Sobre la mesa, las herramientas estaban relucientes. En silencio, sentí el corte del bisturí al realizar una incisión del lado derecho del abdomen. La navaja quirúrgica atravesó cuantas capas debía, hasta llegar su objetivo, extirpándolo en un solo tajo. Nadie escuchaba mis gritos, nadie atendió mi lamento. Fue una enfermera la que advirtió que estaba llorando en medio de mi apendicectomía, en la cual nunca estuve realmente anestesiado. Aún siento la mano del cirujano hurgando en mis entrañas.
11 July 21, 2019, 14:49 1We can keep Inkspired for free by displaying Ads to our visitors. Please, support us by whitelisting or deactivating the AdBlocker.
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