Una fuerte lluvia estaba cayendo, en un pequeño charco parecía que estuviera ocurriendo un bombardeo todo se expande en pequeñas olas debido a una pisada de alguien que corría, una pequeña niña de contextura delgada, piel blanca y pelo lacio corría con mucho esfuerzo, su rostro estaba bañado de sangre esta le escurría por sus mejillas cuando se mezclaba con las gotas de la lluvia que le caían en su cara, en su rostro se mostraba un gran dolor casi que de agonía, finalmente cruza hacia un callejón se recuesta en la pared deslizándose hasta caer sentada, su llanto iba creciendo las luces del poste que está en la acera comienza a parpadear rápidamente, el grito de la niña se oye acto seguido el foco del poste explota quedando en oscuridad el callejón mientras solo el sonido de la lluvia se escuchaba…
⃰⃰⃰⃰ ⃰ ⃰
Un tiempo antes en una pequeña habitación cuyas paredes estaban adornadas por papel tapiz de casitas todo rasgado, se veían pequeñas cucarachas que se paseaban por entre los agujeros, en otros casos se veía debajo del papel tapiz el pequeño bulto formado por la cucaracha paseándose, un muñeco hecho con palitos de paleta junto con un calcetín con dos agujeros que simulaban sus ojos eran manipulados por unas inocentes manos, la niña delgada, de piel blanca y pelo lacio jugaba con ellos, ella estaba sentada en el centro de su habitación con las piernas cruzadas, a lado de ella se encontraba su cama el colchón estaba roto, por los lados algunos resortes sobresalían no tenía almohada solamente una pequeña cobija que estaba hecha girones, su barriga le comienza a pedir comida dejo sus juguetes improvisados en el suelo se levantó y salió de su habitación no se molestó en abrir o cerrar la puerta ya que su habitación no poseía solo el pedazo restante que la pegaba a la pared, en la sala de su casa estaba su padre acostado en el sillón más grande completamente dormido, la mesa estaba adornada de pequeñas bolsas rotas junto a un polvo blanco regado por toda esta, ella no le presto mucha atención a eso siguiendo su camino derecho a la cocina la cual tampoco es que se vea muy adornada o limpia, platos amontonados, moscas dándose un banquete con las sobras de comida, las paredes llenas de moho verde, ella abre la puerta de la nevera inspeccionando su interior, sin muchas novedades sobras, un pote de leche, bolsas de comida chatarra amontonadas, cierra la nevera soltando un suspiro mira a su alrededor y logra visualizar a un lado de una montaña de platos sucios una cesta con unos siete mangos, toma uno abre la llave de lavaplatos para lavarlo pero el agua de este sale más marrona que cristalina parecía mierda, hace un gesto de asco decide limpiarlo con la punta de la franelilla que cargaba puesta, sale de la casa sentándose en la acera que esta frente de su casa, vive en una pequeña urbanización compuesta por cinco calles, cada calle es como callejón, ella vivía en la segunda calle, en esa calle habita un total de veinte familias pero la suya es la de más bajos recursos.
Mientras ella disfrutaba de su mango unos niños jugaban, uno de ellos andaba en bicicleta.
— Hola Valentina — le gritaba el niño que iba en la bicicleta.
Valentina solo le hacía un gesto de saludo con su cabeza, dos de los niños se le acercan y se le sientan uno en cada lado.
— Vamos a jugar pelota — le dice uno de ellos.
Valentina afirma con la cabeza, tenía la boca llena de mango se limpiaba con la punta de franelilla ensuciándola.
— Bien vamos.
Los dos niños comienzan a jugar con Valentina estaban pasándose el balón habían formado un triángulo para que los pases fueran cortos, cuando uno de los niños toma impulso pateando con fuerza el balón este sale disparado golpeando la cara de Valentina, ella cae sentada del impacto mientras el balón rebota enfrente, de su nariz le sale sangre, su cara le ardía por el golpe de la rabia comienza a llorar dejando salir un grito el balón que estaba siendo recogido por uno de los niños explota, el niño se asusta y sale corriendo, lo sigue el otro niño el niño que estaba en la bicicleta solo observaba asustado, Valentina respiraba de forma acelerada se limpia las lágrimas pasándose el brazo derecho por la cara, voltea hacia atrás viendo al niño que está en la bicicleta quien la mira directo a los ojos asustado, Valentina se siente abochornada se levanta y se va corriendo a su casa cerrando la puerta a entrar.
Se metió directo en su cama arropándose con lo que le permite su destrozada cobija, permaneció inmóvil. Esa noche estaba haciendo demasiado frío estaba temblando fuertemente se abrazaba a si misma pero no lograba obtener calor, en eso oye una voz era su madre que llegaba del trabajo, su padre que también se había despertado comenzaba a insultarla se oían insultos de ambas partes; Valentina cerraba los ojos intentando conciliar el sueño pero no lograba nada, de repente hubo una pausa un silencio reinaba abre los ojos sintiéndose que todo está en paz cuando comienza a oír gemidos de su madre, sus padres comenzaban a tener relaciones sexuales, Valentina se ponía las manos en los oídos, intenta atrancar el llanto hasta que sus lágrimas comenzaban a bajar por su cara, estas pasaban por su nariz hasta que se juntaban con las lágrimas de su otro ojo llegando al colchón donde formaban una pequeña humedad, el muñequito de palitos comenzaba a temblar, el temblor se hacía cada vez más fuerte hasta que se rompía en dos.
