paparazzip19 Gabriel Gutierrez

Cada día está más vigente el “Mensaje a García”, si deseas sobrevivir en este convulsionado mundo con pandemia y todo, el que no trabaje rápido y sea diligente en sus tareas asignadas, será irremediablemente remplazado por robots con inteligencia artificial.


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Mensaje a García

-Abuelo, ya me enviaron mi nueva tarea de la teleclases, salí muy bien en mi otro trabajo del “Barón Rojo” ¡Salí excelente me dijo la maestra!

-Ahhh muy bien Max, ¡Te felicito!

-Ahora me mandaron a hacer otro trabajo, solo que este será una teleconferencia por Zoom, con todos los compañeros de clase y cada uno debe decir que entendió del trabajo que voy hacer.

-Ajá me parece muy bien ¿y que te mandaron hacer está vez?

-Abuelo la maestra solo dijo esto:

- ¡Mensaje a García! -Ahhh Max ¿y para cuándo es? -Abuelo para mañana -Muy bien empieza que para ayer ya es tarde. -¿Cómo así abuelo? -Ya has aprendido a investigar, empieza a buscar ¡Mensaje a García!, voy a comprar pan y leche a la panadería ahora vuelvo a ver cómo vas. -Ok abuelo, voy a tu PC a investigar por Internet. -Ya regrese Max, ¿cómo vas con tu trabajo? -Estaba súper fácil, había muchas páginas que tenían la información en muchos idiomas, eso fue una publicación a nivel mundial, pero yo no lo sabía abuelo.

-Bueno Max, para que veas todos los días amanece y se aprende algo nuevo, ahora empieza a ver que encontraste.

-Listo te lo voy a leer, es como un cuento corto pero muy educativo, de cómo hacer las cosas sin andar perdiendo tiempo, yo soy como el mensajero “Rowan” súper pilas y rápido. Ji..ji..jii..

-Así comienza:

Cuando se declaró la guerra entre España y los Estados Unidos era muy necesario comunicarse prontamente con los insurrectos.

Encontrase García allá, en la manigua de Cuba, sin que nadie supiera su paradero.

Era imposible toda comunicación con él por telégrafo o por correo.

El Presidente tenía que contar con su cooperación sin pérdida de tiempo.

¿Qué hacer?

Alguien dijo al Presidente: “Hay un hombre, llamado Rowan, que puede encontrar a García, si es que se le puede encontrar”.

Se trajo a Rowan, se le entregó una carta para que a su vez la entregara a García. De cómo fue que este hombre, Rowan, tomo la carta, la sello en una cartera de hule, se la amarro al pecho, hizo un viaje de cuatro días y desembarco en costas de Cuba en un bote sin cubierta; de cómo fue que se internó en las montañas, salió al otro lado de la isla, habiendo sorteado a pie un país hostil y entregado la carta a García, son cosas que no tengo deseos especial de narrar en detalles. Pero si quiero que conste que Williams McKinley, Presidente de los Estados Unidos, puso una carta en manos de Rowan para que este la entregara a García. Rowan tomo la carta y no pregunto ¿Dónde está García?

¡Alabado sea Dios! He aquí un hombre cuya figura debe estar vaciada en imperecedero bronce y puesta su estatua en todos los colegios del país. No es la enseñanza de libros lo que los jóvenes necesitan, ni la instrucción de esto o aquello, sino el endurecimiento de las vértebras para que sean fieles a sus cargos, para que actúen con diligencia, para que hagan las cosas.

“LLEVAR EL MENSAJE A GARCÍA”

El General García ya no existe, pero hay otros Garcías.

No hay hombre que haya tratado de administrar una empresa que requiera mucho personal, que a veces no haya quedado atónito al notar la imbecilidad del promedio de los hombres, la inhabilidad o falta de voluntad de concentrar sus inteligencias en una cosa dada y hacerla.

La asistencia irregular, la desatención ridícula vulgar y el trabajo mal hecho parece ser la regla general. No hay hombre alguno que salga airoso de su empresa a menos que, quieras o no, por la fuerza obligue o soborne a otros para que le ayuden, a menos que, tal vez, Dios todo poderoso, en su bondad haga un milagro y le envié al Ángel de la luz para que le sirva de auxiliar.

Tú, lector puedes hacer esta prueba. Te encuentras en estos momentos sentado en tu oficina. A tu alrededor tienes seis empleados. Llama a uno de ellos y pídele lo siguiente “Tenga la bondad de buscar en la enciclopedia y hágame un memorándum corto de la vida de Correggio”

Crees tú que el empleado contesta; “Sí, señor”, y se marcha a hacer lo que tú le dijiste.

¡Nada de eso!

Te mira de soslayo y te hará una o más de las siguientes preguntas;

¿Quién era Correggio?

