patypixie Patricia Pixie

Hay amores que ni la muerte logra desbaratar. Piénsalo, al final... ¿qué diferencia hay entre morir y sentirse vivo?


Short Story Not for children under 13.

#deseo #amor #mundodemuertos #pareja #muerte #homicidio #alma
Short tale
9
3.9k VIEWS
Completed
reading time
AA Share

Un abrazo ente la vida y la muerte...

Cierro los ojos y te siento tocando con suavidad mis manos. Como ayer. Con aquel día en que me juraste no dejarme caer en el profundo abismo de mis pensamientos, al tiempo que limpiabas las lágrimas de mis ojos. Mi cuerpo se estremece al sentir que tus largos dedos acarician con infinita paciencia los rincones más solitarios de mi cansada humanidad. Con los ojos entrecerrados, me olvido de todo y dejo que mi alma vibre al sentirte de nueva cuenta a mi lado.

A lo lejos, se escuchan los distantes murmullos del viento nocturno que acaricia los árboles. Esos distantes sonidos que me rodean como burlones fantasmas, me recuerdan lo gélido de la realidad de mi vida desde el día en que un cruel juego del destino se encargó de separar nuestros caminos. Pero tu suave roce me hace pensar que aún en la más profunda oscuridad, siempre aparece un rayo de sol. ¿Es acaso mi mente jugándome la más cruel de las bromas? No lo sé con certeza, y la sola posibilidad de qué así sea, me eriza cada milímetro de mi piel. Eso indicaría que todos ellos, al final, tuvieron razón.

Todavía rebotan en mi mente las palabras del Doctor García al poco tiempo de tu partida, al verme en su consultorio apenas capaz de sostenerme en pie: "Señorita Torres, entiendo lo devastadora de la experiencia por la que acaba de pasar, pero si sigue así, es posible que en poco tiempo pueda enfermar gravemente. Es usted todavía muy joven como para truncar su vida de esta forma. Aunque yo no sea de su familia,le pido que haga un esfuerzo y luche por vivir"

También recuerdo a mis padres, haciendo un esfuerzo brutal para no convertirse en unas sombras andantes por el dolor que les causaba verme transformada en una muerta viviente. Una parte mía sabía que los estaba matando al aferrarme a tu recuerdo a costa de mi propia vida, pero francamente no podía importarme menos. Sin ti, el primer amor que me había hecho sentir un poco más humana y menos como un monstruo marginado, sólo podía esperar el pálido abrazo de la muerte para poder reunirme contigo.

Caminar por las calles del pueblo me resultaba un tormento digno para cualquier habitante de la fosa más profunda del infierno. Parejas felices pasaban frente a mis irritados ojos, comiéndose a besos sin hacer ni el más mínimo esfuerzo por ocultar la dicha que se les escapaba entre los ojos. Y lo peor era sus risitas tontas, que me perforaban el pecho como afilados puñales. Pero eso no se comparaba con el dolor que sentía al ver a las familias pasear con sus pequeños niños. Todos ellos me recordaban la dicha que pudo haber sido mía, pero que la vida me había quitado de golpe en un absurdo accidente. La felicidad ajena me comenzaba a resultar el peor de los insultos. Grotescas imágenes de torturas cometidas contra esos inocentes me perseguían en sueños. Ni cerrando los ojos podía escapar del rencor que me corroía por dentro.Tenía que ponerle fin a esa locura de una forma u otra.

