A
Alias Nicodemo


Santiago es un chico de siete años que siente que algo en él no es ordinario


Fantasy All public.

#341 #343 #fantasia #relato #cuento #magia
Short tale
0
3.1k VIEWS
Completed
reading time
AA Share

Santiago

Sin que nadie lo notara, Santiago, de no más de siete años, entro a la habitación donde su abuelo guardaba sus cosas, libros, cuadros, y demás, cerró la puerta con cuidado, tratando de hacer el menor ruido posible, por lo que se sorprendió al saber que esta no emitió sonido alguno, ni siquiera sus viejas y oxidadas bisagras; una vez conseguido esto levanto el picaporte y dio unos pasos hacia atrás sin quitar la vista de la puerta, temiendo que alguien entrara, si bien ese no era un cuarto prohibido, a su abuelo no le gustaba que entrara solo, decía que había cosas con las que se podía impresionar, quizás fuera por el hecho de que se dedicaba a embalsamar animales, algo que cada vez que Santiago lo pensaba comprendía que no era una práctica para nada agradable.

Observo la enorme biblioteca repleta de libros de tapa dura, todos de distintos colores y perfectamente limpios, sin un rastro de polvo, su abuelo, a diferencia de su padre, siempre había sido obsesivo con el tema de la limpieza. Sobre la pared colgaban distintos cuadros en blanco y negro, en uno de ellos se podía ver a una joven pareja que se abrazaban sonrientes a la vida, mirándose con un amor tan, tan… real, esa era la palabra. Sus padres se habían separado, por lo que vivía con su padre, su madre, por alguna razón había optado por desaparecer de su vida, sin embargo Santiago nunca noto su ausencia, por el contrario, su padre sí, sufrió cuando ella se fue, pero ya lo había superado, le llevo casi un año, pero se encontraba mejor.

Aparto la vista del cuadro, no tenía que distraerse, no podía tardar mucho tiempo, o lo buscarían, y no deseaba que lo hicieran, nadie podía ver lo que estaba a punto de hacer, por lo que fijo su atención en la figura embalsamada de un águila, pero luego la desvió hasta la imagen de un conejo gris, parado en sus cuatro patas. Esa le gustaba más, por lo que se acercó y durante unos segundos (casi un minuto) la miro con total asombro, se veía tan lleno de vida, pero carecía completamente de ella.

Levanto su mano y la poso en la cabeza del animal, luego la deslizo por su cuerpo, cerró los ojos y se concentró. Varias veces había hecho eso, o le pareció hacerlo, pero siempre había durado solo unos pocos segundos, y esa vez quería que durara más. Nunca nadie se había dado cuenta de lo que hacía, y quería que permaneciera así, ya que a pesar de su corta edad era inteligente, aunque no solía demostrarlo con frecuencia.

Un intenso calor le recorrió todo el cuerpo, sentía como su temperatura iba aumentando, comenzó a transpirar, un leve cosquilleo le molestaba, por lo que lo llevo hasta la palma de su mano con la que sostenía el conejo. Su pelaje era tan suave, le gustaba acariciarlo. El cosquilleo se hizo cada vez más intenso y un leve dolor de cabeza le aquejo, sin embargo lo ignoro. Luego, todo el calor se centró primero en su brazo, la sensación resulto bastante incomoda, poco a poco esta sensación fue bajando hasta su muñeca, luego a su mano.

Abrió los ojos en el mismo momento en que sintió que toda aquella energía se pasaba a la figura embalsamada, la cual al principio siguió igual, lo cual lo frustro un poco, pero de repente noto como el conejo movía su pequeño hocico y luego su cabeza. Al ver aquello Santiago sonrió, conteniendo la risa de felicidad, no quería que nadie lo escuchara. El animal camino unos pasos (siempre con la mano del chico encima) y luego observo el recinto en el que se encontraba, tratando de entender dónde estaba; cuando vio al joven que le había dado algo de vida se paró en sus dos patas traseras y le observo, para a continuación volver a quedar inmóvil.

Un ruido había Obligado a Santiago a apartar su mano, Se trataba de su padre, quien carraspeo, ya que había estado parado en el marco de la muerta desde que todo aquello comenzó, observando sin decir palabra alguna. Al pasar apoyo la puerta y se acercó a su hijo, quien lo observo con miedo. Una vez que estuvo a su lado, su papá se agacho y le coloco una mano en su hombro, y la otra en la cabeza del conejo, el cual a los pocos segundos volvió a moverse y a colocarse en su posición original.

-Mejor no te esfuerces- le dijo su padre- sino te vas a debilitar y enfermar. Te lo digo por experiencia-

Hubo un silencio en el que ambos se miraron, su padre sonreía, algo que le sorprendió, su padre no solo no estaba enojado, sino que sabía lo que estaba pasando, por lo que Santiago también sonrió.

-Vamos antes de que nos busquen a los dos, y sabemos que a tu abuelo no le gusta que le toquen sus cosas… viejo mañoso-.

Ambos salieron del cuarto, pero antes de hacerlo, Santiago dedico una última mirada al conejo, fuera lo que fuera que le estuviera pasando, le agradaba.

June 16, 2020, 11:35 p.m. 0 Report Embed Follow story
0
The End

Meet the author

Comment something

Post!
No comments yet. Be the first to say something!
~

Related stories