rol-caneloso1671769599 Rol Caneloso

Un mal que consume se cierne sobre una ciudad. Las sombras devoran almas inocentes sin control. Hace mucho la fé se esfumó. Pero entonces la luz llega nuevamente, aunque de una forma "poco ortodoxa". ¿Se podrá restaurar el equilibrio natural y divino?- Solo los Cazadores del Mal podrán responder a eso...


Fantasy Dark Fantasy For over 18 only. © Rol Caneloso 2022
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Impío


Se cierne la noche sobre una iluminada y vivida ciudad.

Pero incluso con la luz artificial y de la luna sobre ésta, la oscuridad acecha en cada rincón que no se puede iluminar.

Las sombras toman forma, una grotesca y blasfema, aterrorizando y amenazando a cualquier ser vivo que se les acerque. Pero, ¿qué o quién puede enfrentar a una entidad como esta?.

Tal vez la respuesta ya fué escrita hace mucho por las manos del Señor...


Algo se mueve entre estas cosas, algo a lo que parecen no temer del todo. Va tan rápido como una ráfaga de viento proveniente de una tempestad incontrolable, o algo parecido a un tornado incansable que arrasa con todo lo que se topa.

Y mientras se traslada de forma fugaz, un destello sale de lo que sea eso, uno a lo que si parecen temer las abominaciones de la noche. Hace un sonido tal que las hace retroceder, corta cual cuchillo sobre la mantequilla y, aniquila sin piedad como la séptima plaga del Éxodo.

No es el Ángel de la Muerte, pues sus ojos delatan sed de sangre. Unos ojos de color carmesí brillantes que no son propios de un ser humano. Él es algo más... algo peor que el hombre, mucho más cruel y despiadado; tanto que incluso asusta a la propia oscuridad.


Una capucha oscura parecida a la de los magos de fantasía medieval le cubre en su totalidad. No teme a lo que se enfrenta, simplemente sigue adelante mientras monta una masacre sin precedentes. Y una vez termina, no está exhausto. Solo guarda su instrumento mortal; una espada de brillo peculiar.


"Cada noche es lo mismo con estas cosas. No importa cuantas veces venga a intentar erradicarlas, siguen apareciendo por ahí"


Sus palabras parecen de hartazgo ante una incesante y creciente aparición de estas extrañas entidades.

Desvaneciendose como el polvo, desaparece de la escena.


La agraciada y reconfortante luz del sol ilumina la ciudad que unas horas antes estaba plagada de esas cosas.

Durmiendo o aparentemente descansando tras lo ocurrido una noche antes, se levanta este extraño "heróe de la noche".

Abre la persiana de lo que parece ser su habitación, dejando ver mejor la metrópolis en la que se encuentra, siendo ésta la Ciudad de México.


"Un día empieza y una noche termina... lo mismo de siempre"


Se estira un poco, escuchandose un crujido proveniente de sus huesos. Su piel es pálida y sus ojos son marrones. Su expresión refleja cansancio, aunque es extraño, pues ayer no se veía cansado luego de hacer tales proezas.

Camina con bastante calma hacia una pequeña cocina en la que se prepara un poco de café. Enciende la televisión, la cual le hara compañía mientras desayuna.


"Las desapariciones sin explicación siguen ocurriendo en varias alcaldías de la ciudad. Según datos oficiales de la policía, se han abierto más de 200 carpetas de investigación sobre personas que no volvieron a sus casas en los últimos 2 meses"


Mira con un poco de incredulidad tan impactante caso, pero luego suelta una pequeña risilla.


"Ni siquiera saben que esto es peor de lo que imaginan"


Levantandose tranquilamente de la mesa, se dirige nuevamente a su habitación. Se mete a su baño, donde se toma una ducha.

Sale con un pantalón negro de vestir, casi que formal. Su torso, aunque bien definido y ejercitado, muestra marcas y cicatrices extrañas.

Se pone una camiseta blanca, un chaleco negro de tipo mozo, una corbata negra y unos guantes del mismo color; sólo que estos son de cuero.

Lustra sus zapatos oscuros para salir reluciente hacia la sala, donde recoge unas llaves que estaban sobre una mesita de centro, una bolsa de hombro hecha de cuero y un poco de dinero.

Abriendo la puerta de su hogar (que realmente es un apartemento), se dirige a la calle. Camina unas cuantas calles mientras observa su entorno. Mira a la gente con bastante detinimiento, un compartamiento extraño, pero que se ve justificado cuando se contempla lo que él ve con sus ojos: sombras o entidades extrañas que parasitan a las personas.

Les mira con asco, algo que notan estas creaturas, aferrandose con recelo a sus anfitriones.


"Algún día haré que vuelvan de donde vienen, no duden de eso"


Estar pensando en lo que haría para eliminar a esas aberraciones provoca que choque con un hombre de altura similar a la suya, tez igualmente pálida, con un estilo de vestimenta bastante formal; parecido al de un empresario, en color gris oscuro. Las gafas del individuo casi se caen, pero gracias a un reflejo bastante peculiar logra evitar que lleguen al suelo.


"Disculpeme"


"No se preocupe, yo iba distra-"


Una mirada más enfocada en los ojos de aquel hombre deja sin palabras al joven, quien nota algo extraño.

El hombre se da cuenta de esto y lo lleva a un lugar más "privado"; un callejón para ser exactos.


"¿Fui tan obvio?"


"No reconocí tu presencia al instante, así que no. Pero, ¿que haces aquí, Isael?"


