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Cría buitres y te sacarán los ojos


Cuando Inés abre los ojos solo ve a una mariposa anaranjada con negro volando muy cerca de su nariz. En un instante desaparece y enfoca más de lejos, está en el jardín pero todo está al revés, se da cuenta de que está guindando de los pies. Mira hacia los lados, aves gordas con plumas blancas enormes, cabezas rosadas y picos largos y afilados, guindan de las patas pero a diferencia de Inés están muertas.

El gruñido del buitre no la asusta pero el ruido de sus alas cortando el aire tan cerca de ella le da escalofríos. Mira unos segundos como el buitre come del ave a su lado y luego decide empezar a balancearse de adelante hacia atrás para tomar impulso para levantarse. Inés guinda de una especie de nido, hay huevos rotos de algún ave muy grande, son como del tamaño de los huevos de ganso, pero con polluelos babosos y sin plumas en lugar de yemas. Inés busca cómo sostenerse para encontrar sus pies que están enterrados entre las ramas y hojas que forman la base del nido.

Cuando logra sentarse se da cuenta que no esta en un árbol, es una de las esculturas del grandin. Se mira el cuerpo, tiene incontables cortadas superficiales como de 1cm de largo, por todo el cuerpo, al menos lo que puede mirar, está desnuda, por primera vez desde que despertó siente frío, también tiene la boca seca y amarga. Antes de desamarrarse los tobillos se toca se pelo, está grasoso y lleno de nudos, piensa que su madre la regañará por eso. Despeja el nudo alrededor de sus pies y desata el primer nudo, separar el mecate de la piel parece más doloroso que haber estado guindado de los pies por horas. Deshace el segundo pie más rápido que el primero y se tira del árbol. El zacate en el jardín es muy suave y esponjoso, está mojado y aunque tiene mucho frío el rocío hace que le ardan las cortadas que tiene en la piel. Lloriquea un poco pero se levanta rápido. Puede oír a los perros comiendo cerca, le han ganado algunas piezas a los buitres y por suerte están demasiado entretenidos para notarla. De pie en el mismo lugar busca su ropa con la mirada, y la encuentra.

El conjunto de camiseta y shorts morados de algodón que Inés andaba ayer está doblado con cuidado sobre una piedra en el medio del jardín, como esperando por ella. Y las sandalias al lado en el zacate, se pone la ropa y se sienta en el zacate para ponerse las sandalias, deja las fajitas abiertas, le tiemblan las manos y no las ha podido cerrar. Y así camina hacia la casa.

El jardín es tan grande que parece un bosque, se parece al parque al que la lleva su madre, pero no solo por lo grande, si no que también hay fuentes, esculturas y calles de adoquines. Es como un mundo en sí mismo. El jardín es un poco más despejado que el parque, y hay muchísimos más animales aquí, aquí hay animales de todo tipo, pero sobre todo animales grandes. En el parque la mayoría son ardillas, pajaritos, y ratas.

Camina vendo hacia el piso, cuando llega la puerta solamente aparece delante de ella y por suerte está abierta, sube corriendo los escalones de la entrada pero frena de repente en el portal. Se asusta cuando mira el reflejo de su madre en el espejo del recibidor. Hay otra mujer con ella, le entrega un sobre mientras oye a su madre disculpándose por algo. Vuelve a bajar la mirada al piso para entrar y camina directamente hacia el salón aunque sabe que nadie la ha visto.

Aug. 8, 2022, 3:41 p.m. 0 Report Embed Follow story
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The End

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