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¿Quiénes son los Mascars? ¿Qué hace de sus practicas tan sublimes? estas fueron las preguntas de la reportera Susan, quien al descubrir el enloquecido secreto que guardan, se sumerge en los abismos de un horror indecible.


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#vacio #terror
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La búsqueda

Era una acalorada tarde de verano y el solo descendía al filo del horizonte, las olas del mar iban y venían mientras dejaban tras sus caricias blanca espuma, los tonos de la suave arena cambiaba con cada repetición, pequeñas aves con pasos cortos pero rápidos caminaban en busca de alimentos, mientras la sal en el aire circundaba las palmeras y las casas, colores anaranjados con tonalidades rosas maquillaban las nubes al formarse y deformarse, todo era bello, todo era perfecto.

En un taxi al borde del colapso la pareja Herrera salieron y descargaron sus maletas para ir al hotel, con la ayuda del taxista y los empleados del Hotel Blanco la pareja pudo registrarse y subir hasta su habitación, el palco de la habitación permitía una vista que se extendía hasta donde los ojos alcanzasen mientras las olas resonaban a pocos kilómetros del hotel.

Pero el paisaje era lo de menos, la elegancia y calidez del hotel se opacaba a cada minuto, todas las decoraciones, maletas y almohadas eran tiradas a un lado, pues la pareja de esposos decidió encontrarse a sí mismos en un apasionado éxtasis y fervor, entre los rasguños de la piel sudorosa, la pareja se sumergió en un jadeante y profundo estado de placer.

Antes de retomar las actividades a realizar tanto dentro como fuera del Hotel Blanco, entre la luz de la luna y los postes eléctricos de la calle, Susan Herrera pudo verlos borrosamente, un grupo de personas con mascaras llamativas al igual que sus trajes, reunidos en las arenas de la playa con tambores y caracolas, algunos se movían de manera extraña al ritmo de la música, Susan concluyo que estaban bailando por algún tipo de celebración o ritual, lo que duro poco, ya que luego de que otro enmascarado hombre llegara con una mujer corpulenta, estos se retiraron donde nadie más pueda verlos, o al menos, esa impresión tuvo la curiosa mujer.

Al siguiente día, el desayuno del hotel ofrecía las delicias exóticas y endémicas del océano y la tierra, dignos de un rey, entre las conversaciones que sostuvo Susan con su esposo, un camarero que pasaba por la mesa para dirigirse a otra Susan pregunto.

̶ Disculpe señor.

̶ Buenos días señor y señora Herrera, ¿en qué puedo servirles?

̶ Hola, vera, tengo ciertas dudas por algo que vi por la ventana de la habitación en la que estamos.

Observando con un aire inquieto por lo que diría la comensal, el mesero giro levemente la cabeza para escuchar mejor la inquietud.

̶ Habían unas personas enmascaradas con trajes extraños, y parecían estar bailando o algo así, ¿se está celebrando algo en estos días?

̶ No señora, en estas fechas no se está celebrando ni conmemorando algo... creo que llego a ver a la tribu de los Máscars, que afortunada, llevo trabajando aquí por 15 años y nunca los he visto una sola vez, realmente es un privilegio.

̶ Y ¿a qué se debe tanto misterio? ̶ pregunto don Andrés Herrera.

̶ Vera señor, los Máscars son una tribu con fuerte dotes artísticos, su comida, danza, cantos, pinturas, son casi actos involuntarios de una divina catarsis, dominan su estilo de arte a la perfección, algunos creen que su dominio del español es casi nulo, ya que para ellos el canto es suficiente para transmitir lo necesario, ellos son... simplemente sublimes.

El mesero se sobresaltaba y por momento parecía que su mirada se perdía en la nada, hacia calor, pero entre las descripciones, el mesero parecía acalorado solo de pensar en los Máscars que por las temperaturas del trópico.

̶ Interesante, ¿y cuándo será la presentación?

̶ ¿presentación?

̶ Sí, supongo que por eso estaban en la playa practicando ¿no es así?

̶ Disculpe, olvide mencionarlo, pero son muy reservados, no, esa no es la palabra, son... especiales.

̶ No le entiendo señor, ¿acaso son hostiles?

̶ Para nada señor, nada de eso, vera, hay algunos ex-miembros que residen aquí, ellos explican que durante sus sesiones de integración no deben equivocarse jamás, ya sea en cualquier aspecto de sus artes.

̶ ¿o si no? ̶ pregunto el señor Andrés.

̶ Nunca podrán comunicarse con el resto de los ya iniciados, dicen que es como si a nosotros nos despojaran de nuestros sentidos desde el nacimiento, y luego de años nos los devolvieran, simplemente no entenderíamos el lenguaje que escuchemos, cuentan que si se ponen demasiado nerviosos pierden tal sincronización con sus artes, por lo que voluntariamente deciden abandonar la tribu, por eso son difíciles de encontrarlos realizando sus artes... Tengo mesas que atender, que disfruten su estadía.

Luego de escuchar las explicaciones del camarero, la pareja camino por la playa por un largo rato, admirando las majestuosas olas y las gaviotas, Susan recogía las caracolas que encontraba enterradas y las colocaba en su oído. En su revelador traje de Baño la mujer parecía ser la representación exacta del nacimiento de Venus, a cada minuto el filo del horizonte devoraba al sol, mientras las huellas en la arena desaparecían también lo hacían la luz del cálido atardecer.

Los amaneceres y atardeceres expresaban con devoción la divinidad existente en cada una de sus expresiones, los días pasaban al igual que las vacaciónes de la feliz pareja, volviendo cada uno a sus quehaceres avitualles, pero, como si se tratase de una enfermedad contraída por el viaje a una región completamente distinta, Susan no podía dejar de pensar en esa misteriosa tribu que residía escondida en la costa.

