Escucha, mira, enfoca bien esas orejotas de burro que Dios te dio mijo, ¿lo escuchas? Parecen rezos, y parecen ser de la Mague. Ya ves que desde que le balacearon a su hijo parece María Magdalena llorando de un lado a otro, pidiendo y preguntándose por que a ella y sobre todo porque a su hijo que tan bueno era, que tan bueno a de haber sido.
Pero yo se lo dije: «hay de ti, Mague, pero a tu hijo le puede llegar una mala hora antes de tiempo por andar entre los trenes». Y ella se hacia la loca y me decía que a mi que me importaba, que, si no tenía mejor cosa que hacer que meterme en sus vidas, que me fuera atender a mi esposo o al orejón de mijo, así te decía la Mague. Vieja desgraciada, y mírala ahora, pidiendo una oración para su hijo y otra mas para su alma, llevando flores de aquí para allá, parece loca.
¿Cómo que no sabes quién, Edmundo? Tu amiguito el de los mocos secos, el que comía huevitos tibios en el salón y por eso le terminaron diciendo el huevo. Con el que ibas a jugar futbol al llano, si, el que te defendió de aquel niño gordote de sexto, como se llamaba, Isidro Montelongo creo, que dicho sea de paso termino en las mismas que el hijo de la Mague, solo que ha este lo arrastraron como perro con una soga al cuello desde una carreta por toda la nopalera, que hasta perdió los pantalones, y pareciendo que fuera poco le dieron cuatro tiros en la espalda para asegurar que el alma había sufrido.
¿Ya te acordaste? ándale ese mero. Primero empezó a trabaja con su apa, el viejo Rogelio. Piscaba todo el día, desde papa, uva, manzana, de todo. Dice la Mague que lloraba de coraje porque siempre quiso más, que se la pasaba reprochándole que eran pobres por su culpa, las muchachas del pueblo no le hacían caso porque no tenía dinero, hasta que un buen día se arto y se fue según porque ya no quería seguir siendo pobre. Al principio si, bien, todo bien, consiguió su propia mulita que la llamo la morena, traía riarto dinero que hasta a Mague y Rogelio se olvidaron de lo que andaba haciendo el chamaco, se vengo de todos lo que lo molestaron y le dijeron cosas por no tener dinero, pero no se olía que la muerte andaba buscando el momento de tocar a la puerta y pedir lo que el se estaba jugando, la vida. Aunque no me caía bien el chamaco si llegue a pedir que no le pasara nada, por aquellos años en que se juntaba contigo, solo por eso, ah y por la Mague.
Pero ándale que una buena tarde, los maquinistas rete artos traiban policeas alla atrás en el último vagón, y cuando escucharon que los bandidos se acercaron, alcanzaron a ver al hijo de Mague subir por una escalera y allí mero lo balacearon. Había saltado de la mula al vagón y uno de los policeas le disparo primero en el pecho y este quedo colgando para no caer a las piedras, le tiro otro y cayo al llano. Cuando el tren paro y estos se acercaron a ver el cuerpo lo rociaron de plomo, todo el que paso por ahí le dejo caer un azadón o una pala, si mal le iba una bala, todo por venganza de lo que hizo, lo dejaron como masa empolvada en el suelo, dicen que necesitaron una pala para recoger el cuerpo. También escuche que su caballo aun sigue…
Shhh, cállate que hay viene Mague, después te cuento.
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