¿En cuál enciclopedia?

¿Dónde está la enciclopedia?

¿Acaso fui empleado yo para hacer eso?

¿No querrá decir Bismark?

¿Por qué no lo hace Carlos?

¿Murió?

¿Hay prisa para eso?

No será mejor que traiga el libro y usted mismo lo buscara.

¿Para qué quiere saberlo?

Y me atrevería apostar diez contra uno que después que hayas contestado el interrogatorio y explicado la manera de buscar la información que necesitas, y por qué la necesitas, tu empleado se retira y obliga a otro compañero a que le ayude a encontrar a García, regresando poco después diciéndote que no existe tal nombre. Desde luego, puede darse el caso en que yo pierda la apuesta: pero según la ley de promedios, no debe perder.

Ahora bien, si tú sabes lo que tienes entre manos, no debes molestarte en explicar a tu auxiliar que “Correggio” está indicado con “C” y no con “K”, sino que sonrientemente y de buen humor le dirás; “Esta bien, déjelo”, y dicho esto te levantaras y se lo buscaras tú mismo.

Y esa incapacidad para obrar independientemente, esa estupidez moral, esa deformidad de la voluntad, esa falta de disposición para hacerse cargo de una cosa y realizarla, esas son las cosas que han pospuesto para lejos en lo futuro al socialismo puro. Si los hombres no actúan por sus propias iniciativas para sí mismos, ¿qué harán cuándo el producto de sus esfuerzos sea para todos? La fuerza bruta parece necesaria y el temor a ser “Rebajado” al sábado a la hora de cobro, hace que muchos trabajadores o empleados conserven el trabajo o la colocación.

…Anuncian buscando un taquígrafo y de diez solicitantes, nueve son individuos que no tienen ortografía y lo que es más, individuos que no creen necesario tenerla.

¿Podrían estas personas escribir una carta a García?

Mire usted – Me decía el gerente de una fábrica; mire usted aquel tenedor de libros.

Bien ¿Qué le pasa? Es un magnífico contador más si se le manda a hacer una diligencia, tal vez la haga, pero puede darse el caso de que entre cuatro salones de bebidas antes de llegar y cuando llegue a la calle principal ya no se acuerde de lo que se le dijo.

¿Puede confiarse ese hombre que le lleve un mensaje a García?

Recientemente hemos estado oyendo conversaciones y expresiones de muchas simpatías hacia “Los extranjeros naturalizados que son objeto de explotación en los talleres, así como hacia el hombre sin hogar que anda errante en busca de trabajo honrado”, y junto a esas expresiones, con frecuencia emplease palabras duras hacia los hombres que están en el poder.

Nada dice del patrón que envejece antes de tiempo tratando en vano de indicar a los eternos disgustados y perezosos a que hagan un trabajo a conciencia; ni se dice nada del mucho tiempo ni de la paciencia que ese patrono ha tenido buscando personal que no hace otra cosa sino matar el tiempo tan pronto vuelva la espalda.

En todo establecimiento y en toda fábrica se tiene constantemente en práctica el procedimiento de selección por eliminación. El patrono se ve constantemente obligado a rebajar el personal que ha demostrado su incompetencia en el fomento de sus intereses y a tomar otros empleados. No importa que los tiempos sean buenos este procedimiento de selección sigue todo el tiempo y la única diferencia es que, cuando las cosas están malas y el trabajo escasea hace la selección con más escrupulosidad pero fuera, ya para siempre fuera, tiene que ir el incompetente y el inservible.

Por interés propio el patrono tiene que quedarse con los mejores, con los que puedan llevarle un mensaje a García.

Conozco a un individuo de aptitudes verdaderamente brillantes, pero sin habilidad necesaria para manejar su propio negocio, y que, sin embargo es completamente inútil para cualquier otro, debido a la insana sospecha que constantemente abriga de que su patrón le oprime o trata de oprimirle, sin poder mandar, no tolera que se le mande. Si se le diera un mensaje para que lo llevara a García, probablemente su contestación seria: “Llévelo usted mismo”.

Hoy ese hombre anda errante por las calles en busca de trabajo teniendo que sufrir las inclemencias del tiempo. Nadie que le conozca se ofrece a darle trabajo, puesto que es la esencia misma del descontento. No entra por razones y lo único que él podría producir algún efecto sería un buen puntapié salido de la punta de una bota del número nueve, de suela gruesa.

Sé en verdad, que un individuo tan moralmente deforme como ese no es menos digno de compasión que el físicamente invalido: pero en nuestra compasión derramemos una lágrima por aquellos hombres que se encuentran al frente de grandes empresas, cuyas horas de trabajo no están limitadas por sonidos de pito y cuyos cabellos presuntamente encanecen en la lucha que sostienen contra indiferencia zafia, contra la imbecilidad crasa y contra la ingratitud cruenta de los otros, quienes, a no ser por el espíritu emprendedor de estos, nadarían hambrientos.

