no deberíais aceptaros a vosotros mismos si tanto os molesta que los demás no os vean a vosotros? Si deseáis ser felices con cómo sois, debéis aceptaros tal cual sois. Debéis aceptar lo que os compone por fuera para ser felices de forma plena. No seréis plenamente felices si vivís rechazando vuestro propio aspecto. Os hacéis felices el uno al otro, pero… vuestra felicidad es una felicidad que podría ser mayor. En lugar de rechazar vuestro parecido con nosotros, deberíais aceptar esa apariencia y enorgulleceros de ella. De hecho, podríamos daros rasgos físicos propios que os representaran bien como algo distintivo que haría que la gente ya no viera a los civilizados Creadores en vosotros. Una cola no hacía la diferencia, pero… nosotros sabemos cómo hacer que os noten sin vernos a nosotros, que vean a Adamis y Evenia—Dijo Adam sonriéndoles con un gran amor de padre espiritual y con una sonrisa cálida nada especial.

—¿Y qué más tenemos que saber? ¿Creéis que es fácil que aceptemos una apariencia que sólo nos ha dado el “gran beneficio” de vivir a vuestra sombra?—Preguntó Adamis bastante molesto por pensar en ese detalle de no ser vistos por quienes eran realmente.

Evenia lo ayudaba a calmarse con su mano derecha femenina. Esas manos no estaban sobre todo para satisfacer los deseos sexuales de Adamis, sino para transmitirle a este ternura y cariño y para ayudarlo en todo lo que fuera necesario, y eso era algo que Evenia y su esposo entendían perfectamente.

—Nosotros no creemos. Nosotros sabemos. Sabemos perfectamente que no es fácil aceptar la apariencia que tenéis vosotros, pero necesitáis aceptarla. Aún tenéis que darnos una respuesta. ¿Cómo esperáis que nosotros os liberemos de vuestras cadenas si vuestro rechazo a vosotros mismos es en sí una cadena? No hay nada que nosotros podamos hacer respetando vuestro libre albedrío para ayudaros en tal caso—Dijo Adam muy serio y muy preocupado por ellos con calma perfecta.

—No os cambiaremos si no os aceptáis a vosotros mismos primero, pues sólo os estaríamos haciendo un flaco favor con ese cambio. Una cosa es cambiar algo que obstaculiza la vida plena de alguien y que ese alguien no puede aceptar porque está en todo su derecho de querer una mejor vida, pero lo vuestro no se limita al celo y a la esterilidad. Os daremos fertilidad de todas formas y también os quitaremos el celo, pero no os haremos ser vistos como quienes realmente sois por los demás si no os podéis aceptar como sois a vosotros mismos, aunque roguéis de rodillas y supliquéis llorando—Explicó Eve con la misma actitud que estaba mostrando su amado esposo y gemelo mientras alternaba constantemente entre la mirada aeterniana de la rubia menor y la mirada aeterniana del rubio mayor, al igual que su hermaesposo, quien era tan adorado por ella.

—Adamis, deberíamos escuchar las sabias palabras de los Creadores. No te molestes más por algo que ya no tiene importancia, como lo es lo que nuestra apariencia nos ha estado causando. Ciertamente, no son los demás los que deben acabar con nuestro rechazo hacia nosotros mismos, sino nosotros mismos. Si tú no te aceptas a ti mismo porque los demás no te ven a ti cuando te miran a los ojos, no esperes que los demás solucionen un problema que, en realidad, tienes tú. Eso es lo que los Creadores están tratando de decirnos. Si tú y yo no nos aceptamos a nosotros mismos, sólo mantendremos ese rechazo en el caso de que ellos nos cambien físicamente. Es como cuando alguien que no está conforme con una parte de su cuerpo se opera para cambiar esa parte de sí. Eso no soluciona el problema jamás. Esa persona sigue teniendo problemas de autoestima. De nada serviría que yo me operara los pechos para tenerlos más pequeños si tuviera un problema con mis propios pechos por ser tan grandes y no gustarme tenerlos así de grandes. Mi autoestima no mejoraría por reducir mi talla de pecho. Que tú tuvieras un problema con tu pene por no ser tan grande como tú quisieras que fuera no se solucionaría agrandándolo. Esa operación no solucionaría tu problema de autoestima. Tú y yo podemos entender todo lo que acabo de decir a la perfección, pero no podemos aplicar esa misma lección que sabemos perfectamente a nuestra apariencia clónica porque nos cuesta ver la similitud entre una parte del cuerpo con la que no estamos cómodos y una apariencia que nos hace no destacar por nosotros mismos. No quiero que sigas atormentándote a ti mismo por algo que no vale la pena, fratitus—Dijo muy preocupada y algo seria Evenia mirándolo fijamente a los ojos mientras aún le daba fuerza con su mano derecha femenina.

