lepquezada Eduardo Quezada

Historia corta de un chico que deseaba tener sexo y grabarlo para hacerse rico, pero sus planes se modifican al primer intento.


#33 in Erotica For over 18 only. © Reservados

#viaje #Sexo #amor #placer
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Te Invito un Café

Durante años he vivido como una persona que disfruta de pequeños placeres que la vida da, sin embargo, me he privado de uno que muchos de mis amigos pueden explicar cómo el placer más grande que jamás haya existido.

Me cuentan que el sexo, sin duda, es uno de los placeres más grandes que han experimentado, más allá de cualquier otra cosa. Para ellos, ese placer, era lo mejor.

Decidí hacerme rico, así podría tener a cualquier mujer a mi alcance, sin embargo, sería un camino difícil.

Un día, se me ocurrió una idea muy buena que de funcionar, me haría rico y me daría sexo. Decidí juntar dinero y buscar a una mujer, no importaba sincera joven, mínimo de dieciocho años de edad o si era una señora, máximo unos cincuenta y dos años, yo iría a ella y le ofrecería dinero por tener sexo conmigo y documentarlo para después subirlo a una página de internet, donde la gente consume lo que sea.

Había hecho la prueba subiendo un vídeo de mi solo masturbándome y este vídeo alcanzó los dos millones de reproducciones en menos de una semana, afortunadamente, me enredaron una poderosa genética y un pene bastante grande y grueso, esto me ayudaría a conseguir parte de lo que quería.

Salí a la plaza de mi ciudad, donde las mujeres dolían pasear vistiendo deslumbrantes vestidos y hermosos conjuntos de ropa. A lo lejos, miré a una señora, quizás de unos cuarenta y tantos, caminar en tacones altos, medias negras, un vestido entallado que dejaba ver esa enorme cadera y grandes nalgas, sus piernas eran gruesas y tonificadas, su cintura era pequeña y cuando la llamé, al girarse, pude ver unos pechos enormes, un bello rostro y para dar el toque final un hermoso cabello rojo.

—Hola, ¿puedo invitarte a tomar un café? —pregunté al estar frente a frente a ella. Me sonrió y sin decir nada, aceptó mi propuesta—. Gracias.

Caminamos a la cafetería más cercana, donde las mesas estaban en el exterior esperando por algún cliente. Le acomodé la silla y me sonrió para después agradecerme. Tomé mi asiento y esperamos al camarero.

—Primero que nada, perdón si hablo extraño, es que me pone muy nervioso el hablar con una mujer tan hermosa —dije muriendo de la pena, deseando que no lo tomara a mal.

-Descuida, es interesante saber que pongo a las personas nerviosas -dijo de una forma algo intensa, como tratando de subir mi nerviosismo.

-Eso no me lo esperaba -dije un tanto más relajado. El camarero nos dejó las cartas y solo había cafés y postres de muy ricos sabores-. Pide lo que sea, yo pagaré.

- ¿Seguro? Yo podría pagar por mi postre, no hay problema -dijo ella un tanto apenada.

-No hay problema, yo te invité, solo pide lo que gustes -dije mirándola directamente a los ojos. Mi corazón parecería que me iba a explotar, pero era todo o nada en este momento-. Una cosa ¿podrías decirme tu nombre?

Ella sonrió ampliamente.

-Mi nombre es Jessica, o lo que es lo mismo, el amor de tu vida -dijo un poco a burla, pero también sentí que había algo de verdad en esas palabras-. Dime cuál es el tuyo.

-Edgar, y me gustaría mucho que fueras ese amor de mi vida que dices -dije con seriedad.

Se enderezó cuando el camarero llegó a recoger nuestro pedido y se acomodó el cabello detrás de su oreja izquierda, girándola un poco y mirándome con una sonrisa pícara.

- ¿Están listos para ordenar? -preguntó el joven.

-Sí, quiero un moka y un pay de queso de los grandes -dije-. ¿Y tú?

