la-cuenta-primaria1597895881 Danner Villca

En un mundo que lentamente se recupera de la guerra "por el control mundial" las personas piensan que todo terminó, que por fin pueden empezar la tan postergada construcción de un mundo mejor para las futuras generaciones. AÑO 2030 DC: El hambre y la falta de agua ya no son un problema mundial gracias a las secuelas que dejó la guerra, gracias a todas las vidas pérdidas la población se vio enormemente reducida. Mientras que en la sede de la ahora unida religión católica se celebra el primer aniversario del tratado de paz, Estados Unidos, el país más sancionado por la "NUM" (Nueva unión mundial), ignora el anteriormente mencionado tratado de paz y se encamina hacia la Islas Malvinas a recuperar su antiguo laboratorio de desarrollo de armas, a cualquier costo, ¿el motivo? Mas que recuperar sus armas es tomar venganza por las sanciones impuestas. Dominik Dalton un adolescente de 17 años que es adoptado por su nueva familia y trata de adaptarse al nuevo mundo en el que vive. Los residentes de las Malvinas, viven tranquilamente sin saber que la paz que apenas les duro un año esta por terminar.


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#robots #familia #amor #romace #drama #destrucción #guerra #conflictos #tecnología
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DESDE CERO

Hoy es día de ir a la terapia con el psiquiatra, me dirijo a su oficina, es la primera vez que lo hago la verdad, el señor de mediana edad vestido con su bata blanca y pantalones oscuros parece odiar su trabajo, no se sus motivos pero prefiere atender a enfermos mentales que vivir que en la miseria.

Personalmente no me considero loco, más bien prefiero decir que tengo una mente más especial que la de los demás.

El señor me invita a pasar y recostar mi cuerpo en el sofá mientras el toma nota de lo que le contaré.

-puedes empezar...Desde donde tú prefieras - me dice él, listo y con lápiz en mano para anotarlo todo.

-será el primero en escuchar - le dije mirando al techo que solo tenia un ventilador girando infinitamente brindando aire fresco a la habitación.

-será todo un honor - el señor se arregla los lentes y procedo a contarle todo, cosa que me llevará muchas horas.

Flash back:

Con la mentalidad de un niño no me daba cuenta de las cosas que sucedían alrededor, así que una simple explicación bastaba para resolver simples conflictos de los que ahora me doy cuenta que fueron mucho más grandes.

Como la vez que las monjas del horfanatorio en el que creci me dijeron que todos algún día nos iríamos al cielo y que mi mamá y papá se adelantaron, ahora me doy cuenta que ellos murieron, no recuerdo mucho de mi infancia y es algo de lo que estoy muy agradecido, por que si pudiera recordar estaría hundido en la depresión.

Aun no me he presentado, me llamo Dominik Dalton, originario de...No se donde...Pero mi familia adoptiva es de este país.

Aquel día, en el año 2020 fue cuando la guerra por el control total dio su inicio, yo era un niño inocente, así que constantemente le decía a mamá:

"¿Por qué papá se fue de casa?"

"¿Cuando volverá a jugar conmigo?"

Ahora me doy cuenta que reclutaron a mi padre biológico para enlistarlo al ejército y una negativa significaba traición a la patria. Pensaba que el solo se había ido de viaje para proteger el país.

Al menos eso fue lo me dijo cuando se despidió de mi y de mi mamá.

Aunque mi madre hacia unos esfuerzos enormes para mantenerse firme ante mi, siempre la escuchaba sollozar desde mi cuarto o algunas veces la veía llorar a escondidas sosteniendo la foto familiar.

Sobre el resto de mi familia, como decirlo de la forma más gentil...pues ellos no se llevaban bien con papá y mamá.

Era hijo único, así que había ocasiones en las que jugaba sólo, no me daba cuenta de los horrores que pasaba en el mundo exterior, así es, llamaba mundo exterior a todo lo que estaba más lejos de lo que tenia permitido caminar.

No recuerdo exactamente cuanto tiempo ni padre estuvo fuera de casa, el tiempo transcurría y me di cuenta de algo, me acostumbré a estar sin la compañía constante de mi madre, los almuerzos, cenas, desayunos y toda otra actividad tenía los ojos pegados en la televisión.

