u16134209301613420930 Juan Camilo Tamayo Triviño

Diario de Luna es una novela que toca temas licántropos de una manera poco habitual ya que relata la vida de un personaje de una edad relativamente muy joven, quien durante sus aventuras y desventuras ve reconociendo la conexión Licántropa que comparte con el linaje de su familia. Adam, el nombre de nuestro protagonista se vera obligado a cruzar por un mar de manipulaciones y traiciones por parte de sus familiares y aliados que querrán de Adam un poder licántropo especial heredado por su familia.


Teen Fiction All public.

#hombrelobo
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Capítulo 1

Hacía más de una semana que mi madre había fallecido en un accidente aéreo y a partir de ese fatídico momento, fui a cogido con mis tíos maternos, quienes vivían en un pequeño rancho a las afueras de la ciudad. A pesar de que agradecía la hospitalidad de mis tíos, me incomodaba la idea de ser una carga para ellos a causa del embarazo de mi tía, quien estaba pocas semanas de tener a su bebé. Esta incomodidad me hacía considerar la idea de mudarme con mi padre, quien vivía en una ciudad en las montañas, donde solía pasar algunos veranos allí.

En su momento convoqué a mis tíos para compartirles aquella decisión, una vez conocieron mi intención mis tíos en especial a mi tía que para nada debía sentirme una carga para ellos y que por el contrario mi primo; aún no nato, le convendría mi compañía en su momento. Por unos cuantos días las cosas habían quedado así, pero una noticia que por esos momentos informaba el periódico; mencionando que recientemente varios jóvenes de mi edad habían desaparecido, llegó a conocimiento de mis tíos. Esta noticia llegó a preocupar a mis tíos, que llegaron a pensar que mi seguridad peligraba viviendo con ellos en aquel pueblo y empieza a considerar la propuesta que una antes les manifesté; sobre ir con mi padre, pero al parecer deciden esperar unos cuantos días más hasta saber nuevas noticias de la desaparición de aquellos muchachos.

La espera no trajo ningún cambio positivo y, por el contrario, se llegó a saber el hallazgo de dos cadáveres de los muchachos desaparecidos. Ante estas circunstancias ya era bastante claro para mis tíos saber cuál era el indicado en el que debería estar, por lo tanto, deciden que lo mejor en realidad era enviarme con mi padre.

2

El viaje fue agotador, lo sentí cuando descendía del avión. Él estaba allí, esperándome, vestido con su uniforme; había olvidado que él era el jefe de Bomberos del lugar. Su casa quedaba en las afueras. Durante gran parte de mi niñez, él y yo casi nunca nos hablábamos; yo siempre estuve acompañado por mi madre, debido a que mi padre vivía ocupado en el trabajo. A él le gustaba observar el futbol americano por la tv; eran su pasatiempo cuando no tenía ninguna obligación en la estación de bomberos, pero el hecho de que no me agradaba ver la transmisión de futbol americano, eso marco más mi distanciamiento con mi padre en mi infancia.

Esto dio pie que mi madre y él discutieran constantemente, pero mi padre poco a poco fue cediendo y accediendo a las demandas de mi padre sobre todo que me prestara más atención y nuestra relación mejoro. Al parecer el acompañarme a leer comics se hizo su nuevo pasatiempo.

Su casa era un poco más grande de como la recordaba. Mi padre ya tenía una habitación destinada para mí. Desde mi habitación se veía un gran bosque y casi toda la parte trasera de la casa; desde su estudio, la carretera y la parte frontal de la casa. Una vez me estaba instalando en mi habitación noté que un auto se aproximaba; vi que eran amigos de la estación. Al momento en que mi padre les abre la puerta, todos se lanzan a toquetearlo juagando con él, parecía que jugaban como niños. Advirtieron mi presencia y preguntaron a mi padre quién era yo.

—¿Quién es este muchacho?

—¡Oh!, es mi hijo, Adam. — Ellos se sorprendieron, ya que la última vez que me habían visto, fue hace mucho tiempo.