Mis amigas intentaron devolverme un poco de vida, invitándome a el mayor número posible de fiestas y reuniones. Un poco de maquillaje, un vestido que dejara ver mis bien torneadas piernas, algo de perfume, la más falsa de las sonrisas ¡y listo! Esas bobas se tragaban el cuento de que me había cansado de tanto llorar y que realmente quería comenzarte a sacar de mi vida. Vestida de colores brillantes y con la cara cubierta de potajes baratos, me sentía como un vulgar payaso del circo más barato, aunque el alcohol que corría a ríos en cada uno de esos eventos, lograba adormecer mi dolor por un breve instante. Los tragos no me daban la misma euforia que sentía al tomar cerveza tras cerveza contigo en un rincón apartado de la playa, pero desesperada por sentir de nueva cuenta algo real, no me importaba quemarme la garganta con cualquier cosa que pusieran frente a mis ojos y que fuera capaz de embrutecerme unos minutos. Aunque apenas ponía pie en la fiesta, en cuestión de minutos ya pensaba en regresar a casa, me forzaba a estar por dos razones. licor gratis y para no despertar aún más sospechas respecto al estado de mi mente. Determinada a no ser enjaulada,con el tiempo fui perfeccionado la más dulce e hipócrita de mis sonrisas. En contra de mis expectativas, algo debí de haber hecho muy bien, que poco a poco otros comenzaron a caer en mi juego. Dejé de ser "Lily, la pobre loca suicida que quedó jodidamente trastornada por la muerte de su novio" y volví a ser "Lily, por la que todos los del pueblo se pelean por llevar a la cama aunque sea una vez". No te miento, muchos volvieron a interesarse en mí como mujer, incluso más que cuando me pavoneaba por la plaza en pantalones cortos y blusa de tirantes durante mi adolescencia. tal vez atraídos por el aura de misterio que le otorga a cualquiera la posibilidad de estar cerca de una chica a la que medio mundo acusaba desde niña de ser una maldita psicópata en potencia. De todos los que me rondaban, francamente sólo dos o tres lograban seguirme el ritmo a la hora de amar, y de ellos, sólo Manuel me hizo sentir algo parecido al placer. Él tenía unos grandes ojos marrones , cabello negro eternamente despeinado y una sonrisa que instantes, me recordaba tanto a la tuya.

De todas las citas que tuve con él, la que jamás olvidaré es la del el día, que irónicamente, me volvió a acercar a tí. El Día de San Valentín acaba de pasar, y Manu me invitó a cenar a un restaurante de comida italiana del centro. Después, remató el día comprándome un oso de peluche enorme y un ramo de rosas. Me sentía extrañamente lívida, como un vampiro que vuelve a probar la sangre después de un largo ayuno.

— Gracias por tanto. En verdad, este día fue de ensueño — le dije sintiéndome extrañamente apenada, justo antes de despedirme de él en el umbral de la entrada de mi casa

— Eso y mucho más te mereces. Haría lo que fuera para nunca más volverte a ver triste — me sonrió él, antes de darme un largo beso.

Sintiéndome extrañamente reanimada, entré a casa dando saltitos de felicidad.

— Tal vez, con Manuel pueda tener una nueva oportunidad — me sonreí levemente a mí misma, apretando el inmenso oso de peluche contra mi pecho, justo antes de dejarlo al píe de mi cama .

Sonriendo como una chiquilla, até mis castaños rizos en un chongo, me puse el pijama, y me dispuse a dormir. Nada me preparó para lo que iba a suceder. En mis sueños te apareciste, pero no como el dulce ángel que iluminó tantas de mis noches, sino como un demonio furioso. Rodeado de furiosas flamas, una expresión de odio salvaje llenaba tu rostro, pero ni eso lograba ocultar que tu ropa lucía completamente desgarrada y chorreaba sangre, casi al igual que en ese día negro

— Sólo te quiero preguntar una cosa ¿por qué eres tan jodidamente hipócrita, eh? — bramaste junto a mi oído

— ¿Q-qué te pasa?¿Por qué me tratas así? — sollocé

— ¿Cómo que que te pasa? ¡Incluso yo sé que no sientes nada por el tal Manu!¿Quieres condenarte a vivir en un mentira eterna? ¡Resultaste ser más falsa de lo que jamás imaginé!

Me limité a negar con la cabeza, pero tu expresión no cambió. Violentas voces que gritaban "¡hipócrita!", al tiempo que rábidas leguas de fuego me rodeaban por todos lados.

— ¡Cállense! ¡Cállense!

