ivanescurra Ivan Escurra

Cuando creía que ya nada valía la pena, Adrian encuentra un rayo de luz que lo saca de la oscuridad. Contra todo pronóstico, se encuentra cara a cara con el chico que ha amado en secreto por tantos años. Pero se trata de un idol de k-pop que jamás se fijaría en él... ¿o si? ¿Será posible romper la barrera entre idol y fan?


#12 in LGBT+ All public.

#corea #kpop #idols #seventeen
182
11.1k VIEWS
Completed
reading time
AA Share

Capítulo 1: Pase directo a la perdición.

Nunca debí haber venido a este lugar. Desde el primer momento en que pisé Corea, ya estaba condenado. Solo que en aquel entonces aún no lo sabía. Hasta el día de hoy me sigue sorprendiendo el hecho de estar en otro país, pues hace tan solo unos años, no me habría imaginado salir ni siquiera de mi propia habitación.

Mi primer contacto con la cultura coreana fue cuando era mi maestra de literatura comenzó un curso de coreano y como yo era su alumno favorito, solía enseñarme algunas frases que ni siquiera puedo recordar. Pero en la secundaria todo cambió para mí. Estaba atravesando por un momento muy difícil y no pretendo sonar exagerado, pero el k-pop salvó mi vida en esa ocasión. Tal vez resulte un poco tonto, pero en comparación con la música depresiva que escuchaba, las canciones de los idols me devolvieron la sonrisa. En especial, un grupo que dejó una profunda huella en mí fue Thirteen, convirtiéndose en mi refugio seguro a partir de ese momento.

Como todo fan, tengo un miembro favorito dentro del grupo. Desde el primer momento en que lo vi, Jaeho fue quien brilló con más intensidad. Con cada año que pasaba, iba conociéndolo más y mi admiración por él incrementaba. Debido a su gran popularidad, los comentarios maliciosos lo perseguían a menudo en un vano esfuerzo por manchar su imagen. Pero todos sabían que no había otro chico más bueno e intachable que él. No creía que sería capaz de conocer a alguien que esté a su nivel, por lo que había abandonado la posibilidad de estar con alguien más. Jaeho había arruinado mis chances de enamorarme al subir la vara tan alto y no tuve más opción que resignarme a apoyarlo desde la distancia.

Pero como había dicho al principio, logré llegar a Corea contra todo pronóstico. Visitar este país era uno de esos sueños casi imposibles de cumplir para mí. Así que cuando me enteré sobre la oportunidad de estudiar una carrera por medio de una beca, dediqué toda mi existencia en conseguirla. En aquel momento estaba en proceso de finalizar mi tesis de nutrición, pero no dudé ni un segundo en dejarla a un lado para enfocarme en conseguir la beca. El problema era que estaban ofreciendo una sola beca por país. Al descubrir ese detalle, mis esperanzas se redujeron de manera exponencial. ¿Cómo sería capaz de competir contra tantas personas? Si quería lograrlo, tenía que ser perfecto.

Estuve a punto de renunciar a la idea hasta que me enteré cuál sería la universidad de destino. Como fiel seguidor de Jaeho, conocía cada detalle de su vida, incluida la universidad a la que asistía. Cuando supe que la beca ofrecía un lugar dentro de la misma universidad, se me cortó la respiración por un instante. Después de unos minutos de pura adrenalina, pude procesar la información y un mundo de posibilidades se abrió ante mí. Si tenía suerte, podríamos llegar a ser compañeros de clase. De tan solo pensarlo, se me formaba un nudo en el estómago. Pero si eso no era posible, estaría más que conforme con encontrarlo en los pasillos.

Está de más decir que me puse a estudiar de sol a sol. Apenas dormía, obligado a descansar por mi madre que solía descubrirme con un libro de texto a las tres de la mañana. Tan solo me quedaban tres meses para presentar la tesis y el examen para concursar por la beca se encontraba a seis meses de distancia, por lo que tomé la decisión de terminar la carrera, a la par que estudiaba para ir a Corea. Si lograba presentar mi tesis a tiempo, podría apuntarme para hacer un posgrado, lo que aumentaba la posibilidad de recibir la beca, pues la universidad de Sinchon enfocaba su búsqueda en profesionales que estuvieran dispuestos a realizar posgrados en coreano.

Mi coreano no era perfecto pero era capaz de comunicarme con un poco de fluidez. Cumplía con todos los requisitos para convertirme en el candidato perfecto. Tan solo quedaba la lucha final contra todas las personas que se anteponían entre mi sueño y yo.

Cuando llegó el momento del examen, me sorprendió encontrarme con una cantidad menor de concursantes de lo que había imaginado. Aun así, si estuviéramos entre dos, las probabilidades eran de cincuenta por ciento. Sentí un gran alivio al mirar la hoja de examen, pues a simple vista, no había nada que estuviera fuera de mi conocimiento. Concluí con éxito los ejercicios de escucha y dediqué el resto del tiempo en la sección de redacción. A medida que pasaban los minutos, los postulantes iban entregando sus hojas, pero yo seguía indeciso. Mi examen ya estaba completo, pero utilizaría hasta el último minuto para repasar cada palabra y asegurarme de conseguir una calificación perfecta.

Mi futuro estaba escrito en esas hojas y la presión del momento había empezado a implantar dudas en mi mente. Pero decidí confiar en mi instinto y no pensar demasiado las cosas. Éramos tan solo dos personas tomando el test cuando la profesora encargada nos avisó que el tiempo se había agotado. Entregué la hoja y fui a casa para pasar la semana más angustiante de mi vida.

Tenía que aguardar durante siete días para recibir el veredicto final de la universidad. Los días parecían no tener fin y lo único en que podía fijar mi atención era en las manecillas del reloj. Cuando llegó el día de conocer el resultado, ingresé a mi correo electrónico y me pasé refrescando la página cada cinco minutos. El corazón se me aceleraba cada vez que recibía un mensaje en la bandeja de entrada. En el transcurso de la tarde, me quedé dormido sobre mi escritorio y solo logré despertar gracias a la alarma que me recordaba mi hora de estudio.

Tomé un respiro profundo y volví a revisar mi correo. El primer mensaje era una publicidad de pizza y justo debajo, se encontraba el correo de la universidad Paraguay-Corea. El encabezado del mensaje no revelaba el resultado, por lo que tuve que ingresar para leer la carta. Cuando terminé de leerla, la tuve que releer una y otra vez, pues no podía creer lo que mis ojos veían. Después de meses de sacrificio, por fin lo había logrado. No festejé ni tampoco grité. Solo me limité a mirar la pantalla con lágrimas en los ojos mientras asimilaba lo que había ocurrido. Me desplomé de alivio en la cama y no pude evitar pensar en cuán cerca me encontraba de Jaeho. No tenía ninguna duda de que el destino me había llevado hasta él.

A pesar de que uno de mis mayores sueños estaba por cumplirse, una furiosa avalancha se acercaba a toda velocidad para enterrarme vivo.

Jan. 11, 2023, 9 p.m. 2 Report Embed Follow story
32
Read next chapter Capítulo 2: Intruso.

Comment something

Post!
María Esperanza Dabove Favre María Esperanza Dabove Favre
A eso se le llama: tener suerte. ¡qué suertudo! Ojalá supiera coreano y me iría a Corea por los ídolos de Kpop 😍
May 31, 2023, 03:49

  • Ivan Escurra Ivan Escurra
    Jajajaja el sueño de todo k-poper 😆 June 02, 2023, 01:32
~

Are you enjoying the reading?

Hey! There are still 10 chapters left on this story.
To continue reading, please sign up or log in. For free!