Ella asintió.

-Lo mismo por favor.

-Muy bien, en unos momentos se los traigo -comentó el joven.

Ella me acercó su teléfono con la pantalla encendida en el registro de nuevo contacto. Agregué mi número y ella me marcó para registrar el suyo.

- ¿A donde quieres ir después de terminar el café? -preguntó emocionada.

-Al cine, me gustaría que viéramos una película, la que tú quieras y después, quizás podamos ir a tu casa y platicar más a solas -dije con un poco de miedo.

Ella sonrió de una forma extraña, una que podría significar algunas cosas, pero al final, accedió.

La película que eligió, me pareció por un rato entretenida, luego me dio mucho sueño el terminar de verla, pero, ella se veía bastante picada a la historia, por lo que no quise molestarla.

Al salir de la sala del cine, ella se enganchó a mi brazo derecho, provocando que sus pechos lo absorbieran. Mi corazón se agitó aún más, cuando dejó caer su cabeza en mi hombro, ya que se había quitado los tacones.

Llegamos a su casa y aventó los tacones hasta una caja donde había algunos pares más. Ella me dijo que la esperara en el sillón mientras se cambiaba a algo un poco más cómodo.

Bajó en un vestido de esos que se solían usar para dormir. Sus pechos, eran tan grandes que al bajar las escaleras, estos rebotaban, además de que con la tela tan delgada, sus pezones se lograban ver sin mayor problema. Su ropa interior restante, también se dejaba ver. Cuando fue a la cocina a preparar unas tazas de café, poder ver qué llevaba una tanga, quizás de hilo con encaje o sencilla.

- ¿Lo preparo yo o lo preparas tu? -preguntó.

Me puse de pie y me acerqué a ella. Me entregó la taza y preparé mi café.

-Gracias -dije al final.

- ¿Galletas? -preguntó.

-Sí, por favor -respondí.

Se estiró a la alacena de arriba y al hacerlo, su hermosa figura me robó una mirada fugaz que disimulé lo mejor que pude.

Encendió la televisión y puso algo en Amazon Prime Video para que se reprodujera mientras platicábamos. Al principio no sabía de qué hablar, así que solo pedí:

-Háblame de ti.

Ella sonrió, dio un sorbo a su café y lo puso en la mesita. Estábamos de frente en sus sillón y sus pezones me atraían demasiado.

-Pues, estuve casada una vez, pero me engañó con su mejor amigo, tengo cuarenta y dos años y estoy soltera por sobre lo preguntabas...

-Espera, ¿dijiste que tu esposo te engañó con su mejor amigo? -pregunté muy confundida y a la vez con mucha sorpresa.

-Sí, la verdad es que fue algo muy divertido, cuando los agarre en el acto, mi exesposo estaba encima de su amigo y al mismo tiempo su amigo le hacía una puñeta a él -dijo con tranquilidad-. Me solté riendo al ver esa escena, luego le aventé un cuadro y salí de la casa.

-Eso debe ser difícil de contar -dije.

-Al principio mis amigas se burlaban y yo me sentía mal, pero después me comenzó a dar gracia, puesto que jamás pensé que ellos tendrían algo así -dijo tomando más café.

-Lo más seguro era que sospechabas de alguna vecina o algo -comenté-. Te pasó lo que a las esposas de los que salen en Secreto en la Montaña.

Se rió y su risa era hermosa, algo que me pareció muy bueno.

-Ahora cuéntame algo de ti -dijo.

-Pues no he estado casado, tengo veintitrés, suelo salir solo al cine porque no hay nadie con quién salir y tengo una propuesta para ti -dije mirándola seriamente.

-Te escucho.

-Bueno. Esto es más difícil de lo que pensé -dije nervioso-. Quiero intentar que nos hagamos ricos por medio de la pornografía, es decir, grabar videos caseros y subirlos a internet, cubriendo el rostro de los dos, para evitar problemas más delante. Ya hice una prueba y subí un vídeo de mi... masturbándome y ya alcanzó los dos millones de reproducciones, además de que comencé a generar dinero con ese pequeño vídeo de veinte minutos. Quiero saber, si estás dispuesta a hacerlo o si quieres algo más.

