Tuve el perfecto romance de película con un completo idiota que me robó el corazón para hacerlo pedazos.  El hijo rebelde de una sociedad tirana que jamás tuvo la razón pero siempre el valor para demostrar que no le importaba Nunca un fuego me había quemado con tanta intensidad como el de aquel infierno, y nunca creí que fuese a gustarme el latir del corazón de aquel pobre diablo después de hacer el amor.

La noche en que la luna se escapó del cielo, fue la misma noche en la que me dolió decirte te quiero. La noche en la que tus besos ardían y oirte susurrar mi nombre era el grito de agonía más intenso que jamás había escuchado. La noche en que la luna se escapó del cielo fue la misma en la que extravie el brillo de mi mirada y apagué el fulgor de mi sonrisa. La noche en que tu cuerpo encendía hogeras y el mio desbordaba agua con tal de apagar los incendios.

La única salida era matarlo, pero Sofía nunca había matado a nadie. Además, no importaba que el bicho alienígena se comiera su cerebro para implatar uno nuevo, era su padre. Ni siquiera podía apuntarle a la cara con el arma, pero no podía quedarse ahí, iban a encontrarla y la matarían. O peor, le implantarian uno de esos aliens que te comían el cerebro. No quería morir... Alzó el arma. - Hija... Disparó. No había sangre que saliera de la herida, solo cables haciendo cortocircuito.

Lo nuestro fue una equivocación porque nosotros siempre estuvimos equivocados. Nos quisimos de la forma que mata, de la forma que deja entrar todas las dudas para que te devoren.