—Yo… entiendo tus palabras, pero… nuestros espíritus seguramente estaban destinados a algo mucho más elevado que esto, ser la copia de alguien más. ¿Por qué debemos pasar por lo de no ser vistos por quienes somos realmente? ¿Cuál es el propósito de sufrir de esta manera mientras vivimos en sociedad?—Dijo muy molesto todavía Adamis mirando fijamente los ojos de Evenia con los propios.

—Nosotros podemos responder a eso—Dijo Eve con una sonrisa cálida nada especial de repente mirando fijamente el lado derecho del rostro del rubio que era el clon de su lovus vaifus y fratus twinus.

Adamis comenzó de repente a mirar muy molesto aún a los Creadores a los ojos alternando entre los ojos de Eve y los de Adam constantemente. Su gemela lo imitaba con una expresión seria y de gran preocupación por él.

—Hay ocasiones en la vida en las que nos toca vivir momentos que no nos agradan ni lo más mínimo. En esos momentos, lo que debemos hacer es ver qué podemos aprender de lo que estamos viviendo y/o de lo que ya hemos vivido. Mi amada Eve y yo sabemos muy bien lo que es pasar por una situación por la que uno preferiría no tener que pasar. Sin embargo, fuimos forjados por el dolor de esa situación y nos volvimos más fuertes. Adquirimos una gran sabiduría por todo lo malo que habíamos tenido que soportar en nuestra vida imperfecta, ya que no siempre fuimos lo que somos ahora mismo. Adamis, Evenia, la causa de vuestro sufrimiento en este preciso instante no es lo exterior, sino lo interior. Si vosotros entendierais al fin que para conseguir la vida que os merecéis tenéis que aprender de todo lo vivido hasta ahora, podríais aprender mucho de todas vuestras experiencias de vida. Tuvisteis que aprender por vosotros mismos lo que significaba realmente vivir, pues todos los conceptos metidos en vosotros no eran más que teoría. Aquellos dos depravados sexuales querían que estuvierais preparados para una vida adulta, pero erais prácticamente bebés con una mente y con un cuerpo que no concordaban con el tiempo que llevabais en el mundo. Aprendisteis por la vía dura lo que significaba vivir cuando de lo malo se trataba y lo que significaba vivir también lo aprendisteis de forma linda cuando de algo lindo y maravilloso se trataba. Teníais derecho legal a una vida adulta plena, pero no estabais preparados para esa vida. Aún teníais que aprender a vivir desde lo más básico. Aprender a vivir como lo aprendisteis os dio una perspectiva muy madura de todo, a pesar de tener algunos conceptos mal. La vida en realidad no es la mera existencia de un ser con células vivas, y por eso… es que habrá ocasiones en las que tendremos que pasar por malos momentos para mejorar como personas—Explicó Adam muy serio y con calma perfecta mostrando mucha preocupación en su ser por sus hijos espirituales idénticos a él y a su esposa respectivamente mientras miraba fijamente a los ojos a ambos gemelos aeternianos alternamente y de forma constante.

—Si os veis por quienes sois el uno al otro, no necesitáis que os importe lo que vea en vosotros el resto del mundo. Vosotros podéis hacer que la gente se percate de que no sois nosotros teniendo vuestra propia personalidad, vuestros propios logros y vuestros propios sueños. Nosotros también os hemos visto desde el comienzo por quienes realmente erais. Nunca creí que tú—Dijo Eve mirando fijamente de repente a Evenia a los ojos con una sonrisa cálida nada especial en sus labios divinos—eras yo. Siempre vi a Evenia Cionis, una gran científica que era también una gran esposa. Antes de que fueras científica y esposa, yo veía a Evenia Cionis, una gran persona que llegaría muy lejos, una hermana y una novia que eran maravillosas, así como una mujer que merecía ser reconocida por quien era, una mujer muy calenturienta y muy difícil de satisfacer sexualmente, no siendo lo segundo un problema. Veía en ti a una gran persona, a pesar de todos tus defectos morales. La Creadora te reconocía por quien tú eras, y no por parecerte a ella.

