En Colombia, en una bonita casa color café, con vista a una bella cascada, vivían Ceci, Cabezón y Cocuzo. Ceci, era una niñita.
En tanto, Cabezón, era un osito panda de peluche y Cocuzo, un simpático guacamayo multicolor. Ceci adoraba bailar cumbia con ellos. Era muy feliz.
Danzando sobre las estrellas, mientras Dios sonreía, y la magia de las nubecitas, salpicaban sus piecitos, como ardientes besitos de miel. Pero Calia, lloró.
Calia, era una nubecita blanca. Tenía los ojitos rasgados y un corazoncito de fresa. Ella, lloraba por César, el sol.
Quien compró caramelitos, a Coralí, su bella compañera. Una colorida supernova, de labios carmín y castaños cabellos. Ambos, vivían en una cuevita de cristal.
La cual daba a un celestial castillo en el cielo, bañado por el romántico aleteo del arcoiris.
En tanto, la luna cautiva, sopló su ardiente resplandor de caramelo. En ese instante, Ceci tomó a Cocuzo y un huracán de estrellas lo abrazó.
Cubriéndolo de magia y esplendor. La luz estalló y un precioso ángel de ojitos corazón y cabellos celestes, voló hacia Calia. Y, acarició su carita.
Y la besó. Y Calia cesó de llorar. Y pajarillos de celestial ceniza, se volvieron fuego.
Mientras la cálida llamita de los besos...
La hizo estallar de alegría. Y así, Calia se convirtió en perfume, y el perfume en melodía de verano.
Y todos bailaron cumbia.
Y Diosito, se lanzó complacido, en un tobogán de sueños de seda, camino a la luna.
Y en el cielo, hubo fiesta. Mientras, Calia, destiló su fragancia... esa pócima de ensueño.
De esa cósmica nubecita, de cabellos color limón.
FIN
Thank you for reading!
We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
After doing it, please reload the website to continue using Inkspired normally.