El faro se encendía cada noche, alumbrando hacía el alta mar. Esperando ansioso a su marinero guiar. Un día el marinero llegó, pero esa noche el faro no encendió. El marinero espero, espero y espero, pero ninguna luz lo iluminó. Ante su pérdida de paciencia se marchó para nunca más volver. Pero el faro no lo sabía. A la noche siguiente el faro encendió y a su marinero con ansias espero...
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