- ¨Hola preciosa, suerte en este nuevo paso, sé con certeza que Dios guiará cada camino que elijas, Te amo ¨- No podría sentirme más enamorada de él, por primera vez estaba convencida de que logré estar con la persona que de la que me ilusioné durante 3 años. Fui directo a bañarme y tomar todas mis cosas, salí a la parada de bus y me dirigí al consorcio, papeleo y mensajes, idas y venidas y ya eran las 12:00 del día, me despedí y corrí directo al primer transporte que me dejaría cerca.
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El segundo día, entré y me senté en la segunda fila que encontré disponible, conmigo los compañeros que había conocido anteriormente, no querían estar tan cerca del profesor pero yo quería beberme todo lo que podría aprender, dos años sin haber estudiado me tenían ansiosa de saber cómo sería desde ese día, todo el resto de mi vida.
-Se van a poner de pie, decir su nombre, de dónde vienen, su edad y la carrera que escogieron.-
Cada que escucho eso me pongo nerviosa, y es que a pesar de ya haber tenido contacto en el mundo laboral y haberme des inhibido durante algún tiempo, aún me tiemblan las piernas cuando de hablar en público se trata. En mi turno dije…
- Me llamo Susan, soy de la capital y escogí Diseño Industrial, quiero tener mi propia empresa y trabajar en lo que más me gusta hacer, que es dibujar y diseñar.- No sé si contesté todo lo que preguntó la profe que era joven y bonita, lo único que sé es que al momento de decir lo de la empresa y lo que continuó, todo el salón hizo un silencio sepulcral y me vieron como si fuera una alienígena. Gaby, la profe, sonrió y dijo - gracias, puedes tomar asiento, y lo hice lo más rápido que pude, sólo miré mi cuaderno y mis manos y continuaron presentándose, no alcé la mirada hasta que escuché un acento familiar pero no de mi país…
-Me llamo Leo y no soy de acá, pero vivo aquí desde hace 10 años, voy a seguir Diseño Web y tengo 19.- Hace mucho que no me llama alguien la atención de la manera en la que él lo hizo ese día y lo primero que se me vino a la mente fue, parece simpático. No estoy segura qué es lo que realmente sentí, no fue gusto, no fue atracción, no a un 100% al menos, quizá un 10% o 15%, o qué fue lo que pasó pero se sentó y me miró y yo sólo giré.
Leo era alto, delgado, el cabello limpio, arreglado y usaba unos grandes lentes de un azul oscuro que resaltaba con el tono blanco de piel que tiene, estaba sentado en la fila atrás de mi posición pero diagonal a mí, no sé qué es lo que pasó en su vida, pero estaba ahí pensativo, serio y un poco distraído y de lo único que pude darme cuenta fue de que su mirada dirigida ese instante a mí, estaba llena de dolor y misterio.
Después de la presentación y todas esas cosas que me ponen un poco en tensión, Sara y Sophie empezaron a decir toda la clase de cosas chistosas que yo no dijera en voz alta, Juan y yo sólo reíamos hasta que Sara mencionó a Leo en su conversación y yo la miré fijamente, - vieron al extranjero que está atrás, está como quiere uno que le recomiende el doctor- sonreí y disimuladamente me fijé en él a ver si había escuchado semejante imprudencia, Leo seguía en sus pensamientos, Sophie continuó -si y lo mejor de todo es que va a estar en tu carrera Sara, ya estás hecha- y las risas subieron un poco más de tono, miré a Juan y dijo - ah o sea que no les gusta consumir lo nacional, y le dieron una misión que de seguro Leo notó al instante.
Juan se dirigió siguiendo las instrucciones de ellas que estaban ansiosas de saber si alguna en algún momento tendría oportunidad con Leo y siguiendo mi pedido de que por favor no le hiciera notar que ellas le mandaron a conocerlo. Demoró como siete minutos y regresó con la sonrisa de hornado más grande que pude haber visto.
- Me cayó bien- dijo - dice que hasta ahora no ha visto ninguna mujer de aquí bonita, y es que es obvio, de donde viene hay unos mujerones que ni a mí me gustan las de aquí- terminó en tono burlón.
Me sentí terrible y es que nunca he tenido el autoestima tan alto como para que algo como eso me pasara por desapercibido, pero tampoco tan bajo como para echarme a llorar.
- Que arrogante - dije frunciendo un poco mi ceño - se va a enamorar de una chica de aquí que le va hacer cambiar de parecer y se arrepentirá de lo que dice-.
Quien diría que eso que había deseado que le sucediera, me tendría de esta manera tan deprimente en la que estoy hoy.
Steph R.A.