Su silencio me llenó de temor, me asustó la idea de que me contestará de una forma muy agresiva o que me intentara acusar de algo como estaba de moda. Ella tomó su taza de café vacía y tomó la mía, se fue a la cocina y sirvió más. Preparó el mío como yo lo habría hecho y regresó. Pasó por detrás de mí acariciando mi espalda y cuello, luego se sentó muy cerca de mí y dijo:

-Me parece buena idea, pero debo preguntar ¿que habrías hecho sí te hubiese dicho que no? -preguntó con la taza de café cerca de su boca.

-Pues, el plan original, habría sido terminar el día, y buscar a una mujer que si aceptara, pero luego de conocerte, platicar y todo lo que hemos pasado en este día, me hizo querer dejar de lado ese plan y conocerte más a fondo, y quizás, no sé, tener una relación -dije para después beber un poco de café y chopear una galleta.

-Eres honesto y eso me gusta, fuiste directo a lo que querías desde el inicio y eso es algo de mucho valor, además de que eres bastante guapo y me da pena, pero ¿podría ver el vídeo que dijiste? -comentó con tranquilidad, pero al final ocultó su rostro detrás de la taza de café.

Le envié por WhatsApp el link al vídeo que había subido. Ella lo abrió y al ver tan solo la miniatura del vídeo, su ojos se abrieron en señal de sorpresa. Me miró sonrojada, luego miró el vídeo y apagó su celular.

- ¿De verdad es tu?

-Sí -dije-. También debo confesar que no he tenido relaciones sexuales antes.

-Yo puedo ayudarte -dijo ella acercándose a mí-. ¿Cómo planeas que tengamos sexo? ¿Cuál sería el enfoque de la cámara?

-Tengo planeado usar antifaces, pero que cubran todo el rostro, además de que solamente enfocaríamos la penetración en las diferentes posiciones y tendrías que usar un micrófono cerca de tu boca, para amplificar el sonido -comenté mirándola a los ojos.

- ¿Traes la cámara? -preguntó aún más cerca de mí. Pasó sus piernas para rodearme y se sentó en mi regazo.

-Sí, está en mi mochila, junto con preservativos y unas hojas que quiero que leas -dije hablando la mochila sin obstruir que ella se acomodara sobre mí-. Como no sabía cómo hacer esto, me hice análisis y pruebas de sangre, para que tuvieras o tuvieran, la certeza de que no había riesgo alguno.

Ella tomó las hijas y comenzó a leer los resultados. Había salido negativo en todas las pruebas a las que se me sometió incluso a la prueba de fertilidad.

-Incluso eres estéril, eso es raro. Alguien tan sano como tú no debería serlo -dijo ella dejando las hojas en la mesa-, pero el que seas estéril facilita mucho las cosas. Te diré algo, a las mujeres les gusta más la sensación de piel con piel, por eso hay condones que supuestamente son ultra delgados y esas tonterías, pero no te dan el placer que luego un rose de piel con piel te da, así que si te sientes inseguro, mañana me haré las mismas pruebas que tú te hiciste, para que no temas de que te contagie alguna cosa, además yo también soy estéril.

Cada palabra que dijo, provocaba que se hiciera más hacia el frente, dejándonos, a escasos centímetros de un beso. Tomé la iniciativa y lentamente me acerqué a su boca, ella sonrió y dejó que me acercara y al final, conectamos. Un beso tranquilo, sabor a café y galletas, y poco a poco se fue profundizando, hasta que ella empezó a menear su trasero de atrás a adelante, para darse placer mientras mi pene crecía debajo del pantalón.

-Podemos esperar a mañana -dije tomándola de la cintura-, o usar un condón y terminar lo que estamos comenzando.