—¿En serio? — dijo uno de sus amigos.

—¡Si ya me acuerdo de él! Pero si ya es todo un muchacho.

—Hola muchacho, es un gusto el verte de nuevo, somos los compañeros de trabajo de tu padre, no sé si aún nos recuerdes.

—Sí los recuerdo— dije rememorando aquel pasado.

3

Ya faltaba pocos días para entrar a la escuela, por suerte ya cursaba séptimo grado y solo me faltaba terminar la secundaria. Con constancia pensaba en las amistades que podría formar en mi nueva escuela. Aprovechando los días restaban, mi padre preparó un día especial para que fuera con él a comprar mis materiales escolares y a su vez me mostró algunos lugares de la ciudad y sus alrededores, entre ellos, la escuela y por último a la estación de bomberos donde el laboraba; me dijo que quería que supiera en donde se encontraba su lugar de trabajo por si algún momento necesitaba llegar hasta allí, por algún motivo o alguna emergencia se presentaba. Al final nuestro último destino fue un restaurante para comer algo.

Ya los últimos días de mis vacaciones habían llegado a su fin, y el día de escuela había comenzado. Me encontraba ahora buscando el salón para tomar mi primera clase, cuando un chico se me acercó y me preguntó:

— Disculpa, ¿tu nombre es Adam Brighton?

— Sí, soy yo, ¿Quién eres tú?

— Mi nombre es Harry; soy el presidente estudiantil.

Le estreché la mano para saludarlo. Él preocupación en mí y curioso preguntó:

— ¿Qué te sucede?

— ¿A mí? — pregunté.

— Te noto impaciente.

— No encuentro este salón de clases, ¿podrías ayudarme?

— Con gusto. Después de todo eso es parte de mi trabajo. Muéstrame tu número de identificación— pidió Harry

— ¿Te refirieres a este?

— Si, este número me ayudara a guiarte al salón que buscas.

— ¿¡En serio!? Gracias — expresé.

4

Durante la clase de gimnasia, jugando baloncesto con el resto de la clase, accidentalmente le pegué con el balón a un jugador más grande que yo.

— Discúlpame, no soy muy bueno con el baloncesto. — dije.

— No hay problema—dijo él

— Mi nombre es Michael y soy el capitán del equipo de baloncesto escolar, es un placer.

Junto a Michael y a Harry, todos fuimos a almorzar. Michael y Harry me presentaron a unas amigas: Jenny, Amy y Alice, y a otros dos amigos más, Ronald y Max. Nos llevábamos bien. Ronald, Harry, Max, Michael se pusieron a jugar como niños de primaria, pero de pronto entró un grupo muy grande y con chicos muy fornidos. Las chicas me comentaron que eran los hijos del Dr. Lucían Arlont, el mejor médico de toda la cuidad.

El mayor era Sam, el líder, seguido por Henry; el segundo al mando del grupo, escoltados por los gemelos Arnold y William, los menores mellizos Johan y Marco. Por último, salió la menor de todos ellos, que era María, una chica muy, pero muy bonita. Quedé deslumbrado con su belleza.

Las chicas me dijeron que tuviera cuidado con ella, porque los hermanos eran muy celosos y no toleraban que cualquier hombre se le acercara. Me quedé pasmado viéndola como si nada importara. Sonó la campana que anunciaba el término de la hora del almuerzo, y luego tuvimos unas últimas horas de clase. Al salir, vi a María y al resto de sus hermanos irse en una gran camioneta familiar. Un hombre iba conduciendo, supuse que era su padre, después oí unos gritos y vi al compañero de mi padre, a quien mi padre le había pedido el favor de que fuera por mí aquella tarde. Me estaba llamando, fui hasta donde se encontraba y cuando me volví a mirar, ellos ya se habían marchado.

Nov. 12, 2021, 8:02 p.m. 0 Report Embed Follow story
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