1566617928 Francisco Rivera

Aconteceres nuestros de cada instante... e inclusión de nuevos relatos, quizá algo bizarros, pero relatos al fin.


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Acontecer propio

En el valor probado de uno mismo, Demonando Eutimos vuelve a por intentar valorarse en su persona.

En el diario existir en el que se desenvuelve sabe que no, ni deja de estar exento de problemas existenciales, como tampoco de enfermedades de todo orden.

En esta ocasión encuentra un no funcionamiento personal dentro de cierta heterogeneidad de malestares que hacen parte de su historia de vida.

Se sabe vulnerable bajo circunstancias inusuales, como cuando renace en nombre propio desde una lectura de autores, libros y materiales indistintos no ceñidos dentro de cualquier exclusividad literaria.

Los contextos o ambientes donde se mueve este primer personaje obedecen al momento en que prueba
de todo y no consigue un rango óptimo que represente el valor que él se otorga, además de ser un ser humano, por supuesto.

Sabe que ya es momento de merecerse una calificación ajustada al valor de su persona.


En ese sentido, reflexiona sobre el acto de entender lo que debe entender desmenuzando, precisamente, ese entender.

Para iniciar, concibe la idea aquella que le indica ¿cuándo ha sido la última vez en que se pierde de sí mismo, de todo aquello donde se involucra?

Luego, se analiza en automático sobre la persona que es y la confronta con la que quiere ser.


No deja de reconocer que eso le espanta, pero decide no arredrarse.

Pondera el peso del miedo que le ocasiona y va en pos de lo que le hace temer.

Así, llega a la antesala siguiente: ¿qué es perderse y no hacer algo al respecto?


Empieza a acer claridad en lo indeterminado que contiene tal miedo.

Se responde en primera persona y concibe por abstracción una figura que lo representa en su mente.

Verbaliza su propia representación y emprende un relato mental en el que ordena de mayor a menor cuánto llega hasta su ser, por ejemplo, se concibe escritor que trabaja dentro de su silencio absoluto.


Otorga y condena su propio estar y hacer.

Asocia un tipo de suerte donde se encuentra una variedad de sucesos regulares e irregulares.

Abstrae también la psicología que asume como escritor.


Se desdobla como protagonista del relato que concibe.

Por el momento, no justifica si es o no es creíble el acontecer personal que cuenta, que explica, que muestra y/o describe.


Así, inicia el pie del relato que tiene en mente y lo describe como un tipo de acontecer en propia persona de Demonando Eutimos.

En ese discurrir presente él se apoya en el pasado inmediato y más alejado de lo inmediato.

Se empeña en relatar lo que se explica como sentimiento extraño.


Sabe que existe algo que no es normal, ni estable, pues dentro de esas irregularidades su ser de individuo se encuentra sujeto a vaivenes que no controla, porque son elementos de la existencia que no tiene sujeta por ninguna parte.

Intuye, ante esto, que ahora se encuentra a punto de dar un salto hacia el misterio de la propia existencia en nombre y apellido únicos.

Desde ese momento, además de ser él quien es, sabe que lo acompaña esa primera persona del singular con independencia de lo que haga, mencione, exponga o deje de revelar a conocidos como ante desconocidos.


Sabe que, de un modo u otro es también una persona sombra cuya silueta visualiza dentro de su silencio existencial que, además, permanece con él todo el tiempo

En ese tipo de revelaciones personales descubre una parte del ser quien es porque así lo consigna su nombre, cuando lo llaman, pero sin apellido.


De manera inversa, no deja de ponderar la manera en que lo refieren como apellido y no, por el nombre que, dicho sea de paso, es bastante inusual.

Ahora tiene la mínima idea de eso, debido a que en ese preciso momento le ocurre, así, sin más.

Es ese tipo de instante de saber que se encuentra atado a dicha circunstancia nominativa de segundas o terceras personas, máxime cuando no se autoriza a hacerlo desde él mismo, pero que ellos, los otros, los de siempre, resultan ser quienes le confieren nombrarlo sin preguntarle si está o no, conforme que lo enuncien de esa forma.


Esa extraña sensación le sabe amarga.

Deja en blanco su mente y trata de asociar una idea que quizá, hasta resulte novedosa, por no haberla concebido antes.

En ese instante fugaz tal situación no es entendible y supone que debe dejar de agotarse mentalmente ante esas personas, sean del sexo que sean.


No encuentra afecto empático humano y, por tanto, no espera hacer amor correspondiente con quienes no, en nada le son afectos, ni posibles para ser amados como seres humanos.

Esto lo lastra, pero no puede evitarlo

Luego, aventura otra asociación inverosímil y vagamente recuerda haber leído algo al respecto cundo su lengua y cuerdas vocales balbucean lo siguiente:


"Hay cosas que sólo se aprenden, haciéndolas...".

Entonces confiesa que es la primera vez que lo piensa y decide asentir con ese dicho para convertirlo en hecho.

No obstante, se detiene por unos segundos y se molesta respecto de interrogarse sobre ¿cómo debe hacerlo?


En seguida, viene algo más: en qué momento hacerlo y no, sin temeridad: por qué hacerlo.

Se pregunta si sólo a él le ocurre todo esto.

Supone que también debe ocurrirle a segundas y terceras personas del plural, como es el caso de quienes se encentran leyendo esto.


Tras otra pausa, concibe en la pérdida de tiempo valioso para seguir pensando todo el día y parte de la noche, sobre las consecuencias tóxicas que se acumulan en su ser quien es.

En esa toxicomanía se lleva entre patas del caballo el postergar lo que le gusta hacer.

Una ansiedad ajena lo cubre y se encuentra girando alrededor del mundo concebido, en vez de ser lo opuesto.


Es momento de dejar de permitirlo y ajusta su tiempo propio para dedicarlo a su ser, no ante otro ser ajeno, impersonal, nada afectivo, no cariñoso ni mucho menos amoroso.

Llega el momento en que debe tratar de tirar sus propias cartas para interpretar el posible resultado de esas dudas perrunas.

Por asombroso que lo parezca, reluce en él la idea siguiente: ¿me merezco esto?


CONTINUACIÓN

LECTURA DE LA VIDA

18. Dezember 2019 00:01 3 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Laura  Calabria Laura Calabria
Saludos compañero. La verdad no siempre se ha presentado de la misma manera en lo que se refiere a mi vida. Las experiencias que vivimos y lo que aprendemos de ellas son las que nos conducen a lo que somos en el presente. Es cierto que las crisis no afectan por igual. Se dice mucho que la resiliencia es innata pero también que la podemos desarrollar. Por mi parte, intento que así sea. Un cordial saludo.
February 02, 2020, 20:49

  • Francisco Rivera Francisco Rivera
    Amiga, quizá a manera de extraer posibles enseñanzas podamos escribir en virtualidad y confrontar en la realidad. Podría aportar temas eje de narrativas o de poesía y aún, de cuento. Claro, sin ser lo único que podamos aprovechar de los recursos literarios. Saludos. February 02, 2020, 23:28
Francisco Rivera Francisco Rivera
Experimento narrativo que involucra la relación escritor-lector-escritor. Espero les guste. Gracias.
December 17, 2019, 15:55
~

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