abril_diaz Maritza Abril Perez Diaz

Lo beso, lo acaricio con mimo, jugó con su lengua, chupo su virilidad, la lamió y repartió pequeños mordisquitos en su ... la noche pasó entre embestidas, besos, caricias, y promesas de amor eterno.


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#amor #guerrero #abril
Kurzgeschichte
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El sol resplandeciente

Nácom es un guerrero implacable; su piel oscura como la noche hace que sus ojos sean realmente intimidantes. Tiene una mirada de acero. Sus ojos son como el agua del cielo; brillantes y poderosos.

Nácom es un guerrero justo. Daba muerte rápida a sus contrincantes; creía que no merecían sufrir por más que fueran el enemigo, eran guerreros valerosos que merecían una muerte rápida y silenciosa.

Con sus guerreros era aún más justo, medía las porciones de alimento en partes iguales; odiaba pensar que pasaban hambre.

Todo el ejército sabía que el guerrero oscuro era un líder nato. Tenía las medidas exactas en su corazón de maldad, justicia, valor, amor y compasión.

Pero para este guerrero su corazón tenía un dueño. Nácom había puesto su corazón en el guerrero Batac.

Batac es un guerrero imponente desde donde lo mires, tienen unos hermosos ojos verdes, como las hojas tiernas, brillantes y llenos de vida, su cuerpo es como el bronce, su cabello una mata de terciopelo negro; y su corazón rebosa de amor por Nácom .

Estos guerreros peleaban por defender el territorio de los suyos con fiereza; en la pelea eran como imanes, se alejaban, luchaban, pero la fuerza de ese iman llamado amor los atraía, para terminar la batalla siempre juntos.

Las noches de gloria los guerreros bebían y fumaban opio para llamar a los Dioses o platicar con sus Ancestros.

Pero Nácom y su guerrero de bronce preferían perderse en algún páramo.

Al estar frente a frente la sonrisas se ensanchaban, mostrando unas hermosas perlas blancas; sus manos ya no eran de guerreros, se convertían en manos de amantes que se añoraban. Sus ojos irradiaban amor , pasión, necesidad.

Ese necesidad de amarse.

Sus labios se abrazaban, sus cuerpos se entre lazaban, sus corazones eran caballos desbocados buscando el compás exacto del amor puro y sincero.

Poco a poco fueron deseándose cada vez mas.

Sus cuerpos eran altares y cada uno lo tocaba, lo desnudaba, con lentitud, amor y sabiduría.

Sus bocas se unieron en un beso lento tierno y eterno.

Una vez ya con sus cuerpos desnudos se llenaron de caricias, lentas, suaves, y exigentes. Nácom besaba con mimo el torso desnudó de su amado, hasta llegar a su virilidad, la tocó, la acaricio con sus fuertes manos y poco a poco la metió en su boca, un quejido de Batac le hizo saber que iba por buen camino. Con más esmero lo succiono, chupo con fuerza, lamió la punta y sin dejar que Batac reaccionara se sentó en el.

El quejido de ambos hizo que las estrellas brillaran con más fuerza.

Sin perder el tiempo el guerrero de bronce acaricio suavemente el falo de Nácom, tomó sus manos y lo jalo hacia él quería su boca. Batac reclamó con gran júbilo la boca de su guerrero. El guerrero de ojos de acero se penetraba una y otra vez.

La luna sentía celos en ese momento por no tener un compañero.

Nácom aumentó el ritmo sin descanso, arriba, abajo una y otra vez sus quejidos eran una melodía hermosa para los amante; llegó el grito esperado por la tierra para florecer por ellos, por su amor.

La noche pasó entre embestidas, besos, caricias, y promesas de amor eterno.

Las semanas pasaron. Ellos en cuanto podían se escapaban para tener privacidad.

Una noche...


- Nácom esta noche he soñado con mi muerte


- Pero que dices hombre, está va a ser una batalla fácil. No llames a la muerte, solo pide que nos cubra con su manto pero nunca que nos acaricie y nos lleve.


Batac se quedó recostado pensativo, y Nácom preocupado por el sueño de su amado.

Nácom jalo a su amado, beso sus labios, no quería que su cabeza tuviera esos pensamientos.

Lo beso , lo acaricio con mimo, jugó con su lengua, chupo su virilidad, la lamió y repartió pequeños mordisquitos en su pené.

Batac enganchando en la marmita del amor sedio.

Beso a su guerrero oscuro con fuerza, con amor lo coloco en cuatro ansiaba penetrarlo.

Pero primero quería mimarlo.

Beso su espalda, repartió suaves mordiditas en sus nalgas, lo lamió, lo chupo; quería que estuviera listo para él.

Nácom jadeaba y con una sonrisa pícara el amante de bronce lo penetro.

Su garganta rugió.

Lo penetro suave, con cariño, pero el guerrero de ojos lluvia jadeaba pedía más y su amante siempre lo satisfacía en sus deseos. Las embestidas fueron fuertes abazalladoras; gruñían.

Adentro, afuera, cada vez más duro. Gemían de pasión, gritaban de calor, se quejaban de satisfacción en la piel. Una vez más el guerrero se clavó con fuerza en su amante, sentía como se vaciaba en su guerrero, quería que escurriera. Así que lo penetro mil vez más hasta que el grito de su guerrero le anuncio la satisfacción.

Batac se salió despacio de él, se recostó a su lado; lo beso lo acaricio y le dijo;

- Nácom, mi amor por ti es como los mismos dioses, algún día desaparecerán pero eso significan que ya no existirán.


La batalla fue fácil; todos los guerremos había sobrevivido. Nácom volvía con sus guerreros al campamento pero él presentía que algo andaba mal ya que cinco de ellos habían enfermado de altas temperaturas y vomito.

Con voz de mando llamo a Batac y le pidió que mantuviese distancia con los enfermos.

Nácom se movía con rapidez ordenando yerbas y curanderas no sabían que pasaba caían cada vez más enfermos y los primeros ya habían fallecido.

El líder guerrero estaba desesperado.

Una noche mientras velaba a los enfermos le avisaron que Batac estaba con las fiebres. Nácom corrió a su lado, le pidió que estuviera sereno, las curanderas haría que se recuperara. Pero en esos días las fiebres habían arrasado con gran parte de sus guerreros.

Nácom elevó su alma a los Dioses pidió por sus guerreros... pidió por su amor.

Al amanecer un nuevo sol alumbró el campamento.

El sol era demasiado brillante, era casi segador.

Nácom tuvo que cerrar los ojos al mirar el gran sol.

El sol era hermoso, pero un gran tristeza invadió al guerrero, suspiró con derrota mientras sus ojos ardían por las lágrimas contenidas sintió como acariciaban su cuerpo, como sus labios eran besados por última vez, el viento suave le susurró el más doloroso, te amo gran guerrero.

Nácom lloro en silencio la pérdida de su amor; su único y verdadero amor.

Él siguió siendo un gran guerrero, aunque sus ojos no volvieron a brillaban, su corazón ya no fue perfecto y su alma lloró hasta que la muerte lo acaricio.

29. September 2019 06:46 0 Bericht Einbetten Follow einer Story
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Das Ende

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Maritza Abril Perez Diaz calor pasión y piel

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