Tanto Adam como Eve miraron fijamente los ojos de Adamis de repente con esa misma sonrisa cálida nada especial en sus labios divinos.

—Yo veía a Adamis Cionis, un gran cocinero que hacía que los clientes del restaurante en el que trabajaba tuvieran una comida hecha con gran maestría y con las mejores intenciones posibles. Un esposo eras también, uno que era ejemplar con sus pequeñas fallas. Eras antes de eso un hermano mayor estupendo y una persona muy noble y muy responsable. Yo veía también a una persona que era un novio excelente. Eras un novio muy calenturiento y extremadamente exigente en lo referente a la satisfacción sexual, pero lo primero tenía solución y lo segundo no era un problema. Además, lo primero no era un problema grave, sino uno leve. Ser una persona calenturienta no hace que alguien sea un pecador sin salvación. Un servidor tuvo su época de ser muy calenturiento, aunque no tanto como tú, Adamis, pero aquí está ese servidor, dando lecciones de moral y mostrando una sabiduría que es necesaria para el crecimiento personal de alguien más. El Creador siempre ha visto a Adamis Cionis, y no a su clon—Explicó sonriente Adam a Adamis mirándolo aún fijamente a los ojos, al igual que Eve.

—Así que… sólo queda que hagáis vuestra pregunta, ¿no?—Dijo Adamis sabiendo ya que Evenia lo había perdonado por preocuparla, aunque él no hubiera hecho algo malo realmente, y llorando de la alegría por sentir por primera vez tanto amor de aquel padre que, por tanto tiempo, le había parecido un horrible padre—Adelante…, padre.

Esa sonrisa cálida de Adamis era especial y estaba llena de un aprecio que no había sentido jamás por sus creadores aeternianos.

—Gracias por abrirnos los ojos, papi, mami—Dijo Evenia mirando fijamente a los ojos alternamente y de forma constante con una inmensa gratitud y con una gran alegría mientras lloraba lágrimas gruesas de alegría, tan gruesas como las de su hermaesposo, a los gemelos White.

—No hay nada que agradecer, hijitos. Sólo estamos haciendo lo que unos padres amorosos harían por sus queridos hijos—Dijo Adam con una sonrisa cálida nada especial en sus labios masculinos y divinos mirando alternamente a ambos aeternianos lupinos a los ojos fijamente.

—¿Qué madre no haría por sus hijos lo que estos necesitaran que fuera hecho? ¿Y qué padre no haría exactamente lo mismo que esa madre en la misma situación?—Añadió Eve con la misma actitud que su amado imitándolo en todo.

Ambos rubios de cuerpo indestructible se dispusieron a preguntar inmediatamente.

—¿Aún queréis ser cambiados físicamente?—Preguntaron al unísono Adam White e Eve White sonriendo de forma nada especial a Adamis Cionis y Evenia Cionis.

—Lo cierto es que… no—Respondieron al unísono los gemelos Cionis llorando lágrimas de alegría sin cesar mientras miraban con una sonrisa especial fijamente los ojos de los gemelos White.

—Respuesta correcta, hijitos—Dijo Adam con una expresión que mostraba lo orgulloso que estaba como padre y como persona de ellos.

—Os habéis ganado… un ardiente y resplandeciente futuro—Añadió Eve mostrándose igual que su esposo.

Ambos se dispusieron a chasquear los dedos como lo hacían siempre. Al mismo tiempo, un chasquido marcó en sólo medio nanosegundo el futuro de los gemelos Cionis de forma irreversible. Medio segundo después, su sentido de la vergüenza y su nivel de energía, así como su nivel de aguante, volvieron a su estado anterior al celo y sus genes les dieron la capacidad de crear vida por sí mismos. Sin embargo, aún tenían colmillos de lobo y ojos de animal salvaje.

