Republica Checa 1907.
Era una tarde soleada, el llano se mecía con el viento, una mirada tranquilizadora ante la enorme nube de humo y flamas que se alzaban en el horizonte, la casa yacía totalmente consumida, tan solo quedaba el recuerdo de lo que era.
Una pequeña multitud se había remolinado alrededor del siniestro, con la policía impidiendo que estos cruzaran mas de lo permitido, mientras un grupos de uniformados acarreaban agua para poder apagar el fuego.
Las horas pasaron, y finalmente las llamas se disiparon, no quedo nada para en recuerdo de lo que ahí antes se alzaba, mas que una pequeña montaña de escombros y cenizas, los propietarios no se veían por ninguna parte, tal vez se habían ido, ya que era bien sabido que era una familia errante, no les gustaba la compañía, después de todo, habían sido ellos los que habían construido aquella casa tan alejada del pueblo.
Aunque ahora ya no importaba, era cierto que se esperaba lo mejor, ya que tenían tres hijos, pero después de varias horas que se transformaron en días, era mas que evidente lo que había sucedido, la familia Dvořák había huido, decidiendo que la mejor idea para abandonar su casa era, aparentemente, hacerla arder.
Si esa era la verdad, su plan había funcionado, el fuego había consumido todo, y nunca mas se supo de aquella extraña familia.
Años después la propiedad, junto con otras 15 hectáreas seria vendida a Antonin Hartl, quien construiría en el transcurso de 20 años el Breslavia.
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