honeypot93 Honey Girl

Cosas terribles pueden pasar si los labios de un ángel tocan a un ser humano; cosas como darle a alguien una segunda oportunidad. Humanos, criaturas egoístas y repulsivas, siempre pensando en ellos... como si su existencia fuese lo mejor en el universo, ellos no merecen una segunda oportunidad... ¿cierto? ♥ Historia con capítulos cortos. ♥ No se permiten adaptaciones. ♥ No se permiten historias derivadas. ♥ No se permiten traducciones. "♥Yoonmin - Min YoonGi - Park JiMin♥" "♥Contiene fluff♥" "♥Capítulos cortos♥"


Fanfiction Bands/Singers All public.

#yoonmin #parkjimin #minyoongi #fantasía #angeles #destino
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Capítulo 1: "Descalzo".

El pelinegro se detiene frente a la puerta blanca de la habitación. Ciertamente, ha hecho esto muchas veces durante casi un mes, no debería sentir ese pequeño temblor en las manos y el nudo en la garganta. Debería mostrarse seguro, ser valiente... solo abrir la puerta y entrar, no tomar una pausa fuera porque siente que está a punto de ahogarse... el... ya debería haber aprendido a lidiar con eso.


No puede.


Cierra los ojos, apretando los parpados antes de tomar una bocanada de aire. Huele a limpiador de limón y a otra cosa, no sabe que es pero hace a su pecho sentirse aún más pesado. Sus dedos se afirman fuertemente al ramillete de girasoles y logra componer una pequeña sonrisa cuando tira de la puerta.


—Hey — saluda entrando con rapidez. — Soy yo. Sé que sabes que soy yo — rueda los ojos con diversión.


—Hola Kookie — murmura suavemente la voz desde una de las sillas que suele usar la visita.


—¿Cómo te sientes hoy? ¿Mejor? — YoonGi se encoge de hombros. —¿Listo para despertar? — su voz es gentil cuando se acerca a la mesita metálica, los felinos ojos miel observan desde la silla a su hermano menor arrojar las flores del día anterior –un bonito ramillete de lavandas – y alejarse en dirección al pequeño baño de la habitación, escucha el agua del grifo correr y luego JungKook y el florero de cristal están de regreso, solo que ahora hay girasoles en él.


—Lo intento — se siente malditamente culpable. — Lo intento. Prometo que lo intento, Kook. Prometo que lo hago. Esto no es tan simple como recostarme sobre mi cuerpo... ni siquiera puedes verme.


Min YoonGi supo lo que iba a ocurrir en cuanto ese hombre no frenó a tiempo. Bueno... no es como si supiera que iba a quedar en coma... el creyó que moriría al instante. Mientras veía los brillantes faros acercarse a toda velocidad entendió a la perfección porque las personas que estaban a punto de ser atropelladas en las películas, jamás se movían. Todo en él le gritaba que corriera, bastó apenas una fracción de segundo en la que sus pies se negaron a escuchar a su cerebro. Aún recuerda el impacto del golpe, su cuerpo en el aire y al segundo siguiente, una blanca laguna extendiéndose sobre él, inmovilizándolo, hasta que finalmente, quedó inconsciente. No sabe cuánto tiempo después mientras JungKook le hablaba, abrió los ojos. Tuvo como primer impulso palmear la espalda de su hermano, quien lucía decaído mientras sostenía los dedos de la pálida mano. YoonGi se asustó como el infierno cuando su mano atravesó la espalda del menor. Se sentó con rapidez en la camilla, examinando los finos tubos de plástico conectados a sus manos que lo unían al recipiente colgado en el soporte metálico, sus ojos recorrieron la habitación, deteniéndose frente al monitor en el que podía ver lo que suponía, eran los latidos de su corazón...