Desperté de golpe, sintiendo como si alguien me estuviera apretando la garganta. Lloré como no lo había hecho en meses. Incpáz de dormir, me quedé despierta escuchando música hasta el amanecer. Exhausta, me consolé diciéndome a mí misma que esto sólo había sido una ocurrencia desafortunada, y que seguamente, ya no sucedería jamás. Pobre totnta. Durante un mes, aparciste en todos mis sueños, luciendo cada vez más y más molesto conmigo. Dormir se empezó a transformar en una auténtica pesadilla.

— Estoy bien, no te preocupes — respondía yo, forzándome a sonreír cada vez que alguien me cuestionaba acerca del origen de los circulos negros que rodeaban a mis ojos.

Aunque una pequeña parte de mi ser aún pensaba que tal vez yo podría rehacer mi vida con Manu, esos sueños me murmuraban la verdad que mi corazón se moría por gritarle al mundo. Sabía que para terminar con esta locura de una buena vez, tenía que regresar de cualquier forma al sitio en el que mi desgracia había comenzado.

Para mi buena fortuna, tenía algo de dinero ahorrado, producto de los seis meses que estuve dando clases de inglés en una escuela primaria de la capital, y de las tutorías que les impartí a varios niños del pueblo. Casi nadie sospechó de mi súbita decisión. Era lógico que después de un año tan tormentoso, buscara alejarme un poco para pasar un buen rato en compañía de mi pareja. Pero había alguien que no se sentía completamente tranquila.

— ¿Segura que vas a estar bien?Si te interesa tomar unos días de descanso junto a él, le puedo hablar a tu prima Mary para que los invite allá a la capital. Ya sabes, su casa es grande y no le vendría mal un poco de compañía. ¿No podrías ir a cualquier lugar menos allí? ¿Qué buscas? — me cuestionó mamá, estrujándose las manos, visiblemente nerviosa.

— No busco absolutamente nada malo, mami. Estoy bien y no tengo problemas con regresar. Ya fué. — contesté fingiendo una inocente risita — Manu y yo queremos pasar unos días a solas...Ya sabes, para poder relajarnos, aclarar cualquier malentendido y cosas así. Cosas de pareja.

— Sí es así, me da gusto — me sonrió ella con infinita ternura — En verdad, me encanta saber que finalmente estés haciendo un esfuerzo por cambiar el rumbo de tu vida.

— Si supieras la verdad, mami... — murmuré para mis adentros.

Un poco más de dos horas en camión. Tal vez, en otras condiciones, me hubiera gustado hacer el viaje en aerobus, pero eso me habría la dulce alegría de ver pasar frente a mis ojos esos lugares que me dieron tanta alegría en los años más inocentes de mi vida. Además, no tenía tiempo alguno que perder. Mi infierno interior tenía que acabar de una buena vez.

— Oye, bonita — Me preguntó Manu a la mitad del trayecto, mostrándome imágenes de nuestro destino en su teléfono — Sin ofender, pero...¿Por qué elegiste este hotel tan viejo? Digo, sí, está lindo, pero ¿no crees que podríamos habernos hospedado en algo un poco más sencillo pero más moderno?

— ¡Oh! ¿Eso? — resoplé, intentando restarle importancia a su pregunta — Lo escogí por nada en particular, simplemente pensé que se vería muy elegante en las fotos que vamos a subir a nuestras redes sociales. ¡Se van a morir de envidia nuestros amigos.

— ¡Eres una diabilla! — sonrió mi novio, inclinándose para darme un besito.

Sonreí sin agregar palabra. Decirle la verdad probablemente me hubiera ganado una larga estancia en el manicomio.

Al acercarnos al hotel, no pude mirar fijamente la cruz que estaba exactamente junto a la puerta del viejo hotel. Me habría destrozado el tener cruda certeza de que allí se había quedado un recuerdo del día más negro de mi vida. Tenía que fingir una tibia serendidad, salpicada de una incierta ternura. Todo para que mi acompañante no sospechara nada.

Después de acomodar nuestras pertenencias, Manuel me preguntó si no tenía plan alguno para nuestra primera noche de vacaciones. Le dije que lo único que quería era descansar un poco del viaje tan largo, que mañana, ya veríamos.

