Soy pediatra y me encanta coleccionar muñecas de trapo. Mi nuevo estetoscopio funciona bastante bien y puedo escuchar los latidos de su corazón. No entiendo ¿porqué? me encerraron en este psiquiátrico.

Al pintor ella le fascinó, era la modelo perfecta; le enamoró su belleza, sensualidad y la forma tan sutil de su rostro. A pesar de su insistencia el sepulturero no dejó que se la llevara a su estudio.

Volvía del cementerio como todas las madrugadas cargada con un saco de tierra y polvo blanquecino de las tumbas; el agujero que había cavado en mi jardín era más grande que los demás. Tenía que enterrarlos antes del amanecer.

Era una noche muy oscura y dentro de casa hacía mucho frío. La tormenta era intensa cargada de relámpagos y truenos; aún así salí a saltar en el charco. Sabía que mamá no podía reñirme por manchar mis zapatos de sangre.

El día de su boda ella estaba radiante y hermosa con su vestido de novia, pero una bala en el corazón acabó con su vida. El maniquí de este escaparate es tan real, su mirada, la expresión de su rostro e incluso sus manos parecen de piel humana; es ella mi amiga y está puesta su vestido. Estuve en su boda, vi como murió.

Contratamos a nuestro vecino que es un divertido y alegre payaso para animar con su show el cumpleaños de mi hijo. Ayer lo arrestaron; en el jardín de su casa descubrieron decenas de huesos humanos enterrados de veintisiete niños. Quizás entre ellos aparezca el cuerpo de mi hija de seis años que desapareció sin dejar rastro.

Aunque no lo creas detrás de ti siempre hay un espíritu acompañándote, puede ser bueno o maligno. Si quieres verlo deberás hacerlo a través de un reflejo en la oscuridad más absoluta, por ejemplo en un espejo o como lo hice yo el último día de mi vida. En la pantalla del móvil apagado.

Hace un año trabajo todas las noches en el laboratorio con mi proyecto médico experimental junto a mi amiga que no se ha separado de mi en ningún momento. Levántate le digo pero ella sigue tumbada sin escucharme; de repente abre los ojos, la fórmula funciona. Por fin el cadáver se incorpora.

Vivo sola y me encantan los animales; decidí adoptar un gato precioso, tenía los ojos uno de cada color lo cual me fascinó. Todas las noches se quedaba mirando fijamente al final del pasillo donde no había nadie mientras aullaba. Jamás imaginé que hacía eso para atraer a espíritus y presencias.

La mujer que vive en esa vieja casa nunca recibe visitas, siempre está sola. Una noche me colé en ella y comprobé que tenía tapados todos los espejos. De repente escuché unos gritos desgarradores; era ella había destapado un espejo donde pudo ver su rostro quemado y desfigurado. Aún recuerdo cuando hice arder a esa bruja.

He tenido la sensación de que alguien me observa mientras duermo. Decidí poner la grabadora del móvil para ver si captaba algo. Al día siguiente le di a reproducir y escuché voces escalofriantes susurrando, ¡¡te vemos estamos aquí a tu lado!!. Nunca más me grabaré solo de noche mientras duermo.

Durante una noche fría de invierno golpearon la puerta de casa, al abrir había en el suelo una extraña caja. Mi curiosidad me hizo abrirla; dentro había tierra y tres muñecos con alfileres clavados que desprendían olor a cementerio. Han pasado 33 años desde que lo hice. Jamás imaginé que la maldición volviese a mí.

Posamos alegres para la última foto a pesar del frío que hacía. La fotógrafa era preciosa aunque de repente notamos el horror en su rostro cuando empezamos a movernos. Ella era la forense de la morgue.

Salí de fiesta y de camino a casa pasada la media noche, salió de la nada una mujer que venía andando hacia mi. Tenía puesta una mascarilla quirúrgica roja. ¿Soy guapa? me preguntó; contesté que si. Se la quitó y dos horribles heridas partían la comisura de su boca. Sacó su tijera y dibujó en mi cara una macabra sonrisa.

