Alguna vez alguien me dijo: “es mil veces mejor sacar todo lo que tienes dentro, de no ser así, no ganarás nada bueno”. Parece mentira, parece un chiste que puedes escuchar en todo momento, pero la realidad es otra. Después de un muy largo y oscuro tiempo en el que estaba siendo devorado emocionalmente poco a poco… decidí irme, irme a conocer dos nuevos amigos llamados Reflexión y Paciencia. Mientras uno me enseñaba arduamente que el ser humano siempre se enriquecerá de errores para ser más fuerte cada día, el otro me enseñó que siempre debo dejar pasar al señor Tiempo para curar el dolor. Es un proceso difícil, bastante, mejor dicho. Al principio tenemos la creencia de que descargar todo con la ira es la mejor opción, y pareciese que sí, pero realmente eso solo empeora las cosas.
Un ejemplo de esto es llegar a imaginar que el hecho de que todo tipo de pensamiento, todo mal recuerdo, todo dolor y tristeza se mezclen y giren como la ropa dentro de una lavadora, y éstos avancen lentamente en todo tu brazo hasta finalmente llegar a tu mano, en automático ésta se cierre haciendo un puño y salga disparado de forma rápida y abrumadora hacia la pared, puede ser algo relajante y satisfactorio, yo lo pensaba y lo hacía, y lo peor es que no golpeaba la pared de manera intencional, sino más bien lo hacía mi propia mente queriendo tener dominio sobre mí.
Hoy quiero decirte que las cosas pueden ser manejadas de diferente forma. Hoy quiero decirte que si yo pude tener este logro, cualquiera lo puede tener. Hoy quiero decirte que me fui; me fui de una actitud negativa, me fui de pensamientos me hacían sentir culpable por errores cometidos de los cuales, hoy me río de ellos y me doy cuenta que forman parte del ser humano, me fui de una etapa oscura que me acorralaba hasta el punto en que la desesperación me sacaba lágrimas. Me fui… y llegué renovado.
Vielen Dank für das Lesen!
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