julian_ramir3z Julian David

Una muchacha de aspecto dulce y delicado se encuentra atravesando la espesa selva, empero parece manejarse muy bien en ese territorio. Su destino, un pequeño pueblo, y sus propósitos, desconocidos.


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sobre el cielo se alzaba una espesa nube gris, la cual parecía no tener fin ; en aquel momento, en medio de la selva se encontraba caminado una muchacha de unos 20 años de edad, piel pálida, algo frígida y cabello corto, mantenía un paso apresurado y marcado, como una marcha militar.Atenta con fusil en mano lo apuntaba a cualquier árbol, sombra, ruido u hoja. A pesar de llevar en marcha días,con algunos descansos, y de traer consigo una gruesa mochila se movía como el aire, apenas removiendo la hojarasca, faltaba poco para su destino ella lo sabía, no alentaba su incansable marcha; al cabo de una o dos horas se topó con una carretera, se detuvo a pocos metros todavía refugiándose en la espesura de los arboles del lado, miro alrededor y tras asegurarse de que no había moros en la costa se desvistió rápidamente, deshaciéndose de las pesadas ropas militares, sacó de dentro de la mochila ropas de civil se las puso, y además removiendo un poco adentro, sacó también una caja algo grande, revisó su contenido y la envolvió en un papel café que tenía en la mochila, el fusil y las ropas las enterró dejando el lugar marcado, volvió a meter la caja dentro de la mochila, se la colgó y se dispuso a subir por carretera

Al cabo de unos minutos vio la entrada de un pueblo, revisó su reloj de pulsera y se dijo: apenas de tiempo, se alcanzaba a escuchar algo algarabía allá en el pueblo. En Colombia es de lo más normal que lo primero con lo que uno se topa en la entrada de un pueblo lejos de las grandes urbes, sea la estación de policía, y esto resulta aún más comprensible teniendo en cuenta que eso era una zona de guerra, era obligatorio el paso por el lado de la estación para entrar al pueblo.Para disimular los nervios pasó erguida y con una mano apretando una correa de la mochila, le dirigió una mirada furtiva a la estación, parecía un fortín, más concreto que ventanas, con muros y torres con un pequeño agujero en medio, justo a la medida de un fusil. Grande y con letras verdes se leía en uno de los muros, dios y patria, había solo tres policías en la entrada los cuales dirigieron una mirada minuciosa, ella les evito la mirada, ocultando su rostro, para su suerte justo pasaba un automóvil que acaparó la atención de los oficiales quienes le pararon en lugar suyo, soltó un leve suspiro, ahora no se podía dejar agarrar por nada del mundo, caminó calle abajo por la carretera principal hacia la plaza.


El pueblo se encontraba en plena celebración, las ferias y fiestas de fin de año, de repente el día se despejó, la plaza se encontraba llena de gente quienes aclamaban al paso de una improvisada comparsa de bailarines y músicos disfrazados, ella decidió ir con el montón de personas. Pasó el tiempo, en medio del desfile se vio ensordecida por la algarabía de la multitud, al parecer el desfile acababa de empezar, había llegado justo a tiempo, un minuto más y la comparsa le habría impedido el paso al pueblo, ahora solo hacía falta esperar. A ella le parecía algo divertido e irónico el momento, “el país más feliz del mundo se dijo para sí misma”. Pero no estaba aquí para juzgar sus alrededores, pensó, tengo que concentrarme, esperar la señal convenida. Notó que había una gran concentración de policías en la plaza, la mochila le empezaba a pesar. El desfile no iba a durar mucho tiempo pensó, estaba algo nerviosa, si se pasa el tiempo el plan se iba a arruinar, dependía del desorden y aglomeración, entre más personas mejor, al cabo de unos segundos una mano le tocó el hombro izquierdo, y una voz de detrás le dijo: Silvana; ¡la señal! Pensó ella, se le aceleró el corazón, no estaba bien preparada para el momento se descolgó la mochila, la abrió y metió la mano, agarrando el paquete, la algarabía del desfile se vio ahogada por el fuerte bombear de su corazón. Se volteo y, hay estaban su madre, con su pequeño hermanito, ella rompió en llanto, definitivamente no estaba preparada para ese momento, su hermanito había crecido más de lo que ella esperaba, lo abrazo con todas sus fuerzas, sabía que no había tiempo de hablar, ella necesitaba dispersarse con la multitud, le dio la caja a su hermanito, diciéndole que lamentaba no poder ir a su cumpleaños, pero el regalo por adelantado lo compensaría, por último, se dirigió hacia su madre. Ya te vas? Le dijo su madre. Sí, contestó ella aun con lágrimas en los ojos, tal vez el próximo año encontremos otra excusa para celebrar en este muladar de mierda.

June 30, 2020, 7:09 p.m. 2 Report Embed Follow story
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The End

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Jancev Jancev
¡Hola! Me ha gustado la trama de tu historia, denota una realidad social y le das una razón sentimental muy bonita. Solo he notado que al pasar el texto de tu computadora a la plataforma se te han pegado muchísimas palabras, algo que puedes arreglar rapidamente dándole una lectura calmada a tu escrito. Pero la historia es muy bonita, sigue así. ¡Saludos!
July 07, 2020, 14:51

  • Julian David Julian David
    Muchas gracias,y perdón por lo de las palabras soy algo distraído :P July 07, 2020, 15:26
~