—Felicidades. Sois libres de vuestro ADN maldito. En cuanto a vuestro aspecto, no queríais cambiarlo, así que no lo hemos cambiado. Sólo… miraos a la cara de nuevo—Dijo Eve sonriendo cálidamente de forma nada especial a sus pequeños.

Ambos gemelos se miraron a la cara fijamente y abrieron sus ojos como platos nada más notar cómo se veían los ojos y los dientes del otro.

—Si habéis aceptado que sois como sois, un pequeño detalle que ya era vuestro no hará la diferencia. Todos verán que no sois nosotros al veros con aspecto salvaje y vosotros viviréis satisfechos con vuestra apariencia física. Vuestros hijos saldrán con colmillos de lobo y con esos ojos de bestia que tenéis vosotros, pero, si se aceptan a ellos mismos, eso no será un problema. A veces, las decisiones que tomamos afectan a nuestros futuros hijos. Esa es la última lección que debéis aprender. No siempre vais a saber cuáles serán todas las consecuencias de vuestras decisiones tomadas libremente—Dijo Adam sonriendo todavía de la misma manera mientras alternaba entre los ojos de uno y los del otro constantemente.

—Siempre andáis con lecciones. Parecéis maestros más que padres por momentos—Dijo llorando lágrimas de alegría aún Adamis con una sonrisa cálida muy especial en los labios—Sin embargo, me parece bien que nuestros fillom sean de aspecto salvaje. Ellos llevarán el legado de los gemelos Cionis con orgullo en sus genes y mostrarán al mundo orgullosamente dicho legado.

—Libres del celo y… pudiendo tener fillom. Podremos tener diez hijos, como queríamos—Evenia dijo aquellas palabras y dejó de llorar de la alegría sin dejar de sonreír muy agradecida y muy llena de felicidad, pues todos sus sueños con Adamis se cumplirían al fin.

—Además de daros libertad y algo muy distintivo, hicimos algo que ya os podríais imaginar por anécdotas de otros hijos satisfechos. No sería justo daros la posibilidad de tener hijos cuando os quedan menos de veinte años de vida sin daros ciento noventa años más de vida, ¿cierto?—Dijo Eve con la misma expresión que su amado esposo y hermano mayor.

—Ya había deducido que nos habíais dado más tiempo de vida, madre. Estoy muy seguro de que mi dulce esposa también. Ya deberíais iros, ¿no?—Dijo Adamis con una sonrisa cálida para la mujer a la que consideraba su única y verdadera madre mirándola fijamente a los ojos sin llorar ya.

—Ya sabéis lo agradecidos que os estamos por esta tarde llena de obsequios. La sabiduría y, sobre todo, vuestro amor expresado directamente a nosotros son los mayores obsequios de todos. Si mis hijos parecen algo salvajes, será un honor que lleven ese legado en sus venas. Que muestren ese legado al mundo entero con orgullo será todo un honor para mí, uno inmenso e inimaginable, papi, mami—Dijo Evenia con la misma actitud que su amado esposo y hermano gemelo mirando alternamente a sus padres espirituales a los ojos fijamente y de forma constante.

—Antes de irnos, hijos míos, debemos deciros algo—Dijo Adam con una expresión cálida y nada especial aún en su rostro mirando fijamente los ojos de ambos alternamente—El celo os agotó el depósito por hoy.

—Por eso decidimos recargaros el depósito de deseo sexual. Disfrutad con esa apariencia que, hoy mismo, habéis aceptado. Haced el amor como locos y multiplicaos. Sed padre y madre al fin. Seis horas muy locas os hemos obsequiado—Dijo Eve con la misma actitud que su adorado esposo y hermano mayor.

Los Creadores desaparecieron entre besos y caricias en forma de un tornado de fuego blanco puro, como hacían siempre, y no dejaron rastro alguno, al igual que siempre.

—Gracias, muchas gracias, padre, madre—Dijo mirando fijamente al frente Adamis mientras sonreía de forma muy especial, pues sabía perfectamente que los Creadores habían sabido desde antes que él iba a hacer eso que había hecho.

—Papi, mami, muchas gracias—Dijo Evenia con la misma actitud que su amado esposo y hermano mayor haciendo lo mismo que él.

Justo después, ambos giraron la cabeza y se miraron fijamente a los ojos con un amor infinito. Ambos se sonreían con calidez inmensa y radiante y se miraban de la misma manera a los ojos. Las mejillas de Evenia estaban tan sonrojadas como siempre.

