Hace más de cien años atrás, el último ejemplar animal murió. Un animal de carne y hueso.
Se trataba de un Falco, mejor conocido en algunos sitios como Halcón.
Este veloz animalito bautizado como Joel —se desconoce el origen del nombre— murió a la increíble edad de doce años.
Doce años fue lo que sobrevivió y se convirtió en mártir, representante de cada ser vivo caído a manos de los humanos.
Lo que empezó como un asunto sin importancia, terminó por complicar la existencia del hombre.
Los salvajes, fueron cazados.
Los ganados, consumidos.
Los pájaros, fusilados.
Los domesticados, enfermaron.
Y entonces sólo quedamos los bípedos conscientes, cargando las consecuencias de la extinción animal.
Ciento diez años llevábamos de guerra por una elogiada cadena alimenticia que de no ser recuperada, acabaría con el ser humano también.
Ciento diez malditos años.
Creo que después de todo, pude comprender la desaparición de los animales.
Ellos presienten lo malo antes de que llegue.
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.