"No importa. Ya estoy bien. Puedo irme a casa", había dicho mientras bajaba de la camilla de un salto y se dirigía a la puerta. Se sentía... extraño, ligero. Estaba lo suficientemente asustado como para no girar el rostro y ver la camilla. No quería ver la maldita camilla. Tuvo que hacerlo cuando JungKook no lo siguió. YoonGi inhaló con desesperación cuando vio su cuerpo inerte. Detuvo sus pasos camino a la puerta, paralizado y reacciono únicamente cuando vio al menor despeinar un poco las hebras azabache al momento de despedirse. "Kook, no te vayas" pidió casi corriendo hacia él "JungKook, puedes verme, eres mi hermano, sé que puedes hacerlo. JungKook, escucha, sé que puedes oírme..." pero definitivamente lo peor de todo había sido cuando el menor abrió la puerta para marcharse y YoonGi intentó correr tras él, en cuanto puso un pie fuera todo se oscureció y en una fracción de segundo, apareció recostado nuevamente sobre la camilla. Intentó salir muchas veces de la habitación, después de tres días en los que estuvo cerca de volverse loco intentando llamar la atención de alguna enferma, algo pasó. Ahí estaba JungKook, con ese extraño chico castaño. Llevaba cerca de tres años saliendo con TaeHyung pero aun así... algo no andaba del todo bien, siempre pensó que ese niño era un poco singular, la forma en la que ellos solo... se habían conocido, como si hubiesen estado destinados a encontrarse... jamás había dicho nada al respecto, JungKook parecía feliz, y eso era más que suficiente para YoonGi, viendo la forma en la que el castaño lo reconfortaba, acariciando suavemente el dorso de su mano, pensó que quizá se había equivocado. "El despertará", había dicho TaeHyung, antes de mirar directo a su cuerpo en la camilla, de pronto, los ojos dorados del castaño se detuvieron en el borde, junto a los pies, justo donde este aguardaba sentado.


"¿Qué ocurre?" había murmurado JungKook mirándole con el ceño fruncido.

"Siento que... algo no está bien aquí" Los felinos ojos miel brillaron con esperanza creyéndose visto, había gritado un "¡TaeHyung, estoy aquí!" pero tan pronto el castaño entrecerró los ojos, JungKook sollozó escondiéndose en su hombro; "Nada está bien aquí... qué haré si no despierta..." El castaño olvido por completo aquella inusual sensación mientras envolvía al pelinegro en un suave abrazo, asegurándole que YoonGi despertaría pronto.


Sí... YoonGi no estaba muy seguro de eso. Aun así, seguía intentando.

Intentó introducirse en su cuerpo, abofetearse, mover algún objeto y dejarlo caer sobre él. No le gustaba en lo que se había convertido. No creía ser un fantasma, porque definitivamente no estaba muerto... aún. Sentía que desaparecía poco a poco, tenía miedo de disolverse repentinamente en algún momento. Al inicio podía sentir cuando alguien lo tocaba, las manos de las enfermeras cada día cuando masajeaban su cuerpo con ternura para evitar que sus músculos se atrofiaran y las manos de su hermano limpiando su rostro y arreglándole el cabello... ya no podía sentirlo. Ya no podía sentir, y no tener a nadie a quien decirle lo que le ocurría, solo empeoraba las cosas.


El pulgar del menor repasa con suavidad el dorso de su mano y YoonGi suspira profundamente mientras observa su propia palma.


—Sé que siempre quieres parecer rudo, pero esto está tardando. ¿Qué dices si despiertas hoy, hyung?


—Soy rudo — murmura confuso. — Extraño a la abuela, JungKook.


—Tienes que despertar, la abuela te echa de menos — el pelinegro agacha la mirada cuando el atisbo de una sonrisa rompe los finos labios. — Ella podría no recordar su propio nombre, pero siempre está buscándote, YoonGi. Ya no sé qué decirle.


—Cómprale un dulce. Me busca por los dulces — sonríe medio en broma.


—Le traje una caja de los brownies de nuez que sueles comprarle y... — JungKook parece incomodo, una de sus manos revuelve un poco sus cabellos — Creo que me confundió contigo, porque me llamó cielo y no Kookie, y me pidió que tocara algo en el piano y tuve que decirle que ya lo afinaría más tarde... — el pelinegro suspira.


YoonGi luce particularmente triste cuando murmura "Abuela...".


Esa pequeña anciana...


—Debo irme, tome un turno extra en el bar, pagan bien si me quedo toda la noche.


—No puedes hacer eso — riñe el pelinegro. — Tienes clases temprano.


—Estaremos bien, lo prometo. Yo cuidaré de ti, YoonGi — sonríe el menor despeinando sus cabellos.


—Lo lamento.


—Despierta pronto.


—Sí, gracias por venir.


JungKook cierra la puerta.


—De nada.


Los ojos del pálido se abren enormemente cuando escucha la voz suave murmurar muy cerca de su oído. Gira de inmediato.


Hay un chico de pie tras el, ligeramente inclinado en su dirección y tiene los ojos más grises que YoonGi ha visto en su vida. Los carnosos labios rosas se hayan torcidos en una sonrisa juguetona y su cabello blanco revuelto combina a la perfección con el atuendo blanco de ligera camisa y pantalones sueltos.


—¿Min YoonGi? — el pálido parpadea con sorpresa, intentando capturar cada detalle, su ceño se frunce ligeramente cuando ve los pies descalzos. — Mi nombre es Park JiMin, y vengo por tu alma.

Oct. 4, 2020, 11:52 p.m. 0 Report Embed Follow story
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