Heredera del fuego Follow story

Érase una vez en un pueblo a las afueras del Reyno del Rey Dragón se encontraba la casa hogar las hermanas aves de fuego donde se recibían a los niños sin padres de todo el reino con el objetivo de encontrarles un hogar y de criarlos por lo menos hasta que supieran valerse por si mismos ayudando a introducirse en el campo laboral, al enseñarles alguna profesión que les fuera de utilidad.

Lo cual, lo primero resulto imposible para Estela quien ya había cumplido los 16 años, edad máxima de adopción pero sin embargo estaba por cumplir los 18, edad en que se le asignaría un oficio definitivo, para ello los jóvenes ya habían escogido al menos dos o tres trabajos en los que se desempeñaban como aprendices, los cuales les servirían como apoyo para elegir su actividad definitiva, donde además de sus habilidades tanto físicas como mágicas, eran determinadas mediante el ritual del destino creado por uno de los ángeles visionarios del futuro Daniel, el cual permitía ver posibles realidades y determinaba cual era el oficio que más beneficios traía a su ejecutor.

Pronto se llevaría a cabo la ceremonia en la que se les asignaría un oficio de por vida, algunos chicos eran asignados a la academia a estudiar las artes mágicas, otros defendían la ciudad de las criaturas salvajes, algunos se dedicaban a la construcción, a la agricultura, entre otras, y ese año era muy importante para todo el reino pues tanto el príncipe dragón Luis, heredero al trono como la princesa fénix Carla, estarían en la ceremonia donde serian asignados a sus respectivos puestos como gobernantes o bien a seguir siendo preparados en la academia.

Cosa que tenía muy nerviosos a todos los chicos que serían elegidos, pues tenían una oportunidad de ser elegidos en la corte, sin embargo, eso a Estela no le importaba pues estaba satisfecha con su vida, ella soñaba con algún día recorrer el mundo como aventurera a lado de su mejor amiga Mandy, derrotando monstruos y conquistando calabozos, el solo hecho de pensar que tenía que dedicarse a hacer una sola cosa y vivir para siempre en un solo lugar le desagradaba, pues eran los planes que todos tenían para ella.

La rutina de Estela consistía en levantarse todos los días antes de salir el sol para ayudar en la cocina, pero ese día se había quedado dormida y la hermana Carlota al ver que todavía permanecía dormida la despertó con unas gotas de agua, mientras la zarandeaba.

_Despiértate Estela que ya es tarde y pronto se despertaran todos_ decía mientras le quitaba las sábanas.

Sin embargo, Estela no quería levantarse aún, estaba soñando que se encontraba en el cielo cabalgando las estrellas, derrotando dragones y no quería que terminara nunca, pero la hermana era muy exigente así que pronto tuvo que poner los pies sobre la tierra y volver a la cruda realidad donde era una huérfana que nunca había sido adoptada y que ahora trabajaba en el orfanato donde fue criada.

_Ya voy solo quería disfrutar un poco más, no todos los días tienes la oportunidad de soñar algo lindo.

_Lo harás cuando termines tus deberes_ la reprendió la hermana.

_El desayuno debe estar listo pronto.

Estela se vistió rápidamente y se lavó las manos y la cara para poder preparar los alimentos, sus compañeros de trabajo ya habían empezado pero aún faltaba mucho por preparar, ella siempre había sido la más rápida pelando y picando los vegetales por lo que había sido indispensable en ese momento pues aún les quedaban bastantes zanahorias por pelar, también era la mejor en magia de fuego pero para ello no era indispensable pues casi todos en la cocina dominaban esa magia, motivo por el cual habían sido seleccionados para esas labores.

Terminando de desayunar se dedicaba a dar clases a los niños pequeños a quienes les enseñaban a leer y escribir, así como un poco de matemáticas, lo mas básico para que pudieran valerse por si mismo, debía de ir a su trabajo en el pueblo el cual consistía en ayudarle al herrero a mantener vivo el fuego del horno y generar las más altas flamas posibles para poder obtener grandes temperaturas y obtener una mejor calidad en las armas y utensilios que se fabricaban en la herrería, el herrero Pablo estaba fascinado con la magia de fuego que poseía Estela pues para tan corta edad a sus 17 años sus flamas eran impresionantes a pesar de no haber adquirido una educación adecuada pronto alcanzaría a dominar el fuego azul si es que no lo había alcanzado ya pues era una prodigio en esa magia, ese día se trabajaron tan solo un par de espadas, algunas hachas y en su mayoría herraduras y utensilios, era uno de esos días en los que Estela se aburria pues no requería gran enfuerzo como cuando encontraban algún material raro o cuando se pedía una arma especial para algún noble.