No recuerdo como llegué a esta vieja casa perdida en medio del bosque. Intento salir una y otra vez pero la niebla es muy densa allí fuera, no se ve absolutamente nada. A veces hay gente desconocida que viene a casa; intento hablarles, tocarles, pero cuando me miran se asustan y huyen aterrados. Por fin me he dado cuenta que estoy muerta.

Desperté tiritando de frío, calaba hasta lo más profundo de mis huesos; a mi alrededor habían numerosas lápidas con muchos siglos de antigüedad, las tumbas estaban en fila había tantas que se perdían en la oscuridad. No hice caso a la advertencia del espíritu cuando lo invoqué. Ahora soy uno más de ellos.

Estaba de visita en casa de mi abuela, vive en una casa antigua y alejada de la ciudad. Me levanté por la noche a beber agua y al bajar por las escaleras a la primera planta vi a una mujer y un niño sentados en la escalera. Volví a muy asustado a mi habitación, me miré al espejo y no tenía reflejo.

Vivo sola, sospecho que soy sonámbula porque escucho como alguien entra y hace ruidos en mi casa. Uso una aplicación que graba sonidos extraños por las noches; ayer grabó el crujir de la puerta de mi habitación abriéndose y voces pronunciando mi nombre. Desde pequeña me han pasado cosas extrañas.

De repente un sonido atronador, largo y agudo se escuchó en todo el planeta. Fueron tres meses soportando ese ruido constante sin saber que era y de dónde provenía. Los científicos decían que venía del espacio otros de la misma tierra. Nadie me creyó, ahora estos seres están aquí.

Su desesperación la llevó a arrancarse los ojos para escapar de su locura y no ver todo lo que le aterraba. Lo que descubrió fue que lo que más le atemorizaba era la infinita oscuridad.

Empecé mi ronda en la morgue todo parecía estar en orden hasta que un ruido extraño me desconcertó. Las noticias sobre el apocalipsis recorrían el mundo, yo era incrédula hasta que los cuerpos descompuestos empezaron a incorporarse. Esta fue la nota que había escrito mi amiga. Le disparé un tiro en la cabeza no soporté verla así.

Mi muñeca hablaba a escondidas conmigo pero nadie me creyó; cuando cumplí 6 años aquella noche me dijo, "solo jugaremos a esto una vez" y yo acepté. Nuestras almas mudaron de cuerpo y la porcelana de la que estaba hecha se quebró para siempre.

Mi madre siempre me decía que no era bueno jugar con juguetes a media noche; pero yo no le hacía caso y me gustaba hacerlo a escondidas. Los días siguientes mi madre enfadada me dijo que dejase de dar palmadas a esas horas de la madrugada. Lo que ella no recordaba era que yo dormía con ella en la misma habitación.

La noche de Samhain llegó, decidí jugar a la ouija en mi sótano. El tablero comenzó a moverse y formó la frase "Hija ha sido un error". Escuché gritar a mi madre, subí a la habitación y estaba muerta, junto a ella su diario en el que confesaba haberlo asesinado. El espíritu de mi padre volvió el 31 de octubre para vengarse.

A media noche me despierto al escuchar pasos, todo el pasillo está lleno de huellas de barro que van a la habitación. La silla mecedora se mueve sola frente al espejo; todo sigue igual desde aquel fatídico día. Mis pies están sucios, embarrados y ensangrentados. ¿Porqué aún no logro aceptarlo?.

Escucho golpes y cadenas arrastrándose que parecen no tener origen, después escucho como arañan la pared mientras oigo pasos de tacones caminando en el salón y una voz gutural pidiendo ayuda; es ella mi hermana menor. El veneno hizo su trabajo y esta mansión ahora es mía, es el precio que debo pagar.

Adoro a mi gato lleva viviendo conmigo muchos años; pero siempre me ha mirado fijamente parece obsesionado con mi rostro. Un día me di cuenta que no miraba mi cara sino justo detrás de ella.

Ella intenta levantarse y caminar pero su frágil cuerpo se rompe en varios pedazos. A pesar de la advertencia no debió romper el espejo de su abuelo.

