sophiebur1994 Sofía Burgués

Ella solamente escucha a su reflejo. Y su reflejo, la lleva a la perdición.


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#misterio #psicologico #378
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El reflejo.

Era la única vía de escape que conocía. El mundo era demasiado cruel. Mi vida era miserable. Sólo con ella podía hablar.

Pasaba la mayor parte del día encerrada en el baño, para poder dialogar con la niña del semblante idéntico al mío, que se reflejaba en el agua del retrete.

Cada vez que me sentía desesperada, les mentía a mis docentes para poder ir a hablar con ella. Era mi refugio, mi mejor amiga y mi confidente.

—Melany —así me había dicho que se llamaba—, mis compañeras siempre están burlándose de mí y juzgándome por mi clase social o por mi aspecto. Hasta se ríen de la profesión de mi madre.

—No te preocupes —replicó, en un tono de voz angelical—. Ellas no valen la pena. De hecho, nadie en este mundo es tan importante como vos. Deberías saberlo.

Su mirada era tan adictiva como una droga. Una vez que me sumergía en ella, perdía completamente mi voluntad. Melany dominaba cada célula de mi cuerpo.

Durante el año que estuve en contacto con Mel, me había alejado de todas aquellas personas que ella consideraba como “mala influencia”. Ahora, apenas intercambiaba unas pocas palabras con mis padres y había dejado de ver a mi mejor amiga, Ester, hacía alrededor de ocho meses.

Un día, dos compañeras muy burlistas del colegio, cuyos nombres eran Cristina y Paula, me siguieron hasta el baño del primer piso. El hecho de que yo tardara horas allí dentro les había despertado curiosidad.

Desafortunadamente, descubrieron mi secreto.

—Mirala, dialogando consigo misma, porque ni siquiera Ester le dirige la palabra ¿No es patética? —Paula se mofó de mí.

—¡Pobre piba! Seguramente está desahogando sus penas en el inodoro, mientras observa su cara fea y cubierta de acné —agregó Cristina, haciendo una mueca.

—¿Qué se sentirá ser tan mediocre?

—Mátalas.

Escuché la voz de Melany dentro de mi cabeza. Pensé que estaba alucinando, pero ella volvió a susurrarme:

—Mátalas.

No tuve más remedio que obedecerle a mi querida Mel.

Sin decir siquiera una palabra, me acerqué hasta las muchachas y las jalé a ambas del cabello. Ellas chillaron, pero no pudieron librarse de mí. En ese instante, estampé sus rostros contra el espejo, inundando el lavabo de sangre.

—Mátalas.

No sabía de dónde había sacado tanta fuerza, pero volví a golpear a las dos muchachas contra el espejo, una y otra vez, hasta que quedaron desplomadas en el suelo. Estaban empapadas de sangre, y sin vida.

Por alguna extraña razón, el espejo no se había roto, pero estaba salpicado de líquido color carmesí. Corroboré que no hubiera nadie cerca de aquellos sanitarios, trabé la puerta, y comencé a limpiar la escena del crimen. Luego, arrojé a las muchachas por la ventana. Volví a lavar mis manos. Me costó unos largos minutos despegar la sangre que se había secado entre mis dedos.

—Ya las aniquilé —susurré—. Sus padres y mis compañeros creerán que ha sido un accidente.

—Excelente trabajo, Emilia. Destrabá la puerta del baño.

Le hice caso.

De repente, los oficiales de policía ingresaron al sanitario ¿Por qué no había sido capaz de oírlos cuando estaban avanzando por el pasillo?

Parecían sorprendidos de haberme encontrado allí dentro. Por suerte, me encontraba limpia, y el lugar el incidente, también.

—¿Por qué estás aquí, jovencita? ¿No deberías estar en clase?

—He tenido que venir de urgencia a usar el retrete. Estoy indispuesta.

El oficial se pasó la mano por el cabello, sintiéndose incómodo al hablar de esos temas con una adolescente. Luego de una breve pausa, observó:

—Veo que tus manos están lastimadas.

—Soy muy torpe. Me he caído más temprano, durante el recreo. Mis manos aterrizaron en el suelo…

Los tres hombres que estaban allí no parecían convencidos de sus palabras. Melany, por alguna razón, estaba riendo ¿Acaso encontraba divertida aquella situación?

Uno de los oficiales, mientras vendaba mi mano, inquirió:

—¿Cuándo ingresaste al sanitario?

—Hace apenas un minuto, señor. Fue un momento antes de que ustedes ingresaran.

—¿Por qué no la hemos visto entrar?