— ¿Estás segura que no te gustaría salir? — me preguntó de nueva cuenta él después de un rato, ligeramente extrañado — Leí en internet que hay un viñedo y un museo bastante moderno a menos de veinte minutos de aquí...

— ¡Claro que no! — sonreí picara — Mejor pidamos servicio a la habitación y tengamos nuestra fiesta privada.

En cuestión de minutos nos trajeron dos platos de pasta, dos helados y una botella de vino. Mis ojos no podían apartarse del brillante cuchillo que yacía en la mesilla junto a la comida. Aprovechando un descuido de mi novio, tomé el brillante utensilio entre mis manos y lo guardé rápidamente. Era mi oportunidad. Queriéndole dar un toque especial a este acontecimiento, encendí la televisión y sintonicé un canal de videos musicales. Llenado alegremente con vino las dos copas, comencé a mover mi cuerpo al rítmo de las alegres melodías. Él se me acercó con una sonrisa digna de un diablillo, y me tomó por la cintura. Sus labios se entrelazaron con los míos, haciendo que mi piel se sintiera dulcemente cliente.

— Mmm. Manu... ¡Eres tan lindo! — murmuré con labios entreabiertos — ¡Lástima que todo esto tenga que terminar así — exclamé, sacando de golpe el cuchillo que tenía escondido debajo de la manga

— ¡Qué demonios te pasa! — exclamó Manuel, con terror en sus ojos — ¿Te volviste loca o qué?

— No, cariño. Simplemente digamos que me di cuenta de que sólo hay una forma de terminar con todo esto — sonreí con malicia, mientras comenzaba con un brutal forcejeo. Él intentaba quitarme el cuchillo de las manos y yo me limitaba

Ninguno de los dos quería ceder, y ¿cómo culpara a Manu? Ninguna persona normal querría terminar así. Pero yo estaba determinada a poner toda mi fuerza en lograr mi objetivo. Me sentía cansada, mis manos estaban rojas por el esfuerzo. De pronto, el cuchillo se escapó de entre mis dedos. El metal penetró la carne sin mayor esfuerzo.

— ¡No..!

Sentí un dolor seco, como si un rayo me hubiera partido el corazón en mil añicos sin previo aviso. Ví un hilillo de sangre correr por mi pecho. ¿Ese líquido carmesí provenía de mí o del pobre de Manuel? No tuve tiempo de preguntar, mucho menos para investigar. únicamente tuve tiempo de musitar un casi imperceptible "Gracias". En cuestión de segundos, me empecé a sentir mortalmente fatigada. Los ojos se me cerraban, me sentía mareada y no hice esfuerzo alguno por evitar tan peculiar sensación. Simplemente, me rendí.A lo lejos, el distante sonidos de una ambulancia rompía con la quietud de la noche.

No sé si pasaron horas, minutos o simplemente segundos. Sólo sé que sentí como si hubiera caído en el centro de un feroz huracán. Quería saber en dónde me encontraba, pero mis ojos no me obedecían, y el resto de mi cuerpo no dejaba de girar sin que yo pudiera ejercer control alguno sobre él.

Después, ese feroz movimiento comenzó finalmente a disminuir, al tiempo que extrañamente, sentí cómo mi cuerpo se volvía a sentir extrañamente vivo, como si hubiera recibido una dulce transfusión de la sangre más pura.

Temerosa de esto se tratara únicamente de una ilusión, abrí los ojos tan lento como nunca lo había hecho en mi vida. Una distante luz acariciaba mi piel.

—¿Me extrañaste, pequeña? — me preguntó una ronca voz masculina, al mismo tiempo que una tibias manos comenzaban a acariciarme todo el cuerpo.

Me estremecí. Una sensación muy familiar comenzó a inundar mi ser.

— ¿F-Fernando? — tartamudeé, haciendo un esfuerzo supremo para no perder la entereza — ¿Eres tú? ¿Si de nuevo estoy contigo, supongo que e-eso quiere decir que me morí?

