La curiosidad hizo que el caballero detuviera su paso, observó a sus semejantes. Las marcas del enemigo estaban en ellos, a veces eran huellas suaves, otras aberrantes. Era el eco del tiempo su gran rival, que implacable avanzaba sobre todo el universo. Él no era inmune, viendo los ojos de su prójimo descubrió sus propias heridas. Porque el tiempo no perdona y lo sabía por experiencia propia.

Hay personas que dejan huella en la vida. Algunas lo hacen por su amistad, amor, apoyo, alegría... Y otras porque te enseñan que existe lo malo, mo feo, lo falso e hipócrita. Te enseñan que, a veces, lo mejor es alejarse, que no todos tienen buenas intenciones y que algunos llevan máscaras para conducirse en la vida. Hay personas que, al pasar por tu vida, dejan huellas como cicatrices de cortadas realizadas con los cuchillos envenenados de la mentira.

Al tocar la punta de la pata trasera del león este la alejó del cazador, lo miró fijamente. —Cazador… tú recibirás lo que diste —le dijo mentalmente. El cazador miró extrañado porque había entendido al león. Entonces una hiena apareció y lo atacó, el león miró la escena sin intervenir, ya que conocía el corazón cínico del cazador. Molesto por la interrupción el león se alejó mientras más hienas aparecían para degustar al cazador quien en mentiras y falsa admiración ocultaba su intención.

Volviendo con sus brazos repletos de comida, presenció como sus nuevos amigos destripaban un par de conejos, la escena la impresionó de tal manera que su tristeza fue sustituida por la más implacable ira; todo el aire se volvió frio y unas heladas ráfagas de viento impactaron contra los campistas, sus cuerpos muertos cayeron tiesos al suelo y ella los observó con desprecio. Jamás volvería a confiar en los humanos de nuevo.

Hay personas que tienen energía de sobra. Son capaces de trabajar sin descanso hasta lograr sus metas. Óscar es una de esas personas. Sin embargo, un poco de paciencia no le vendría mal para evitar perder rápido la cabeza, sobre todo, cuando la vida parece poner en tu camino mil y un obstáculos distintos.

Se trataba de una misiva de la negativa creativa

Es complicado ser una persona desatenta, y en una sociedad tan acelerada. A veces restar un poco de importancia a las opiniones de la gente, o a factores que otros podrían catalogar como “de vida o muerte” puede ser relajante; pero esto no quita el hecho de que, en muchas ocasiones, podemos herir a otros sin intención de hacerlo o incluso a nosotros mismos.

Caminé varias veces en el corredor de la sala, las dudas me comían viva y no sabía cómo relajarme, mientras que él reposaba sobre el gran sillón. Aunque su silencio irradiaba paz, mi inseguridad me dominaba. —Te aconsejo sentarte —me dijo. —No creo que hacerlo auyde en algo. —Mira, lo que más me gusta y al mismo tiempo me disgusta, es que la vida es justa... —Te da lo que mereces —le interrumpí, conocía su refrán del revés al derecho. —Así es —me sonrió—, él tendrá su merecido.

Luego de abandonar el pueblo, el héroe, ese león adormecido y satisfecho gracias al cariño de la comunidad, no pudo ocultar su ira y disconformidad con aquellos que solo llevaban la maldad y el ego desmedido a este. No comprendía la falta de empatía y de poco cuidado con los que luchaban cada día con tal de mantener la paz entre los ciudadanos. No deseaba que su ayuda solo quedara en un recuerdo. Deseaba que los ciudadanos aprendieran, educaran y cuidaran a quienes más sufrían.