"La fuerza de una madre es más grande que las leyes de la naturaleza"
(Barbara Kingsolver, escritora estadounidense).
Son exactamente las 9:00 am. y como un hecho que reincide, el Holoteléfono de Albert proyecta la imagen tridimensional de Zoltán Vass, quien le dará el reporte diario de los asuntos que resolver. Pero del tedioso reporte destaca un inconveniente en uno de los proyectos. Proyecto, en el cual, Albert Maxda había dedicado horas interminables de investigación y desarrollo.
El extracto de la Holollamada, donde Zoltán menciona a dicho proyecto, decía mas o menos así:
-Albert, del proyecto Dante tenemos un problema; Los sentimientos, recuerdos y demás experiencias que estamos descargando en los avatares-modelos, el de las madres, no están dando resultado. Al final, después de la descarga, no tienen la energía vital suficiente.
-¡Qué broma Zoltán! Déjame pensar que se me ocurre, expresó Albert.
El Proyecto Dante, es la intención de la exorbitante Corporación Sinclair, de poner a la disposición de la población en general de un dispositivo que permite a las personas que hayan perdido un ser querido, compartir e interactuar, un día al año, con ese ser querido. Todo esto posible gracias a que dicho proyecto utiliza, por una parte la novedosa tecnología recién desarrollada de los Holotec, así como los avances que Albert había desarrollado en la transferencia de recuerdos y sentimientos a las Inteligencias Artificiales.
Visto el reporte y que se haya percatado del inconveniente, era urgente que Albert encontrara una historia de una madre que tuviera una especial energía vital. Energía que le transmitíria a los avatares (hologramas) algo, que aunque Albert no sabía que era, parecía transferirles una especie de brillo en los ojos, que daba la impresión de que dentro de aquellos hologramas había algo o alguien.
El día para Albert transcurrió, como el resto de sus otros días pasados, atareado, pero a pesar de ese hecho, no podía liberarse del pensamiento recurrente, que le recordaba que debía de hacer algo para resolver la contrariedad ocurrida en el Proyecto Dante. Por lo cual decidió, y es la mejor forma de obtener un poco de paz mental, dejar de hacer lo que fuese que estuviera haciendo y dar un paseo. Mientras lo hacía y revisaba algunos de sus más recónditos recuerdos, se percató de que había una figura en la historia de su familia, que aunque no se había destacado, había sido una mujer interesante, pero sobre todo, maravillosa, que había dejado una profunda huella en las personas que la conocían, especialmente en sus hijos. A medida que Albert indagaba en los recuerdos de esta particular mujer, que por cierto, era su bisabuela, se dio cuenta de que ella era la respuesta que había estado buscando para su proyecto.
Y permítanme, amigos lectores, que les cuente un poco quién fue María, la bisabuela de Albert Maxda:
-Nació a finales del Siglo XIX, para ser preciso, en 1870. En una ciudad rural del territorio que aquel entonces se conocía como Venezuela, y que hoy, junto con otros territorios, conocemos como la Amazonia. De procedencia de lo que algunos historiadores han llamado gente llana, su infancia, su adolescencia y un poco de su adultez transcurren en lo que se pudiera esperar del devenir de la vida de pueblo; para enero de 1895 se casa y ahora con su pareja pasa a vivir en una vieja casa, la cual con el tiempo se arraigará como el hogar de la familia, ya que en ella nacieron sus cinco hijos. En 1907 María debe enfrentar, por una parte un cambio, dado que su esposo decide radicarse en una ciudad donde hubiera mayores facilidades para la educación de los hijos, y se trasladan a la gran ciudad, donde su esposo y padre de familia ejerce funciones públicas, lo que le permite a la familia vivir con cierta holgura económica. Pero también a la muerte, porque en mayo de 1909 muere su esposo tras un cuadro complicado de septicemia. Meses después, María devastada y con cinco hijos que levantar, se regresaba a su ciudad natal. Los años que le siguieron a María fueron duros, para decir poco, ya que con escasos recursos, tuvo que hacer grandes esfuerzos para levantar y educar a sus hijos. Todo lo acontecido transformó a María en una mujer fuerte y de duras convicciones, como oí decir una vez a Albert -era una mujer de carácter que le hacía honor a su ascendencia vasca no obstante sin perder el amor y la ternura que tienen las madres-Pero a pesar de estos años duros, también fueron para ella años felices, que procuró que sus hijos amarán la vida y que buscaran como finalidad del accionar humano algo más que la satisfacción de un lucro material. Cultivó en ellos, cuando les enseñó a soñar, un idealismo, que posiblemente fue criticado por otros, pero siempre recordado por sus hijos, y ahora sus descendientes. Transcurridos los años hacia 1920 la familia se traslada a la capital; me imagino que en la búsqueda de mejores oportunidades para sus hijos, ya mayores. Se mudan a lo que sería la última morada de María, la avenida Este 8, donde fallece en 1935 a consecuencia de cáncer, que aunque fue penoso y doloroso, lo afrontó siempre rodeada de sus hijos.
Con los recuerdos de su bisabuela a flor de piel, y como siempre sin tiempo que perder, Albert contactó a Zoltan para verse en las instalaciones donde se llevaban a cabo las pruebas del proyecto Dante.
-Zoltan tengo la solución a nuestro problema, no lo vas a creer. Los recuerdos de mi bisabuela tienen la respuesta. Le dijo Albert apenas se encontraron.
-Pues quien lo iba a creer. A veces las respuestas a nuestros problemas las tenemos frente a nosotros.
-Así es…pero comencemos de una vez. Conecta el sistema para transferir mis recuerdos y demás pensamientos de mi bisabuela al prototipo. Le inquirió Albert a Zoltán.
A medida que los recuerdos, sensaciones y aquellas historias que había oído y leído de esa sencilla pero maravillosa mujer, esposa, madre, abuela y bisabuela se transferían al prototipo, Albert tenía la sensación que los perdía, y que más nunca los recuperaria. Pero era solo una sensación que poco a poco se desvanecía, ya que, Albert sabía, y con absoluta certeza, que la transferencia funcionaba más como una copia que como un traslado de archivos, y por ende aquellos maravillosos recuerdos quedarían intactos.
-Aún ahora, y con todos los avances, seguimos sin comprender el cerebro humano. Pensó Albert.
Logrado con éxito la transferencia, Zoltán revisó que todo estuviera correcto y le dijo a Albert que interactuara con el prototipo, para que comprobase que la idea había servido. Una vez que Albert pudo conversar con el prototipo se dio cuenta que todo había funcionado a la perfección, parecía que su bisabuela había regresado a la vida, en sus ojos podía ver ese brillo que tanto le recordaba a su madre y a su abuela. Y aunque no conoció a su bisabuela su presencia como aquella mujer de carácter firme pero cariñosa estaba ahí.
Albert por una parte se sentía agradecido por haber encontrado la solución en los recuerdos de su bisabuela y que su trabajo pudiera ayudar a que otros consigan superar su dolor y a encontrar consuelo en la presencia de sus seres queridos fallecidos. Pero por otro lado estaba consciente que la tecnología nunca podría reemplazar la presencia real de un ser querido, y aún más importante era que, aquella transferencia permitía que el resto del mundo pudiese compartir y disfrutar aquellos sensaciones y sentimientos que tenía guardado y atesoraba sobre su bisabuela. No obstante no estaba muy convencido de que fuera así, Albert pensó:
- A lo mejor eso era lo importante, poder compartir con los demás aquellos pensamientos que pueden ayudar.
Albert siempre se había visto como un Facilitador.
Juan Carlos Sosa
