- Bobby, ¿Estas despierto? - Preguntó la Prima, recostada en el pecho. - Si. - - ¿Que se siente morir? - Escupió sin filtros. - Hace horas te trajimos de vuelta, ¿Que se sintio? - - Relajante, armonioso. - Hizo una pausa. - Pero oscuro, y sin nada que hacer. - - ... - - ¿Por qué preguntas? - - Curiosidad. Aunque...- Hizo una pausa. - ¿Que fue lo que te trajo de vuelta? Ademas del RCP. - Se giro a verla con una sonrisa en su rostro, ambos coincidieron. - Tu. - Ella se ruborizo y giro la cabeza.

Antonio les guío hacia la cabaña en la que había estado viviendo en el Amazonas durante más de 10 años. -Yo fui el culpable de que Eduardo no volviera con vosotros. Si él llegó a conocer los secretos del Árbol fue por mí... -Si lo que dices es cierto, ¿por qué nunca nos habló de ti? -le interrumpió uno de los expedicionarios. -Porque entonces le hubierais impedido llegar a mí. Ahora entrad. Cuando Antonio abrió la puerta, Paula tuvo que reprimir un grito de sorpresa. Su padre estaba vivo.

Esta fue la historia revelada por Eduardo: la savia del árbol ofrece conocimiento infinito a quien la toma, pero al precio de abandonar la vida presente para comenzar una nueva; por eso era un árbol de la resurrección. Eduardo hizo prometer al grupo que no revelarían este secreto. 7 años más tarde, Paula le leía un cuento a su hijo antes de dormir: - Mamá ¿ese árbol de la historia existe? - Bueno, hay cuentos que se basan en la realidad, pero ya mañana seguimos leyendo. Buenas noches, Eduardo.