Diría que me he expresado con mucha dureza. Tal vez si: pero cuando el mundo entero se ha entregado a descanso, yo quiero expresar una palabra de simpatía hacia el hombre que aún a pesar de grandes inconvenientes, ha sabido dirigir los esfuerzos de otros hombres y que, después del triunfo, resulta que no ha ganado nada más que su subsistencia.

También yo he cargado mi lata de comida al taller y he trabajado a jornal diario, y también he sido patrono y sé que puede decirse algo de ambos lados.

No hay excelencia en la pobreza, “Per se”;

Los harapos no sirven de recomendación; no todos los patronos son rapaces y tiranos.

No todos los pobres son virtuosos.

Mis simpatías todas van hacia el hombre que hace su trabajo tan bien cuando el patrón está ausente. Y este hombre que al entregársele una carta para García, tranquilamente toma la misiva, sin hacer preguntas idiotas, y sin intención alguna de arrojarla a la primera alcantarilla que se encuentra a su paso, o de hacer cosa que no sea entregarla al destinatario, ese hombre nunca queda sin trabajo ni tiene que declarase en huelga para que le aumenten el sueldo.

La civilización busca ansiosa, insistentemente, a esa clase de hombres.

“Cualquier cosa que este hombre pide la consigue”

Se le necesita en toda la ciudad, y en todo el pueblo, en toda la villa, en toda oficina y fábrica, y en todo taller. El mundo entero le solicita a gritos; Se necesita y se necesita con urgencia, al hombre que pueda llevar “Un mensaje a García”.

Elber Hubbard

Esta pequeñez literaria, “Un mensaje a García”, fue escrito en una noche, después de la comida, en una hora.

Erase el 22 de febrero de 1.899. Natalicio de Washington, y la íbamos a entrar en la prensa con el número de marzo de nuestra revista “Phillistine”. Brotada candente de mi corazón, escrita cual fue después de pesaroso día dedicado a tratar de enseñar a ciertos indolentes moradores de la villa a adjuntar de aquel estado comatoso en que se encontraban y a infiltrarle radioactividad.

La idea surgió de una pequeña discusión cuando tomábamos el té, en la cual mi hijo Bert lanzo la especia de haber sido Rowan el verdadero héroe de la guerra de Cuba, Rowan salió solo y realizo su propósito: Llevo el mensaje a García. Cual destello de luz vino a mi mente la idea….es verdad, me dije, el muchacho tiene razón: Héroe es aquel que cumple su cometido, que lleva el mensaje a García. Levantándome de la mesa y escribí el artículo que se publicó sin encabezamiento en la revista, se hizo el reparto y poco después principiaron a llegar pedidos de una docena, cincuenta, cien, ejemplares del número de marzo de “Phillistine” y cuando la América News Company pidió mil ejemplares, pregunto a uno de mis empleados cual era el artículo que había levantado tanto polvo cósmico.

“Eso de García”, me contesto.

Al día siguiente se recibió un telegrama de George S. Daniel, del Ferrocarril Central de New York, que decía así: “Coticen el precio de cien mil ejemplares artículo Rowan en forma de folleto. Anuncio Tren Expreso del Estado Imperial al respaldo, diga cuándo puede hacerse la entrega”

Conteste cotizando precio y diciendo que podía entregar en dos años. Nuestras facilidades eran pocas y cien mil ejemplares parecía una sorpresa magna. El resultado fue que le concedí permiso a Míster Daniels, para que reprodujera el artículo como quisiera. Lo hizo en forma de folletos, en adicionales de medio millón. Distribuyo dos o tres de medio millón cada una y además, el artículo fue reproducido en más de doscientas revistas y periódicos. Ha sido traducido a todos los idiomas.

Cuando Mr. Daniels se ocupaba de la distribución de “Un mensaje a García”, el príncipe Hillakoff, Director de los Ferrocarriles de Rusia, se encontraba en este país. Era huésped de la compañía del Ferrocarril Central de New York y viajo por todo el país acompañado de Mister Daniels. El Príncipe vio el librito; le interesó, más por el hecho de que Mr. Daniels lo estaba distribuyendo en tantas cantidades que, probablemente, por cualquier otro motivo.

De todos modos cuando el príncipe regreso a su país, hizo que le tradujeran al ruso y se entregara un ejemplar a todo empleado del ferrocarril en Rusia. Tras esta vinieron otros países, y de Rusia paso a Alemania, Francia, España, Turquía, Indostán y China.