A la mañana siguiente salió al frente de su casa su vecino estaba recostada en la pared de su respetiva casa jugaba con el Samsung A20 de su mamá el reconocido juego de Candy Crush, Valentina se acercaba parándose a lado de él se notaba la dicotomía entre ambos su vecino estaba bien vestido con una camisa de vestir y un blue jean, peinado y su rostro expresaba felicidad además de portar un teléfono de última generación mientras Valentina tenía una franelilla toda rota con el dibujo de un gato, además de tenerla sucia y rasgada su pantalón también estaba roto además de sucio, su cara expresaba que tenía hambre su pelo estaba completamente despeinado.
— Hola Valentina
— Hola — responde con una voz suave y tímida
Valentina se sentía atraída por los colores vivos del juego, quedándosele mirando como una abeja a una flor
— Supe lo del balón — le dice el niño —, tienes la cara dura para romperlo
Valentina solo se limita a sonreír le pareció gracioso el comentario
— Mis balones son más duros porque son de marca, cuando quieras jugar, juega conmigo
— Ok — fue lo que se limitó a responder
El niño se sonrojo a oír una respuesta afirmativa por parte de Valentina él sentía una pequeña atracción hacia ella un amor inocente, se había prometido a si mismo intentar hacer que Valentina fuera su novia, en ese momento la señora que vive en el frente de sus casas llegaba, es una señora de unos sesenta años de contextura gorda y pelo corto.
— Hola Sra. Ramírez — le dice el niño sin perder la vista del teléfono
— Hola Gabriel — se gira hacia Valentina — Hola Valentina
— Hola
— ¿Tienes hambre?, se te nota en la carita
Valentina afirma con la cabeza
— Ven, te daré una rica arepa con queso
— Ok
Lleva a Valentina a su casa era limpia, bien ordenada, las paredes estaban adornadas de fotos familiares y pinturas de paisajes, no es la primera vez que le daba algo de comer de vez en cuando le daba un desayuno o le brindaba la cena, eso sí, que su padre no supiera ya que la terminaría golpeándola, llegaban a la cocina.
— Siéntate — le dice señalando el comedor
Valentina va al comedor saca una de las sillas y se sienta, en eso la Sra. Ramírez trae el plato con la arepa, esta estaba repleta de queso tanto que se le salía
— Que la disfrutes mami
Valentina sonríe y se dispone a comer su arepa, a medida que va comiendo siente un alivio en su cuerpo, siente que le vuelven las energías a él, cuando se mete el ultimo trozo en la boca se le forma una sonrisa
— Se te bien esa sonrisa — le dice la Sra. Ramírez que estaba recostada al lavaplatos de brazos cruzados viéndola
— Gracias
— De nada mami
Valentina se levanta le da el plato, sonríe y se va, cuando llega a su casa entra sin hacer mucho ruido se dirige caminando de puntas a su habitación cuando entra ve a su padre sentando en la orilla de la cama, del susto retrocede unos pasos hacia atrás pero la pared le detiene el camino
-¿Dónde estabas?, recibiendo limosnas nuevamente ¿Eh?
-No — dice asustada
Su padre se levanta, la toma del brazo derecho fuertemente del jalón cae al piso.
— ¿Qué te he dicho?, ¿Eh? No tienes por qué estar pidiendo limosnas de nadie
Valentina se intenta poner de pie su cuerpo estaba tembloroso, cuando siente un golpe en la cara que la vuelve a tirar contra el suelo, su padre la cacheteo, la mano le quedo marcada en la mejilla esta le ardía
— Eres una mocosa que le gusta estar dando lastima a los demás
Siente un fuerte golpe en la barriga que le hace escupir sangre además de dejarla sin aire, Valentina cae de lado poniéndose boca arriba mientras con las manos se agarraba el estómago del dolor, la sangre que le salía de la boca le escurría por las mejillas.
— Que no te vuelva a agarrar en eso, soy capaz de violarte para que aprendas mocosa
Su papá se va de la habitación quedando ella en el piso, se abraza el estómago del dolor girándose a su lado izquierdo, Valentina tocia de su boca salía sangre que salpicaba el piso y lo dejaba adornado con patrones dadaístas, las lágrimas bañaban su rostro afincaba su cara contra el suelo para contener el llanto y el grito de dolor, su habitación quedaba oscura y solo la luz que entraba por la puerta la cubría mientras pasaba el dolor.
Esa noche volvía a hacer un frío infernal, Valentina yacía sentada de piernas cruzadas encima de su cama, estaba de brazos cruzados intentado darse calor a sabiendas que era inútil, moqueaba ya que aún estaba llorando, su rostro tenía una expresión de extrema seriedad su mirada no estaba concentrada en un punto en específico era completamente perdida, en el ambiente los insultos de sus padres cambiaban nuevamente a gemidos después de unos segundos de silencio, su ceño se frunció mostrando los dientes de la rabia que tenía, el globo ocular desaparece lentamente hasta dejar completamente en blanco sus ojos, un grito de dolor proveniente de su madre retumbaba en la casa se oía como caía al suelo mientras su padre tardando en reaccionar la socorría, de la nariz de Valentina comienza a escurrir sangre un grito más fuerte y lleno de agonía salió de su madre, todo quedaba en silencio por unos segundos hasta que los gritos de su padre rompían ese silencio intentando alcanzar el teléfono para llamar a emergencias, en sus ojos volvían a aparecer sus globos oculares Valentina se fue escurriendo a su lado izquierdo hasta que finalmente cayo en la cama, fue perdiendo el conocimiento lo último que logro escuchar fue a su padre gritando
— ¡Apresúrense!, ¡Por favor!
En el año 2020 en un pequeño pueblo de Venezuela se descubre una mutante con telequinesis que hace revuelo en todo el mundo, no solo por sus poderes sino por su estilo de vida misero, a partir de ese momento empezaría a aparecer otra mutante en esa misma zona y en todo el mundo se comenzaron a encontra mas, iniciando asi la era en que la evolución humana cambio para siempre Read more about La vida de Valentina .
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