—Porque he subido trotando hasta aquí, por la otra escalera, atravesando el pasillo del ala izquierda.

—Entonces… ¿No se enteró de lo que ha sucedido hace un rato, con dos adolescentes de esta institución?

Negué con la cabeza, y fingí encontrarme sumamente preocupada. Fruncí el entrecejo. Oí que Melany reía con más fuerza. Deseé por un momento que no causara tanto alboroto.

—Dos jóvenes han caído desde esa ventana —la señaló con el dedo índice—, y han muerto ¿Las conocías? ¿Es posibles que ellas estuvieran drogadas en el momento de caer?

—¡Qué tragedia! Lo lamento, oficial. No hay información que pueda darle al respecto. Deberá esperar los resultados de la autopsia.

—Dudo que los padres quieran llevar a cabo una.

Otro de los policías, dijo:

—Es mejor que nos retiremos de aquí. No hay nada más para ver. Jovencita —el hombre se dirigió hacia mí—. Cualquier información que tengas, no dudes en acercarte a la estación o llamarnos por teléfono.

—Por supuesto, señor.

Finalmente, los tres policías se retiraron del sanitario.

Melany continuaba riendo como una lunática:

—¡Sos una excelente actriz, Emilia! ¡Por un segundo, creí que te habías arrepentido de haber asesinado a Cristina y a Paula! No guardes remordimiento, le has hecho un favor al universo al haber borrado del mapa a esas dos arpías.

Gracias a las palabras de Mel, por primera vez en mi vida, me sentí orgullosa de algo que había hecho.

Cuando volví a casa, mi madre intentó saludarme con un beso en la mejilla, pero la aparté de un manotazo y me dirigí hacia el baño. Quería que mi amiga apareciera allí, en el retrete de mi hogar ¿Por qué solamente veía su semblante en el sanitario del colegio?

La llamé, en vano, ya que no recibí respuesta. Volví a decir su nombre, pero sólo escuché silencio. Me sentí más alterada de lo usual. Su ausencia me provocaba dificultad para respirar y un estado de nerviosismo alarmante.

Ansiosa por estar a su lado, me escapé de casa. Corrí a toda velocidad por el vecindario, hasta regresar a la escuela.

Para mi desagradable sorpresa, los empleados de una empresa de demolición, los trabajadores municipales y bomberos, se encontraban todos allí.

—¿Qué están haciendo? —inquirí con preocupación.

—Demoleremos el baño en el cual ocurrió la tragedia. Fue una decisión que los directivos de la institución tomaron de inmediato. El nuevo sanitario se construirá en la planta baja, para mayores cuidados.

Sentí que mi corazón daría un vuelco. Nunca tuve tanto pánico.

Me escabullí entre aquellos trabajadores y comencé a correr, para rescatar a mi mejor amiga. Intentaron detenerme, pero no eran tan veloces como yo.

Abrí la puerta del sanitario con violencia, y me acerqué al retrete para dialogar con Melany:

—¡Van a demoler este baño! —exclamé, entre lágrimas.

—¡No lo permitas! —me lanzó una mirada llena de odio.

En ese momento, los bomberos me arrastraron hacia afuera de la instalación para aseo personal, argumentando que era peligroso que estuviera allí. Intenté resistirme, pero ellos eran muy fuertes. Pataleé y grité, los maldije en español y en inglés, pero ellos no me liberaron hasta que hubieran demolido el baño del primer piso.

Una vez que el último escombro del sanitario se desmoronó ante mis ojos, comprendí lo que había estado sucediendo.

Un terrible escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Caí de rodillas al suelo y me tapé el rostro con ambas manos. Me sentía desolada, no podía dejar de llorar. Nadie comprendía mi comportamiento.

Luego de pensarlo un largo rato, decidí que haría lo correcto: confesaría mis crímenes a la policía. Antes de hacerlo, me permití pasar un rato en la plaza que estaba frente al colegio. Me acerqué hasta la fuente de agua dulce que había allí, para lavarme el rostro y pensar cómo le explicaría a la justicia lo que había sucedido.

Apenas me acerqué al agua, pude ver su reflejo. Allí estaba ella, tan perfecta y angelical, esperándome con una sonrisa.

—Hola otra vez —me saludó, con su delicada voz, que era como una droga para mí.

En ese momento, pude percibir cómo mi voluntad volvía a hacerse añicos. Una vez más, Melany volvió a tener el control sobre mí.



2010.

May 2, 2021, 2:01 a.m. 0 Report Embed Follow story
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