—¿Estas lista?—preguntó Alice desde la puerta—. Ya casi vienen por nosotras.
—Sí, me falta poco— respondí ajustándome el cabello en una coleta.
La observe entrar a la habitación por el rabillo del ojo, traía puesto un corto vestido azul oscuro, ceñido a la cintura.
—¿Iras vestida de ese modo?—cuestionó mi mejor amiga, enarcando una sus cejas.
Me miré al espejo creyendo que había escogido mal, pese a la mala luz en la habitación. Pero no, todo estaba en orden.
—¿Qué hay de malo?—Era mi turno de mirarla mal.
—Vas tan simple amiga mía—indicó la pelinegra parándose detrás de mí—. ¿Qué pasa si Jhon te invita a salir...
De inmediato agrande los ojos, no creía que mi amor platónico se decidiera justo ese día y menos si este iba con Paola, su novia.
Realmente no entendía su relación. Unas veces estaban y otras no, eran como perros y gatos. Y ella solía engañarlo con cualquiera que se cruzara en su camino y él ni pendiente.
—No, no creo que este día sea el caso y además tiene novia—lo dijé sin mirarla, simplemente me digne a doblar algunas prendas que habían quedado esparcidas por la cama y el suelo.
Alice por su lado estaba entre gritar o respirar. Decidió lo segundo, su madre se podía despertar y alarmar. Esta vez tenía que mirar mas de cerca su plan, ese que había planificado minuciosamente junto a Luis.
Su mejor amiga era muy especial para ella y no quería que ningún bobo jugará con ella.
—Esta bien, creo que pronto llegaran Ana y Thomás—tomó un largo suspiro y la miró—. Te espero abajo, no queremos hacerlos esperar.
Dijo eso último con un deje de enojo en su voz.
Alice recogió su bolsa y se marchó, dejando a una Olivia un tanto confundida. No quiso hacerse mas complicaciones en la cabeza, así que termino lo que hacía y optó por seguirla.
No quería hacerla enojar mas de lo que ya estaba, sabía que en el fondo su mejor amiga quería verla feliz, pero a veces era mejor no adelantarse a los hechos.
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