Aparece siempre en la oscuridad, merodea en busca de carne con sus garras sangrantes. Odia la luz, el brillo lo envía bajo tierra. No olvides mantener las luces encendidas no hay otra opción, solo así sobreviviremos.

Ignoró las señales de advertencia en la inmensidad del hielo, patinar allí era su debilidad. La superficie se rompió bajo sus pies; se agarró al borde congelado, sacó la cabeza por encima del agua helada. Unas garras le agarraron los tobillos. La placa de hielo se rompió en sus manos y se hundió para siempre.

¡Esta aquí escondida en la oscuridad!. Me escabullo por el pasillo, consigo meterme debajo de la cama no dejo de temblar. Observo sus pies descalzos llenos de barro arrastrarse. No la escucho creo que se ha ido. De repente sus ojos inyectados en sangre se encuentran con los míos.

Me duele mucho el estómago; noto dentro de mi varios mordiscos de dientes afilados devorando mis entrañas. El dolor para por momentos mientras bebe mi sangre. Algo aterrador se forma fuera de mi y aún tiene hambre. Se parece a mi y lame sus labios. Guardo tu cerebro para el final me dijo.

La muñeca de trapo era una reliquia familiar; la niña no la quería, aún así insistían. La pusieron en su cama para que la acompañe a pesar de sus protestas. La esconde en el armario, al regresar está sentada en la almohada. Por la mañana encontraron solo la muñeca y una huella con sangre de su hija.

Vivo en el piso trece y un ente oscuro siempre me espera fuera; cuando enciendo la luz desaparece. Sé que aún está allí observándome. Corro las cortinas sin acercarme a la ventana. No puedes esconderte de mi para siempre me susurra al oído la tenebrosa figura.

Durante varios siglos un demonio maligno estuvo atrapado con un humano; por fin lo he desenterrado y no descansaré hasta que me cuente cada pensamiento mientras estuvo bajo tierra. Cuando amanezca seré yo quien lo acompañe en ese ataúd.

Encontré en el sótano de esa vieja casona una caja llena de fotos muy antiguas de una niña, pero su rostro estaba borrado. ¿Porqué?. La niña murió emparedada dicen que veía fantasmas. Si tienes fotos antiguas el espíritu de la niña habitará en tu casa, notarás su presencia y escucharás golpecitos en las paredes.

Escuchamos cantos y melodiosas voces atravesando la niebla, hacia allí nos dirigimos; observamos mujeres deslumbrantes en las rocas. La irregularidad de la orilla destrozó nuestro barco, despedazó nuestros cuerpos, los tiburones comen los restos. Volvería a morir sintiendo esa dolorosa muerte solo para escuchar esa canción una vez más.

Aquella noche en la fiesta me encontré con una mujer sin cabeza, la tenía apoyada en su regazo sangrando. ¡¡No deberías confiar en los humanos o perderás la cabeza!!, me dijo con su voz resquebrajada y yo sonreí a carcajadas. Cuando desperté de la pesadilla vi a la mujer sobre mi cama.

El calor nos asfixia, el sol llena de ampollas nuestra piel en segundos mientras nuestros ojos explotan; salir nos mata. Debemos esperar a que oscurezca para ir en busca de agua y alimento. Los ancianos hablan de épocas en las que el hielo caía del cielo, la nieve cubría ciudades y debían protegerse del intenso frío. No creemos sus historias son sólo leyendas.

El suelo está lleno de pegamento y sus pies quedan atrapados, intenta moverse pero su cuerpo desnudo cae quedando realmente atrapada; intenta liberarse pero la sustancia le arranca lentamente la piel. Grita desesperadamente a causa de su dolor, llora sin parar. El público del auditorio la observa y aplaude esperando a la siguiente.

Estoy atrapada en la oscuridad más absoluta y sofocante; el hedor se cierne alrededor de mi cabeza, apenas puedo respirar. De repente alguien derriba la puerta, me cubren con plástico y me meten en una bolsa para sacarme. Llevan trajes de protección biológica y tratan de no olerme.