Recuerdo que con una serena expresión en tu rostro, te limitaste a dedicarme en silencio una tierna media sonrisa.

— Necesito, en verdad saber lo que me sucedió — mascullé, sin poderte a mirar a los ojos.

— ¿Para qué quieres saberlo, pequeña mía? — finalmente respondiste — Te he visto desde lejos todo este tiempo, y sé lo mucho que has sufrido desde aquel día. Te conozco, y sé lo mucho que odias todo aquello que parezca falso, o a lo que no le puedas encontrar una explicación lógica. Pero esta vez, mi pequeña, ¿no preferirías ser simplemente feliz a mi lado?

Sabes que a ti jamás me he podido resistir. Con los ojos brutalmente humedecidos, asentí y te besé así como solamente lo había hecho en sueños desde hace tanto. El sentir de nueva cuenta tu aroma, me recordó que la felicidad es algo real para todos aquellos que no sienten temor de obtenerla. Al estrecharte con fuerza contra mí, sin saberlo, abría la puerta de un nuevo destino para mí.

Las lágrimas finalmente se han secado de mi corazón, pero aún así, hay momentos en los que extraño mi antigua vida. A momentos, me gustaría poder cruzar del otro lado del espejo, y sentir de nueva cuenta al viento de la costera jugar con mi cabello. Me gustaría abrazar fuertemente a mis padres y decirles que todo está bien aquí, que ya no me siento atrapada en un cuerpo ajeno y que no lloren por mí, que siempre hicieron su más grande esfuerzo por tratarme de ayudar, pero que algunos nacemos con una estrella negra sobre la frente y estamos más allá del bien y del mal. Pero en el fondo, estoy segura de que ellos lo saben.

Aún así, cada año aprovecho esas horas en las que el velo que separa nuestro mundo del suyo se disuelve, para que en el viento sientan el calor de mi abrazo, y sepan, aunque sea en sueños, que no les guardo rencor alguno por intentar mantenerme con ellos de mil formas distintas. Aquí, desde mi nuevo hogar, pido eternamente por mis padres y por que la vida los colme de bendiciones. Sabes que me la paso agradeciéndole a la vida el haber limpiado mi alma de todo rencor. Ya no siento tristeza al ver a las familias sonrientes. Me dí cuenta que aunque no sea de la misma forma que ellos, al final encontré un sitio al cual llamar hogar y una familia con otras criaturas similares a mí, que me acogieron sin cuestión alguna. Otros pensarían que tal vez me jodí la vida, pero la verdad es que jamás me había sentido en paz como hasta ahora. Existo y al mismo tiempo, nadie me puede ver. Soy libre para estar en todas partes y al mismo tiempo, en ninguna. De ser un saco de carne, me he transformado en algo tan etéreo como esa pluma de ave que no pertenece ni al cielo ni a la tierra.



Dec. 5, 2020, 3:33 a.m. 1 Report Embed Follow story
9
The End

Meet the author

Patricia Pixie Poesía y microrrelatos son mis pequeños grandes placeres a la hora de escribir.

Comment something

Post!
Tenebrae Tenebrae
Me ha gustado muchísimo esta historia. La chica al parecer sufría de problemas mentales y al morir es liberada de sus tormentos. El novio al que amaba mucho, murió en un accidente, pero veo que se le aparecía a ella como una figura fantasmal que la perturbaba en sus sueños. Interesante saber si realmente fue un "accidente" y no fue que, en algún momento, la chica le asesinó de alguna forma, en algún momento que él mostrase algún arranque de ira en algún momento de la relación, justamente como en esos sueños. Perturbador del dato del hotel que ella escogió, de la cruz que recuerda, intentando revivir algún suceso macabro en el pasado, quizá por algún brutal asesinato similar al que planeaba hacer con Manuel, de aquí es donde teorizo que, no pudo ser "un accidente" la forma en la que Fernando murió. El misterio que rodea toda la historia da para teorizar muchísimo.
December 15, 2020, 06:31
~