Ella sonrió de una forma muy pervertida y se quitó el vestido, luego me despojó de mi camiseta y me acarició el pecho.

-Para ser un Otaku promedio, estás bastante bien dotado y bien trabajado -dijo mirando mi cuerpo marcado por el ejercicio.

-Una rutina simple de cien flexión, cien abdominales y cien sentadillas, además de correr diez kilómetros, todos los días -dije presumiendo ese entrenamiento tan sencillo y pesado que el gran Saitama-Sensei nos enseñó a todos.

-Bueno, ahora llevemos esto a mi habitación -dijo poniéndose de pie-. Trae la cámara, que dejaremos que ella nos vea mientras te robo la virginidad.

En la habitación, acomodamos la cámara, al pie de la cama, mientras que vigilaba todo, a través de mi celular. Ya nos habíamos desvestido y ella me colocó el condón. Luego nos besamos y al verse a sí misma en un algo que jamás podría ver sola, se rio, porque su trasero ocupaba casi toda la imagen y mi pene se veía escondido entre su deliciosa carne. Ella lo acomodó y poco a poco comencé a entrar. Sentí como su cuerpo me aceptaba, y como Jessica parecía disfrutar de la lenta penetración que inicialmente se efectuaba. Subió y bajó un poco antes de que mi pene entrara completamente en ella, quién gimió algo fuerte y sus piernas comenzaron a temblar.

-Ahhh, esto es muy rico -dijo ella con una voz llena de lujuria.

Sin decir nada, comenzó a moverse lentamente, su cuerpo me absorbía desde el interior y sinceramente, mis amigos tenían toda la razón, era uno de los placeres más grandes del mundo, aún con el condón puesto.

Sus gemidos me ponían la piel de gallina, provocando que quisiera tomaría y penetrarla con fuerza y cuando su cuerpo no pudo más, debido a un orgasmo, tomé su enorme trasero y comencé a embestirla. Nuestros cuerpos chocaban y cada vez, un sonido fuerte de aplauso, se dejaba escuchar. Sus gemidos se intensifican cada vez y por al menos cinco minutos, la golpeé sin cesar. Me detuve cuando la sensación de eyaculación se presentó, puesto que quería disfrutar el tenerla sobre mí.

-Cambiemos de posición -pidió agitada. Se levantó y me puse de pie, ella solo recostó su pecho contra la cama y dejó sus caderas alzadas-. Toma la cámara y dame con todo, cariño.

Hice lo que me dijo, tomé la cámara y la enfoqué desde mi pecho para que se viera como la penetraba. Poco a poco, la intensidad iba en aumento, hasta un punto en el que su gemidos eran muy fuertes y sus espasmos cada vez más grandes. Pasó media horita entre que la golpeaba con fuerza y la dejaba descansar un poco para después volver a darle aún más fuerte, hasta que decidí que era momento.

-Déjame acomodarla de otra forma -dije acomodando la cámara a un costado de nosotros-. Ahora, date la vuelta quiero que al terminar, nos abracemos.

-Yo ya he terminado muchas veces -dijo con una voz cansada y aún llena de excitación.

Me mentí entre sus piernas y comencé con la acción. Primero lento, después, poco a poco, más rápido, generado nuevamente ese sonido de aplauso tan particular. Pasé un brazo por debajo de su pierna izquierda y apreté una nalga solo para embestir con más fuerza lo que provocó que ambos, llegáramos al final.

Su gemido final, fue más fuerte, me apretó con sus piernas y me encajó las uñas en la espalda, además de que sentí que ella se había mojado aún más y su espalda se arqueó. Nos quedamos así por un rato, justo después de terminar, detuve la grabación y solo nos quedamos abrazados como le había pedido. Miré sus bellos ojos y la besé.

- ¿Cómo estuvo? -pregunté. La verdad no sabía si era correcto que preguntara algo así, pero tenía la curiosidad de saber.

-Eres una bestia -dijo aún tratando de recuperar el aliento.

