El cuarto estaba oscuro. A pesar de que apenas abría mis ojos, mi respiración ya se encontraba pesada y mi cuerpo se quejó con ahínco cuando intenté moverme. Estaba atrapada. Intenté no ser víctima de mi propio pánico, sin embargo, fue difícil no sucumbir a él al notar que mis manos se encontraban atadas y unos pasos ensordecedores se acercaban cada vez más.

Si no estuviera a punto de morir tal vez hubiera podido admirar lo atractivo que era de cerca, pero en su cabeza no lograba procesar ese tipo de pensamientos. Menos aun cuando el hombre, con ojos tan verdes como la esmeralda, lo veía mientras todavía sostenía su arma en la mano derecha y unas gotas de sangre manchaban la perfecta piel de su mejilla. Alessandro nunca le tuvo tanto miedo a una sonrisa hasta que lo vio pronunciar con crueldad: — Mira lo que trajo la lluvia. ~Historia en mi perfil

¿Alguna vez has visto a una persona y una sensación cálida, llena de completa adoración y amor, ha recorrido todo tu cuerpo? Es como sentir una ola de cariño puro; te golpea fuerte y de frente, te deja sin respiración durante un segundo, el sentimiento simplemente llega a tu corazón y se instala en tu alma. Ves a esa persona especial sonriendo, durmiendo o incluso respirando y te pones a pensar lo importante y lo feliz que te sientes de tenerla en tu vida.

Ella era preciosa. A ojos de cualquiera su brillante cabello cobrizo llamaba la atención, sus ojos claros eran lo suficientemente bellos como para perderse en ellos, sus labios tenían el tinte exacto para verse apetecibles y su piel era simplemente perfecta y suave a la vista. Era casi perfecta.