Disfrutaba de escuchar las noticias más que ver las caricaturas, con los 7 años que tenia en aquel entonces, asistía a la escuela primaria de mi barrio, no diré que no tenia amigos, si los tenia, pero solo eran de ocasión, para jugar un momento, hacer la tarea en grupo o cualquier otra actividad.

Lo cierto era que varios de los padres de mis compañeros y cada varón mayor de 20 años fue reclutado para esa guerra.

Mi barrio siempre era tranquilo, nada interesante ocurría, hasta que un día mientras jugaba en el jardín vi como un grupo de soldados le seguía el paso a un vehículo militar, mis vecinos y otros niños salieron de sus casas a ver que era lo ocurría ya que el sonido del motor del vehículo era como el traqueteo de un tren.

Un hombre mejor vestido que los soldados salió de eso vehículo y señaló con su mano varias casas de mi vecindario, algunas de las personas se refugiaron dentro de sus casas, inmediatamente dichos soldados se dirigieron a esas casas, vi como otros les atendieron casi al instante y cuando tardaban, de una patada o golpeando con la culata de su arma derribaban la puerta.

En ese momento que parecía ser de terror para todos, mi madre salió de la casa y envolviendo sus brazos en mi, me metió dentro de nuestra casa, ya estando adentro ella cerró todas las cortinas y puso el seguro a la puerta trasera, desde la ventana seguía viendo como los soldados sacaron en medio de golpes y gritos a varios hombres, vecinos míos.

También querían reclutarlos a ellos.

-es de mala educación espiar a los demás, aléjate de la ventana, no queremos que esos hombres malos vengan - mi madre parecía estar asustada con todo esto.

Pero yo no le hice caso, seguía viendo lo que ocurría allí afuera, todos los que "recolectaron" de las casas aledañas los metieron dentro de ese vehículo militar en la parte de atrás que parecía ser una especie de contenedor.

-¡ya aléjate de esa ventana! - me grito mi madre, pero yo no le hice caso.

Moviendo mi vista hacia otro lado vi que deje mi auto de juguete en la caja de arena, era mi juguete favorito, mi padre me lo dio por regalo en la última navidad que pasamos juntos en familia.

Mi cuerpo se movió sólo, prácticamente no era yo en ese momento, pacientemente hubiera esperado a que todo se calmara pero tenia que haber salido a por mi juguete.

Mi madre quiso detenerme, me tiro de mi brazo izquierdo, con toda la fuerza que tenia me liberé y fui corriendo hacia afuera ignorando los gritos de mi madre llamándome.

Teniendo ya el juguete en mis manos me disponía a irme, cuando una sombra me cubría y escuché pasos viniendo hacia mi posición, mi subconsciente tal vez ordenó un alto total a mi cuerpo, por eso no podía mover ni mi mirada.

Mi madre dejo de gritar y por primera vez me sentí desprotegido sin poder escuchar sus voz.

-vaya, vaya ¿A quien tenemos aquí? Un pequeño que no le teme a los militares - parecía ser la voz de alguien mayor - ¿que pasa niño? ¿por que no respondes?

-yo...yo...simplemente...quería... - mis palabras no iban a ningún lado.

-puedes tranquilizarte, no te haré daño...No soy tan cruel, niños como tu no merecen sufrir...Todos dicen que son el futuro...Todos se escondieron...Pero tu...venciste al miedo y saliste para rescatar a tu juguete.

Cuando me sentí seguro, me puse de pie y trate de mirarlo de frente.

-no entiendo lo que dice señor...

-es lo que mismo que rescatar a un compañero caído en la batalla, eres muy pequeño todavía - sus labios gruesos se estiraron para formar una sonrisa - ¿Y tu padre? ¿Tienes hermanos?

-mi padre no ha vuelto de su viaje todavía, dijo que salía a proteger el país...soy hijo único señor...

-tu padre es un hombre valiente, ¿Viste a esos hombres que sacamos de sus casas? - dijo el seriamente, yo asustado le asentí con la cabeza - ellos necesitan que les demos algo de valor...En este momento el enemigo quiere robarnos el agua...Y nosotros no vamos a permitirlo.

-no dicen nada de eso en las noticias señor.