Tuvo un sueño recurrente desde hace siete días, "soñaba que caía al vacío". Ella tenía la esperanza de despertar de una sacudida en cualquier momento en su hermosa cama; pero todos sus huesos se rompen cuando golpea el suelo y el agujero en la tierra se cierra. R.I.P.

Por fin maté a una de las dos horribles arañas. ¡¡La otra no aparece!!. Estaré al acecho en la oscuridad hasta que te duermas y luego voy a sumergirme muy lentamente en tu boca abierta. Me arrastraré por tu lengua, pasaré por tu garganta hasta llegar a lo más profundo de tu pecho y allí pondré mis huevos.

A media noche me subí en el último tren, estaba sola en el vagón; me asusté al notar que un hombre me miraba fijamente, dos mujeres extrañas lo acompañaban. En la siguiente parada se subió una mujer que me susurró al oído "bájate ya". Era una médium, me dijo que ese hombre era un muerto sujetado por dos espíritus.

Él apreta sus manos marchitas, la abraza mientras giran juntos dando vueltas al ritmo de la música más nostálgica y depresiva. Presiona sus labios contra los fríos labios de ella para absorber su último aliento. Todas las noches desde mi ventana lo miro bailar con el cadáver de ella, siempre me dice "es el amor de mi vida".

Los cadáveres no descansan en paz, trituran sus cuerpos y los arrojan a calderos para hervirlos hasta convertirlos en una masa de color rojo sangre. El ketchup de este restaurante es delicioso, me encantaría saber su secreto.

Mi pequeña llora desconsoladamente por la noche, parece estar teniendo una pesadilla. Una noche vi el rostro de una niña mirando por la ventana de la habitación de mi hija con ojos llenos de odio. Me di la vuelta y ella no estaba en su cama; la luz se apagó. Volveré por su hermana gemela me susurraron al oído.

Se me escapó un disparo y murió; le robé su teléfono móvil. Pasaron seis días y un número desconocido comienza a llamar. Ignoro todas las llamadas y esa madrugada recibo un mensaje de texto. Una foto de su rostro podrido acompaña al mensaje "te veré pronto". De repente alguien gopea mi puerta.

Entramos y al caer la media noche nos burlamos, destrozamos los arreglos florales, abrimos aquellas tumbas y tiramos basura en ellas. De repente los ojos de las estatuas empezaron a sangrar, intentamos correr pero las piernas no se movían, nuestros cuerpos se volvieron piedra fría.

Ella abrazó al niño con fuerza en la oscuridad mientras los gruñidos se escuchaban fuera, su corazón latía contra su pecho. De repente se volvió pálido, sus ojos se volvieron blancos y sus afilados dientes la mordieron en la garganta. Él tenía una mordedura.

No son pisadas es el crujir del suelo por el soplar del viento, no son manos raspando la pared son ramas del árbol golpeado mi ventana, esas voces que escucho deben ser televisiones aún encendidas a media noche. Vivo sola en medio del bosque. Aquellos seres horripilantes han vuelto.

No bajes por ese pasillo oscuro le dijo. No entrar ponía el cartel en la puerta; aún así lo hizo. Encontraron tres cadáveres desgarrados, mutilados y sin entrañas. Nadie me escucha, mi hambre no sacia. Alguien más está bajando.

Rompí el retrato de una anciana que los antigüos habitantes de la vieja casa habían olvidado. Esa misma noche mi habitación apesta a naftalina. Ahora eres mía susurró una voz en mi oído.

La enterramos ayer dice el sepulturero; por dentro la caja estaba llena de sangre por los arañazos. Sonó la campana de su ataúd pero nadie la escuchó. Aún estaba viva.

El agua de la bañera aún es roja, el olor del cuerpo es intenso y putrefacto. Algunos trozos de piel todavía se adhieren a sus huesos. Soy bióloga marina y me encanta alimentar a mis pirañas.