Nos besamos y al cabo de un rato, me pidió la acompañara a la ducha, y dentro solo nos quedamos fundidos en un abrazo bajo el agua.

-Me alegro haberte dicho que sí -comentó mientras meneaba su cuerpo de lado a lado, como si bailáramos.

-Me alegro haberte preguntado -dije y la besé.

Pasaron seis meses desde aquel primer vídeo que se grabó y ahora ya contábamos con sesenta y dos vídeos de cinco millones y medio cada uno. Ahora ganábamos bastante dinero. Ella me invitó a vivir a su casa, para así no tener que gastar en la renta mensual y solo preocuparnos por ganar dinero, haciendo una de las cosas que más nos gustaba hacer juntos además de pasear y ver películas.

-Bueno, ya me voy a trabajar -dije y salí cuando escuché el camión del transporte.

-Muy bien, con cuidado, amor -dijo ella y me despidió con un beso muy apasionado y yo la golpeé ligeramente en el trasero.

-Nos vemos más tarde -dije y antes de irme agregué-. Te quiero mucho, Jessica.

Ella se puso roja, se llevó una mano al rostro y me respondió:

-Yo también te quiero mucho, guapo -dijo besándome nuevamente.

El trabajo se incendió a medio turno y como todo un temerario y casi cagándome del miedo, saqué a sesenta y tres personas y casi me ahogo con el humo, después de esto, Jessica, me alcanzó en el hospital, asustada y con los ojos hinchados y enrojecidos de lo mucho que había llorado cuando vio en las noticias el incendio, además de no poder contactarme.

Después del incidente, me dieron un bono de medio millón de pesos y entre los seiscientos empleados, se cooperaron para regalarme otros seiscientos mil pesos, dándome así, un total de uno punto un millones de pesos, lo que nos alcanzaría a Jessica y a mí para recorrer el mundo. Además de eso, la empresa me jubiló con cincuenta mil dólares al mes por el resto de mi vida.

- ¿Qué quieres hacer? -pregunté mirándola fijamente.

-Quiero, salir, buscar un lugar donde construir una cabaña y seguir grabando videos -comentó. Ya se le había hecho costumbre grabar uno o dos vídeos a la semana, inclusive si solo era ella jugando con su cuerpo.

Salimos de viaje y el primer lugar en visitar, fue Japón. Desde que tengo uso de memoria, recuerdo querer viajar a Japón y ahora por fin lo había logrado. Visitamos unas aguas termales y renté el hotel para nosotros dos, lo que nos vino muy bien y le pagamos a una de las trabajadoras, para que nos ayudará con un vídeo. Le dimos las indicaciones necesarias para poder comenzar con nuestro vídeo.

Jessica entró al cuarto de baño, envuelta en una toalla desde los pechos. Caminando y detrás de ella la chica, se metió al agua, dentro, se despojó de la toalla y se sumergió. Al poco tiempo, la cámara enfoca a la entrada del cuarto, y me veo entrar, sin nada puesto. Miré una expresión de asombro por parte de la mujer y sigo como si nada. Cuando llego al agua, Jessica estaba casi toda sumergida, oculta a simple vista vista y al meterme al agua se acerca poco a poco.

-Hola guapo -dijo ella muy cerca.

-Hola, creí que no había nadie -dije.

-Pues ahora estamos tú y yo -comentó bajando su mano y tomando mi pene.

Cambiamos de escena y ahora estábamos sobre una roca mientras ella me hacía un oral, después me tocó hacerle uno a ella y terminamos teniendo sexo sobre la misma roca. Notamos que la chica que nos grababa, comenzó a actuar de una forma muy extraña. Dejó de usar su mano derecha y solo nos grabó con la izquierda se tocaba la entre pierna.

- ¿Qué hacemos? -preguntó ella en voz baja.

- ¿Qué se una? -pregunté en su oído.

-Sera buen contenido -dijo ella lanzándose al agua.