Aquel hombre mayor se arrodilló a mi altura y frotó su mano en mi cabello. El sol ya se ponía y sus últimos rayos de sol chocaban con mis ojos.

-ya es hora de me vaya, no desperdicies tu infancia - y me entregó una libreta que saco de sus bolsillos - en este cuaderno encontrarás todo lo que no muestran en la televisión.

Aun sostenido el juguete en mis brazos recibí ese "pequeño obsequio" le agradecí y los otros soldados le llamaron por su nombre.

-¡Teniente Roger! ¡Ya cumplimos con esta zona!

El teniente se paró y arreglando su boina de color rojo les respondió.

-ahora toca ir al distrito 12 y con eso acabamos - el volteo a verme, me sonrió y me ofreció su mano en señal de lo que tal vez sea ¿amistad? - fue un placer charlar contigo, espero que nos volvamos a ver.

-digo...lo mismo señor... - mi asustada mente y voz alcanzaron a pronunciar de forma débil esa palabras.

Al estrechar su mano con la mía, sentí muy áspera su piel, señal de que trabajaba mucho, se subió al vehículo militar y los otros soldados retomaron esa formación del principio y el auto se alejo de mi vecindario.

Cuando ya se alejo lo suficiente hasta que ya no se pueda ver, todos salieron de sus casas, las mujeres y otros niños lloraban y soltaban gemidos de dolor al cielo, todos pronunciando con pena, los nombres de sus, maridos, hermanos, familiares, etc.

Sentí unos brazos rodearme la cintura, era mi madre quien me abrazaba por detrás, sus lágrimas mojaron mi ropa y sin saber yo también empeze a llorar.

Algo que olvide mencionar fue que mi antiguo lugar de residencia era un pueblo cerca a la ciudad principal.

Los días pasaron y todavía no me atreví a abrir el cuaderno que me dio ese hombre. Ese día cuando veía la televisión, esta corto su señal repentinamente, luego de unos segundos la estática fue reemplazada por una grabación de vídeo.

Me quede plasmado y con las pupilas dilatadas al ver que quien aparecía en el video era aquel hombre que conocí el día en que los militares vinieron a mi vecindario.

Se notaba que tenia el uniforme sucio, su rostro y expresiones sumamente cansadas, podía ver que hacía un gran esfuerzo para no cerrar sus ojos por falta de sueño, en lo que podía ver de su uniforme había manchas de un rojo oscuro, parecía ser sangre, el se encontraba sentado en una improvisada oficina con cajas de madera.

Soltó un ligero jadeo antes de comenzar a hablar. Si hay algo que recuerdo son sus palabras y lo que paso después.

"A todos los ciudadanos de la gloriosa nación...principalmente a los que la gobiernan, hasta ahora hemos resistido valientemente en el frente de batalla, prueba de eso es que no escasea el agua por que no permitimos que el enemigo tome posesión de las represas" - mi madre saliendo de la cocina también se paró enfrente del televisor - "Por eso ustedes pueden vivir en tranquilidad, pero...Se nos acaban los suministros de alimentos y munición, no sabemos cuanto más podremos protegerlos...hago un llamado de auxilio en nombre de todo mi batallón para solicitar un reabastecimiento en cuanto a comida y munición, señor presidente, se que esta viendo esto, por favor, si no nos matan las balas, nos matará el hambre, se muy bien que mi misión era retener al enemigo a espera de refuerzos, pero si nos sobrepasan, tomarán el control de la represa norte, se también que esta demasiado lejos y que podrían detenerlos, pero hasta que ustedes manden ayuda el enemigo tendría que pesar por el pueblo del sur, resistiremos hasta el último hombre en pie, hasta el final...Por nuestros ciudadanos"

"¡tanques y un pelotón de infantería por el flanco derecho!" - se escuchaba en el video.

"¡Teniente! ¡intentan rodearnos!"

En el video se escuchó una fuerte explosión que hizo temblar el cuerpo y el escenario en el que se encontraba el teniente.

Disparos de armas y gritos de guerra se escuchaban, sumados a esos gritos de dolor y desesperación.

Había vivido todo ese tiempo ignorante de lo que ocurría realmente.

"¡Huyan lejos! No resistiremos mucho"

Dentro de mi mente me pareció que el teniente me lo decía a mi. ¡Huye lejos! ¡salva tu vida!

