Ambiciosa Atracción Follow story

¿Cómo es que termine en el baño de un club besandome con un extraño?

No lo sabía, pero no quería que termine.

Pasé ambos brazos por los hombros de él, hasta sujetarlo por la nuca, pegarlo más a mi, sin despegar mis labios de los suyos.

Se suponía que solo esperaría a que Violett terminara su horario de trabajo, y luego nos marchariamos juntas ya que mañana comenzamos otro año de clases en la universidad.

Estaba todo bien, hasta que unos ojos grises captaron mi atención a solo unos pasos de donde estaba sentada con mi botella de agua, no se suponía que bebiera si iba a conducir, pero igual lo hice, y ahora estaba intentando disipar el alcohol.

Desde que esos ojos preciosos e hipnotizantes cruzaron con los míos no pude apartarlos. Y me permiti explorar al portador de los bellos ojos. Sentí que había ganado la lotería, no sé. No siempre te encuentras con un hombre alto, castaño, de ojos grises, y con músculos firmes.

Lo sé porque ahora los estoy sintiendo.

El hombre, del cual no sé el nombre aún, me guío hasta chocar contra el lavamanos del baño. Sujetó con ambas manos cada muslo, y me levantó hasta sentarme en el lavamanos.

Atrape su cintura con las piernas, acercándolo más.

Solté un jadeo cuando sus manos pasaron de mi cintura a colarse por debajo de la falda que traía puesta. Con mis dientes tire de su labio inferior, para luego bajar los besos a su cuello.

En el proceso iba dando pequeños mordiscos. Quería dejar una marca para que no me olvidara, tal vez ni lo volvería a ver.

Hizo que elevara la cabeza para volver a juntar nuestros labios, en un beso más desesperado que el anterior. Incline la cabeza a un lado, profundizando el beso.

Mi móvil comenzó a vibrar en el bolsillo de mi chaqueta, y eso solo significaba una cosa, Violett estaba buscándome para irnos.

Proteste separando mis labios de los del chico, no quería marcharme, no ahora.

—Tengo que irme—dije, lo aleje para poder bajarme del lavamanos.

Aproveche el lugar donde estábamos y acomode un poco mi ropa, y el cabello, lo tenía desordenado.

—¿Ya?—asentí, mirándolo a través del espejo—Al menos dime cómo te llamas.

Se acercó poniendo sus manos en mis caderas. Me giré sobre mi eje y le di un fugaz beso.

—Becca.

Y con eso salí del baño de hombres. Golpearia a mi amiga por interrumpir lo que podría haber sido una excelente noche.