Era natural la obsesión que sentía luego de presenciar por unos momentos aquella danza de movimientos extraños, o al menos en una reportera que rechazaba las noticias austeras y poco dignas de ser mencionadas, el valor de las noticias ̶ decía Susan mientras recogía su cabello y se miraba al espejo de su casa ̶ reside en la información vital que es capaz no solo de informar, sino también de sembrar el deseo de saber más y hacer más, deseamos conocer para sentirnos vivos y reafirmar nuestra conciencia, sí, ese es mi trabajo, sí, volveré cubriré esa noticia.

̶ ¿Quieres que te de otras vacaciones Susan? ¿es en serio?

Lo que Susan en verdad deseaba era saber más sobre los Máscars, saber más sobre esa tribu escondida cuyas tradiciones se negaban a compartir, tradiciones que pudo contemplar al menos por un instante.

̶ Señor Smith, creo que no me entiende, se trata de hacer historia en el descubrimiento de una tribu completamente desconocida, ¿no es ese nuestro trabajo, cubrir los acontecimientos de mayor impacto para nuestros lectores? esta es una oportunidad única, no veo cual es el problema.

̶ Susan, déjame ver si te entendí esta vez, ¿lo que quieres es ir a un país en casi estado de anarquía, a un lugar en donde los secuestros y asesinatos son el pan de cada día, en donde la moral y la ética son un chiste recurrente entre los pobladores, solo para ir a buscar un grupo de salvajes en taparrabo cuya información sobre el mundo actual es casi nula? lo siento pero tus exaltados discursos de auto ayuda no evitaran el hecho de que puedes terminar muerta y violada entre las piedras de un barranco. La respuesta es no.

̶ Ya fui una vez y volví, no creo...

̶ Como turista, Susan, como turista, con gastos pagados y con una guía de donde dormir, que comer, que hacer y que no hacer, esta vez todo lo aberrante que pasa en ese país te puede suceder.

Y la discusión continua por un par de horas, hasta que al final la reportera infectada por el deseo de conocer no tuvo otra opción y decidió no insistir. O al menos, no frente a su jefe, los ideales de la reportera la obligaban a permanecer firme, por lo que decidió ausentarse con la excusa de haber encontrado otra noticia menos intrépida, pero de gran relevancia, hizo sus maletas y tomo el primer vuelo directo a la región en decadencia y pusilánimes convicciones sobre el caos.

Luego de incesantes búsquedas por las ciudades y zonas marginales, la reportera logro ganarse la confianza de uno de los ex-miembros de los Mascars, la piel de los marginados era del color del bronce y de textura suave y siempre tersa. Resulto complicado en un principio comunicarse con la mayoría de los miembros de la costa, pero observando y detallando sus prácticas la reportera supo que aquello valdría la pena, pues a pesar de que las excelsas y sublimes tradiciones de los marginados eran hermosas, nada podía compararse con el deseo de ver en primera fila las practicas originarias de esa tribu perdida que surge en la oscuridad bajo el manto de las constelaciones.

Eran muchos los rumores y creencias de los Mascars, pero ninguno fascino más a Susan que el origen mítico de la vida en el que aun creían estos ignotos artistas.

En el principio todo era vacío, y en su singularidad el vacío era pleno y absoluto, en su absoluto se encontraba el todo aexistente, deseoso de verse a sí mismo, el vacío palpito, deseoso por conocerse, el vacío condenso el todo, y el todo existió, como última creación, el vacío formo a su hija, la menor de todas, la Anomalía, dando lo dado a lo que podría no ser, siendo así que entre sus planes la anómala vida fecundo el agua en la tierra y en otras tierras, no somos los primeros entre sus hijos, ni los últimos, ni los más amados, ni los más odiados, pero gracias a ella somos, por la fecunda y purificadora agua somos y cuando el agua no sea, nosotros tampoco seremos lo que somos, pero, antes de su fallecimiento podemos ser uno con ella de manera aeterna, he ahí la necesidad de nuestros hermanos por alcanzar el primer vinculo, he ahí el deseo por la unión sincrónica con el origen.

Escuchando los relatos narrados por los ancianos de los marginados, Susan los veía comer con la boca llena de manera frenética y casi animalesca, el olor de los mariscos y aceites hirviendo impregnaban el lugar mientras la madera crujía y se consumía en la fogata, veía las ollas llenas de crustáceos caminando torpemente unos encima de otros, entre risas y siseos los jóvenes marginados hablaban entre ellos en un dialecto incomprensible, horrores gestando en las profundidades de los océanos listos para emerger y consumir la tierra era lo que los ancianos profetizaban, canticos que oprimían los corazones de los ajenos a escucharlos eran entonados, un millar de ojos muertos, cuernos y garras de bestias indecibles lo consumirán todo, los penitentes celestes agacharan sus cabezas para extraer las suplicas de los condenados, doloroso placer, luminosa muerte.

Estas eran algunas de las palabras que la reportera podía descifrar, pues los ancianos comenzaron a hablar demasiado rápido y la falta de dientes entorpecían sus pronunciaciones, "somos indignos de conocer lo que está por suceder y de cómo refugiarnos con nuestra primera madre, la Anomalía, por eso los Mascars se preparan generación tras generación, para el regreso con nuestra madre Anomalía, fugaces visiones de lo que vendrá, es lo que conocemos y nada más" esas fueron las sentencias de los marginados.

Nov. 6, 2022, 12:09 a.m. 0 Report Embed Follow story
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