"¡Aviones bombarderos!" - gritaron en la televisión.

En el video, que mas parecía una transmisión en vivo, se escuchó una ultima explosión que cubrió el escenario con una cortina de polvo y el cuerpo del teniente voló por la aires.

Luego de eso la estática volvió a la televisión y de nuevo que encontraba corto de palabras.

Mi madre volvió a abrazarme y volvimos a llorar.

-lo siento...lo siento - me decía entre lágrimas.

Al día siguiente comenzaron las revueltas y las protestas. La gente pedía mas atención al frente de batalla del norte, aunque probablemente ya estaban muertos.

Al gobierno se le ocurrió dictar toque de queda desde las 15:00 PM hasta la madrugada de días posteriores, así se evitaban las concentraciones y protestas y si a alguien se le ocurría desobedecer, pues se aplicaba el castigo del toque de queda, es decir dicha persona se podía considerar muerta. Los policías del lugar no eran suficientes para hacer cumplir esa orden, asi que fueron reemplazados por los militares del ejército nacional.

Una semana después ya se contabilizó una decena de muertos por desobedecer el toque de queda.

Esos 12 muertos encendieron la furia dentro de la gente, en las noticias, que ahora eran estrictamente controladas en cuento a seguridad informática, reportaron disturbios en diferentes regiones del país, principalmente en mi pueblo y la ciudad cercana.

Hubo personas que se aprovecharon de eso y saquearon varias tiendas de comestibles y estaciones de servicio, en mi casa y en la de muchos otros ya se sentía la falta de alimento, eso se veía cuando tomaba sólo una taza de leche sin azúcar o cuando la sopa sólo consistía en una patata flotando en el agua caliente.

Una tarde en la que el control era mas fuerte, tocaron la puerta de mi casa yo y mi madre fuimos a atender, resultó ser un hombre del ejército, nos hizo un saludo alzando su mano derecha y luego nos entregó un paquete con sellos y marcas correspondientes al ejército y a la bandera de mi país, sin decir nada se marchó.

Mi madre me llevo con ella a la sala para abrir ese paquete, cuando rompimos el adhesivo con lo cerraba vimos que era un uniforme del ejército manchado con sangre y chamuscado en algunos sitios. Junto con eso una nota escrita con una fina letra.

"Cabo Hernandez, muerto en combate"

No pude leer más por que mi madre me cubrió los ojos con sus manos.

-lo siento, mi niño, lo siento tanto, tu padre...

El apellido de mi padre era Hernadez, ¿muerto en combate? ¿que quieren decir son eso? Mi mente de niño no procesaba bien esas palabras.

Desde ese día el ánimo de mi madre cayó por los suelos, se pasaba días enteros dentro de su cuarto repitiendo en medio de su llanto el nombre de mi padre.

Como no salía de su cuerto, comía lo que fuera que había en la cocina, dejaba un plato con algunos bollos de pan afuera de su cuarto, tocaba su puerta pero ella no me respondía. Volvía y me encontraba con que los panes se endurecieron por que ella no se los comió.

De noche al dormir en mi cuarto se escuchaba el sonido de varias personas trotando, tal vez los militares haciendo guardia.

El agua dejo de fluir del grifo, ese día mi madre parecía haberse dormida ya que no la escuché llorar, no podía asegurarme de eso ya que ella cerró su cuerto desde adentro.

En la televisión sólo había estática, la comida en el refrigerador se agotó y solo tenia por alimento los panes duros que mi madre no se comió, pues el hambre me obligó a darles repetidos mordiscos.

Ya había perdió la noción del tiempo, desde que dictaron el toque de queda suspendieron las clases, no sabia nada de mis compañeros y profesores.

Mi ropa ya la tenia sucia y desgastada, tampoco escuche llorar a mi madre ese día.

El hambre me obligó a salir a la calle en busca de alimento, pensé en pedir algo en la casa del frente.

Cuando no hubo militares cerca sali de mi casa.

-¡Por favor! ¡Un pedazo de pan o cualquier cosa que se pueda comer! - decía con lo más alto de mi voz.

Parece que me escucharon por que desde esa abertura donde entraba y salían las mascotas, me arrojaron un bollo de pan fresco.