Cuando terminaba su trabajo en la herrería a Estela le gustaba visitar a su vieja amiga Mandy junto con la cual había crecido en el orfanato sin embargo a Mandy la adopto una familia de cazadores quienes vieron en ella una gran destreza para la espada y eso hizo que se separaran hasta que Estela fue lo suficientemente mayor como para salir a trabajar al pueblo y se reencontró con ella, Estela no era muy buena con las armas pero le gustaba practicar con Mandy y ayudarla a mejorar por lo que se encontraba camino al gimnasio para practicar con ella cuando fue detenida debido a un problema en el camino, había un elefante gigante destruyendo todo y varios otros tratando de controlarlo, por lo general eso sucedía cuando alguien recién iniciado en la magia de transformación perdía la conciencia humana y se volvía totalmente salvaje y al parecer era el príncipe elefante pues era mucho más grande que los demás, quien lo diría, se puso a pensar, si hubiese sido alguna princesa de alguna gran familia estaría ahora practicando magia de transformación en lugar de su vida.

Pronto empezaron a llegar criaturas de otras familias reales quienes trataban de detener al elefante entre ellas se encontraban los jaguares, los venados y los osos pero a pesar de que lograron meterlo había que esperar a que drenara toda su magia para que perdiera efecto la transformación pero al ser un príncipe la cantidad de magia que poseía era enorme por lo que se llevaron otras dos horas en liberar el camino y reconstruir el puente por lo que Estela no pudo llegar a su entrenamiento con Mandy, por lo que tendría que pedirle disculpas después así que decidió volver al orfanato pero no sin antes detenerse en el mercado, en la tienda de pulgas donde le gustaba comprar de vez en cuando algún que otro cachivache para su colección.

El mercado del pueblo que casi siempre atestado de gente, estaba ya un poco vacío, como ya era tarde, algunas personas estaban recogiendo su mercancía o preparando todo para cerrar, pero por suerte su destino aún estaba abierto.

_Buenas tardes señor Alfred_ saludo amablemente al dueño de la tienda.

_Buenas tardes señorita, que bueno que nos visita, nos acaba de llegar buena mercancía el día de hoy, a muy buen precio como todo por aquí.

Y era verdad, el señor Alfred solía recibir mercancía que nadie quería y este la reparaba o le daba algún uso y la vendía a un bajo precio, así que Estela se dirigió a donde estaba la mercancía nueva y le echo un vistazo inmediatamente a un viejo libro, que raramente encontraba algo así en un lugar cómo ese, estaba segura que le serviría en el orfanato con la educación de los niños así que lo tomo sin pensarlo dos veces, también encontró una vieja espada oxidada que le daría a Mandy como disculpa, si bien ella podría fabricar una pero los materiales eran muy caros y no le llevaría mucho tiempo reparar esa.

Así que llevo los objetos a la caja y tuvo que pagar 5 monedas de bronce por ellas, tan solo la mitad de lo que había ganado ese día, estaba segura que alguna de las hermanas la sermonearía al respecto, por ello se dio prisa para poder llegar a casa antes de que anocheciera y poder ayudar en la cena, esta vez terminaron más pronto pues contaban con la ayuda de Estela y tras terminar de cenar se fue a su habitación a revisar aquello que había comprado.

Primero saco el libro y se puso a leer de que trataba probablemente ya tendrían alguno así entre las cosas del orfanato pero igual sería algo que a los demás les gustaría, no era nada más y nada menos que la historia del famoso ángel forjador de espadas Miguel, aquel del cual su amiga Mandy y ella estaban fascinada y al que todo herrero dedicaba su trabajo, ya no sabría que le gustaría más si la espada o el libro, no había nadie que no conociera su historia sin embargo aquel libro parecía un clásico y al pasar de boca en boca siempre terminaban cambiando algo así que solo para comprobar se puso a leer.