En ocasiones miro al cielo y pienso en tu mirada atravesándome, como si fueras capaz de ver más allá de mi piel. Recuerdo la intensidad de tu mirada que me quema el alma y despierta todos mis sentidos. Anhelo tu aroma dulce y tus labios de terciopelo acariciando los míos. En ocasiones me embelesa la profundidad de ese cielo azul tan alejado del color de tus ojos, tan profundos como enigmáticos. En ocasiones solo pienso en ti.

¡Se ve tan hermos con su roponcito! Sus zapatitos blancos, un angelito, un retrato con el daguerrotipo ¡Perfecto! se veía tan lleno de vida. Manchas violetas y verdosas le cubrían el rostro, empezó oler mal, se apresuraron con el ritual y lo enterraron.