—Lo cierto es que te ves tan salvaje con ese aspecto nuevo que no me molestaría que rugieras como una bestia mientras me nalgueas y me penetras el ano como un macho en celo. Yo puedo darte hijos al fin, así que… no pienso usar protección ni un solo día, mi caballero andante—Dijo Evenia mirándolo fijamente a los ojos con esa expresión cálida que era inmensa y radiante en su rostro femenino.

—Entonces, no uses protección. Si podemos tener hijos, tampoco voy a usarla. En cuanto a lo de sodomizarte, ya sabes que estaré encantado de hacerlo hasta que no te puedas sentar si eso es lo que deseas que haga contigo. De todas formas, no hay prisa por hacer el amor. Te voy a sodomizar esta noche hasta que estés expulsando mi semen durante una hora y media por el ano. Primero, quiero llevarte al cine y a comer al restaurante más caro de Shiakam, pero tendremos que conformarnos con un restaurante no tan caro hoy porque ese está cerrado en este día, mi dulce Evenia—Dijo Adamis con una sonrisa llena de calidez inmensa y radiante mirando fijamente a los ojos a su amada rubia con un amor infinito—Por cierto, Evenia. Luces muy hermosa con esos ojos salvajes y con esos colmillos de volfa. Me dan muchas ganas de hacerte una hembra obediente después. Sólo hablarás si yo te lo permito. De lo contrario, te nalguearé como castigo. Sólo te permitiré gemir, chillar y gritar para mí sin necesidad de que yo te dé permiso.

—Entonces, querré que me castigues mucho. Hoy sólo quiero ser tratada por ti como se trata a una hembra en celo. No me tienes que llevar a comer hoy, pues no quiero comida y bebida, sino a mi amado—Dijo con una sonrisa traviesa en los labios con una mirada cargada de infinito amor romántico Evenia mirando fijamente los ojos de su esposo tan sonrojada por las mejillas como siempre.

En sólo cinco movimientos veloces y certeros, la rubia lupina quedó sobre su amado esposo y se lanzó sobre su cuerpo masculino, logrando quedar con la vagina apoyada sobre el miembro ya erecto de su amado macho. Este tenía la cabeza apoyada en el almohadón de plumas de la cama matrimonial y los puños cerrados sin hacer fuerza mientras miraba fijamente a los ojos muy sorprendido a su candente esposa de rubios cabellos, quien tenía la palma de cada una de sus manos femeninas apoyada a un lado del cuello del rubio mayor.

—Mi macho necesita muchos cuidados. Mi macho tiene una erección que le va a doler si no la atiendo lo antes posible. Mi macho es tan… gentil y tan dulce conmigo que yo… sólo quiero que hoy mi macho se sienta bien con mi cuerpo y con mi amor. Mi macho sólo me escuchará gritar, chillar y gemir para él de placer. Hoy sólo obedezco a mi macho en todo lo que su corazón pida, así sea algo que asquearía a otras mujeres. Por todo eso…, mi macho…, “abúsame” si te complace hacerlo.

Adamis rodeó la cintura de Evenia con sus fuertes brazos veloz, gentil y fuertemente de inmediato y, justo después, sonrió traviesamente mirando fijamente los ojos de su amada esposa con un amor puro e infinito en los propios.

—Te amo tanto, mi caballero andante, mi macho, mi hombre. Eres perfecto para mí, así que no tengo problemas con hacer contigo todo lo que tu corazón enamorado y calenturiento desee hacer—Dijo Evenia con una expresión cálida de forma inmensa y radiante mirando fijamente muy sonrojada por las mejillas, tanto como siempre, los ojos de su amado esposo.

—Yo te amo tanto que no podría estar sin ti, mi dulce Evenia, mi frágil y sensual hembra. Tú eres demasiado linda para tu propio bien. Haces en este momento que yo quiera dejarte cubierta de mi fluido blanco, y no sólo llena de este hasta en tu ano—Dijo Adamis con una sonrisa cálida como las que siempre tenía para Evenia mirando fijamente a esta a los ojos con un amor puro y sin límites—Sólo pide lo que te dé placer. Te daré todo lo que quieras como hembra en celo. No necesitas sólo ser obediente.