Quiero irme de aquí por favor gritaba siempre de madrugada. Ella me trae flores marchitas envueltas en papel quemado, se esconde detrás de las puertas y da palmadas en la oscuridad. No te preocupes aquí estarás bien, le respondió la enfermera del psiquiátrico.

Sus sonrisas interrumpen mi sueño, estas niñas no me dejan descansar. Ya no siento gusto por la sangre para ser eternamente joven. ¡¡Dejarme en paz!!. Nuestras almas siempre te perseguirán por lo que nos hiciste le respondieron.

Ignoran la advertencia que está allí por una razón y abren su tumba. Desenvuelven la tela sucia de su cadáver y su alma los mató al instante. Ya no estaré sola, bienvenidos a la oscuridad les susurro.

Huellas viscosas conducían al salón y volvían a salir. Su ropa desgarrada y ensangrentada, en el suelo había dibujado un pentagrama satánico junto con un viejo tablero de ouija. ¡¡Yo sonreí!!. La maldición de invocación había funcionado.

La palma de su mano está hecha de dientes y colmillos; la pone sobre mi cara, aprieta fuerte pero no me devoran. Abrí mis ojos y aquel injerto corporal salía de mi propio pecho.

No hay nadie debajo de la cama le murmuró una voz al oído; ella se levantó y fue al baño que estaba al otro lado del pasillo. Una mano helada salió por debajo del escritorio y la agarró del tobillo.

Hay una tenebrosa sombra en medio de la oscuridad; él no puede gritar y ella tampoco puede hacerlo. Él despierta aliviado, hasta que ve una cabeza sangrante rodando. Ella había sido decapitada.

Una enredadera espinosa se enredó en su pelo mientras caminaba por el bosque de madrugada. Poco a poco las espinas envolvieron su cuello y comenzaron a desgarrar su garganta.

Los niños regresaron a casa y se quitaron sus máscaras humanas; pude ver sus dientes afilados y su piel escamosa. Eres la siguiente me dijeron mientras devoraban aquel cuerpo que habían cazado.

Me despierto asfixiada tratando de devolver el aire a mis pulmones. Amo ver el terror en tus ojos me dijo susurrando aquel ente fantasmal. Duérmete, por ahora te dejaré respirar.

Vivíamos solas en la montaña; ella fue el amor de mi vida y jamás acepté su trágica muerte. Fui yo quien tuvo que enterrarla. Todas las noches la veo sentada en el salón. No aceptar mi soledad me llevó a desenterrarla hace siete años.

Una noche vi tres ojos que me observaban a través de una grieta en la pared de mi habitación; cogí un bolígrafo y los pinché. La madrugada siguiente había tres figuras tenebrosas sentadas alrededor de mi cama. Sus ojos estaban sangrando.

Encendí la luz del baño antes de acostarme. Un rostro detrás del mío en el espejo me habla susurrando. Jamás estarás sola, y todas las luces se apagaron.

Todas las noches de madrugada hablaba solo como si mantuviese una conversación con alguien. Dejé de hacerlo porque voces de niños comenzaron a responderme.

Desperté a media noche porque alguien golpeaba mi ventana. Me levanté a ver que ocurría pero no había nadie; nuevamente escuché golpes en el cristal. Era ella, me estaba llamando desde el espejo.

Estaba preocupada porque mi mujer no llegaba a casa. Pasada la medianoche me llamó al teléfono a decirme que la vaya a buscar al hospital. Cuando llegué el médico me dijo que había fallecido nueve horas antes.

Todas las noches cerraba las puertas del armario, pero al darme la vuelta estaban abiertas y no había nadie. Empecé a escuchar una voz tenebrosa que me llamaba; hasta que una de las noches abrí las puertas del armario y vi a una mujer ahorcada. Yo tenía 8 años como su hijo al que mató antes de ahorcarse.

Ven por favor, el fantasma ha vuelto estaba debajo de la cama pero se ha metido en el armario, lo he oído moverse. ¡¡Lo juro!!. Lo ves, no hay nadie hijo es hora de dormir. Aquel niño fantasmal me llamaba asustado todas las noches para decirme lo mismo, pero jamás me dijo su nombre.