Me comi la mitad y la otra la deje en la puerta del cuarto de mi madre.

Al lavarme las manos con las pocas gotas de agua que salían del grifo, vi mi reflejo en el espejo, el pelo me habia crecido hasta llegar a mis hombros, mi cara estaba sucia y tenia graves ojeras.

En el día posterior muy temprano en la madrugada se escucharon unos gritos lastimeros.

-¡Ya vienen! ¡No pudimos retenerlos mas! - decía esa persona que gritaba.

Me asome a la ventana de mi cuarto y note que era un hombre que traía el uniforme militar manchado de sangre, me dio curiosidad y sali a ver.

-tienen que irse... - dijo el malherido soldado cayendo al pavimento - ya... estan - el soldado escupió sangre ante todas las personas que lo rodeaban.

El cerro los ojos y no los volvió a abrir.

La gente musitaba palabras inentendibles, al poco rato me encontraba sólo por que todos se fueron a sus casas, no tuve más opción que abandonar yo también el cuerpo del soldado.

Todo ese tiempo la gente había estado viviendo con miedo, incluyendome a mi.

Ya no escuchaba el llanto de mi madre, esa noche...lo recuerdo más que ningún otro suceso, al despertar por los fuentes ruidos del exterior vi desde la ventana de mi cuarto que mis vecinos corrían despavoridos, no escuchaba nada así que abrí la ventana y a mis oídos vinieron gritos, llantos, el sonido de armas siendo disparadas, mis ojos presenciaban una columna de fuego y humo elevarse a lo lejos.

Pronto vi de lo que tanto huían mis vecinos, había gente que los perseguían desde atrás, tenían armas en sus manos y las dispararon en contra de mis vecinos, cada disparo, cada bala, era un cuerpo cayendo muerto al suelo. Quiénes cometían tal acto de crueldad eran soldados, pero no de los de mi país.

-¡Las ratas escapan! - dijo uno de los soldados enemigos y disparó en contra de la humanidad de una mujer, quien la recibir el disparo en la nuca cayó al suelo formando un charco de sangre.

-mamá - fue lo primero que pensé.

Repetidas veces golpee su puerta y no recibía respuesta, varias veces le grite para que saliera, escuché los disparos cada vez más cerca y me decidí en derribar la entrada, tome impulso y estrelle mi cuerpo contra la puerta, lo hice más fuerte en los intentos posteriores hasta derribar la puerta.

-¡Mamá! ¡Despierta! - le gritaba.

De la nada una fuerte pestilencia llegó a mis narices, sentí ganas de vomitar y me contuve, dicho olor a podrido venía de la cama de mi mamá, al acercarme más el olor se hacía más fuerte, aguanté la respiración y lentamente quitaba las sábanas de la cama, revelando a mi madre, tenia los pardos cerrados y hundidos en las cuencas de los ojos, la piel la tenia pegada a los huesos y de un color grisáceo.

La boca la tenia entreabierta mostrando su dentadura amarillenta.

-mamá...Estas dormida...¿Verdad? Vamos...despierta...

Inútilmente movía su cuerpo regido, de repente escuche la puerta de la entrada principal ser abierta a la fuerza, seguido de gritos vociferando insultos.

"¡Vive! ¡Salva tu vida!"

Esas palabras resonaron en mi cabeza, con los ojos cerrados corrí a esconderme a mi cuarto, cerré la puerta y me metí debajo de mi cama.

-encontré a alguien aqui - decían desde afuera de mi cuarto.

-olvídalo, esta muerta desde hace tiempo.

-oigan, este cuerto esta cerrado con chapa...tal vez encontremos algo adentro.

Trataban de forzar la entrada a mi cuarto, el último lugar que consideraba el más seguro, apreté más aún mis párpados temblando del miedo y del frío.

Mi puerta fue violentada minutos después, desde abajo de mi cama observe como unas piernas con botas negras caminaban en mi cuarto.

-es solo la habitación de un niño...Pero...¿Donde esta el niño?

Abrió las puertas de mi ropero, con el ruido que produjeron aproveche en salir lo más rápido que pude.