Platicamos un rato con ella y aceptó entrar al vídeo y participar en nuestro acto sexual.

Empezamos con una clásica posición de sesenta y nueve. Ella se dejó llevar por su calentura, además, de que mis dedos, acariciaban su interior y mi lengua, la hacía vibrar.

Ella se montó en mi, mirando hacia mis pies, mientras que Jessica, se había sentado en mi cara. Se intercambiaron las posiciones, haciendo un vídeo más dinámico, hasta que me vine en el rostro de ambas, quienes llevaban su antifas.

Pasaron algunas semanas y viajamos a Venecia, donde al pasear por los canales, Jessica me golpeó las costuras y señaló a una mujer, alta, de al menos dos metros de altura, pechos enormes, caderas anchas y demasiada belleza.

-Ella, es enorme -dijo.

- ¿En qué sentido? -pregunté.

-Todo sentido. Debemos hacerla nuestra.

Pedimos al barquero que nos acercara a la mujer, quién se detuvo en un puesto de frutas. Le pagamos por el paseo y el favor extra. Nos acercamos con tranquilidad y confianza.

-Buenas tardes -dijimos en inglés, puesto que no sabias hablar su idioma-.Nos gustaría hablar un poco con usted.

-Claro, podemos ir a aquel café -dijo señalando unas mesas en el exterior de una cafetería cercana.

Nos sentamos tranquilamente y pedimos tres mokas y pays de queso. Bebimos mientras platicábamos acerca de lo que habíamos hecho Jessica y yo, y como consumamos un amor, a raíz de una petición extraña.

-Creo que no hay lo suficiente debajo de ese pantalón, para lograr hacerme sentir algo que yo misma he logrado -dijo mirándome fijamente.

-No sabes lo que dices -dijo Jessica-.¿Porqué no lo compruebas tu misma?

Fiorella se puso de pie y se sentó a mi lado. Acercó lentamente su mano a mi pantalón y cuando tentó con su dedo medio algo de carne, se detuvo.

-Esta bien. Continúa-dije un tanto nervioso.

Siguió deslizando y apretó con algo de fuerza al sentir el grosor de mi miembro. Deslizó hacia la punta y de regreso, metió su mano por mi pantalón y tomó lentamente hasta llegar a la punta.

-Eres, bastante..., grande -dijo con calma mientras seguía acariciándome.

Nos fuimos a su casa, donde al entrar y cerrar la puerta, ella se desnudó, dejando ver qué no usaba ropa interior, y que el vestido largo, era su única vestimenta. Nos llevó a su habitación y ahí ella nos pidió desnudarnos y comenzar con lo que le habíamos pedido. Accedimos de inmediato y me tumbó en la cama, para después arrodillarse en los pies de la cama y tomó mi miembro entre sus manos, luego lo comió.

Jessica no se quedó atrás y se sentó en mi cara, luego la hice gemir y temblar, puesto que conocía sus puntos más sensibles.

Cuando me di cuenta, Fiorella de estaba sentando en mi miembro, sentí sus calientes labios, y después, como poco a poco, ella me deslizaba en su interior. Su aliento se dejó oír con fuerza, en señal de disfrute y sus piernas temblaron, sentí su interior temblar y al mismo tiempo, apretaba con fuerza. Se movió lentamente, y después comenzó a subir y bajar, mientras su trasero y mi pelvis chocaban, creando un sonido de aplauso bastante fuerte y delicioso.

Jessica de quedó satisfecha, con solo jugar usando mis labios y mi lengua. Se bajó de encima y se sentó a ver cómo Fiorella se dio la vuelta aún con mi miembro en su interior y se recargó sobre mi, dejando sus enormes pechos en mi rostro, los tomé, chupé sus pezones y jugué mientras ella saltaba y gemía.

-Eres enorme, me das, lo que, hacia años, intentaba hallar -dijo mientras nuestros cuerpos chocaban una y otra vez hasta que ambos, llegamos al clímax. Levanté con fuerza mi pelvis y la penetré aún más fuerte provocando su temblar con un fuerte-: ¡SÍ!