Durante la guerra entre Rusia y Japón, a todo soldado ruso se le entrego un ejemplar del “Mensaje a García”.

Encontrado por los japoneses esos libritos en poder de los prisioneros, llegaron a la conclusión de que debía ser algo bueno y por consiguiente, lo tradujeron al japonés.

Y por orden de “MIKADO”, se entregó un ejemplar a todo empleado, civil o militar del gobierno japonés.

Más de cuarenta millones de ejemplares de “Un mensaje a García”, han sido impresos. Se dice que esta circulación mayor en toda la historia que haya tenido un trabajo literario durante la vida de un autor, gracias a una serie de accidentes afortunados.

Elbert Hubbart

East Aurora, 1 de diciembre de 1.913.

-Ajá ¿qué te pareció la lectura abuelo?

-Muy interesante, yo ya la había leído cuando niño, es más tengo un librito en la biblioteca, y la he puesto en práctica durante toda mi vida, no he esperado que me digan dos veces una cosa cuando ya empiezo a ejecutarla, sin demora y sin preguntar nada, soluciono, pero dime Max ¿cuál es la enseñanza del libro?

-Abuelo, la primera vez cuando se publicó la cantidad de libritos fue en 1.913 ya han pasado más de 107 años, fueron publicados 40 millones de libritos para 1.913, antes de empezar la Primera Guerra Mundial y luego vino la Segunda Guerra Mundial, quién sabe cuántos millones más publicaron, ahora han hecho otra cantidad de millones de publicaciones, hasta la presente fecha y en digitales, su idea sigue vigente.

-Ajá ¿y para ti cuál es la idea?

-Esa idea está más vigente cada día y ahora más cuando todo es instantáneo, tienes que ser proactivo si quieres sobrevivir, ya que cada día hay más competencia y ahora vamos a pelear contra la inteligencia artificial. Sí abuelo, los robots mecanizados que remplazarán al hombre en sus tareas y trabajos, el que no es diligente, pues sencillamente desaparece, mejor dicho muere para los demás y será ignorado.

-Abuelo hay otra cosa más con esta Pandemia del Coronavirus es que muchas empresas están quebrando o cerrando sus fábricas, tiendas y servicios, esto indica una gran reducción de personal y despidos masivos, tan solo quedaran los capaces de llevar el Mensaje a García.

-Ahhh entendiste el mensaje de ser diligente, muy bien Max.

-Sí abuelo yo nací acelerado, todo lo hago rápido y busco lo que me piden rápido y lo hago.

-Abuelo, ya estoy listo para la teleconferencia de clases por Zoom para mañana, ¿qué más me hará falta?

-Nada estar bien peinado y sonriente, empezar a leer con un buen tono de voz pausado y sereno, haciendo pausas entre cada párrafo de la exposición y esperar a que tus compañeros te pregunten al finalizar tu exposición.

-Así de sencillo abuelo.

-Sí Max, ahora hay algo que te traje de la panadería.

-Ya sé abuelo, ya lo olí, es un trozo de torta de fresas, por el olor ya lo sé.

-Gracias abuelo que llevo “Un mensaje comerme la torta” urgente… Jii..jii..jii..

-Abuelo una cosa, el que haya leído este cuento en la vida real, debería reenviarlo a sus hijos, sobrinos y nietos para que se pongan pilas en este siglo XXI o serán remplazados por robots inteligentes en sus trabajos.

July 3, 2020, 12:17 a.m. 5 Report Embed Follow story
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The End

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Mael Sánchez Mael Sánchez
Sugiero cuidar la ortografía.
July 03, 2020, 02:07

  • Gabriel Gutierrez Gabriel Gutierrez
    Muchas gracias por su observación estaré mas atento a estos detalles de ortografía en oportunidades los correctores automáticos me juegan malas pasada me cambian palabras por otras en especial en el celular, ya reviso y corrijo el texto. July 04, 2020, 11:14
  • Gabriel Gutierrez Gabriel Gutierrez
    Muchas gracias por su observación estaré mas atento a estos detalles de ortografía en oportunidades los correctores automáticos me juegan malas pasada me cambian palabras por otras en especial en el celular, ya reviso y corrijo el texto. July 04, 2020, 11:14
Mael Sánchez Mael Sánchez
El mensaje es claro y contundente. Los tiempos van cambiando y el mundo actual y futuro no seran lo mismo, pero el principio básico de hacer lo que se tiene que hacer es imperecedero. ¡Reflexión!😐
July 03, 2020, 01:34

  • Gabriel Gutierrez Gabriel Gutierrez
    Muchas gracias, el futuro nos alcanzó tendremos que ser super diligentes para sobrevivir vienen tiempos caóticos pero los superaremos con excitó July 03, 2020, 01:46
~