Baje a ordenar el sótano a pesar del miedo que sentía. Encontré un libro muy extraño titulado "Poesía Oscura | Libro Negro". En su portada había un rostro muy real; lo abrí y empecé a leerlo. Ahora soy yo quien aparece en la portada.

Eran las tres y trece minutos de la mañana; me desperté al sentir como alguien respiraba intensamente como si se asfixiace. No había nadie. Aquellos pies descalzos escondidos detrás de la cortina eran los míos.

Encontré una bella muñeca tirada en el parque junto a un árbol. Esa misma noche decidí hacerme un selfie con ella y me pareció que la muñeca parpadeó. De madrugada sentí una presencia; era la muñeca. No tenía ojos ni tenía párpados. Tenía las cuencas vacías.

Desperté de madrugada y hay un bebé con los ojos cerrados; miro a mi alrededor pero no hay nadie. Pregunto en voz alta. ¿De quién es este bebé?. Vuelvo a mirarlo, está con los ojos abiertos mirándome y me habla con voz ronca.

En mi habitación tengo una cuna de bebé; todas las noches de madrugada a la misma hora se mece sola. Nunca he sido madre.

Mientras me duchaba antes de irme a dormir escuché sonrisas de niños en el salón; salí rápidamente y no había nadie. En mi cama tengo tres muñecos antiguos.

Mientras ponía las cortinas del salón subida en la escalera, miré por el espejo y vi en el reflejo unos piececillos descalzos de un niño en el baño. Mi hijo pequeño estaba durmiendo.

Mi alma quedó atrapada dentro del espejo de mi habitación mientras dormía. Evita tenerlos allí para que nadie duerma frente a ellos. Jamás volví a despertar.

Voces de niños me llaman por mi nombre cuando duermo. Despierto y están allí de pie observándome.

Golpean la ventana a las 3:13 de la mañana; me levanté, abrí la cortina. Vivo en el piso 13.

Al reposar mi cabeza en la almohada. La sombra desfigurada se gira y me observa como todas las noches.

Apagué la luz del salón y de repente se encendió la televisión, en la imagen un rostro deforme apareció. El mando estaba en la habitación.

Abrí la puerta del asensor y nuevamente vi al niño al final de la escalera. Se fue corriendo hacia el sótano. Yo llego siempre del trabajo a las tres de la mañana.

Noto que ella me observa, siento su respiración en mi cuello. Encendí la luz pero no había nadie.

Escucho voces mientras duermo, pronuncian mi nombre. Al despertar por fin nos abrazamos. La exhume el año pasado.

Vi al niño en el espejo con aquel globo que encontré tirado en el cementerio.

Tengo siempre la sensación que en esta habitación me observan cuando intento dormir. Llegué hace 13 años a esta morgue.

El terror me recorre cuando veo a esa niña pequeña sentada en la esquina de mi cama observándome. Le gusta dar palmadas mientras sonríe.

Abrí mis ojos en medio de una completa oscuridad. No veo nada, hace mucho frío en este cementerio.

Mientras duermo solo espero sentir nuevamente su mano rozando la mía. Hoy solo escucho arañazos en mi ataúd.

Mis dos muñecas caminan de la mano, me he acostumbrado a no moverme mientras lo hacen.

Desperté pero ella no lo hace. Su alma no pudo escapar del purgatorio.

Hay dos sombras proyectadas en el pasillo. Vivo solo.

Todas las noches golpean seis veces la puerta de mi habitación. Es mi hermano, hubiese preferido que me incinerasen en su lugar.

Sentada en la consulta de mi psiquiatra, miré la pintura de una mujer pálida y espeluznante colgada en la pared. Era un espejo.

Cada vez que observo las máscaras colgadas en la pared del salón, sus ojos me recuerdan a cada uno de los miembros de mi familia.

Me levanto de madrugada en medio de la oscuridad a ver mi rostro en el espejo del baño, al volver a mi habitación la veo tumbada en mi cama. Sí, soy yo.