Ya no encajo Follow story

Páginas. Esas a las que tanto me había resistido; esas a las que vuelvo como el hijo pródigo.

Me resistí y hasta escribí que me resistí. Ironías que ahora dan pena, pero luego darán risa. Son la expresión más pura de la inocencia, los errores que quedan por cometer pensando que son victorias.

Tengo la fortuna de decir que soy desdichado por perder la inocencia. Ahora te alaban más por cómo cocinas el arroz que por qué tan bueno eres al fullbito. No soy viejo (aunque esto se lo repita casi todo humano vivo), pero ya no encajo en las edades de antes. Ahora tengo a un grupo de señores de corbata estudiándome; de esos que ven las noticias a las 12 de la tarde pensando que saben de la actualidad del país. Intentan venderme cosas e intento comprarles cosas, al tiempo que yo mismo me intento estudiar para saber cómo no caer en sus engaños.

Ahora el amor es cuestión de tiempo y no de ejecución. Ahora no me siento perdido, sino vacío. Es como si me hubiera encontrado con el estilo de vida que siempre quisieron para mí. Trabajando 8 horas de las cuales vago 4, renegando de que no hay suficientes oportunidades. Viviendo en apartamentos tan vacíos como sus paredes, escuchando en los vecinos esos pensamientos que juré parar.

Me rendí muchas veces y retomé un par de proyectos. Aún me queda muchísima ilusión, pero no se la puedo contar a nadie porque nadie creería que estoy cuerdo después de semejante despliegue de ambición. Solo soy yo junto con mis proyectos y las campañas de publicidad de Facebook.

Ojo. No es que me parezca mal. De hecho, me parece el curso de la vida. Estoy mejor que nunca porque aún sigo renegando de lo que renegué hace años, con la ventaja de no saber si tengo la razón. Eso es el equivalente a poner una plantita en mi vacía habitación, que le da color a el piso maderoso de visos negros que quién sabe cuántos zapatos habrá visto bajo la cama.

El problema no existe. El problema es que no hay nada contra lo que luchar, sino trabajar. Ya no hay excusas, sólo tarjetas de crédito.