Jessica se acercó a mí pene después de que Fiorella se levantó y entró a la ducha. Se recostó sobre mí, dándome su vagina a la cara, para después, darnos placer mutuo hasta que cambiamos y me acosté sobre ella.

Al día siguiente, desayunamos tranquilamente, platicando acerca de cómo había vivido buscando a alguien que pudiera cumplir sus expectativas, algo que jamás logró, puesto que los novios que ella había tenido y con los que había consolidado una relación sexual, siempre la dejaron con poca satisfacción.

Ella comentó acerca de que tuvo que comenzar a coleccionar consoladores para su autosatisfacción. También dijo que ella había tenido un primer orgasmo con ayuda de un pene real.

-¿Cuánto tiempo se quedarán? -preguntó.

-Algunas semanas más -comenté tomando un sorbo de café.

-Entonces, podemos experimentar una doble penetración -dijo ella-.Tengo un consolador que va sujeto a una prenda interior que deja al pene espacio para penetrar a dos mujeres a la vez o a la misma por ambos orificios.

Después de este comentario, Fiorella se acomodó boca arriba y Jessica sobre ella, boca abajo, quedando a la altura de sus pechos y comenzó a tocarlos. Fiorella la nalgueó haciéndola reír.

Me acerqué lentamente a sus labios, acomodé mi pene sobre Jessica y el consolador sobre Fiorella, poco a poco las penetré, hasta que llegué al fondo. Masajeé el trasero de mi bella novia y comencé con el movimiento lento pero con fuerza. Los gemidos de ambas, llenaban mis oídos, puesto que era algo delicioso.

Comencé a elevar la rapidez de las embestidas, hasta que las dos gemían con fuerza y con mucha lujuria en la voz. Se intercambiaron el lugar para ser penetradas de otra forma, con otro sentir. Tomé el trasero de Fiorella el cual era enorme y lo nalgueé, haciéndola gemir cada vez.

No podía terminar, mi cuerpo no me permitió llegar al clímax, no sin antes penetrar las individualmente.

Jessica de acomodó en cuatro patas y abrió su trasero, me dejó penetrarla por ambos orificios hasta que llegamos al clímax. Descansé, y al rato, fue el turno de Fiorella, quién se acomodó de la misma forma, pero tuve que estar de pie para poder penetrarla. Al estar dentro de ella, gimió con fuerza, puesto que mi pene, había entrado en su amo, el cual no había sido penetrado antes.

Ella quiso continuar y así fue, hasta el clímax de ambos. Nos acostamos después de todo, después de haberme quitado esa cosa y después de tener sexo una vez más de forma tranquila. Nos acostamos y nos dormimos.

Jessica y yo volvimos a México, con Fiorella a nuestro lado. Ella se había quedado fascinada con nosotros. Vivimos felices, placenteros y experimentando cosas buenas.

Jan. 2, 2022, 11:56 p.m. 5 Report Embed Follow story
10
The End

Meet the author

Eduardo Quezada #1 en Horror con Infierno (16/03/24 #1 en Horror Gótico con Infierno (16/03/24) Escribir es una pasión que llevo desde niño. Me gustan las historias en planos diferentes a la realidad y a menudo, las historias que cuento, ocurren en otros mundos.

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Hiromi  Yamada Hiromi Yamada
Me encanto 🔥🔥
May 10, 2022, 14:16
Adriana López Adriana López
Muy interesante... Muy intenso.... Felicidades!!!
February 18, 2022, 23:13

Leonardo Nin Leonardo Nin
Un relato que lleva desde el romance, al amor y al poli-amor, bien hecho, te recomiendo que arregles un poco la ortografía, hay palabras que se repiten, del resto, está muy bien, bien hecho! Puedes pasar a mi perfil donde hay historias interesantes también.
February 09, 2022, 06:45

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