—Yo… quiero ser obediente a ti. Quiero hacer lo que tú pretendas hacer conmigo. No me molesta que quieras mi culo para penetrarlo y llenarlo con tu semen caliente. Me encanta que me uses con tanto amor. Eres el único que puede usarme, Adamis. No me importa cómo me quieras usar, pues siempre me usas con tanto respeto que me resulta imposible no querer ser “violada” por ti. Te amo tanto, mi caballero andante. Protégeme de la tragedia de no ser tu hembra “abusada” y dominada por ti—Dijo Evenia tratando de contener todo lo que podía su excitación y su emoción femeninas mientras usaba esa expresión dulce y cálida que él tanto disfrutaría ver en una hembra sumisa y enamorada de su persona masculina.

Adamis sonrió traviesamente de nuevo y colocó cada una de las palmas de sus manos masculinas sobre cada una de las nalgas de su hermanita velozmente y de inmediato.

—Conque así me consentirá mi dulce hermanita. Ya veo, Evenia. Quieres que juegue duro contigo, que sólo me dedique a usarte para sentirme bien físicamente y hacer bebés contigo. Entonces, debes saber que tendrás que darme mucho amor. No quiero sólo placer. Dame amor también, pues tu amor y el placer que me das son lo que quiero de ti en este preciso instante—Dijo Adamis conteniendo su inmenso deseo sexual y romántico creciente mientras su erección ya dolía por tanto contener la excitación y no descargarla como semen.

—Te amo tanto, Adamis—Dijo Evenia sonriéndole como le sonreía siempre que no estaba enloquecida de amor y de deseo sexual, aunque sí lo estuviera.

—Yo también…—Dijo él acercando sus labios a los labios de Evenia lentamente mientras le sonreía traviesamente aún mirándola todavía fijamente a los ojos con los propios—te amo, y te amo inmensamente…, Evenia.

Sólo dos milímetros separaban sus labios de los de ella. Incapaz de aguantar más, Evenia fue la primera en dar el siguiente paso. Ella besó de repente salvaje y tiernamente con todo el amor de su ser femenino entero esos labios que tan loca la volvían con sólo mirarlos. Estaba completamente dominada por sus deseos románticos y sexuales, al igual que su lovus twinus y vaifus. Él correspondió a aquel beso con lengua de inmediato con la misma pasión mostrada por la rubia menor y fue entonces cuando ella comenzó a acariciar con una intensidad máxima y con gran gentileza la cintura y las caderas de su amado esposo mientras este sólo comenzaba a dejar que sus manos masculinas exploraran salvaje y tiernamente lo que tenían a mano: Las nalgas de la rubia lupina. Sin duda alguna, las próximas seis horas serían seis horas de mucha locura romántica y sexual. Los gemelos Cionis, ambos por igual, eran en aquel preciso instante bestias salvajes y descontroladas, pero no porque estuvieran en celo todavía, sino porque ambos por sí mismos eran unos completos… salvajes.