El hombre vuelve a colocarse sus gafas, ocultando sus ojos.


"Estaba vigilando las calles dado las recientes desapariciones de hijos de hombre"


"Supongo que ambos entendemos la cuestión aquí"


El hombre asiente.


"Supongo que tu fuiste el que provocó ese desastre en la 5 de mayo, Yahamen"


El joven encoge sus hombros de forma que intenta hacerse el desentendido.


"Se nota que no has cambiado tu forma de trabajar y dudo que lo hagas"


"No te preocupes, durante la noche los únicos testigos son las escorias humanas que promueven actos de malicia"


Isael le da la razón asintiendo nuevamente.


"Bueno, hay que salir de aquí antes de que se torne más raro todo esto"


Ambos salen con calma de aquel callejón. Caminan un rato mientras conversan un poco sobre temas varios que no lleguen a delatar quiénes son realmente.


"Yo me quedo aquí. Ya sabes a donde llamar si pasa algo"


Yahamen asiente y se despide de Isael.


Entra al lugar, el cual es un pequeño restaurante-bar. Su estética es elegante, pero los costos no lo posicionan como algo "de lujo".

Saluda a otros empleados que estaban barriendo, para después dirigirse a la trastienda. Ahí le esperaba una joven de tez morena clara, delgada y alta. Sus ojos son como el ámbar.


"Tardaste en llegar... ¿tráfico?"


"Me encontré con un amigo en común"


"Veo que el también está al tanto de la situación actual"


"Mhm"


"Por cierto, Shaida, la calle que mencionase antier ya está completamente limpia"


La joven suspira de alivio.


"Gracias por eso. Ahora ese lugar debería ser un poco más seguro para cualquiera que esté por ahí"


Le entrega un sobre al saber que todo estará en orden.

Al abrirlo, Yahamen ve una buena cantidad de dinero.


"Es más de lo que habías dicho"


"Fuiste rápido y conciso, por eso mismo te bonifique un poco más"

Al verla con una pequeña sonrisa en su rostro, Yahamen afirma nuevamente que Shiada es preciosa por más dura que se vea.


El devuelve el gesto sonríendo ligeralemtente.


"Tan benevolante como siempre"


Shaida devuelve la sonrisa.


"No perdamos más el tiempo y empecemos a ayudar a los demás"


Ambos salen de la trastienda para acomodar las cosas faltantes antes de abrir al publico.

El día va tranquilo con la cantidad habitual de clientes, ni más, ni menos.

Al anochecer varios trabajadores se van, exceptuando a Shaida y Jamen.


"Tengo otro encargo para ti. Este es directamente en una casa, por lo que tendrás que mantenerte al margen con la situación"


"Lo haré. ¿Cuál es el trabajo?"


Shaida abre una laptop que tenía en una mesita de madera.


"Hay algo ahí que no debería estar y, a juzar por las fotos que me mandó el contratista, es un demonio de bajo nivel"


Yahamen ríe ligeramente al escuchar lo último.


"Será pan comido"


"Bien, entonces dejo esto en tus manos"


Yahamen le dice que "está bien" alzando su pulgar.


El día transcurre con normalidad y es al anochecer cuando todos se van, incluida Shaida, que Yahamen se pone a "trabajar".

En la propia trastienda hay una trampilla debajo de un tapete que parece dar a un sótano oculto. Al bajar, Yahamen contempla nuevamente todo el armamento oculto del establecimiento.

Toma una espada larga o también conocida como "longsword", la cual tiene unas runas peculiares a lo largo de la hoja, mientras que en el mango se ve un crismón en color dorado, teniendo una guarda que forma una cruz latina.

Al comprobar su filo, Yahamen se quema el dedo. Esto es porque la propia arma está bendita.

Toma una Biblia, unos pedazos de hojas con simbolos igual de extraños y, curiosamente, unas jeringas con un raro líquido azul que brilla tenuemente.

Toma una gabardina negra y un chaleco con estética similar a los que usan los policías, solo que se ve menos robusto y tiene más bolsas para guardar cosas extra.


"Con esto bastará"


Asi pues, sale por otra puerta secreta que da a un tipo de catacumbas subterráneas laberinticas.

Sus ojos nuevamente se tornan de color carmesí, además de que no parece necesitar alguna linterna o fuente de luz para ver bien en la oscuridad.

Parece que el recorrido lo sabe de memoria, pues sale rápido del lugar.


"Parece que no hay nadie por aquí..."


Las calles están un tanto vacias dado que las desapariciones sin explicación tienen preocupada a la población en general. Esto es perfecto para que Jamen pueda trabajar a gusto.

Luego de inhalar aire profundamente, empieza a correr a una velocidad inhumana. ¿Quién es este joven y como ha obtenido estas habilidades tan particulares?. Es lo que cualquiera pensaría al verlo, pero parece que Shaida y aquel hombre llamado Isael saben de donde proviene tal poder.


No tarda mucho en llegar al lugar acordado, el cual parece ser una vieja casona.


"Que raro, no parece haber mucho movimiento por aquí"


Yahamen observa el lugar por fuera detenidamente, como si pudiera sentir o ver a través de las propias paredes.


"Algo no va bien..."


Y tenía razón.

Alguien lo embosca por la espalda, logrando atravesar su abdomen desde la espalda.


"Tu hora ya tenía que llegar, impío"







Oct. 19, 2023, 5:15 a.m. 0 Report Embed Follow story
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