Me acerqué rápidamente hacia el soldado y le di un mordisco en sus talones. El soltó un grito muy fuerte y me pateó el estomago lanzando mi cuerpo una centímetros lejos, tosiendo un poco me levante.

-con que eras tu...pedazo de mierda... - dijo el soldado acercándose a mi.

Me mantenía en silencio sin poder decir ni hacer nada.

El se movía irregularmente por la mordida, parece que quiso agarrar su arma cuando se dio cuenta que sólo sostenía el aire en sus manos, ambos miramos al suelo, cerca al ropero que anteriormente abrió, estaba tirado en el suelo un revolver, el plateado de su metal brillaba a la luz de la luna.

Siendo más rápido tome el arma en mis manos, pero estaba acorralado, con la espalda apoyada en la pared, apuntado con el arma al soldado.

-no...no...no te acerque más... - decía temblado de miedo, gotas de sudor rodaban en mi frente.

-yo perdí...en manos de un mocoso como tú... - el soldado empezó a reírse de forma maniática - en la guerra es...matar o morir...¿Lo entiendes?

No entiendo, el fácilmente podía derribarme, ¿Por qué no hacía nada en su defensa?

-no - le respondí lo más fuerte posible.

-¡¿Lo entiendes?!

-¡NO!

-pues entonces...

-¡Dije que no!

El fuerte sonido de varios disparos seguidos dejaron momentáneamente sordos a mis oídos.

Al abrir mis ojos, el cañón del arma emitía humo, y el soldado que me quería atacar estaba tirado en el piso sangrado en el pecho junto con otras heridas de bala en sus extremidades.

-bien hecho chico... - dijo escupiendo sangre - eres fuerte, protege...tu vida, no cometas mi error...

Luego cerró sus ojos para siempre.

Recuerdo que después vinieron sus compañeros y me vieron sosteniendo el arma y a su amigo tirado en el piso sobre un charco de sangre.

Sentí un golpe en mi nuca y caí en un profundo sueño.

Fin del flash back:

-¿Y como fue su vida en el horfanatorio? - me preguntó el señor sentado en su sillón den cuero.

-en lo que duró la guerra también teníamos déficit de comida, cada día era para sufrir del hambre, fui adoptado a los doce años, usted también debe de saber que la guerra continuaba, pero en menor grado por que literalmente los soldados se agotaban.

-debió de ser bastante duro para ti, vivir tales horrores a esa edad.

-pero mire el lado positivo - sonreí incorporando mi cuerpo de pie - aunque tengo padres adoptivos, en realidad puedo valerme por mi mismo.

-mi sugerencia para este tipo de "traumas" - dijo haciendo énfasis en la última palabra - mi sugerencia es tener siempre la compañía de familiares cercanos.

-entonces debe de saber que...odio que sientan lástima por mi.

El señor psiquiatra soltó unas risas sarcásticas.

-bien, aunque un poco de amor fraternal no está de más.

-lo tendré en cuenta.

Salí de su oficina luego de que el me recetara unas pastillas para dormir.

Solo por hoy me había pedido permiso en el instituto, así que aproveche el tiempo para ir a recoger a mi hermana al liceo donde ella estudiaba.

La guerra por el control total se dio un suspiro para descansar, yo yo lo veo de esa forma, en cuanto vuelvan a tener el personal suficiente en sus ejércitos, los países volverán a entrar en conflicto.

Vivimos en un falso pedido de paz, debo de ser el único pensando que esta vida tranquila no durará para siempre, volveré a ver gente morir, las balas volverán a impactar en los cuerpos de las personas.

Es por eso que me he estado preparando mentalmente y físicamente.

Aunque mi nuevo país se jacta de ser completamente pacífico y libre de armas letales, cuanta con un pequeño pelotón de infantería.

Aun así no duraría ni un minuto en contra de las otras grandes potencias mundiales.

Se va haciendo tarde y ya estoy enfrente del liceo de mi hermana esperando su salida, la veo a lo lejos acompañada de sus amigas, ella también parece notar mi presencia y me dedica una de las más hermosas sonrisas que derrite el hielo formado en mi corazón, es cierto, ella es una de las razones por las que debo de mantenerme firme, para protegerla a ella y mi nueva familia.

Sept. 25, 2020, 7:15 p.m. 0 Report Embed Follow story
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