E
Edwin Tejeda


¿Qué harías si un día volvieses en el tiempo tras dormir un poco en tu habitación?, ¿cambiarias algo de tu vida pasada o lo dejarías fluir tal cual ha sido?... Marco yacía acostado en su habitación viendo al techo cuando de la nada y sin previo aviso, es transportado de nuevo a su adolescencia con la oportunidad de cambiar todas esas malas decisiones que alguna vez tomó para darle un cambio a su vida.


Science Fiction Time-travel All public.

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When We're High

Vivir tranquilo es algo digno, pero usar el viejo chat de una ex para hablar y recibir respuesta es raro, más cuando te tiene bloqueado; no sé porque parecía que dejaron de hablar durante varios años y menos el porqué ella había desaparecido, pero así era. Tal vez aún había remordimiento en él por no ser capaz de decirle lo mucho que lamentó no haber terminado con ella antes o el que se había dado cuenta del engaño y los errores que cometió en su relación, pero así era él y justo ahora, se encontraba tirado en su cama viendo el techo como si se hubiese quedado dormido con los ojos abiertos.

Tal vez a los quince o dieciséis, no recuerdo exactamente cuándo surgió todo eso que alguna vez sintió por una mujer y un hombre, tal vez solo fue el capricho de un adolescente o el mal pasar de algunos tragos, pero Marco estaba acostado en su cama sin saber qué hacer; contemplaba el techo de su habitación vislumbrando las figuras de humedad mientras sonaba When we’re high de LP a todo volumen en sus audífonos, sin duda alguna, un momento bastante peculiar en el que se encontraba en esos momentos. Mientras la música suena, el joven de 23 años recuerda aquellas fiestas de perdición en su pubertad y todo lo que este hizo antaño.

Si bien la voz de LP lo reconfortaba, era bien sabido que a Marco le gustaba escuchar canciones de The Cranberries para dormir, ya que la voz de Dolores O’riordan le hacía de nana en el trance antes de ver a Morfeo, pero el verso antes del último coro de la canción de LP le hizo entrar en ese trance entre el sueño y la cordura, El cual lo transportó a un viaje en el que parecía estar en un túnel viendo todas esas escenas donde estaba ebrio o drogado hasta no poder reconocer la realidad de la fantasía, era como si la psicodelia fuese real, cada segundo que pasaba de la canción, Marco retrocedía y se perdía aún más hasta caer dormido.

Cuando despertó, estaba sentado en una silla frente a una vieja computadora que recordaba tener cuando apenas había empezado la preparatoria, él se talló los ojos y estiro sus brazos y piernas como ese momento en el que uno trata de recomponer el cuerpo tras un largo periodo de tiempo. Escuchaba la canción I was king de One Ok Rock, por un momento Marco no le dio importancia alguna hasta que alguien llamó a su puerta, con golpes suaves pero audibles, de alguna forma, sabía que eran de su madre.

— Marco, apúrate o llegarás tarde al colegio.

Era la voz de su madre tal cual él la recordaba, sorprendido, abrió la puerta de su habitación y, ahí enfrente, con una postura un tanto dominante y dulce, se hallaba una mujer esbelta que en su momento había sido una modelo famosa, ahora madre de unos gemelos, con su cabello recortado hasta los hombros, ondulado y castaño, su cara fina y piel clara, sin duda, era su madre, pero algo estaba mal. Marco tiene 23 años y dejó la casa de sus padres para ir a estudiar a la universidad lejos, además, está esa computadora en ese escritorio, sin duda algo había pasado mientras dormía.

Marco fue corriendo al baño para verse en el espejo, de repente, aquel hombre adulto se había convertido en un adolescente de 17 años: Donde antes había una fina barba de candado, ahora no había más que pequeños bellos creciendo de forma dispareja, su cabello ondulado como el de su madre ya no estaba sobre sus ojos, ahora solo llegaba a la mitad de su frente, tenía esos ojos cafes oscuros que siempre había apreciado y no usaba lentes, el sentimiento de shock seguía en él, sin poder creer lo que estaba pasando, se veía fijamente en el espejo hasta que algo lo hizo volver en sí.

— Podrías salir del baño, no hace falta que veas lo que ya conoces, no eres la gran cosa.

Esa voz tan llena de sí era la de su hermana, mayor a él por unos minutos, casi idénticos. La única diferencia era que ella no tenía el pelo como su madre, sino que era igual al de su padre y sus ojos eran claros, no oscuros, y la diferencia de egos: Mientras que Marco era una persona más tranquila y sencilla, su hermana, Mary, era lo opuesto, con una autoestima muy grande y extrovertida; y cómo no iba a serlo si siempre le había ganado a su hermano en casi todo todo, escuela, deportes, amistades, videojuegos, etcétera, lo único en lo que parecieran ir igualados es en el amor aunque Marco sabía que eso no era así.

