La última noche del año fue fría y solitaria. Ryan había partido a Inglaterra y Cassie no había hecho nada para retenerlo. Ella ya lo había llorado demasiado en silencio y esperaba que su corazón fuese capaz de soportar lo suficiente hasta que ella pudiera estar lejos de ese sentimiento llamado amor. Cassie se dedicó a sonreír toda la noche del treinta y uno de diciembre, y, en algún momento decidió que era la hora de ver el reloj. No se sorprendió al darse cuenta de que eran las 23:30 de la noche, solo se dio cuenta que el tiempo pasaba demasiado rápido para su propio gusto.
—Cassie estoy hablándote— Seyma, su prima se había sentado no sabía a que hora al lado de ella y no se había dado cuenta. —¿Estás pensando en él? En Ryan—Aclaró la chica, Cassie quiso negarse, pero Seyma tal vez era la única persona cercana además de sus padres a la que podría contarle todo. —Para que preguntas si ya sabes.— Respondió con desgano y la contraria solo cerró la boca y extendió su brazo alrededor de Cassie, esperando poder darle algún consuelo añadió. —Sabes, también es difícil para mi. Verlos así, ustedes se veían como que pudieran superar todos los problemas del mundo juntos.
—También lo creía así.— Cassie respondió. —No entiendo que fue lo que salió mal, o en que parte me equivoque.— Cassie no le estaba haciendo una pregunta Seyma, ella estaba aseverando en si misma que había habido un problema con ella y no pudo detectarlo a tiempo. —Ya vendrá un año nuevo, por ende muchas cosas nuevas, incluido chicos Cassie— Seyma quiso sonar graciosa y hacer reír a Cassie pero de alguna manera sabía que no había funcionado cuando la chica no hizo nada más que esbozar una sonrisa leve y castigada.
Como siempre en las reuniones no debía faltar la tía odiosa que siempre viene a restregarte tus cochinos errores en la casa. Aunque aún con ello, Cassie no hubiese podido descifrar en que momento se había enterado ella de que Ryan y ella habían terminado. —Querída, ¿y ese muchacho tan apuesto que solía acompañarte todo el tiempo?—Ella no iba a decir que lo sabía porque esperaba que su sobrina Cassie lo aceptará frente a ella, pero nadie le iba a dar el gusto, al menos no esa noche. —Ryan esta de viaje, tuvo que viajar de emergencia.— A pesar de que era mentira y ninguna de las dos creía su mentira, Cassie quería creer que ella solo estaba dentro de un mal sueño.
Seyma se encargó de llevarse a su tía y hacerle conversa, la señora lo notó mientras intentaba aferrarse a la idea de formular más preguntas incómodas, pero estuvo demasiado tarde para cuando una de esas preguntas se formuló en su cabeza, Seyma ya la había atrapado en su red. A Cassie a menudo, desde su rompimiento con Ryan solía faltarle el aire, más cuando pasaba por un lugar donde había estado con él y esos recuerdos atiborraban su cabeza de ideas. Más que ideas, recuerdos.
Así que ella se sentó durante los últimos quince minutos de la última noche del año y pensó que tal ves no había estado disfrutando su vida como era debido, ¿habían sido un desperdicio los últimos cinco años de su vida con un hombre que al final la dejó? Probablemente, esa pregunta nunca sería respondida al igual que varias de las otras que rondaban en su cabeza, señalándola como la principal culpable. No porque fuese cierto, si no más bien porque por lo general ambas partes se sienten culpables sin razón alguna o suelen creer que hicieron algo mal.
La noche se tornó insoportable, sentada allí, en vela del siguiente año por venir, Cassie sintió su vida insoportable y hasta un poco hostigante. Solo esperaba no volverse una solterona amargada solo porque la dejaron. Ella ni si quiera sabía porque la habían dejado, Ryan solo se había puesto de la noche a la mañana extraño con ella, pensando que ellos serían capaces de superar esa etapa, como cualquiera de las otras que habían tenido alrededor de los cinco años de relación que llevaban construidos. Ella se obsesionó, porque él nunca le dijo una razón en especifico, solo se fue y ya.
Pero nada evitaba que ella fuese capaz de sospechar abiertamente sobre la malvada suegra que tenía, Cassie no era querida por esa mujer y eso no era un secreto. Ella buscaba cada oportunidad que tenía para incordiarla, molestarla y hacerla quedar mal ante Ryan. Pero entonces, si el fue capaz de creerle a su madre antes que a ella por alguna cuestión que la mujer hubiese planteado, entonces, a ella ya no le importaba, a fin de cuentas ella era su madre y quien se había encargado de criarlo, él sabría lo que le convenía.
La última noche del año, Cassie esperó sentada mirando como los fuegos artificiales adornaban el cielo inhóspito de la noche oscura y vacía, limpia de estrellas. Tratando de encontrar alguna forma de distraerse, pero ella siempre terminaba recordando lo mismo y a la misma persona, Ryan. La horrenda y encimosa tía de Cassie de alguna manera se había librado de Seyma procurando que esta no se diese cuenta para poder continuar con su ataque, lento y sin prisa se dedicó a pensar en las palabras que pronunciaría, Cassie veía como ella se acercaba y suspiró con cansancio ya ida por su insistencia.
—Querída, escuché algunos rumores de que tu y ese chico... Bryan ya no estaban más juntos. Siento haber hecho esa pregunta tan tonta hace un momento. ¿Puedo saber que paso?— La mujer tan empalagosa como siempre se aventuró a hacer una pregunta más atrevida que la primera. Cuando Seyma se dió cuenta, la vieja bruja ya había lanzado su pregunta indiscreta y llena de expectativas negativas. Justo cuando Cassie estaba dispuesta a rendirse una mano toco el hombro de la señora y dirigiéndose a Cassie de manera cariñosa comento:
—Disculpe señora, pero creo que escuchó mal.
La última noche del año, Cassie tuvo algunas experiencias. Y entre ellas la más inspiradora fue tener de vuelta un amor perdido.
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