La luz del atardecer entraba por la ventana y el café, volvía a estar caliente gracias al microondas. Tras una tarde vagueando comenzaba de nuevo el teclear incensante cuando empezo a sonar "Highway to hell"procedente del movil. Miró la pantalla y contesto tras un soplido de resignación: —Vente de copas. —Estoy ocupado. —Hay dos por uno en cañas y tapas en el sitio del pescadito frito. —Allí estaré. Apagó la pantalla y comenzó a vestirse con rapidez.La obra tendrá que esperar.

No hay nada como pasar el verano pescando. Con tu cañita en el lago, sentado a la sombra, con una cerveza fría y los cascos puestos con musiquilla. Lo malo es que cierras un momento los ojos y al abrirlos te das cuenta de que te encuentras atado a un poste en un pira, rodeado de encapuchados gritando cosas incomprensibles mientras te prenden fuego, ¡con el calor que hace!

La luz de la tardé entraba por la ventana y el café, estaba frío.Con dificultad entró por la puerta y se sentó resoplando.Encendió la pantalla y miró la hoja de word casi totalmente en blanco, parecía una montaña lejana e inalcanzable que no tenía ganas de escalar con el estómago lleno. Entonces y sin previo aviso se abrió una ventana de chat. —¿Juegas? \o/ —Estoy ocupado. —Hoy es el nuevo evento. —Muy bien, allèvoy. Minimizo la hoja de word e inicio el videojuego.La obra tendrá que esperar.

La luz del mediodía iluminaba la habitación y el café, estaba templado. Entró con prisas y se sentó, comenzando a teclear de nuevo a un ritmo vertiginoso.Tras escribir tres palabras la magia se rompio con un abupto sonido. —Ring, ring. Maldiciendo fue hasta el teléfono,descolgandolo con furia y odio: —Ahora estoy ocupado. —¿Y si te digo que tengo cupones de descuento para la hamburguesería? —Allí estaré. Volvió sonriente a la habitación y apagó la pantalla.La obra tendrá esperar.

La luz de la luna entraba por la ventana y el café,estaba frío.Tambaleándose entró en la habitación cual huracán,dejándose caer sobre la silla rojo como un tomate. Encendió tras varios intentos la pantalla, comenzando a escribir con violencia y furia, siguiendo a musas ciegas.Luego se quedó mirando en blanco la pantalla durante diez minutos, apagando finalmente el ordenador entre balbuceos inconexos y dejando la habitación para quedarse dormido vestido sobre la cama.La obra tendrá que esperar.

Verano solo significa una cosa: playa,playa y más playa. Tumbarte al sol despues de darte un buen bañito, con la nevera llena de cervezas, refrescos y fruta fríos bajo la sombrilla, disfrutando de la brisa marina y el ambientillo playero mientras los crios se dedican a hacer castillos de arena y nadar. Un lugar perfecto, salvo por las alertas de tsunami, los hombres pez que emergen del mar para secuestrar a gente y el precio de los hoteles, que te cuestan no uno, sino dos riñones.

Hoy hace 50 años que llegamos. Hace 50 años nos advirtieron de que no volvieramos, era su casa y no éramos bievenidos, pero no fueron escuchados. Hace 50 años les declaramos la guerra, desatando sobre ellos el poder del átomo.Luego volvimos y pensamos, en nuestra infinita soberbia, que les habiamos vencido pero como siempre, estabamos equivocados. Hoy hace 50 que fuimos a visitarles y hoy, nos devuelven la visita.

Para el verano no hay nada como el pueblo. Naturaleza con sus pinitos,la comida de la abuela, la casa familiar siempre fresca, los niños por el campo con sus bicis y no olvidemos la cervecita en el patio a las ocho de la tarde con algo de picar. Si no fuera por los fantasmas de la casa,los asesinatos misteriosos,las manadas de hombres lobo y los mosquitos, seria perfecto, pero supongo que todo tiene sus pegas.

La luz de la mañana iluminaba la habitación y el café estaba recien hecho. Sentado sobre su silla comenzó a escribir las primeras líneas en un nuevo documento de word mientras sonaba música de slowjazz y entonces,llamaron a la puerta. Con celeridad se levantó y fue a abrir, encontrándose al cartero.Recordo entonces que había pedido unos libros muy interesantes por internet .Firmó y se dirigió al salón con sus nuevas adquisiciones, que comenzó a leer inmediatamente. La obra tendrá que esperar.

Mientras caminaba entre las víctimas del ataque le pareció distinguir a un conocido suyo.Tras confirmar que era el se agachó a su lado y, esbozando una sonrisa, dijo—Ahora ya no parezco tan tonto por gastarme todos mis ahorros en una máscara de gas,¿verdad Maragall?

La soga estaba lista pero antes de continuar decidió mirar por la ventana. Seguía ahí, erigiéndose entre los edificios.Acercándose mientras que las miles de calaveras que colgaban de sus pelos se reían sin parar. —No, a mí no me vas a hacer reír.