Llegué a soñar que podría existir de alguna manera, incluso a través de las letras. Llegué a confiar en el último momento, en la idea donde si no moría, podría estar contigo.
Y a ti te abracé con amor cuando te visitó la muerte; a cambio tu ausencia hizo más notoria mi pérdida. Vuelvo a escribir sobre esto porque aquel día que nombré entre retazos de pasado, ha llegado.
Sí siempre dije que ese día marcaría el comienzo del fin y así es.
El cielo azul se muestra precioso por completo, me asfixia; hacen ya dos años cuando por primera vez sentí que el cielo me caía encima.
Salí de la casa donde se comenzaban a juntar los autos, con una sonrisa amplia y forzada aferré la correa de mi único amigo en el mundo, mi mascota y sus largos trece años a mi lado... y miré el horizonte como siempre y el cielo me pareció tan grande, tan sofocante.
Ojalá en aquellos momentos hubiese sabido que tener esperanza sería el más doloroso y terrible de mis sentimientos; la más falsa expectativa.
Aquel jueves el reloj que marca el avance de la vida, se detuvo en mi interior; dando comienzo a la más miserable escena en lo que corrieron los días.
No, no hubo ninguna señal aliada más que un espeso silencio del otro lado de la línea; ellos comenzaron mi transformación en fantasma, hasta que yo me lo creí.
Esa fue la primera vez que estuve segura de que mi existencia nunca hizo una diferencia. Por eso, siempre quise entrar en el club de los 27, porque al menos dejaría este mundo con algún tipo de "marca", algo que me hiciera dejar una especie de huella.
Pero si de escritora no sirvo, no tendría ninguna historia para contar. Muchos episodios de ansiedad, miedo, cansancio, tristeza y una nebulosa de oscuridad. Una oscuridad donde yo no valía nada.
Y realmente no lo valía.
Escuché una vez que la depresión es como una pesadilla, un sueño miserable del que te despiertas un día cualquiera en un momento cualquiera, de pronto te sientes dueño de ti mismo otra vez y eres capaz de caminar hacia adelante.
Esa ensoñación es diferente en cada quién; la mía se está volviendo eterna. A veces siento que estoy reaccionando, pero no son más que falsas alarmas. En realidad no he avanzado nada.
Quisiera correr, pero no importa qué camino siga, todos llevan al mismo lugar.
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