Marco estuvo a punto de replicar a su hermana cuando una campana sonó. El sonido era audible mas no estruendoso, fino y dulce como si de miel se tratase: Todos en esa familia sabían que cuando esa campana sonaba era la hora del desayuno. Normalmente, todos irían directo al comedor, pero en vez de eso, el joven decidió ir a la sala de estar a ver el calendario ya que algo no estaba bien según él, era el 24 de febrero del año 2045.

Con todo el valor del mundo, Marco fue camino a la sala de estar, y para eso tenía que mover a su hermana de la puerta del baño lo cual era una molestia para él, por suerte, la campana había sonado y ella bajó rápido para ir a desayunar así que, el momento había llegado, era ahora o nunca.

Marco se dirigió a su habitación para detener la música y alistar sus cosas para la escuela, tomó su mochila y caminó por el pasillo, sorteo algunos muebles decorativos que se encontraban fuera de las puertas y el estudio de su padre. Paso a paso el corazón le latía con más fuerza que en el paso anterior, la tensión de su cuerpo aumentaba cada vez más hasta divisar las escaleras, esas escaleras de madera con su barandal blanco que si bien para nadie más en su casa eran mera decoración, para Marco eran un recuerdo amargo de uno de sus días de preparatoria, un recuerdo que él no quería repetir y que para su desgracia, jamás podrá olvidar.

Marco estaba al borde del primer escalón, listo para iniciar su descenso, cuando una gota de sudor empezó a recorrer su espalda por la mitad. Sintió como la gota seguía el camino de su espina dorsal vertebra por vertebra hasta perderse al final de esta, su frente y el resto de su espalda se llenaron de un sudor tan frío que parecía querer matarlo de hipotermia, la mirada se le volvió borrosa y las escaleras parecían ser más de las que recordaba. Agarró su mochila con fuerza en su mano izquierda, y con la derecha se apoyó en el barandal, el cual sentía que estaba algo lejos, lo suficiente como para estirar el brazo y sentir la piel de la axila llegar a su límite y estar a unos escasos movimientos de desgarrarse y comenzar a sangrar. Marco tomó una gran bocanada de aire, lo retuvo unos segundos y lo dejó salir, al fin iba a mover sus piernas, empezó por la derecha. Su pierna ahora era pesada, el solo levantarla le había gastado bastante y el bajarla hacia el próximo escalón fue el equivalente a tratar de poner un contenedor en el remolque de un tráiler cuando las grúas están descargando un barco. Al apoyar el pie en el escalón su rodilla empezó a temblar haciendo que el joven se tambaleara un poco al punto de casi caer, para su suerte, su brazo derecho le salvó de una caída dolorosa y humillante, el sentir la piel de su brazo estirando fue algo que le dejó bastante impactado, más porque el sudor le hizo creer que al fin se había abierto la piel y que estaba sangrando, pero ya era tarde para retractarse, debía recomponerse y rápido, así lo hizo y repitió el proceso con su pierna izquierda, solo que esta vez no se cayó, pero las piernas le seguía temblando. Verlo bajar esas escaleras era como ver a un anciano hacerlo.

Tras bajar los 16 escalones, Marco hizo una pose de victoria, el sudor se había secado y el cuerpo ya no le temblaba, así como la supuesta sangre de su axila derecha también se esfumó.

Ahora solo quedaba caminar al living, lo cual era más fácil que bajar esas malditas escaleras de antes y por suerte, solo tenia que ir a su izquierda para llegar, así que tampoco le preocupa tanto el perderse en su propia casa, que por muy irónico que parezca, ya le había pasado cerca de cuatro veces, pero bueno, el caminar unos cuantos metros era fácil y más el ver la sala.

Al llegar, lo primero que uno notaría era una televisión de aproximadamente 60 la cual estaba apagada, un juego de sala bastante normal y una mesa de centro para jugar juegos de mesa o comer algún postre. Lo que más llamaba la atención era la pared blanca frente a la ventana y a la derecha de la televisión. Esa pared la usaban para proyectar películas ya que así las apreciaban mejor, la tele solo la usaban para ver programas, series y eventos deportivos. Pegado a la pared blanca en una zona donde no molesta a nadie, el calendario que Marco buscaba.

El joven se acercó lentamente para ver la fecha marcada.17 de abril de 2039. Marco se quedó congelado al ver el calendario. La mochila se le resbaló del hombro y él cayó sentado, atónito, viendo el papel con el día, mes y año en el que estaba. La campana del desayuno volvió a sonar, pero no pudo reaccionar a tiempo, el corazón le dio un vuelco enorme y había empezado a golpear su pecho tratando de salir de este, el miedo se podía ver en la cara pálida del joven. Casi al unísono, la campana sonó una tercera vez y con esto unos pasos empezaron a hacerse eco cercanos donde Marco estaba sentado. Pisada tras pisada, cada vez más fuerte que la anterior, latido a latido, Marco no podía reaccionar solo se quedó estático viendo el calendario hasta que los pasos se detuvieron.

Oct. 2, 2021, midnight 0 Report Embed Follow story
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