Éramos tres niños a merced de la noche. Mis hermanos y yo nos escondimos bajo las camas encerrados en las habitaciones de nuestros padres cuando la tormenta se desató. En el departamento se podía escuchar los truenos y ese retumbar que desgarraba los cielos. "Suena a que algo arriba muere, como si gritara" decía el menor. Yo los tranquilizaba, en la televisión pasaron que no duraría mucho ni que sería fuerte. Aunque nadie regresó, faltaban adultos en el condominio. Solo niños muy asustados.

Éramos tres niños a merced de la noche. Mis hermanos y yo nos escondimos bajo las camas encerrados en las habitaciones de nuestros padres cuando la tormenta se desató. En el departamento se podía escuchar los truenos y ese retumbar que desgarraba los cielos. "Suena a que algo arriba muere, como si gritara" decía el menor. Yo los tranquilizaba, en la televisión pasaron que no duraría mucho ni que sería fuerte. Aunque nadie regresó, faltaban adultos en el condominio. Solo niños muy asustados.

La lluvia que cae de forma torrencial me empapa por completo, pero no siento el frío del día nublado. Miro mis pies, descalzos y blancos sobre el césped. Un trueno resuena a lo lejos en el cielo, y, a su vez, la bocina del tren que se aproxima a gran velocidad. Miro en la dirección del transporte de cargas y, sin vacilar, avanzo hacia las vías, en donde me acuesto de forma contraria a ellas, dejando todo mi torso expuesto sobre los tablones de madera...

La lluvia que cae de forma torrencial me empapa por completo, pero no siento el frío del día nublado. Miro mis pies, descalzos y blancos sobre el césped. Un trueno resuena a lo lejos en el cielo, y, a su vez, la bocina del tren que se aproxima a gran velocidad. Miro en la dirección del transporte de cargas y, sin vacilar, avanzo hacia las vías, en donde me acuesto de forma contraria a ellas, dejando todo mi torso expuesto sobre los tablones de madera...