FIN

Notas de autor: Esta historia se me ocurrió buscando una forma de hacer que Eve pudiera ser codiciada por alguien que intentara tenerla para sí siendo la Creadora, alguien inalcanzable y con poder infinito. Luego pensé que Adam podría pasar por lo mismo sin ser alcanzable, y fue tras mucho pensar que se me ocurrió crear esta historia. Tal vez los Adam e Eve que nosotros conocemos sean inviolables e inalcanzables, pero no lo serían unas versiones inferiores de ellos, unas copias de ellos. El resultado de todas esas reflexiones es Salvajes. Sin más demora, comenzaré a hacer las aclaraciones necesarias. Lo primero es que los doscientos treinta óvulos fecundados artificiales no se convirtieron en cuerpos de aeternianos ascendidos, dado que Adam e Eve habían establecido en su momento que esos espíritus irían a parar a óvulos fecundados naturalmente de aeternianas ascendidas o de humanas primigenias nada más fallecer, siendo realmente no reencarnaciones, sino encarnaciones, dado que el cuerpo que nunca se llegó a formar no cuenta como algo digno de una encarnación. Lo que sucede con los abortos en Aeternia si aún no había un feto es eso. Si había un feto, el espíritu de dicho feto reencarnará en un óvulo fecundado de una aeterniana ascendida o de una humana primigenia. En todo caso, los bebés abortados se salvan automáticamente nada más fallecer porque murieron sin pecado alguno. Las híbridas entre hombre y aeterniano también pueden albergar el espíritu de un bebé abortado en su útero. Todo el proceso es automático en cualquiera de los dos casos de aborto y el óvulo al que va a ir el espíritu del ser abortado es un óvulo al azar, por lo que no serán Adam e Eve quienes decidan el futuro de dicho espíritu. En cuanto a los nombres y los apellidos, es hora de comenzar, como siempre. No diré el significado de los nombres y el apellido de los protagonistas en este caso. El nombre Adamis se pronuncia “Adámis”. El nombre Evenia se pronuncia “Evénia”. El apellido Cionis se pronuncia “Ciónis”. Ahora bien, voy a los que es necesario tratar como siempre. El nombre Tetia se pronuncia “Tétia” y significa “La que surca el océano con gran valor”. El nombre Metius se pronuncia “Métius” y significa “El que posee el don de agradar”. El apellido Helser se pronuncia “Jélser” y significa “Quien se atreve a todo” y el apellido Reihen se pronuncia “Réijen” y significa “Quien puede calcular en grande”. No elegí los significados al azar. Resulta que Tetia era muy atrevida, pero no para bien. Ella por su obsesión sexual con Adam se atrevió a iniciar el Proyecto NeusArjerus junto a Metius, quien era el mejor de los dos manipulando a los demás para conseguir lo que deseaba de ellos, resultando muy agradable su forma falsa de ser a aquellos a los que manipulaba. Además de eso, quien hacía los cálculos precisos y exactos para que los clones tuvieran todo lo requerido por él y por Tetia era él mismo. En cuanto a la pronunciación y al significado de “NeusArjerus”, diré que se pronuncia “Néus-Árjerus” y significa “Nueva Génesis”. El término “Arjerus” es un término masculino que se puede traducir como “Génesis”, “Comienzo” o “Principio”. El término “Neus” es un adjetivo y, en masculino singular, se traduce como “Nuevo”. En cuanto a los oficios de Adamis y Evenia, ella es una científica shiakana, la mejor de su generación de toda la nación de Shiakam, y él es el mejor cocinero del restaurante más caro de Shiakam. Ambos gemelos ganan un buen sueldo todos los meses. En cuanto a los fetiches sexuales de Adamis y Evenia, ellos tienen exactamente los mismos fetiches sexuales que Adam e Eve, pero aún no saben que tienen el fetiche del renifleurismo. Eso ya lo descubrirán en un futuro. Adam e Eve descubrieron que tenían ese fetiche sexual cuando Eve, negándose a detenerse en medio de un coito vaginal muy salvaje, terminó por miccionarse en la cama matrimonial. Adam, lejos de sentir asco por la situación, lo cual Eve creía que sucedería, se sintió mucho más excitado y comenzó a darle a ella embestidas más fuertes y más veloces. Eve descubrió ese mismo día en medio de aquel coito vaginal con aroma de orina que, como no le desagradaba realmente el aroma de la orina a su persona femenina y Adam había manifestado excitarse con la orina de ella, su ser femenino tenía el mismo fetiche, ya que ella deseaba olfatear la orina de él mientras hacían el amor, y también estaba el razonamiento de que, si a él le provocaba más excitación sexual olfatear la orina de su amada, entonces, a ella le provocaría la misma cantidad de excitación sexual olfatear la orina de su amado, puesto que ambos compartían todos los fetiches, siendo los únicos cambios en cada fetiche los relacionados con el género. Seguramente, debido a la naturaleza fogosa