PRÓLOGO
Me imagino unas imágenes en blanco y negro como en una película de terror clásica, la cámara se acerca hacia una especie de cripta, de fondo una música inquietante con un toque de theremin, dentro de la cripta hay un ataúd, levanto la tapa y yo hago mi aparición, como si fuera el Conde Drácula, vestida con su ropa y su capa, miro a la cámara, empiezo mi monólogo y trato de remarcar entonces determinadas silabas de cada frase.
–Saludos, amigo mío. A ti te interesa lo desconocido, lo misterioso, lo inexplicable... Sí, por eso estás aquí. Y ahora por primera vez, te explicaremos la verdadera historia de lo que pasó. Te daremos todas las pruebas, en las que nos hemos basado en las miserables almas que sobrevivieron a esta situación aterradora. Los incidentes, los lugares... No podemos continuar manteniendo esto en secreto. ¿Podrá aguantar tu corazón la verdadera historia de Valentina Poussières?
A continuación, me tumbé y la tapa del ataúd se cerró de nuevo.
Todo esto es un homenaje al prólogo de la película Ed Wood de Tim Burton, su homenaje al quizás peor director de cine de todos los tiempos, que dirigió películas de miedo baratas y de tienda de los chinos. Un poco bromeando sobre todo lo que les voy a contar en la tercera novela basada en mi vida.
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