a escala suprainfernal de Adamis y Evenia, ambos gemelos terminen descubriendo que tienen el fetiche del renifleurismo de la misma manera que Adam e Eve. Adamis y Evenia dejarán la bebida nada más cumplir 184 años de edad para tener una vida plena, y para que sea plena tendrá que ser una vida completamente saludable. Adamis y Evenia fallecerán debido a la edad con 373 años juntos en su cama matrimonial y siendo salvos a la primera. Toda su descendencia directa e indirecta morirá siendo salva a la primera y con 200 años de edad debido a la edad. Debo aclarar que Adamis y Evenia son de clase media-alta y tienen un pequeño chalet con un jardín repleto de flores pequeñas de muchos colores diferentes en la zona norte de Shiakam. Todos los descendientes directos de los gemelos Cionis tendrán colmillos de lobo y ojos salvajes y todos ellos serán versiones algo diferentes de sus padres, y todos ellos se dividirán en cinco pares de gemelos sesquizigóticos. En los tres primeros casos, el mayor de los dos gemelos será el varón. En los últimos dos casos, será la mayor la mujer. Los dos primeros pares de gemelos nacidos de forma natural como resultado de las relaciones sexuales entre Adamis y Evenia serán norteños, por lo que se enamorará cada par de gemelos, formando una relación de pareja finalmente en un futuro cercano al momento de haberse enamorado. Los otros pares de gemelos no serán norteños, por lo que se enamorarán de alguien que no sea un pariente suyo. Seis de las ocho parejas que resultarán, siendo dos las parejas norteñas y seis las parejas no norteñas, tendrán descendencia que tendrá colmillos de lobo albino y ojos salvajes. Sólo dos parejas, las cuales serán parejas no norteñas, tendrán descendencia sin esos rasgos distintivos de los gemelos Cionis y de su descendencia directa. Todos los descendientes directos e indirectos de Adamis y Evenia serán heterosexuales. Cada una de las ocho parejas mencionadas tendrá su propia vivienda de clase media-alta. Debo aclarar que la libido de Metius y Tetia era sólo la mitad de la libido de Adamis y Evenia, por lo que ellos no habrían estado a la altura de la gran libidinosidad de sus creaciones de forma natural, pero existía para eso una droga que ellos mismos habían creado durante la primera fase del Proyecto NeusArjerus que daba más energía y más libido temporalmente a quien se inyectaba una dosis, logrando así ambos igualar a los gemelos White primigenios incompletos en lo referente a la libido y al aguante. Tetia y Metius planeaban desarrollar en el futuro una droga que les permitiera igualar la libido y la energía de Adamis y Evenia en estado de celo, pero nunca llegaron siquiera a idear la fórmula de dicha droga. La fórmula de la primera droga mencionada se quedaría en las mentes de Tetia y Metius y estos se la acabarían llevando a la tumba con dicha droga sin existir ya desde hacía mucho tiempo, pues se habían deshecho de ella nada más ser acorralados por la policía shiakana para que nadie pudiera tener esa poderosa sustancia si ellos no podían disfrutarla con su pareja soñada. En cuanto a los fetiches sexuales de Tetia y Metius, debo decir que ellos tienen casi los mismos que Adam e Eve y Adamis y Evenia, salvo el fetiche sexual del renifleurismo y el fetiche sexual de mirar cómo micciona la pareja. Tetia y Metius estaban tan obsesionados sexualmente con los Creadores que nunca se dieron cuenta de que su media naranja estaba justo al lado, pues era el otro, con el que estaban trabajando en el Proyecto NeusArjerus. Ya se darán cuenta ambos en su próxima vida y se salvarán a la segunda. Por si hay dudas aclaro que la media naranja de Tetia es Metius y la media naranja de Metius es Tetia. Esos dos científicos estaban perdidos en su obsesión lujuriosa y eran plenamente conscientes de que no amaban a los Creadores. La diferencia de edad con la futura pareja pierde automáticamente toda importancia nada más perder la vida un bebé abortado. Si la pareja de alguien supera por siete u ocho años, dado que la diferencia de edad nunca superará los diez años de diferencia en un caso así, a ese alguien porque dicha pareja reencarnó tras un aborto cuando sólo era un feto, la diferencia de edad no hará ninguna diferencia, aunque sea prohibitiva. Por cierto, quienes hayan captado bien la personalidad de Adamis y la personalidad de Evenia sabrán que tiene todo el sentido del universo que no pidieran ayuda a Adam e Eve antes de entrar en celo, aunque no les gustara el estado de celo ni un poco a los gemelos Cionis. Ellos pretendían pedir ayuda a los Creadores esa misma tarde a las 19:30. Dicho todo eso, hasta aquí las notas finales de autor.

April 18, 2023, 9:10 a.m. 0 Report Embed Follow story
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